Barquina fue un personajes cuyo verdadero nombre era Francisco Loiacono. Por su andar compadrito, Carlos Muñoz (el Malevo Muñoz) lo bautizó Barquinazo, que el mismo Loiácono acortó en el sobrenombre que lo popularizó.
Barquina hizo el cursum honores en el diario Crítica donde ingresó como ascensorista, después fue secretario de Ulyses Petit de Murat y, finalmente, hombre de confianza de Natalio Botana.
Logró recomponer la amistad entre Carlos Gardel y Carlos de la Púa, distanciados a raiz de una nota publicada por éste con motivo de haber cantado Gardel una canzoneta, y en la que le aconsejaba: «¡Largá la mandolina, Carlitos!»
Salvó de un mal trance a muchos de sus amigos incluyendo a Petit de Murat, al que consiguió arrebatar de los verdugos torturadores de la Sección Especial de la Policía.
Le dedicaron varios tangos, entre ellos “Barquinazo” de Roberto Firpo y “Dos lunares” de Francisco Canaro.
Loiacono es el autor de las letras de los tangos “Cantor de mi barrio” y “N.P.”, ambos musicalizados por Juan José Riverol, que fueron grabados por la orquesta de Aníbal Troilo, aquél con la voz de Roberto Goyeneche y éste cantado por Raúl Berón.
Por su apodo es recordado por Cátulo Castillo en el tango “A Homero” con música de Aníbal Troilo:
Vamos,
vení de nuevo a las doce...
Vamos,
que está esperando Barquina...
Vamos,
¿No ves que Pepe esta noche,
no ves que el viejo esta noche
no va a faltar a la cita?...
vení de nuevo a las doce...
Vamos,
que está esperando Barquina...
Vamos,
¿No ves que Pepe esta noche,
no ves que el viejo esta noche
no va a faltar a la cita?...
(Donde dice Pepe y el viejo, se refiere a José Razzano.)
Según Helvio Botana (Poroto) (en: Memorias. Tras los dientes del perro, Peña Lillo editor. Buenos Aires, 1985), siendo Perón presidente, Loiácono lo fue a visitar y lo trabajó con esta frase:
«Lástima que chapó este laburo de Presidente. Con la pinta que usted tiene ¡qué flor de cafisho pudo haber sido!»
Un personaje...
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