jueves, 29 de septiembre de 2011

Candileja mata Quijote

Nos despedimos de Rodríguez Ramos en la puerta de los “36 Billares” y caminamos con el Nacho Loyola algunos metros por Avenida de Mayo en dirección a la calle Salta. Al llegar a la esquina, Loyola me tantea:

-Buena onda Rodriguez Ramos ¿no?

-¡La mejor!, he visto víboras más simpáticas y por cierto más creíbles…

Pude sentir, más que observar, los ojos azules de Nacho quedar expuestos, al levantar sus cejas.

-No te preocupes, no es grave, pero quiero pensarlo un poco más, anda si querés, yo prefiero caminar un poco, ayuda a repasar la película y analizar un poco más la propuesta…

Nacho, me mira, esboza una sonrisa y me dice:

-Sí, ya se, ya se, la paranoia es un estado superior de la conciencia… mañana hablamos…
Loyola me abraza y se despide, en tanto, mientras lo observo alejarse gesticulando, respiro profundo y puedo sentir como la noche estrellada se mete dentro del pecho y una especie de calma sacra se apodera de las contracturas. 

-Es una linda noche… 

Hilvano, en un pensamiento casi audible. 

Veo a lo lejos, a través del humo del pucho que acabo de encender, en la vereda de enfrente, el Bar del “Hotel Castelar”, no puedo evitar que acuda a la memoria como una flecha un episodio ocurrido en estas mismas coordenadas, muchos años atrás y que por cierto, de algún modo sus resonancias porfían por aportar cierta luz en el análisis de los hechos acaecidos hace minutos en los “36 Billares”.

Los hechos sucedieron durante la desconcentración de un acto en la Plaza de Mayo, corría el año 1972 si mal no recuerdo y el país se hallaba inmerso en los prolegómenos de las elecciones de 1973, el retorno de inminente de Perón y otras hierbas de similar vergel.

La Avenida estaba cortada a los efectos de dicha desconcentración y volvíamos por el medio de la calle, en un grupo grande de compañeros, de entre los cuales unos cuantos, militábamos aún en ese entonces, en el PSIN (Partido Socialista de la Izquierda Nacional) cuyo referente máximo e ideólogo supiera ser el desaparecido Jorge Abelardo Ramos o “el colorado Ramos” a secas, como lo llamaban con respeto, tanto fieles como detractores. 

Cuando el grupo pasó por delante de las ventanas del Bar del “Hotel Castelar” recuerdo que Jorge Packard grito:

-¡Che! En el Castelar está Jauretche…

Y ahí nomás salió corriendo y se mandó a la mesa de Don Arturo.

El resto del contingente quedamos afuera en medio de la calle siguiendo a la distancia la escena a través de las ventanas, hasta que al cabo de unos minutos pudimos ver la humanidad de Jorge Packard salir del Castelar y volver a reunirse con el grupo. Para mi sorpresa la cara de Jorge no denotaba ninguna de las cosas que yo hubiese podido suponer, ni alegría, ni euforia, ni entusiasmo, más bien se parecía al semblante de alguien que estuviera bajo los efectos de un purgante. El turco Freigido, entusiasmado, preguntó:

-¿y, que te dijo el troesma?

-Nada vamos, vamos…

El grupo siguió su marcha en silencio y solo cuando fuimos quedando solo los más allegados, el gordo Packard dijo:

- Che, vamos a tomar un café a algún lado…

Terminamos en la “Perla del Once”, y fue allí donde Jorge Packard se despachó de lo acaecido en la mesa con Don Arturo Jauretche.

El gordo tomo un sorbo de su té, nunca bebía café, y trasca, con cierta solemnidad, como si estuviese compartiendo noticias sobre el apocalipsis, dijo:

-Me presente, le dije “Don Arturo yo milito en la Izquierda Nacional y es mucha mi admiración por su persona y por su obra”

Packard continuó… el viejo me miró, me semblanteó de arriba  abajo y con una sonrisa socarrona me dijo:

-Usted muchacho ¿está con el “Colorado Ramos”?

-Si efectivamente en el PSIN para ser más exacto…

-Aja… mire joven, yo a usted lo veo muy tierno y muy entusiasta y por cierto debe ser seguramente un joven capaz y sincero en sus aspiraciones políticas, pero le digo la verdad, tenga cuidado en donde pone las fichas, no todo lo que reluce es oro… y para ser sincero su mentor no cuenta del todo con mis respetos…

-pero…

-no, entiéndame bien, la historia de Ramos es por lejos uno de los aportes más brillantes a la causa nacional y revolucionaria, pero trate de entender, no siempre basta con trazar un mapa, hay que estar a la altura del viaje, me entiende…

Y de algún modo gestual dio con esto por terminada la conversación…

Todos quedamos en silencio, sin poder penetrar el mensaje cifrado contenido en la acotación de ese gran maestro. Comenzaríamos a entender meses después, cuando el colorado de marras, lanzase su propia candidatura personal a presidente, inventando una opción electoral llamada FIP (Frente de Izquierda Popular). 

Muchos de los que esa noche compartimos la mesa de “La Perla del Once” se fueron del PSIN ya agonizante y otros fuimos expulsados por sostener que la esencia de la “Alianza Plebeya”, una y mil veces anunciada teóricamente por la Izquierda Nacional estaba siendo traicionada por la decisión de no cerrar filas con el FREJULI bajo la consigna “Campora al gobierno, Perón al Poder”. Años más tarde, en los ’90, bajo el gobierno de la innombrable “Rata Riojana” el colorado la hizo completa, aceptando una embajada del gobierno más entreguista que conociera la historia argentina.

“Sic transit gloria mundi” (así pasan las glorias mundanas)

Hasta aquí la anécdota, pero esto venía a cuento del encuentro con el “amigo” Rodríguez Ramos en “Los 36 Billares”, no solo porque Rodríguez se llama Ramos igual que el otro, sino porque de algún modo extraño, la vieja anécdota y el reciente encuentro rozan una zona compartida encerrada en una pregunta:

¿Qué hace que hombres que durante años mantienen una conducta austera, principista y consecuente, tiren alegremente la chancleta frente a la primera oferta de Mandinga?

¿Será que del mismo modo que en estos tiempos de materialismo crudo “La billetera mata al galán” se pueda establecer el axioma “Candilejas matan Quijote”?

No sé, lo cierto es que creo que parafraseando al “Che” en un célebre discurso, en este caso, no me siento inclinado en confiar en un Rodríguez Ramos que brilla como chafalonía en vidriera, enfundado en su uniforme de nuevo rico, ni tantito así, nada”… es un pálpito, ojalá me equivoque.

Mañana aconsejaré a Loyola…

Loboalpha

domingo, 25 de septiembre de 2011

Hay días que no existen…

Estamos esperando a Rodriguez Ramos en los 36 Billares. Es un funcionario del ministerio de economía del gobierno de Tucumán que conocemos de nuestra época de militancia en los setenta.

El gobierno de Alperovich en Tucumán, quiere una investigación sobre un pedido de créditos del Ingenio Z al Banco X con sede en Luxemburgo.

El Ingenio Z ha declarado una inversión de veinte millones de dólares y lo ha publicitado con bombos y platillos. Sin embargo Rodríguez Ramos y su gente han hecho un cálculo rápido de lo que se ha visto como instalación en la nueva planta del ingenio azucarero y las cuentas le dan menos que la cuarta parte.

Entonces, aparecen las dudas de para que sería ese hipotético excedente de quince millones de dólares y porque la familia Z, dueña del ingenio tuvo que pedir en un banco europeo ese préstamo que el Ministerio de Industria con planes de la Anses hubiese podido prestar al menos en gran parte.

El Lobo y yo sabemos cómo obtener información que otros no pueden.

“…Contactos, conocimiento sobre inversiones industriales y capacidad de análisis en contexto es lo que podemos ofrecerle para este tema mencionado…” decía el informe de presentación que llevamos hacía ya tres meses a la secretaria del Ministro de Economía de la provincia de Tucumán.

No sé por qué el Lobo decidió pedirle que venga a los 36 Billares.
Bueno en realidad lo imagino se que el colorado Lencinas le ha pedido una serie de notas sobre los cafés símbolo de Buenos Aires.

Pero conociendo al Lobo sé que no fue en el Café de Los Angelitos o a Las Violetas donde empezó su recorrido.

Estuvo en la Boca, en Barracas y Boedo, recorriendo viejas glorias rodeadas de mugre y el olvido, aunque no carentes de historia rica.

- En el calendario gregoriano hay diez días que no existen. Se pasa del día 4 de Octubre que existía en el Juliano al 15 de Octubre del Gregoriano...

Dice el Lobo en un ataque "matematico-astronómico" rayano en el misticismo

- Mira vos…- le digo con sorna

Está en “modo elucubración” de modo que no se detiene:

- Es una maravilla humana, hacer desaparecer días del calendario.

- Fue para ajustar una calculo errado de cuando se producía el equinoccio de primavera en el Norte...

- Exacto mi amigo. Pero lo notable es que se decidió que la única manera de ajustar ese calculo -que producía a esa altura diez días de desajuste entre un calendario humano y el movimiento real de los astros en al amado Universo- era eliminar de cuajo los días 5 a 14 de Octubre de ese año, que si no me equivoco era 1582.

Lo dejo que se despache con el introito, porque sé que quiere llegar a otro punto.

- Ahora vemos- continúa- que no solo se pueden hacer desaparecer días del calendario sino hacerlos aparecer, casi como que nunca hubieran existido

- ¿Cómo es eso? – le pregunto con curiosidad

- EL 11 de Setiembre… No existía en el calendario hasta el 2001.

Toma el vaso con ron y se echa un sorbo, que luego paladea.

Estamos en el fondo del café que linda con un área reservada.

El Lobo tiene la vista fija sobre el fondo del salón que da a esa área. Se ve una entrada con un telón. Esta abierto y desde allí se escucha música de tango.

En esa área reservada se dan clases de tango y también se juega a los dados.
Entre la música suave de tango se escucha el golpe del vaso de cuero con los dados sobre la mesa.

-Según puedo leer en La Nación y en Clarín el 11 de Setiembre fue un día que empezó a existir en el 2001 con la destrucción de las torres gemelas. No existió un 11 de Setiembre donde se derroco al Chicho Allende y ni siquiera el 11 de Setiembre como día del maestro. Ni siquiera eso, el DIA DEL MAESTRO- dice impostando la voz y gesticulando su oratoria- para el diario La Nación tan apegado a las efemérides constructivas que amaba crear el fundador del diario, merece ser un tema central de recordación.

Sus ojos se quedan mirando el telón…el telón de fondo. El 11 de Setiembre de 1973 la reacción chilena, con Pinochet y el apoyo de Estados Unidos, lo derroco al Chicho. Todavía recuerdo algunas fotos que nos llegaron de ese día en el que se lo veía a Salvador Allende con su AK47, un regalo de Fidel.

“…“Quizás sea ésta la última oportunidad en que me pueda dirigir a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio Portales y Radio Corporación…”- Recuerdo los audios de cintas que nos llegaban los días posteriores y la imágenes del bombardeo, de la masacre posterior…

Creo que ese 11 de setiembre fue un lunes o un martes. Lo relaciono con el miércoles de esa misma semana en el que nos reuníamos para repasar nuestras actividades y la situación política.

Ese Miércoles lo invitamos al viejo Ruderman ya que el nos había advertido la semana anterior de la posibilidad de un golpe de estado en Chile.

¿ Que sentí ese día? Lo traigo a mi cuerpo, al hombre que soy hoy. Y no puedo reproducir ese estado de excitación, adrenalina y belicismo.

-Yo pisare las calles nuevamente…- tararea el Lobo

Quiero traer ese día a mi mente, de un modo egoísta ya que pretendo hacerlo pasar por el recuerdo de mis sentimientos, de mis sensaciones encontradas, atolondradas, de joven de veinte años.

Ese día estaba en el calendario, y estará siempre, no solo porque dejo por lo menos tres veces más muertos que el atentado a las torres gemelas, sino porque fue el inicio de una época que marco de oscuridad, sangre y entrega nuestras patrias latinoamericanas.

- Pero si es el Lobo Alpha y su inseparable amigo el Nachito Loyola ¡!!

La voz inconfundible de Rodriguez Ramos suena detrás de nosotros. Está bien vestido y, como cuando nos conocimos en los setenta, sigue usando el pelo peinado para atrás, solo que ahora tiene bastante menos.

Qué lindo que es este lugar, sabes que no lo conocía- comenta mientras nos abrazamos.

Hacía por lo menos veinte años que no lo veía, aunque el Lobo si había estado en contacto con él hará unos tres años, cuando la discusión por la 125 nos llevaba a intentar desarmar la máquina de desinformación que habían creado los patrones del campo y los medios como Clarín y La Nación.

Se lo ve bien, y está eufórico por el triunfo de Alperovich y los planes que piensan llevar adelante en Tucumán.

Mientras charlamos de generalidades y acordamos a la noche llevarlo a la milonga de Canning, ya que se declara fanático del tango, nos empieza a contar más en detalle el tipo de informe que requieren.

- Y eso lo necesitamos a más tardar para el mes que viene, digamos para el martes 17 de octubre- dice con una sonrisa.

El Lobo mira su agenda y le dice:- El 17 de Octubre es lunes.

-Cierto. ¡A ver si ahora nos acusan de inventar días que no existen o de hacerlos desaparecer!- exagera mientras ríe con ganas

- No serías el primero amigo. No serías el primero- dice el Lobo mientras me guiña el ojo y termina el ron de su vaso.

Ebais

jueves, 15 de septiembre de 2011

Demasiado equipaje

Cae el sol, mientras volvemos a la capital, atravesando el viejo puente Nicolás Avellaneda.

Con la luz del atardecer, la imagen de un riachuelo adentrándose en el Sur es como un tajo negro en el paisaje del suburbio, tristeza de arrabal sentenciaría Manzi, melancolía de la necrosis urbana, digo yo.

Nacho tiene la mirada fija en el camino y ya no habla, yo me arrastro hacia una zona de profundo silencio que me atrapa contradictoriamente en un extraño recogimiento.

“Los ojos en el paisaje y la mirada hacia adentro”, parece ser la consigna, solo Martina comenta cosas que nadie oye, mientras su voz se evapora como un perfume efímero que termina muriendo en un sonido lejano incapaz de atravesar los pensamientos.

Puente abajo, la Avenida Almirante Brown…

-Pará Loyola acá me bajo…

Alcanzo a decir y mientras bajo del automóvil apuro la despedida en la esquina de Aristóbulo del Valle. El auto de Nacho se pierde en la ciudad rumbo al Norte y me quedo allí parado.

Enciendo un cigarrillo, alzo la vista y veo a unos metros sobre Brown el viejo cartel del café “Nuevo Paris”. Un café no vendría mal pienso, al tiempo que me descubro caminando al encuentro de una mesa en ese antro de humedad y escolazo.

El “Nuevo Paris” Bar Billares, aunque vetusto y lleno de jovatos, lleva ese nombre porque sus mesas de billar, su mobiliario y alguna que otra decoración provienen del “Café Paris” que antes de ser demolido, estaba a dos cuadras hacia el rio, exactamente en la manzana que esta entre la bajada del puente y la calle Brandsen. Esa manzana fue demolida íntegramente en los 60’ para dar lugar a un edificio en torre, mucho tiempo antes esa manzana también albergó el edificio de la primera Misión Evangélica de la Boca fundada por el inglés William Morris cuya figura fuera inmortalizada en una vieja película por el actor Narciso Ibáñez Menta.

Me acomodo en una mesa con vista a la calle y desde donde se aprecia en profundidad todo el boliche, una gloria. En la pared de enfrente un enorme cuadro de estilo pub, antiguo y bastante mugriento por cierto, me regala a cuatro perros jugando al póker, un incunable.

El mozo que parece salido del cuadro se acerca y pregunta:

-Jefe, ¿qué le servimos?

-un café y una ginebra, por favor.

Mientras el mozo salido del cuadro se pierde tras el mostrador, pienso:

-habré estado muy turro con Loyola al bajarme así y dejarlo en banda con Martina, no sé, pero no me bancaba más, tuve de repente la imperiosa necesidad de quedarme solo.

Estoy seguro que entenderá. Como caballero que es, la alcanzará a la Martina a tomarse un bondi o quizás hasta la lleve hasta Piñeiro, aunque no creo, estoy más que seguro que como yo, estará afectado con esta última expedición a las ruinas del pasado fabril de Avellaneda.

-Gracias

Digo, mientras el mozo termina de servir la ginebra de una botella transpirada a causa de su prolongada estancia en la heladera.

Ya la tarde se ha hecho noche, y la ventana me devuelve un paisaje nutrido de camiones y automóviles que aspiran volver a sus casas a través del puente, en la vereda en cambio las presencias se ralean y los que pasan son cada vez menos y más espaciados.

Hacia el fondo del boliche se ven varios parroquianos enredados en conversadas partidas de billar y más acá un par de mesas donde se alterna el dominó y desliza la baraja.

Tomo el café y apuro la ginebra, reflexionando acerca del modo peculiar en que en esas calles por las que anduvimos se acumulan en estratos caprichosos, vivencias y recuerdos de distintas etapas de mi vida.

De los días de la niñez en los que mi padre, por ese entonces inspector de reparaciones navales de la Royal Mail Lines, me llevaba a Dock junto a Mortensen, un ingeniero naval de origen danés y subíamos a los barcos de la compañía recientemente arribados a puerto y casi siempre la cosa terminaba en el camarote del capitán donde este en señal de bienvenida y nórdica hospitalidad sacaba una botella de Whisky o Aquavit para agasajar a los visitantes, para mi alguna gaseosa por supuesto, pero en medio de esos rituales yo me sentía Sandokan.

Días de adolescencia, cuando en los días nublados y aun con llovizna gozaba de enfundarme en una vieja campera de cuero negra y mandarme a vagar por el muelle y subirme al paso peatonal del viejo puente Pueyrredón a ver el rio, los guinches, las barracas y solía pensar que un paisaje similar como el de Liverpool había cobijado el nacimiento de la música que me gustaba en ese entonces, “los Beatles”, “Los Rolling Stones”, un boludo tal vez, pero así era yo.

Días de juventud amores, amistad y militancia, más tarde los compañeros de Luz y Fuerza en los tiempos de delegado gremial, el cine también me llevo ahí o tal vez fue al revés, me di el gusto de poner un elefante en el muelle del Dock, helicópteros... en fin mucha cosa en esas calles.

Entiendo las lágrimas de Loyola y entiendo que nos pasó. En el curso de los días vividos uno va acumulando mucho equipaje, tal vez demasiado y con tanto peso a veces se hace trabajoso seguir.

Mañana lo llamaré al Nacho Loyola para decirle que es un maricón que llora por cualquier huevada. Entre nosotros, yo también soy un viejo pelotudo, pero eso no se lo voy a decir a Loyola.

Loboalpha

martes, 13 de septiembre de 2011

El tiempo pasado duele, pero la vida es hermosa

El Lobo está locuaz. Me cuenta sobre un proyecto que podemos tomar con el gobierno de Tucumán y otro con el gobierno de Entre Ríos.

En ambos tenemos amigos, viejos compañeros de militancia que hoy están en posiciones de gobierno, ejecutivas…

Vamos por el puente Bosch. Desde allí vemos el curso del soberbio río Matanza que ya se ha transformado en el Riachuelo. En el puente la Noria el Matanza se vuelve Riachuelo y baja con su carga hasta la boca del Rio de La Plata donde vuelca sus aguas. Allí el “Gran rio” recibe la savia del Riachuelo que nutre sus aguas del “color de la piel de león. A cambio se lleva escoria, cartones, bolsas de plástico y flotantes de telgopor de todo el brazo industrial de la zona sur.

Nosotros vamos a pié por ese puente mágico que encierra la tragedia del tranvía caído en 1930 y que todavía es parte de la mitología urbana de los viejos porteños.

Ahora vamos hacia Avellaneda y mi memoria vuela, y se deshilacha….

La calle por la que vinimos se llama Lujan y es parte de una zona de casas bajas y luego uno se cruza con Coronel Bosch para salir directamente al puente. El nombre de esa calle y de ese puente recuerdan, supongo, al Coronel Roberto Bosch, uno de los héroes de la patriada de Paso de los Libres, cuando la base del partido radical era jacobina y la política para ellos era el camino de reparación de injusticias.

Luego de cruzar el puente, uno se encuentra en Piñeyro, un barrio dentro de la ciudad de Avellaneda.

Y nosotros hacemos ese camino porque fuimos a buscar a Martina Obdulia Gomez a Barracas y ella vive en esa calle que mencione, Pedro de Lujan.

Martina es una de las delegadas de la “DURAX” como la llaman todos, aunque la fabrica y la empresa tienen el merecido y pomposo nombre de Cooperativa Cristal Avellaneda-Durax Toda la vida.

Martina ingreso a la política gremial de la mano del Lobo.

Era una trabajadora del área de producción en el emblemático Horno 2 de la fábrica, que no solo representaba la posibilidad de que la fábrica produjese en términos de eficiencia, sino que era una especia de Tótem. La encarnación misma de lo que esa fábrica representaba.

En el 2002 la fabrica no solo estaba cerrada, sino que había sido saqueada.

Los ojos de Obdulia, quedaron marcados por esa época. Y en una maravillosa síntesis sobre los contrapuntos de la vida ella jamás lograra que la tristeza desaparezca de sus ojos, así como jamás se apagara ese fuego femenino y maternal de lucha y vida que lleva dentro para siempre.

-Está preñada por la victoria – suele decir el Lobo cuando encontramos alguna de esas magnificas mujeres obreras que saben pelear como leonas.

Y ahora cruzamos el puente Bosch y cruzamos por esa calle que tiene un nombre emblemático: Obreros de La Negra. Por el frigorífico La Negra.

Y no puedo evitarlo, es mucho para mí porque sé que soy un viejo pelotudo…pero lloro.

Y el Lobo mira para otro lado y Martina no entiende nada, como yo tampoco entiendo como a sus padres se les ocurrió ponerle Obdulia como segundo nombre.

Ahora vamos para Dock Sud a buscar a Soledad Gonzalez. Ir de Piñeyro a Dock Sud nos lleva por calles pequeñas, vueltas, giros… Y todo lo hacemos con gusto porque nos sentimos contentos en ese viaje.

Tenemos que ir para la zona del Puerto de Dock Sud y eso es parte de mi emoción. Yo vivi en la refinería, porque mi padre trabajaba allí y era jefe del taller de mecanico y de calderería.

En el puerto de Dock Sud no hay embarcaciones para el solaz sino buques petroleros.
Todavia tiene viviendas pobres, villas de emergencia e industrias petroquímicas como cuando yo era un chico de diez años y aprendía desde mi hogar de clase media acomodada a tratar con chicos de mi edad que vivían en villas.

Esa fue una escuela para mi porque , luego, siempre entendí como reacciona un humilde frente a una injusticia y como reacciona un medio pelo cuando emerge su pobre vomito, de odio de clase hacia un humilde.

Dock Sud es el corazón petroquímico del gran Buenos Aires y todavía ,mantiene esos olores pestilentes cargados en el aire, producto de la descomposición de restos de hidrocarburos, la destilación del petróleo , vapores y humo de alcoholes producto de una industria tan rica en sus beneficios económicos como terrible para la ecología del lugar.

En mi juventud, cuando salíamos en bicicleta a recorrer ese mundo de las quintas de Dock Sud hasta la costa de Quilmes, nos encontrábamos muchas veces con terrenos donde bastaba con pisar fuerza para que los pies se hundiesen y cubriesen con una sustancia viscosa hija de la tierra, el agua y el petróleo.

Vamos ahora hacia la casa de Soledad y entran a mi mente como vientos empujados por un huracán las quintas y las plantaciones de lechuga, tomate y otras hortalizas que después se vendían en los mercados de Dock Sud y de Avellaneda. Esa imagen de trabajo decente , de buen cristiano, que quizás estamos recuperando.

Esas pequeñas quintas desafiaban la furia destructiva del monstruo petroquímico porque entre los trípodes y la tierra triturada, algunos carros –salpicados sobre el paisaje- cargaban parte del fruto de la tierra y el trabajo honesto y se dirigían a la feria a venderlos.

Ahora vemos los oscuros cascos de los barcos petroleros alzándose sobre esa boca del Riachuelo, monstruos sobre esas oscuras y sucias aguas…

-Recuerdo que vivías por acá- dice el Lobo para cortar esas lagrimas que que de tantas parecen sudor en mi cara.

- También recuerdo un joven con ideales que no mariconeaba cuando había que poner el cuero- Y continua: - Dock Sud y La Boca tiene sangre común. Como vos y yo. Que sabemos que el pasado muchas veces duele. Pero sabemos también que la vida es hermosa…

- Lobo, quiere un mate?- pregunta Martina que siempre trae su termo y su mate.

-Si dame uno Marti- dice cariñosamente el Lobo mientras se da vuelta hacia ella que está en el asiento de atrás.

Cuando le alcanza el mate, le pregunta:- Lobo, ¿puedo decirle Jorge?

El Lobo se queda confundido un segundo. Martina es una mujer cincuentona, algo gordita y ha trabajado toda su vida de obrera. Sus manos y sus dedos tiene las marcas maravillosas que el trabajo deja en la vida.

Sus ojos son de un marron intenso y ls arrugas surcan su cara como las estrias surcan el vientre de una mujer que ha tenido un hijo: Son la marca hermosa, no glamorosa, de la vida.

Pero todo eso y su espíritu la hacen una mujer hermosa…

-Si Martina, si me sebas otra mate podes…

Martina no solo admira al Lobo, veo en sus ojos y en su trato que está enamorada de él.

Pero igual que un servidor, el Lobo tiene Su Dama.

Nunca le pregunto al Lobo como sigue una relación con una mujer cuando veo que se produce ese indefinible estado en el que un hombre empieza a sentir una erección y una mujer ganas de hacer pipi.

Tampoco el me pregunta a mi cuando la situación se da a la inversa.

Somos hombres de corazón amplio y cariño fácil pero tratamos de no lastimar ni ser lastimados.

Y aunque más de una vez hemos charlado como grandes amigos que somos, sobre las damas y su maravilloso hechizo, no quiero ahondar ahora y quizás hable de ello en otra charla con el Lobo Alpha.

Ebais

La respuesta a la agresión

Vamos en taxi camino hacia Constitución. Tenemos que ir hasta Hudson al barrio “La Porteña”. Allí vive Carlos Juramedo que es un delegado del gremio metalúrgico de Quilmes.

Somos parte de un equipo de asesores para la recuperación de una fábrica que está cerrada hace años y una cooperativa de los antiguos trabajadores la quiere abrir.

El Lobo va porque es una especie de padre político de Juramedo.

Lo asesoro y lo acompaño durante muchos años hasta que la lista en la que estaba Carlos gana la conducción del sindicato.

Yo voy, porque el Lobo me presento en el momento que la cooperativa se estaba armando y como soy ingeniero industrial, los estoy asesorando sobre el mejor modo de organizar la empresa.

Carlos Juramedo es algo más joven que nosotros pero tiene militancia de los 70. Lo conocimos cuando yo era delegado de una metalúrgica y con el Lobo tratábamos de organizar el Grupo Mayo.

Una vuelta pusimos un caño de baja potencia en el sindicato metalúrgico de Avellaneda. No exactamente nosotros, que eramos militantes sindicales, pero fue en respuesta a una proscripción de nuestra lista y a una feroz paliza que habíamos recibido.

El hecho es que la bomba apenas rompió el frente del local del sindicato pero hizo trizas la pared de la casa de al lado y al pobre tipo se le destrozo una pieza. Por suerte no había nadie en ella…

El tachero tiene ganas de hablar….

- A mi leal saber y entender el problema está en que nadie piensa en los derechos del otro.

Saca su cabeza por el espacio que ocupa el vidrio en su puerta. Unos metros adelante, quizás cien o ciento cincuenta, un grupo de jóvenes con las caras tapadas bloquean la calle. No sabemos bien cuál es el reclamo y esa cotidianeidad con los cortes, hace que el pequeño burgués medio viva ese corte de la única manera que puede vivirlo: una agresión.

- Pero si está la policía y los carros de asalto, ¿por qué nos lo sacan?- Dice con el absoluto sentido común que compara a las personas con los cajones o las ramas de árboles.

- No se haga mala sangre- le dice el Lobo

- Discúlpeme caballero, pero muchas veces por personas que actúan como usted vivimos lo que vivimos…

Me parece que el tachero se equivoco…

- Mire pedazo de pelotudo que se cree ilustrado ¡!!. Los lacayos como usted que aman lamerle el culo a los ricos creyendo que pensar como ellos los hace mas cerca del cielo, son una lacra. Aunque no de magnitud suficiente como para decir que las lacras como usted hacen que …”vivamos lo que vivimos…”

Me parece que el Lobo se fue a la mierda…

El tachero clava los frenos y gira la cabeza…Entonces lo tomo de la mandíbula con fuerza y le digo:

- Tranquilo amigo…

Saco cincuenta pesos y se los doy, y según veo en el reloj-taxi , casi triplicando el costo del viaje.

- Nos bajamos- Le digo y abro la puerta del lado derecho que es la del lado del Lobo que está con la mirada clavada en el tachero.

Caminamos por Lima sin hablar. Camino a Constitución.

Sé que se siente mal por su reacción, como yo me siento mal por la mía.
Hace muchos años hubo una discusión en un café de Callao y Corrientes.

Eran los 70, la época en la que la política se vivía en otros términos

Unos muchachos que estaban en el bar empezaron a cantar la Marcha
Peronista. Eran unos chicos…

De pronto un parroquiano se levanto y los insultó. Lo acompañaron en
insulto unos jóvenes que estaban con sus novias o esposas.

No sé ni supe bien que eran de ellas, pero supe que los querían, cuando los
vieron en el piso, sangrando porque el Lobo y yo les habíamos partido una
silla en la espalda y una botella de cerveza en la cabeza.

Una de ellas me pego una cachetada con todas sus fuerzas y durante mucho
tiempo pensé que ese tipo debía ser un buen tipo para que una mujer lo
defendiese así.

Los que cantaban la marcha peronista desaparecieron, el parroquiano
insultador hizo mutis por el foro y la policía nos llevo a nosotros dos, mientras
unos paramédicos curaban en al bar a los tres jóvenes heridos.

En ese momento sentimos, dentro de nosotros, el peso que significa la
desproporción. La reacción por encima de la ofensa…

Nos sentamos en un banco de la Plaza Constitución, esa plaza enorme que ocupa dos manzanas, pero que no tiene calidez como para que las abuelas lleven a los chicos a las hamacas o que los buenos viejos puedan tomar sol y jugar a las bochas.

- ¿Te acordás de la pelea en el bar de Callao y Corrientes?

- Ahá- contesto

- …A uno de los flacos lo encontré años después- hace una pausa- Me dijo que uno de ellos casi pierde un ojo. Me sentí para la mierda. Me resulta difícil sentirme bien si lastimo a alguien

Prende un cigarrillo. Y mira hacia la iglesia que está sobre Bernardo de Irigoyen. Sus ojos están vidriosos. Estamos más viejos. Los ojos se nos ponen llorosos más veces de las que deseamos.

Trato de pensar, de ordenar ideas. Por qué, mierda quiero ordenar ideas, si las ideas no se “ordenan”. Son libres por definición…

-Muchas veces cuando éramos más jóvenes discutíamos sobre el efecto de algunas acciones nuestras. Acciones violentas… No encontré nunca una manera de congeniar la reacción frente a la agresión con la diplomacia- argumento. -No siempre que quisimos pegar, pegamos en el sitio deseado. Eso pasa a menudo y no vamos a ser tan hipócritas de hablar de “efectos colaterales no deseados”….

Hace frío en la Plaza. Hay largas colas para esperando los colectivos. Rostros cansados, esperando ese vehículo que finalmente los deje en sus casas o al menos más cerca de ellas.

Quizás ellos sienten en sus cuerpos y en sus vidas que esa espera es un castigo. Un castigo desproporcionado para su ofensa al sistema, que apenas ha sido la de nacer pobres.

-Vamos Nacho, tomemos el tren de una vez sino se nos va a hacer tarde- me dice el Lobo

Los de la cooperativa nos esperan y quizás podamos ayudar firmemente a que presenten su plan para quedarse con la fábrica. Si lo hacemos, esa será nuestra buena acción y dejaremos de sentir por un momento que somos dos lobos solitarios en el medio de la tundra…

Ebais

Constitución

En el regreso de Hudson a bordo del Roca, entre pitos y flautas se hizo de noche, al llegar al andén de Constitución, el pasajerío sufrido se derramó hacia los molinetes. Nosotros como mucho jugamos de pasajeros de ocasión, pero soy consciente que para muchos compatriotas ese paisaje lúgubre plagado de incomodidades es el pan nuestro de cada día.

Loyola me comenta que se está meando, pero que ni en pedo baja a esas letrinas hediondas en que se han convertido aquellos baños impolutos de la vieja estación. Reímos con algún comentario mío acerca del riesgo adicional a la mugre y el mal olor de los baños, que constituye el afán sociabilizante de algunos frecuentadores de letrinas, del tipo de los que se producen en los eventos para solos y solos.

Así entre estos devaneos llegamos al Hall y justo debajo del tablero en el centro de la estación, me despedí de Loyola.

Enfilé hacia la salida que da a la calle Herrera, la del costado que da al Este, a la intersección con la calle Caseros. Tropiezo con alguien en el intento y el pendejo me dice:

- Ehh ¡viejo! ¿porque no mira por dónde camina?

Me paro en seco y sin palabras lo miro fijo y avanzo hacia él, mientras tanto tanteo en el bolsillo trasero del pantalón la sevillana automática que desde que tengo pelos en las piernas, me acompaña pa’ que me guarde de todo mal. El tipo se queda… y recuerdo el episodio del taxi y los sermones de Loyola, entonces distendiendo, sin dejar de comerle en alma con los ojos le digo:

- Disculpá hermano andaba distraído…

El chavón, entre cagado y confundido sigue viaje y yo me quedo cargado de adrenalina, pero bien, comienzo a sentirme en mi elemento, la calle.

Pispéo hacia un costado y veo uno de esos mostradores de estación donde recalan desde almorzadores o merendantes de ocasión, hasta curdas irredentos que no se atreven a volver a casa si antes no se descerebran a fuerza de ginebras, grappas o vaya a saber que otros brebajes que no por ignotos, menos letales a la civilidad y el buen criterio.

Digo:

- Me da una “Valleviejo”

Y me quedo como un anacronismo, acodado a esa barra mugrienta mirando el Hall de esa estación de trenes, veo la gente fluir entre la boletería y los andenes y me vienen a la mente unos domingos de otro tiempo lejano en que algunos mediodías el gallego Ventura, un republicano que había perdido su familia en la guerra civil española, amigo de mi abuelo, me traía de paseo a la estación y me dejaba pasar el tiempo en una vitrina que tenía una locomotora a escala a la que se le podían poner monedas para que arranque y funcione por un rato.

Me empiné la Valleviejo hasta el fondo, pagué y seguí viaje hasta la salida de Herrera, la noche no estaba mal, ni demasiado fría ni remotamente cálida.

En la esquina de Caseros, enfrente, en la manzana que demolieron para hacer la Autopista estaba el “Bar Gales”, recuerdo, de su puerta salía el bondi, lo que hoy se llamaría “Chárter”, que te llevaba a la refinería de La Shell en el Dock Sud. En el barrio interno de la refinería vivía mi amigo Loyola, su viejo era el jefe de mantenimiento de la planta, también vivió allí el cabezón Llerena que hoy es un reconocido sicoanalista Lacaniano, renegado de todo pasado libertario, que por otra parte fue el que nos presentó con el Nacho Loyola.

Llerena fue un importante y querido compañero con el que hace mucho tiempo nos distanciamos por un asunto de polleras, él tenía dos hermanas, pero eso forma parte de otra historia.

Yo como un boludo parado allí, en ese sitio donde todo el mundo tiene terror de que los roben, embelesado con las nostalgias del tiempo ido, del “Bar Gales” y la mar en coche. Una piba me ofreció un ramito de flores y como un energúmeno le dije bromeando de un modo estúpido que la piba no entendió:

-no gracias ya comí.

Me embarqué en un taxi de lo que hay en la cola y cuando estaba por pedirle que arranque para Palermo, cambié de idea y le dije:

- Brasil y Defensa por favor...

Que joder, ya me puse una “Valleviejo”, el “Bar Gales” en el que esperé muchas tardes a la hermana de Llerena, no está más, me parece por demás lícito ir a buscar los fantasmas amigos de otro tiempo en algún sitio, confío en que seguramente en el “Británico”, scotch mediante, no faltarán a la cita. Presiento que va ser una noche larga.

Mientras desde la ventanilla del taxi veo alejarse el paisaje margineta de la estación, pienso:

-Lo de Loyola al frenarme con el tachero esta tarde fue todo un acto de amor y a la vez un gesto que lo define como el hombre que es, de apegos entrañables de familia, amistad y amores nítidos.

Ignacio Loyola Echenique, ingeniero industrial amigo leal, compañero de luchas quijotescas es un ser viable con todas las de la ley, es la versión evolutiva de un modelo que merece perpetuarse. En cambio lo mío sin desmerecer, más a la luz de los hechos recientes en la estación, solo revela la naturaleza de lo que en verdad es un Lobo Alpha, un ser que solo tiene sitio para ser en la cresta de un destino determinado, y que fuera de esa circunstancia está destinado a desaparecer.

Esto no es un pensamiento nefasto, es algo luminoso y nítido, limpio como una bala de diamante que atraviesa el entendimiento e ilumina. Un Lobo Alpha o lidera una manada o es destrozado en el intento, no tiene derecho a una vejez honrosa, ni obtendrá piedad de otros lobos frente a la más mínima muestra de debilidad.

El que siembra vientos recoge tempestades y eso es lo que temo estoy destinado a recoger. Pero mientras ese día llegue seguiré recorriendo la estepa, dando una, atrás de otra todas la batallas que sea preciso dar, porque es ley de vida, de cada cual su naturaleza y a cada quien su destino, no se me ocurre una ecuación de justicia más equilibrada.

Loboalpha

lunes, 12 de septiembre de 2011

Trelew, Nicola & Bart

Estamos caminando por Avenida Patricios. El límite de la Boca y Barracas. Al menos el límite que nosotros conocemos mas allá del catastro municipal.

El Lobo está mirando las construcciones.

Hace unos minutos estuvimos en el viejo edifico de California y Avenida Patricios, donde funcionaba la fabrica Noel.

Habíamos ido a recorrerla acompañados por la inmobiliaria que desde hace años trata de vender ese predio, sin demasiada suerte. Entonces la alquilan para producciones de publicidad o para tomas cinematográficas.

Eso es lo que el Lobo había ido a averiguar ya que está interesado en producir una película y había ido a ver a Suar y Campanella.

- Son dos turros egoístas. Y el peor ese pasota de Campanella que solo por haber ganado el Oscar piensa que no debe comprometerse, además de creerse con derecho a producir todo el contenido del canal Encuentro.

- ¿ “Solo por ganar el Oscar”? Me parece que te fuiste a la mierda. Ganar el Oscar no es “solo”, es “todo”- Le respondo cortante

Hace como que no me escucha. Y se vuelve para mirar la fábrica Noel mientras, con los pulgares y los índices de cada mano, hace un cuadro y simula un enfoque.

- Carlos Noel, el fundador de la fabrica era vasco. Y su nieto, Carlos también fue presidente del Unión Industrial y Alvear lo llamo para que fuera Intendente de la Ciudad

- Uy…Intendente , Como Macri… –digo, para empujarlo un poco a que saque un tema
-
- Perdon- me corrige- Mauricio es Jefe de Gobierno- como sus alcahuetes y los alcahuetes de los medios que le dan soporte lo recuerdan…-

- Ahá -

¿ Qué día es hoy ? – pregunta, aunque se de antemano que sabe perfectamente que es 23 de Agosto, las vísperas de un aniversario más de lo que llamamos la masacre de Trelew.

- El día siguiente al aniversario de la masacre de Trelew- comento

- Estimado amigo me alegra que conserves memoria histórica. La masacre de Trelew represento para nuestra generación un símbolo de unidad en la lucha.

- Si recuerdo cuando se hizo el velorio en la sede del Partido Justicialista. Esa fue una decisión de Cámpora antes de las elecciones del 73.-

- Ese día estuvimos en la sede de Avenida La Plata y como era habitual, cobramos. La policía que la comandaba Villar, pego hasta cansarse.

En esa época al lobo le gustaba tocar la guitarra y a veces particpaba de alguna banda de rock. Yo en cambio militaba a tiempo completo, mientras estudiaba en la Universidad.

En mi tiempo libre hacía algo que siempre me gusto hacer: levantarme minas…

- Si. Fue un día de mucho bardo. De adrenalina…

Saca un cigarrillo y ceremoniosamente lo lleva a su boca, con una rara maniobra de sus dedos. No sé por qué hace esas cosas ya que a veces el cigarrillo termina en el suelo. Pero al Lobo no le gustan las cosas fáciles…
-
- Acá cerca está el viejo local de la F.O.R.A. la federación obrera anarquista. La Boca tiene esto – y señala en su derredor- más profundo, más rico que Caminito y la pizza de Banchero. De acá salió el apoyo básico a Palacios el primer diputado obrero de América Latina, cuando era un dirigente de la lucha social y no el monigote del sistema en el que después devino.

Es cierto lo que dice. Se respira en esas calles con casas de chapas, chicos jugando en la vereda y basura en las esquinas, que allí no solo hay vida sino una inmensa historia, que aun no se conto.

En la vereda de enfrente dos muchachos, fuman un porro en la galería de una casa vieja. Quizas sea una casa tomada…

- Los anarquistas eran luchadores honestos. Comprometidos.-

De pronto se detiene y me dice:

- Ahora entiendo por qué te pregunté qué fecha era hoy. 23 de Agosto, es un aniversario del asesinato de Sacco y Vanzetti. Todo este entorno, la riqueza inmanente de este barrio lo trajo a mi inconsciente.

Trelew…Sacco y Vanzetti. Parece que el espíritu de los luchadores está presente hoy. Por lo menos para nosotros dos amigo…

Hace una pausa:

- Quizás las nuevas generaciones no tengan demasiada información sobre esto que hablamos. Pero me gustaría que de tener información no fuera la de las meras efemérides. El recordatorio políticamente correcto. Sacco, Vanzetti o los nuestros Pujadas, Haidar, Bonet, eran personas comprometidas. Que amaban, que tenían ilusiones, algunos de ellos tuvieron hijos.

Se lo que está pensando. Ahora, como tantas veces, su cabeza estará clavada en algún momento de su juventud. Pensando que dejo muchas cosas en la juventud, por comprometerse con sus, nuestras, ideas. Y a veces a esta altura se que siente bronca…
No por la elección, sino por lo que el cree una falta de reconocimiento.

A veces me parece algo débil de parte de él, creer que el reconocimiento es una moneda esperable en la vida.

- Mira me dice. Todo está manejado desde el universo

Lo miro por encima de los lentes: - ¿Te volviste místico chabon?

- ¿Decime qué hora es?

- La una

- ¿Y que tenemos ahí enfrente?

La esquina de Quinquela y Avenida Patricos. El restaurante Quinquela. Un bodegón adecuado a los tiempos, que permite que vayan turistas y cristianos de a pie. Como el Lobo y yo.

- Canelones con bolognesa

- Yo, ravioles con salsa a la crema

- ¿Syrah?

- ¿Y como no?

Al entrar la vimos a Valeria. Una de mis compañeras de tango. Me gusta esa mujer. Pero es muy joven para mí. Y aun, cuando me cautiva su perfume cuando bailamos, mi corazón sigue perteneciendo a Mi Dama. Como el corazón noble de todo hombre que solo sabe amar una vez…

Ebais

El otro bodegón

Deje el bodegón de la calle Patricios invadido por un tsunami de emociones encontradas, que casi me impedían respirar. Me despedí de Loyola arguyendo una excusa pelotuda, lo cierto era que necesitaba imperiosamente salir de allí.

Los canelones parecían atravesados en algún lugar entre la garganta y el esófago. Los pensamientos desordenados venían a mi mente a la velocidad del TC2000.

Llegar a la vereda y respirar los gases de un bondi que paso raudo y ruidoso, me trajo algo de sosiego, mal de barrio, me dije.

A veces resulta riesgoso internarse voluntaria y descaradamente en los senderos de la memoria, sobre todo en geografías donde habitan fantasmas de un pasado doloroso.

Sin pensarlo demasiado, tomé la avenida Patricios hacia el Sur, maquinalmente.

La tarde gélida no aportaba un marco terapéutico a los males ignotos que aquejaban mi espíritu, esas calles, ruidosas, febriles en otro tiempo, hoy, casi evocan un paseo por los desolados senderos del cementerio de Chacarita en un día de semana.

Prendí un pucho, miré ese cielo pijotero de luz y crucé la avenida para internarme por la calle Daniel Cerri rumbo al Este, buscando, vaya a saber qué.

Un perro que contenía seguramente en su genética, a todos los perros de la creación, se cruzó frente a mí. regalándome una mirada indiferente, eso de algún modo me hizo sentir en casa.

Al cabo de una cuadra los pensamientos se empezaban a acomodar.

El bodegón remozado de la calle Patricios esquina Quinquela Martín que algún genio del marqueting bautizara con el poco creativo y excesivamente obvio nombre de “Quinquela” en realidad funciona en el mismo lugar en que hace años existiera otro bodegón más grasiento y con olor a viejo, cuyo nombre supo ser “El Caribe” que no frecuentaban por ese tiempo turistas y peatones estudiosos del tiempo, sino más bien obreros y laburantes de todo pelaje. La calle Quinquela Martín entonces se llamaba Australia y yo tenía 19 años.

Solíamos frecuentarlo con el cabezón Llerena, el pájaro Lencinas, el loco Urquiza y los muchachos, por entonces aprendices de conspiradores del grupo Mayo, recuerdo sobretodo una vez que invitamos al viejo Ruderman, maestro amado que supo acompañar nuestra iniciación en los misterios del materialismo dialectico, pusimos guita entre todos para celebrar que Galeano hubiese incluido su nombre en la dedicatoria de “Las Venas Abiertas de América Latina”.

Todo eso se me cayó encima, lo cual no es mucho, pero tampoco es moco de pavo.

Seguí por Daniel Cerri en dirección al rio, allí comprobé una vez más, que el conventillo donde vivió y murió mi abuela Argentina había sido borrado de la bitácora por una pared silenciosa y anónima. Doblé por Irala en dirección a la plaza Brown y miré hacia atrás, el perro multipelaje estaba en la esquina, como si me despidiera en un ritual de miradas, de un atorrante a otro.

Caminando por Irala, llegando a la calle California, puedo ver las enormes cabezas de caballo que decoran el mástil de la Plaza Brown y no dejo de preguntarme como a Loyola no le cayó la ficha, él también solía ser de la partida en esas incursiones a “El Caribe”, es algo que a su cabeza ordenada de ingeniero, en circunstancias normales, no se le pudo escapar.

Últimamente lo noto como metido para adentro, sospecho que hay fatiga en su mente, tal vez el cansancio por la pena que produce el golpeteo constante de la separatidad sobre el yunque del amor ausente.

Pienso, Loyola está enamorado, ergo Loyola está jodido y yo también, por que se largó a llover y con ganas. Me subo el cuello y buscando la protección de los balcones me voy corriendo tratando de alcanzar la calle Garibaldi para guarecerme una vez más en la casa de “Mi Vieja”. Mañana hablaré con Loyola.

Loboalpha

domingo, 11 de septiembre de 2011

La pertenencia

Vamos por Avenida Larrazábal en Mataderos.

Cortaremos por una calle llamada Zelada y allí buscaremos a Timoteo Gordillo.

Vamos al cumpleaños de un compañero. José Merino Vera.

No sé si Merino es su segundo nombre o su primer apellido, porque el siempre se presenta así:

-José Merino Vera, encantado de conocerlo – o cortesías por el estilo.

Es el cumpleaños número cincuenta del hombre y ha querido hacer una fiesta para los amigos, así que allá vamos.

En realidad el amigo de Vera es el Lobo, pero yo he sido, también, amablemente invitado.
La zona me trae recuerdos. Mi primera mujer vivía en Oliden y Rodo a unas diez cuadras de donde estamos ahora.

Oliden y Rodo está a una cuadra de donde estaba el histórico Matadero y frigorífico Lisandro de La Torre, el de las grandes luchas de los sesenta contra el plan CONINTES de Frondizi.
El glorioso barrio de Mataderos, símbolo de la insurrección de esa época contra la entrega de los patrimonios nacionales…

El Lobo me dice:

-La calle Lisandro de La Torre está por acá cerca- Me doy cuenta que está pensando lo mismo que yo seguramente. A veces me confunde esa empatía mental. No soy un místico ni un creyente. De modo que estas coincidencias sinceramente me desubican.

-Frondizi se vio obligado a instalar el Plan CONINTES como resultado de su política de sustitución de importaciones- dice mientras se rasca la barbilla.

-Dejar entrar capital extranjero, para que produzca acá bienes que se consumen y pueden importarse. La idea suena siempre agradable. Pero en general termina mal. Porque las decisiones de economía real se toman fuera de la Argentina.

Sobre el tema habíamos estado hablando cuando llevamos nuestro informe sobre la Fundación Mediterránea.

-Bueno pero algo que vimos fue que más que atarse al molde de “desarrollismo” o “no.desarrollismo”, valía discutir la idea de oportunidad. Es decir que no nos basábamos solo en la ideología, sino que explorábamos en el contexto.

Me mira con por arriba de sus lentes.

-Amigo. “Another dog with that bone! “.

Luego se arrepiente.

-No!, lo que dije tiene el tufillo idiota de Nick. A otro perro con ese hueso suena mejor. Esa política de táctica pura no es para mí. Prefiero analizar principios, ideas conductoras y después cuando hay que implementar, ver los detalles. O las “oportunidades” (y hace el gesto de encomillar) como dicen todos estos jóvenes “Camporistas” que usan Blackberry.

Ahora lo miro yo por arriba de mis lentes.

-Bueno tu hijo será una excepción concede. Pero como sea, si basás tu crecimiento en tipos que cantan acá, pero como el tero, los huevos los tienen en otro lado, estamos en serios problemas. Porque la decisión sobre los temas estratégicos no es posible. La decisión es un conflicto y como tal debe tener marcos, contextos y límites. Si todo ese entorno de decisión está fuera de nuestros problemas actuales difícilmente podamos sacar buen provecho de lo que ese movimiento económico produce.

Es increíble Mataderos. Todavía tiene un estilo de barrio de treinta años atrás o algo más cuando yo empecé a conocerlo. Las casas con entradas con pasillos, balcones con plantas, calles de baldosas desparejas…

Estaría tentado en decir que fue olvidada por los cholulos que gobiernan nuestra querida Ciudad, pero sería injusto. Hace años que Mataderos es como es.

De todos modos para mí sigue siendo bella. Allí veo una casa con su puerta abierta y asomar una maceta con un “palo de agua”. Paro el auto para mirarla. Más atrás veo un “San Cayetano” y una señora regándolo.

El Lobo me mira. – ¿Te gusta la dama?

-No es fea, pero me llama la atención su casa. Es una especie de foto de lo que estaba en mi recuerdo, sobre cómo eran las casas de este barrio. Hace más de treinta años que no ando por acá, y esa casa es la imagen que tenía en mi cabeza.

Siento una extraña nostalgia. Ese frío que recorre el cuerpo cuando sabemos que el tiempo ha pasado y que esa distancia entre el recuerdo y el hoy es tan grande como las de la Tierra y Júpiter…o más.

Pero no quiero quedarme en recuerdos. O al menos recordar solo para la nostalgia. Pensar el pasado para recuperar la energía. Eso es lo que quiero hoy.

Y eso es también el modo en el que me vuelvo a conectar con Mi Dama. La mujer que amo y siempre amaré.

-Es importante eso que decís- me comenta
- …
- Me refiero, querido amigo, a que lo que decís es una reflexión sobre la pertenencia. La pertenencia es un estímulo interno de las personas que hace que la vida tenga trascendencia. La pertenencia implica compromiso.

- Lobo, lo que querés decir es que en un modelo de capital extranjero produciendo bienes no implica pertenencia…

-Bueno no relacionaría la actividad de negocios de un capitalista con los sentimientos humanos más nobles. Pero hay una relación de concepto, que no es la de un hombre de negocios, sino la de los ciudadanos. Somos los ciudadanos los que sentimos pertenencia.

- Los ciudadanos somos los que podemos y debemos ser patriotas y tenemos que decidir sobre la riqueza que tenemos y generamos…

Ya estamos en Timoteo Gordillo y allí está la casa de Merino Vera.

Lo vemos que está hablando con otros invitados en la puerta de su garaje que está abierto y allí se ve una larga mesa.

Cuando ve que estacionamos el auto, se baja un poco para ver quienes estamos dentro y al ver al Lobo muestra esa sonrisa de dientes faltantes…

- Lobo! Amigo ¡- exclama

Bajamos del auto y comienza la sesión de abrazos. Nos presenta a su mujer, a quien no conocíamos, a sus hijos. Allá por al final del garaje y en lo que es la cabecera de la mesa vemos una señora que tiene en su rostro las marcas de la pobreza. No una pobreza actual, sino una vivida a lo largo de la infancia, la juventud, quizás los mejores años de ella como mujer, como hembra, como madre…

Sus ojos tienen una mirada distante. Cuando Merino Vera nos la presenta ella amaga levantarse pero con el Lobo nos acercamos para evitarle el esfuerzo y le damos un beso.
Veo sobre su lado izquierdo de su saco, un escudo con la foto de Cristina. En realidad es una imagen. Un logo que dice debajo Cris Pasión.

Cuando ve que lo observo lleva su mano su mano al escudo y a su corazón y suavemente los acaricia.

Le sonrío. Y entiendo lo que es la pertenencia.

El Lobo le da a Merino Vera las botellas de vino de regalo.

- Ah ¡! – dice Merino Vera. – Este vino lo abrimos después de cenar.

- Es su elección José. El vino, le pertenece- dice el Lobo mientras me guiña un ojo.
Creo que ese vino, un Merlot traído desde Mendoza, acompañado por unos pasteles de dulce de membrillo ha sido una de las más maravillosas combinaciones que he probado en los últimos tiempos.

Fue un almuerzo cálido. Lleno de sentidos, y sensaciones. La señora de Merino Vera trajo luego una torta y los pasteles de dulce de membrillo.

Y Merino sopló las velas. Dos velas con la imagen de un hombre y una mujer. Eran Cristina y Néstor.

Quizás alguna vez les cuente como conseguimos esas botellas de Merlot de una bodega boutique de Mendoza.

Pero, amigos, eso será otra charla con el Lobo Alpha.

Ebais

Ponele

Estamos en un local de la Comuna 12.

No sé si es de La Cámpora o del peronismo tradicional (¿Qué es el peronismo tradicional?).

El Lobo está dando una charla sobre “Los presupuestos y las presuposiciones”.

Es un titulo raro le había advertido.

Algo enrevesado para el común de la gente y más bien el titulo de una charla del director de la Biblioteca Nacional Horacio Gonzalez, siempre tan afecto a expresar de modo barroco ideas no demasiado complicadas ni brillantes.

De todos modos, aunque es mi amigo, el Lobo también a veces es medio complicado.

Miren sino este diálogo que fue la base con la que armo el tema de la charla de marras.

- ¿Crees que se puede hacer política todos los días?

- No-

Le respondo cortante, no porque no crea que es posible hacer política todos los días, sino porque no tengo la menor idea de que quiere hablar o a qué punto llegar. De modo que lo fuerzo a que trabaje.

- Mañana va a llover. Eso dijo el noticiero. Es interesante… - hace una pausa porque entiende que ha encontrado el hilo del tema

- Hace unos meses Clarín publicó un informe, bah! ,una de esas berretadas que acostumbra, diciendo que uno de cada cuatro pronósticos del Servicio Meteorológico eran errados. Es decir el 25%. Es un pensamiento absurdo pero instructivo viniendo de la Lacra.

- Ahá – Uso la estrategia del psicólogo que hace silencio para que te veas obligado a hablar (…¿ al fin de cuentas quien es el que paga?)

- Cuando uno utiliza una técnica de estimación o predicción determinada, la posibilidad de no acertar esta dentro de la técnica misma. Nunca un pronóstico del servicio meteorológico dice: 90% de probabilidades de lluvia, indicando que existen 9 de 10 chances de acertar. Lo que dice es que en el modelo de meteoro que tienen en uso, los indicadores de lluvias que utilizan les muestran que el 90% de esos indicadores dan positivos, esto es que “según esos indicadores”, puede llover.

Ahora bien, el periodista de Clarín- al que seguramente le interesaran un huevo, la verdad, los parámetros de los físicos y los meteorólogos- ha decidido que si un pronóstico indica posibilidades de lluvia o chaparrones o lo que fuera y no “acierta” entonces, ¿Qué pasa? – y luego de lanzar la pregunta, me mira

-Falla…- arriesgo

-Exacto, mi amigo ¡!. Y ese es el error. Cuando se presupone, se PRE-SUPONE es decir es una SUPOSICION PREVIA. La regla de validez de esa suposición está en si nos sirve para explicar LO QUE VA A ACONTECER, pero engloba lo que YA SUCEDIÓ.

Ya capto mi atención al ciento por ciento. Lo sabe. Entonces saca un cigarrillo y ceremoniosamente lo lleva a su boca y lo prende con el encendedor inclinado el cuello y ahuecando las manos.

Estamos los dos caminando por la calle Medrano cerca de Villa Freud. Debe hacer cero grados y es un invierno realmente frio para los que estamos acostumbrados a los inviernos no tan fríos de Buenos Aires.

-Y la validez de la suposición está en que no existe un mejor modelo para explicar lo que vendrá incluyendo ,además, lo que paso. Para el caso del modelo meteorológico que es extremadamente complejo, los físicos y los meteorólogos llevan estadísticas de años. Con esa arman sus teorías y tratan de PRE-DECIR –y acentúa esta última palabra gesticulando con el cuerpo.

-Es como cuando nosotros decimos: “ponele que Moyano es candidato…”- bromeo.

Me mira serio. Parece que no le gusto mi broma.

-Exacto, mi amigo ¡!.- dice sorprendiéndome. Diste en el clavo. Cuando decimos PONELE, que es una manera de decir SUPONE o SUPON o SUPONTE,-exagera- estamos haciendo como los meteorólogos. Estamos echando mano a ideas, basadas en lo que recabamos de la realidad. Eso esta muy bien. El tema, mi amigo-y me mira como Philip Marlowe- es si luego de hecha la suposición, luego de decir ponele, esperamos el transcurso de los hechos y vemos si esa suposición, esa teoría, pudo prever mejor lo que sucedió que cualquier otra que teníamos a mano.

-Te entiendo, pero me parece demasiado pedir para una ganapanes que trabaja para Magnetto y aun para los que no trabajan para él, pero le compran el diario o miran TN.

Asiente con la cabeza, amagando a hablar, pero da otra pitada. Como siempre, mira un poco las formas que el humo dibuja. Es aire en ascenso y nos llama la atención, solo por el color gris del humo, que se dibuja contra el aire transparente.

Y continúa:

-Ese es el punto. Los que compran Clarin o alguno de sus hijitos echan mano a ideas que recaban de la realidad…que les pinta Clarín. Entonces nunca confrontan esos cuerpos de ideas-porque convengamos que no son avisos clasificados sino cuerpos de ideas, nunca confrontan decía esos cuerpos de ideas contra los hechos. Contra lo factico.

Y allí esta la falla, no solo de esos lectores, sino la nuestra. Porque no hacemos política todos los dias. Al menos no hacemos la política que cambia las cosas

Me animo a seguir sus ideas:

-La falla nuestra entonces, está en que no interpelamos a esas personas contra los hechos. Nunca llegamos a decirle suficientemente claro: “Ponele que Macri es presidente ¿que pensás que será de la economía, del trabajo, de los precios en el súper o los sueldos de los jubilados?”

Y él a completarlas:

-Si y un discurso que llegue más claramente a aquellos que son trabajadores y que votan a Macri , a De Narváez o a Del Sel. “Ponele que Del Sel, Macri y De Narváez conducen al país: ¿que pensás de las paritarias, de la asignación universal por hijo, de la estabilidad laboral y los derechos sindicales?”.

-Todos, amigo mío, tenemos teorías, suposiciones, creencias. Sin ellas el ser humano no puede vivir. Pero la mayoría de las veces esos cuerpos de ideas sin los que no puede vivir…lo hacen vivir decididamente mal ¡!

Hemos caminado como veinte cuadras y estamos por Salguero en esa zona que esta entre Las Hera y Libertador.

Le digo:

-Ya entiendo a donde querías llegar

-¿Entendiste mi planteo?

-No me refiero que querías llegar a ese restorante de Pizza y pasta que está allá enfrente.

- Ah ¡! A ese vinimos el invierno pasado ¿te acordas?. Agnollotti con salsa bolognesa para mi ¡

- Y Cabernet Sauvignon.

Me mira y dice:

-Ponele

Ebais

Los estúpidos, los pasotas y otros bellos personajes

Ya volvimos de Córdoba y ahora estamos en Capital Federal nuevamente.

La ciudad en la que el Lobo y yo nacimos en los ’50.

El vivio toda su infancia y juventud en el barrio de La Boca, en una casa familiar que compartía las piezas, las alegrías y las tristezas de unos gallegos trabajadores y buenos y su prole. Un mundo de hijas, maridos y nietos.

Yo naci en Palermo. Ese hermoso barrio que cuando era Palermo Viejo tenía un encanto infinito para mi. Ahora entre Queens, Hollywood, y otros nombres bobos que inventan las inmobiliarias ya no sé bien, qué es Palermo. Casi que se confunde con ese reducto oligarca que es Palermo Chico.

Y tanto parece confundirse que los ciudadanos del Viejo Palermo, quieren parecerse a los ciudadanos del Viejo País, es decir Palermo Chico.

Quieren parecerse tanto, pero tanto, tanto, que hasta votan masivamente por un tirifilo que vive en ese barrio insignia de los conservadores, los abogados cagatintas y los ganaderos tramposos.

- ¿Cómo definirías a un hombre derrotado?- y lanza una bocanada, mientras se queda mirando como los arabescos y los remolinos que el humo hace al subir

- ¿Te sentís derrotado?- le pregunto con sorna

- Jamás estimado amigo. En mi ADN, del que comparto con el tuyo toda la trama del orgullo personal y el compromiso, la derrota es un enemigo presente al que siempre se combate. Me refiero con la pregunta a algo que yo llamaría “pasotas”

- Es un término algo viejo. Creo que si vas a una plaza de Barcelona y hablas con los “indignados” actuales ninguno de ellos sabe lo que es un “pasota”-le digo

- Bueno, la calificación salió del lenguaje coloquial español cuando Carrillo lo llamo así a Felipe González. –Ese pasota ¡- gruñe, simulando el acento de un español.

- Carillo…?

- Si, Santiago Carrillo, el jefe del Partido Comunista español

- ¿Asi que él le dijo “pasota” a Felipe González?-pregunto

- Si. EL término es ilustrativo. Es la persona a la que la vida le “pasa”. Es el que tiene un estilo pasatista y de bajo compromiso, como esos pequeños simios que usan globos amarillos y habla “tipo nada, viste?” en las campañas del PRO.

- Entiendo.¿ Pero que tiene que ver con la pregunta sobre la derrota?

- Bueno, el hecho es que ese pensamiento pasatista tiene sus consecuencias. La principal- a mi entender- es que un individuo deja de ser tal, es decir deja de ser individuo. Me refiero a individuo como alguien que tiene conciencia de lo que es, y donde vive. El pasota es esencialmente lo opuesto. El pasota solo cree en el presente, sin tener demasiada idea de que lo que eso significa.

- Un individuo según lo que decís no es ese dibujo “individualista” que nos pintan del pasota.-Acoto, solo para convencerme que el Lobo esta hilvanando al vuelo estas ideas.

- Es cierto. Individualismo como conducta, poco tiene que ver con conciencia individual. Con conciencia de la propia existencia.

Lo dejo pensar. Así es su cabeza, un caldero, un horno de alta temperatura donde las ideas se funden a partir de hierro viejo, de partes que nadie usa.

Tomar esas partes y hacer de ellas algo, es artesanía. Llevarlo a un modelo que los demás usen, es ingeniería.

Por ahora sus ideas están en la cocina, en la prueba y error. Artesanía en estado puro.
Pero eso, esa vitalidad para transformar en algo nuevo un pensamiento aislado, perdido, y llegar a fundirlo para producir otro nuevo es lo opuesto a alguien derrotado.

Quizás es eso lo que me quiere decir. Así que lo dejo explayarse.

- Si una persona, no toma lo que la realidad le muestra y lo que su existencia le marca entonces es un alienado. Pero si encima eso lo llena - lo completa- con las imágenes y las ideas de aquel lo caga, que lo domina, entonces es un derrotado.

Veamos este escenario. El que aumenta los precios, produce el mensaje de la inflación y genera el miedo que eso suscita. El que genera el mayor odio y enfrentamiento se queja de la crispación reinante, según él producida por otros.

Quien hace eso tiene poder, no solo económico. Tiene poder social, tiene poder sobre el pensamiento de otros .Y ese sujeto convence a los otros que deben pensar como él. Que esos pobres infelices, deben creer que su enemigo es el enemigo de él. Del poderoso. Y entonces los congrega a unirse contra el mal, y los infelices lo siguen.

¿Qué son mi amigo esos seres?-me pregunta mientras pone en sus ojos, no solo la pregunta sino el dolor humano, que esa pregunta conlleva.

-Un derrotado- comento

Asiente con su gesto y se queda mirándome, viendo el efecto de sus ideas y luego vuelve a su cigarro.

La charla hizo corto el viaje.Ya salimos de la Capital y estamos en Canning y en un rato estaremos en Cañuelas. Pero voy a ir por adentro, Tristán Suarez, Spegazzini. Recorriendo el camino de la 205 paralela. El mismo, pero en sentido inverso al que hicimos en Noviembre de 1972 cuando fue el retorno de Perón.

En Cañuelas comeremos algo antes de tomar la ruta 3 y seguir hasta Lobos, donde nos esperan con nuestros informes sobre la actividad de la Fundación Mediterránea.
-No estaría mal que al vacío y al asado de tira lo acompañemos con Malbec.- Me dice haciéndose el distraído

- ¿A la parrilla de siempre?- le consulto

-Asi es mi amigo. A la parrilla de siempre

Pienso que en esa parrilla conocí a esa bailarina de tangos, amiga del Lobo, que me enseño a apreciar como un hombre puede guiar a una mujer en el baile y no sentirse un estúpido machista.

Casi que querría contarles esa historia, pero será -en caso de que me anime- en otra charla con el Lobo Alpha.

Ebais

La prosperidad

Estamos a unas dos horas de La Falda.

Tengo ganas de entregarle este informe a Pastore y después salir para Carlos Paz.
Alli estaremos de descanso un par de días antes de viajar a Córdoba Capital.

Nos encargaron una serie de informes sobre la Fundación Mediterránea. Ese “Think tank” del que salió el inolvidable Domingo Cavallo.

“Sunday Horse” para la picardía criolla, que unía el juego de palabras que se puede hacer con la pronunciación de su apellido y un equino, con el insoportable olor a gringo vendido que expresa su traducción al idioma inglés.

La Fundación ha realizado una serie de informes que ponen en duda ciertos números de crecimiento y el Lobo y yo tenemos que averiguar cual es la verdadera fuente de esos números. En Economía creen que es de economistas del FMI porque son estudios consistentes, pero el análisis de los números es enrevesado.

Pero ahora quiero concentrarme en la ruta y pensar que falta poco para llegar a La Falda.

Pastore nos pago bien por el trabajo. Es un hombre inteligente, que piensa seriamente en su dinero.

Y hace hincapié en que para ser próspero es necesario ser exactamente lo opuesto a un avaro. Hay que dar para recibir sostiene y dice que aplicando ese karma a él le ha ido bien.

No dudo que le haya ido bien pensando en las empresas que tiene, su enorme casa en el barrio Las Rosas, su mansión en Carlos Paz…

Pero me resulta difícil pensar el mundo de los negocios sin la presencia de la avaricia. Ese edificante sentido humano que hace que si uno tiene cinco, quiera tener diez y para ellos deba sacarle esos cinco faltantes, a otros seres humanos.

- Hay una diosa hindú, cuyo nombre no recuerdo que representa la prosperidad. Lo que me llamó la atención de esa idea de prosperidad es como estaba compuesta.

- ¿Te referís a esa que está sentada en la flor de loto con uno o dos elefantes rodeándola?

Pega una pitada al cigarrillo apagado y mirándome me dice:

- Así es mi estimado amigo. Y la mejor interpretación que leí decía mas o menos lo siguiente: Para que algo que se desea, se transforme en un hecho hacen falta tres elementos.
Uno es el deseo mismo, su enunciación. Decirse claramente que es lo que se busca, sin ambigüedades.

El segundo es un recordatorio, una actitud gestual que significa que se lleva, dentro de uno mismo, el compromiso de ese deseo.
Y el último, pero no menos importante es la voluntad. La fuerza firme para avanzar en la dirección de concreción del deseo.

Me parece una definición de una sabiduría enorme.-comenté

Se queda pensando y al rato comenta:

- De todos modos para mi ese razonamiento peca de la misma soberbia que la del positivismo liberal, de los profesores de las escuelas de negocios. Todo pasa por la voluntad, la visión y la misión. Pero la vida es más compleja.
En ese esquema no aparece lo eventual, el imprevisto, la acción de los otros. Es como si la mera voluntad y la misión cubriesen todos los aspectos de la vida.

Entiendo lo que dice. Yo también actúo en mi vida creyendo que la voluntad es lo determinante. Desde ya que la voluntad es un elemento indispensable para llegar a lo que se busca. Pero hay otros elementos que juegan y de no valorarlos adecuadamente terminaremos creyendo que algo no se logro SOLO porque no pusimos suficiente empeño.

De todos modos no le gusta que le de la razón, así que continúo:

- Sigo pensando que la voluntad y el sentido de la misión
son fundamentales.

- Pero seguro ¡- exclama ensayando un gesto de aprobación a lo que dije. Mi punto no está en contra de ese. Mi punto es que hay otros factores de igual peso e importancia que en general no son calibrados en este tipo de pensamiento. De modo que si el objetivo no se consigue se termina recargando el problema en la falta de voluntad o compromiso con la misión. Y de allí a plantearse nuevas estrategias, equivocadas-remarca- hay un solo paso.

Bingo ¡!-pienso. Lo que yo pensaba. Entonces le concedo:

- Si, eso es cierto. Y llevado al caso de la prosperidad quizás esos elementos a los que haces mención juegan de una manera mas caprichosa. Por lo menos para nosotros dos ¡!

Se ríe con ganas.

- Amigo, somos prósperos en amistad y en conseguir problemas!!

Quizás algún día les cuente como pudimos ser millonarios. Pero eso será en otra charla con el Lobo Alpha.

Ebais

La vida es conflicto

Manejo algo tenso. Este Ford Fiesta lo cambiare algún día.

Estoy pagando un auto-ahorro y estoy detrás de un Volkswagen Fox.

Ya lo tendré pienso, mientras siento frío y apuro el mate que me sirvió el Lobo.
El está mirando por la ventanilla y contando –colijo- los minutos que faltan para fumarse el próximo cigarrillo.

Viajamos por dentro de la provincia de Santa fe. Por la ruta 11, desde Casilda hasta Esperanza.

Quise pasar por Esperanza porque es la ciudad que visite en 1982 para conocer desde dentro la tierra natal de Nicola- uno de los personajes de Avellaneda Blues.

Me acuerdo ese viaje de 1982 en mi Peugeot 504. Con Susana, la mama de mis hijas mayores.

Aún no había comenzado mi relación con Mi Dama. Trabajábamos juntos, si, pero no hacíamos nada para ESTAR juntos.

Es un día frío. Al fin de cuentas es Junio y estamos en invierno.
En dos horas estaremos en Rafaela y allí decidiré si vamos a entrar por Sunchales o San Francisco.

Me gusta ir por la pampa gringa. Recuerdo al tano Griffero. Mi jefe en la American Contractors. Un hombre que me ayudo a crecer. Que me interpelo y me hizo pensar los problemas de otra manera.

Pienso que en la American la conocí a Mi Dama. Y también pienso que soy un boludo que me la paso pensando en ella.

Al Lobo también le gusta esta zona. Hay pocos gallegos por acá. Gallegos como sus bisabuelos y su abuelo materno. Don Amancio.

El Lobo me conto que Amancio significa “el que debe ser amado”, y que su madre (la de su abuelo materno) había elegido ese nombre, porque Amancio nació luego de la muerte de su padre.

Así que el bueno de Don Amancio fue el último hijo de ocho que Doña Lucía y Don Lourenzo tuvieron como que Don Lourenzo falleció cuando Don Amancio tenía tres meses en la panza de su madre.

Por que carajo que estoy rememorando todas estas huevadas que me ha contado el Lobo ¡??

- Artaud decía: Yo Artaud, soy mi hijo, mi padre, mi madre y yo mismo. Creo que era la mejor definición para asimilar la soledad y también el mejor manifiesto sobre la existencia. Existencia. Creo que pensó la vida al extremo. No se dejo caer en ese estado “pajero”, “observador” como le paso a Cortázar.

El Lobo me está tanteando. Seguro que lo que acaba de decir no es algo en lo que crea profundamente.

Pero así es el. Sabe que una charla sale más fluida cuando se plantean hipótesis complejas y que necesitan ser probadas, aun por aquel que las sostiene.

Entonces piensa algo a “medio hacer”. Alguna idea que ha elaborado en sus momentos de soledad o de depresión y con el mismo grado de conmoción con el que él se sintió al plantearse el problema, intenta ahora iniciar la charla.

- Cuando era joven amaba a los poetas malditos. ¿te acordás? – Y vuelve a mirar por la ventana.

Veo una estación de servicio y me acerco. Necesito orinar, cargar nafta y dejar que el Lobo se fume el enésimo cigarrillo.

Está frío y amaneciendo. Hay bastante niebla y quizás un café con medialunas no vendría nada mal.

- Mi bisabuelo, era zapatero y buscando en Internet al único poeta que encontre, que tuvo alguna relación con el remiendo de "tinbos", fue a Juan del Encina.

Entonces recita:

- “Muerta es tu enamorada
- muerta es, que yo la vi.
- Ataút lleva de oro
- y las andas de un marfil.”

Me asombra su erudición. Aunque nunca sé si son cosas que saca al vuelo de su afiebrada memoria o que las ensaya para estas ocasiones en las que debe preparar el terreno para la teoría.

Largar ideas a medio elaborar para que la charla sea más rica. He ahí un Lobo Alpha al ciento por ciento.

La razón, el conflicto y la razón del conflicto. Todo junto, aunque en caminos paralelos.
Asi es la vida. Conflicto...

Como el que tendre ahora si no paro en esta estación de servicio para orinar ¡!

Sigo luego en otra charla con el Lobo Alpha.

Ebais

sábado, 10 de septiembre de 2011

El buen Ladron

El Lobo me cuenta como prepara el pechito de cerdo.

Lo escucho y le pregunto si después de ponerle azúcar, hierbas y limón, no ha probado agregarle caldo y Savora.

Se queda pensado y dice que lo intentara.

El pedazo de vacio esta durísimo y entonces hablamos de arte culinario para no enojarnos ni con la vaca ni con el mozo.

Mañana, por otra parte tenemos que ir La Falda y allí comeremos chivito de modo que podremos recomponernos y resarcirnos adecuadamente.

-¿Te acordás de ese dialogo que Demian tiene con Emil Sinclair a propósito de las cruces del Monte Calvario?

Lo miro con cara de asombro y le digo: -no entiendo.

-En el libro de Hesse, hay un diálogo donde Demian le explica a Sinclair su teoría sobre los dos reos que estaban con Jesús crucificados.

-Ah ¡. Si, me acuerdo vagamente. No se a que parte te referís.

-Pienso en esa reflexión de Demian, preguntando a cual de los dos reos le darías tu amistad y tu confianza. Si a aquel que se arrepiente frente a la muerte y llora como una plañidera, y es mostrado como ejemplo por la iglesia o al que se mantiene firme en lo que es y asume la muerte con la gallardia de aceptar como se ha vivido.

-Si me acuerdo, alguna vez publique una nota tomando esa idea, era sobre las teorías de los arrepentidos. Pero en todo caso arrepentirse de un error es un acto de valentía.

- Depende- me dice, mientras saca un cigarrillo que no encenderá porque se lo prohíbe la reciente ley de “Espacios Libres de Humo” que tanto agrada a los pequeño burgueses y a las compañías de seguro de vida.

-Si el arrepentimiento se produce, cuando nada podes hacer para cambiar lo hecho, para mí es pura cobardía. De nada sirve arrepentirse al borde de la muerte. Eso es parte de la filosofía judeo-cristiana que asume que así,arrepintiendose en el lecho de muerte, uno se ayuda a morir en paz.

Muerdo con fuerza el vacio para triturar esa porquería que nos han servido. Por suerte hemos pedio un Malbec que esta delicioso y hace amena la cena.

-Mira- le digo- mi punto sobre eso es que arrepentirse de los errores es un acto de valentía si , uno pasa por el dolor del error y por entender, mínimamente siquiera, a quien o a quienes se afecto con la actitud equivocada.

- Ok, señor Sinclair-me dice con sorna. -Ya me dio su opinion de buen hombre. Ahora déjeme darle la mía.

-¿De buen hombre, también?

Sonríe, con esa risa triste que no muestra los dientes.

-Ayudarse a morir en paz es una posición frente a la vida. Y yo no solo la respeto sino que la considero propia. Quisiera morir en paz. Pero eso requiere un trabajo profundo , quizás en los últimos años de la vida. Y como nadie sabe cuándo serán sus últimos años, a menos que tenga decidido suicidarse un día determinado, creo que prepararse para morir en paz es hacer ciertos cierres y ajustes de cuentas durante el fin de la madurez. Que es la etapa que nosotros atravesamos ahora.

-Bueno que dos hombres de casi sesenta años se sientan en “el fin de la madurez” parece mas bien un titulo de una propaganda de Viagra.

- Yo pienso que se debe trabajar el dolor y la pena sobre los errores cuando se esta a tiempo de cambiar. De mostrarse a sí mismo y a otros que ese cambio es vida pura.

Pienso en mis hijos y pienso en Mi Dama.

Mañana iremos a La Falda y le entregaremos el informe a Pastore. Un informe sobre políticas de promoción de Pymes en el Gran Buenos Aires.

Pastore quiere invertir en algún emprendimiento en Quilmes o Avellaneda y nuestro informe seguramente lo ayudara.

No es lo que había pensado para mi hace cuarenta años.-

Pero esa es otra historia con el Lobo Alpha.

Ebais