tag:blogger.com,1999:blog-11425485833282347552024-02-21T10:20:25.835-03:00Garúa x2tras los pasos perdidos (sanata urbana)Unknownnoreply@blogger.comBlogger147125tag:blogger.com,1999:blog-1142548583328234755.post-90213561636697291832023-03-17T18:46:00.001-03:002023-03-17T18:46:16.859-03:00Alvaro Yunque. #Boedo (La Parca lo encontró silenciado)<p></p><div class="separator" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="279" data-original-width="200" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhgTzJodzRiDKF0BSFyi_cDu9hmtQTdbDp9PN5XyUudDvp2A2loB5BJfNZDLBCgWV7rkvGVA2A2oh63vtxJEhVJIsn-UpwAgDZifkGXqgFtIek17Rky2luVmpt1I_R-Pf_kAE7UMavZCjsl7MRaEDbigTorg6ktGHeQW-1YgQKB86kQiiAcDPgxJ62u8Q/w459-h640/yunque1.jpg" width="459" /></div>por Osvaldo Vergara Bertiche - El 8 de Enero de 1982, a los 92 años de edad, muere en la ciudad de Tandil, Provincia de Buenos Aires, el cuentista, dramaturgo, historiador, ensayista, periodista pero preponderantemente poeta (como a él le gustaba llamarse) Álvaro Yunque.<br /><br />Silenciado por la dictadura del Proceso de Destrucción Nacional desde 1976. Prohibido y con libros quemados como tantos otros escritores y pensadores argentinos. La Parca, esa deidad que corta el hilo de la vida del hombre, lo arranca de entre nosotros cuando comenzaba la agonía del gobierno genocida.<br /><br />Álvaro Yunque, seudónimo de Arístides Gandolfi Herrero, nació el 20 de junio deAlvaro Yunque. #Boedo (La Parca lo encontró silenciado) 1889, en la ciudad de La Plata.<br /><br />Sus padres fueron Adán Gandolfi, nacido en Milán - Italia, y Angelina Herrero, argentina.<br /><br />Por una suerte de capricho paterno o materno (o de ambos) o por espíritu lúdico, todos los hijos de este matrimonio (9 en total) llevan nombres (como sus padres) que comienzan con la letra A: Álvaro (el mayor), Arístides, Ángel, Adrián, Angelina, Augusto, Ada, Alejandro y Alcides.<br /><br />Si bien su hermano Ángel adoptó el seudónimo de Ángel Walk y fue pionero, junto con su esposa, Olga Casares Pearson, del radioteatro argentino, la estrella de la familia siempre fue Álvaro, quien a partir de 1922 se convierte en uno de los grandes animadores de las letras argentinas; definiendo y otorgándole a su literatura un sentido popular.<br /><br />RETRUQUE A UN POETA DE FLORIDA<br /><br />¿Pa' vos es una blasfemia<br />que yo afile versos rantes?<br />Seguí vos con tu Academia,<br />yo me junto con Cervantes.<br /><br />¿Vos le negás tu versada<br />a las chusmas del suburbio;<br />vos sos agua filtrada<br />y ellos son arroyo turbio?<br /><br />No esperaré que apadrines<br />nuestro canyengue, es bastardo;<br />vos seguí con tus latines,<br />yo me quedo en mi lunfardo.<br /><br />Veremos, a fin de cuentas,<br />quién de los dos era el turro,<br />si vos con tus ornamentas<br />o si yo con mi champurro*.<br /><br />Ya alumbraremos la vida<br />si nos da fósforo el genio;<br />vos, poeta de Florida,<br />yo del arrabal porteño.<p></p>Jorge Tejerahttp://www.blogger.com/profile/11933339223230674920noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1142548583328234755.post-89158262017641749582023-03-09T14:56:00.000-03:002023-03-09T14:56:16.554-03:00ADÁN<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjIMLp0aP7as26s5BrX3QQFD0Wj_kjXZriqjHv-_AcOh6Qs0Ro-LuBuiPaXHvgrbsBxUSRS6W_MtID9N4SyOLI0IR34WngiGK2TgkveipvFXBDYFh261bYy23Bb6MP3wY3dJ2OQzvaITzm5zJU4MoHoat0SahGHCyGgWIuLQFOr6s173aL65HnFERXPPQ/s624/334575596_123106960567435_8225834015531651229_n.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="624" data-original-width="400" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjIMLp0aP7as26s5BrX3QQFD0Wj_kjXZriqjHv-_AcOh6Qs0Ro-LuBuiPaXHvgrbsBxUSRS6W_MtID9N4SyOLI0IR34WngiGK2TgkveipvFXBDYFh261bYy23Bb6MP3wY3dJ2OQzvaITzm5zJU4MoHoat0SahGHCyGgWIuLQFOr6s173aL65HnFERXPPQ/w410-h640/334575596_123106960567435_8225834015531651229_n.jpg" width="410" /></a></div>por <b>César Tiempo</b> #boedo - Como aún no se había creado el Registro Civil no podemos saber la fecha exacta de su nacimiento. Tampoco su apellido. Este pudo ser Godson —equivale a hijo de Dios en inglés— pero resulta que Adán nació antes que Inglaterra, de modo que tenemos que seguirlo llamando Adán a secas. Su nombre, leído a la usanza hebraica, es decir de atrás para adelante, es Nada, como la N de Leandro N. Alem. De ahí extrajo su teoría existencial Jean Paul Sartre al afirmar que todo es nada, pues si Adán es el hombre por antonomasia y el hombre es todo, la filosofía corrosiva y apocalíptica del autor de La Náusea aspira a demostrar que no somos nada, mucho antes de ser trasladados a la quinta del ñato para contemplar el mundo desde la raíz de la lechuga. De todos modos el nombrecito le está bien aplicado porque Dios fabricó a Adán de la nada, es decir de un trozo de barro mojado por la niebla.<br /><br />Según todas las presunciones Adán fue el primer hombre. Charles Darwin, que no alcanzó a conocerlo, apenas se casó escribió un libro titulado The origin of the species by means of natural selection donde trató de convencernos de que el hombre descendía del mono, cosa que puso de mal humor a los lectores de la Biblia y de buen humor a los gorilas. Adán no se enojó porque no pudo enterarse. No leía los diarios. ¡Carencias y privilegios de la antigüedad despreocupada y feliz!<br /><br />Adán vivió una infancia dichosa en el jardín del Edén, solo como un punto sobre una jota. No iba a la escuela, no hacía mandados, no se cortaba el pelo, no lo fotografiaban redondo y desnudo para los álbumes de las tías.<br /><br />Para distraerlo, el Creador inventó los animales y Adán se encargó de darles los nombres correspondientes. Muchas veces nos hemos preocupado por conocer el origen de las denominaciones. Por qué el perro se llama perro, la vaca vaca, el gato gato, el león león. Ahora lo sabemos. Porque así se le antojó a Adán. De algún modo tenía que llamarlos. Y él los llamó de ese modo. Mejor dicho, primero los llamó a gritos. Después por sus nombres.<br /><br />Adán crecía y aquellos juegos empezaron a cansarlo. Resolvió hablarle al señor Dios.<br /><br />—Tata, ¿no le parece que pasarse la vida entre animales no es una cosa muy divertida?<br /><br />—¿Te gustaría ir al cine? Te lo invento.<br /><br />—Solo no. Tendría miedo.<br /><br />—Bueno, mientras haces la siesta voy a pensarlo.<br /><br />Adán se durmió, el Creador le extrajo una costilla, la rellenó y formó a la mujer. (¡Ahora no va a venir Darwin a decirnos que también desciende del mono...!) Así nació Eva, tan hermosa que, al verla, sólo atinó a decirle:<br /><br />—¡Ave!<br /><br />Con lo que inauguró el vesrre, antes que los profetas del lunfardo.<br /><br />Adán y Eva jugaron a todo lo que pueden jugar dos muchachos sanos y fuertes. Pero los mismos juegos terminan por hartar. Y Eva, con más imaginación que Adán, se puso a maquinar algo distinto. Pero como a un micronovelista de teleteatro en tren de fabricar el capítulo XXI, después de haber fabricado otros veinte reiterativos, abusivos y baldíos, no se le ocurría nada. Una serpiente vino a sacarla del apuro. No olvidemos que las serpientes suelen ser verdes. Le aconsejó a Eva, todo inocencia, comer el fruto del árbol prohibido. Un manzano enraizado en los alrededores del Edén, así como se sale, a la derecha, cuyas manzanas se reservaban para las grandes ocasiones. Las manzanas eran de tipo carasucia, pero el Señor las había lustrado esperando que brillaran por su ausencia. Eva empezó con los arrumacos y carantoñas de práctica. Y Adán mordió. Comieron.<br /><br />Al enterarse de lo que habían hecho, Dios montó el picazo. Envió a Eva a un internado de señoritas y obligó a Adán a realizar las más duras tareas del campo. De primer hombre Adán se convirtió en el primer terrateniente. Cercó su campo y dijo: “Esto es mío”. Fue el verdadero fundador de la sociedad civil. Juan Jacobo Rousseau en su Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres, sugiere que Dios hubiera ahorrado al género humano crímenes, guerras, asesinatos, miserias y horrores si arrancando las estacas y cegando y borrando el foso, le hubiese dicho a Adán que era un impostor y que con su actitud estaba perdiendo para siempre a la humanidad al olvidar que los frutos son para todos y que la tierra no pertenece a nadie.<br /><br />Adán, con tierras, desterrado, y entre animales solo, empezó a ser socavado por tremendas nostalgias. Logró filtrar su voz por la radio y acribillar de poemas alusivos a la mujer de sus sueños. Una de sus poesías empezaba así:<br /><br />“Es otoño. Estoy triste. Pienso en ti. Caen las hojas...”<br /><br />Eva se enteró mucho más tarde —cuando se le ocurrió viajar a Buenos Aires— que el alejandrino pertenecía a Pedro Miguel Obligado. Pero su amor por Adán se mantuvo invariable. Todavía tuvo tiempo de cantarle con música de Marina: “No es verdad que con la ausencia/del amor se extinga el culto/si en el alma vive oculto/con la ausencia crece más”. Cuando el Señor se enteró de esos trapicheos sentimentales se puso furioso. Resolvió que Adán moriría ese mismo día, pero como un día para la Divinidad son mil años, le permitió vivir 930, y los 70 restantes quedaron asignados como vida normal de sus descendientes.<br /><br />Expulsados del paraíso, Adán y Eva tuvieron que ponerse a trabajar. Él se empleó en la Defensa Agrícola y ella se dedicó a los quehaceres propios de su sexo. Tuvieron tres hijos. Dos famosos: Abel y Caín. Y un tercero llamado Set que, llevado por su nombre, se dedicó al cine. Asistió a la imperdonable liquidación de Abel por Caín, liquidación cuyo saldo fue la creación del Código Penal, y filmó la escena fatídica, habiéndose perdido el rollo desgraciadamente en los incendios provocados durante la epidemia de fiebre amarilla. Pero que el episodio fratricida ocurrió tal como se cuenta, no podemos ponerlo en duda, pues Abel, efectivamente, dejó de existir. Caín se incorporó a la Legión Extranjera y se dejó la barba, cosa que parece contradictoria pero no lo es. Ya se sabe que en casa de herrero cuchillo de palo. Y él no era precisamente un herrero, sino un guerrero. Ahora cuesta reconocerlo. Eso sí, todavía tiene la captura recomendada.<br /><br />Adán no tuvo abuela, ni suegra, ni tíos, ni sobrinos. Jamás se sacó una camisa porque jamás tuvo oportunidad de ponérsela. Jamás vio televisión. Jamás viajó en ómnibus. Jamás asistió a una mesa redonda. Fue un pan de Dios.<br /><br />Además, fue el primer hombre que se atrevió a dar una vuelta a la manzana. Gracias a él, ustedes y yo estamos en el mundo. Gracias a él, a Adán —y naturalmente, a Eva. Y no, gracias al mono...<br /><br /><br />De Clara Beter y otras fatamorganas, Buenos Aires, Peña Lillo Editor, 1974.<br /> <br />+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++<br /><br />Israel Zeitlin -más conocido por su seudónimo, César Tiempo- nació en Ekaterinoslaw (actualmente Dniepropetrowsk), Ucrania, el 3 de marzo de 1906. En diciembre de ese mismo año, llegó junto a su familia a Buenos Aires. Su infancia transcurrió entre los barrios Villa Crespo y San Cristóba. Falleció en Buenos Aires el 24 de octubre de 1980. Fue un escritor, periodista, editor, dramaturgo y guionista argentino.<br /><br /><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/C%C3%A9sar_Tiempo" target="_blank">https://es.wikipedia.org/wiki/C%C3%A9sar_Tiempo</a><p></p><p> </p><p> <br /><br /></p>Jorge Tejerahttp://www.blogger.com/profile/11933339223230674920noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1142548583328234755.post-23697555006557737032023-03-07T22:11:00.004-03:002023-03-07T22:11:42.605-03:00EL DÍA QUE FLORENTINO ARIZA SE FUE CON LA DISPOSICIÓN IRREVOCABLE DE NO VOLVER JAMAS.<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgOLVZ0hWSJig9f_4RqY9qrEcUA68STyZbd1eUWJyoImc3hKfJz9x1TPdB2XFooNX9DTSOpGY2Kh0RUh1ZVXeiKHbbp62wkkD_BmO6k4JcwN-n2w23-fyifDSsRQzUofJqN6IMu5QhxJ5eu90PRCtRdofjdktao1MxJGrGAnAyZzj6nSZ0A-tB42wpATg/s640/330402204_264848599207244_4743225649686549799_n.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="640" data-original-width="512" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgOLVZ0hWSJig9f_4RqY9qrEcUA68STyZbd1eUWJyoImc3hKfJz9x1TPdB2XFooNX9DTSOpGY2Kh0RUh1ZVXeiKHbbp62wkkD_BmO6k4JcwN-n2w23-fyifDSsRQzUofJqN6IMu5QhxJ5eu90PRCtRdofjdktao1MxJGrGAnAyZzj6nSZ0A-tB42wpATg/w512-h640/330402204_264848599207244_4743225649686549799_n.jpg" width="512" /></a></div>"No le dijo a nadie que se iba, no se despidió de nadie, con el hermetismo férreo con que sólo le reveló a la madre el secreto de su pasión reprimida, pero a la víspera del viaje cometió a conciencia una locura última del corazón que bien pudo costarle la vida. Se puso a la medianoche su traje de domingo, y tocó a solas bajo el balcón de Fermina Daza el valse de amor que había compuesto para ella, que sólo ellos dos conocían y que fue durante tres años el emblema de su complicidad contrariada. Lo tocó murmurando la letra, con el violín bañado en lágrimas, y con una inspiración tan intensa que a los primeros compases empezaron a ladrar los perros de la calle, y luego los de la ciudad, pero después se fueron callando poco a poco por el hechizo de la música, y el valse terminó con un silencio sobrenatural. El balcón no se abrió, ni nadie se asomó a la calle, ni siquiera el sereno que casi siempre acudía con su candil tratando de medrar con las migajas de las serenatas. El acto fue un conjuro de alivio para Florentino Ariza, pues cuando guardó el violín en el estuche y se alejó por las calles muertas sin mirar hacia atrás, no sentía ya que se iba la mañana siguiente, sino que se había ido desde hacía muchos años con la disposición irrevocable de no volver jamás."...<br />Gabriel García Marquez (fragmento de "El amor en los tiempos del cólera"). <br /><p></p>Jorge Tejerahttp://www.blogger.com/profile/11933339223230674920noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1142548583328234755.post-83021078023328274292023-03-07T21:52:00.003-03:002023-03-07T21:52:53.437-03:00EL POEMA "AMANECER" DE BORGES, SOBRE LA FILOSOFIA DE BERKELEY .<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_AXAP4OMZq5n9XMZwqPpMB11Ox69CCxCO5xwONUZI2zRaqJc_HhQc-DT8pS91MKtUBBSXTivUSBN7KLoSGJdIJ4tdKyOb9IC-syidq9NDrGDfec7s0DU5PEyaaJJl4q0IecXv7BCa-2vYlLJ6dORJYZbBdQaoyl9CLsKZcBLREO5rudvg4jlHqvGvkQ/s635/334005358_960165495141001_2157923548579430985_n.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="635" data-original-width="421" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_AXAP4OMZq5n9XMZwqPpMB11Ox69CCxCO5xwONUZI2zRaqJc_HhQc-DT8pS91MKtUBBSXTivUSBN7KLoSGJdIJ4tdKyOb9IC-syidq9NDrGDfec7s0DU5PEyaaJJl4q0IecXv7BCa-2vYlLJ6dORJYZbBdQaoyl9CLsKZcBLREO5rudvg4jlHqvGvkQ/w424-h640/334005358_960165495141001_2157923548579430985_n.jpg" width="424" /></a></div><p></p>George Berkeley, filósofo irlandés, muy influyente cuyo principal logro fue el desarrollo de la filosofía conocida como idealismo subjetivo o inmaterialismo, dado que negaba la realidad de abstracciones como la sustancia material. Analizó las cosas sensibles y halló que estaban compuestas únicamente de impresiones sensibles, es decir, por representaciones o ideas formadas en nuestra mente. Identificó, por consiguiente a las ideas, que eran a su vez impresiones sensibles. A esto llamó Berkeley su idealismo.<br />Así, pues, haciendo abstracción de nuestras percepciones, para Berkeley las cosas sensibles no son nada. Por consiguiente sólo hay seres que perciben y son percibidos, o con otras palabras: "sólo hay ideas y espíritus..."<br />La idea fué recogida por J.L.Borges, como inspiración para escribir su poema "Amanecer", publicado en su libro de poemas "Fervor de Buenos Aires(1923)":<br /><p>AMANECER<br /><br />En la honda noche universal<br /><br />que apenas contradicen los faroles<br /><br />una racha perdida<br /><br />ha ofendido las calles taciturnas<br /><br />como presentimeinto tembloroso<br /><br />del amanecer horrible que ronda<br /><br />los arrabales desmantelados del mundo.<br /><br />Curioso de la sombra<br /><br />y acobardado por la amenaza del alba<br /><br />reviví la tremenda conjetura<br /><br />de Schopenhauer y de Berkeley<br /><br />que declara que el mundo<br /><br />es una actividad de la mente,<br /><br />un sueño de almas,<br /><br />sin base ni propósito ni volumen.<br /><br />Y ya que las ideas<br /><br />no son eternas como el mármol<br /><br />sino inmortales como un bosque o río<br /><br />la doctrina anterior<br /><br />asumió otra forma en el alba<br /><br />y la superstición de esa hora<br /><br />cuando la luz como una enredadera<br /><br />va a implicar las paredes de la sombra,<br /><br />doblegó mi razón<br /><br />y trazó el capricho siguiente:<br /><br />Si están ajenas de sustancia las cosas<br /><br />y si esta numerosa Buenos Aires<br /><br />no es más que un sueño<br /><br />que erigen en compartida magia las almas,<br /><br />hay un instante<br /><br />en que peligra desaforadamente su ser<br /><br />y es el instante estremecido del alba,<br /><br />cuando son pocos los que sueñan el mundo<br /><br />y sólo algunos trasnochadores conservan,<br /><br />cenicienta y apenas bosquejada,<br /><br />la imagen de las calles<br /><br />que definirán después con los otros.<br /><br />¡Hora en que el sueño pertinaz de la vida<br /><br />corre peligro de quebranto,<br /><br />hora en que le sería fácil a Dios<br /><br />matar del todo Su obra!<br /><br />Pero de nuevo el mundo se ha salvado.<br /><br />La luz discurre inventando sucios colores<br /><br />y con algún remordimiento<br /><br />de mi complicidad en el resurgimiento del día<br /><br />solicito mi casa,<br /><br />atónita y glacial en la luz blanca,<br /><br />mientras un pájaro detiene el silencio<br /><br />y la noche gastada<br /><br />se ha quedado en los ojos de los ciegos.<br /><br />(J.L.Borges "Amanecer") Ver menos</p>Jorge Tejerahttp://www.blogger.com/profile/11933339223230674920noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1142548583328234755.post-73949734209673403032023-02-25T19:14:00.002-03:002023-02-25T19:20:23.371-03:00MONIKA ERTL: LA MUJER QUE VENGÓ A ERNESTO GUEVARA.<div dir="auto"><div class="x1iorvi4 x1pi30zi x1swvt13 x1l90r2v" data-ad-comet-preview="message" data-ad-preview="message" id="jsc_c_bd"><div class="x78zum5 xdt5ytf xz62fqu x16ldp7u"><div class="xu06os2 x1ok221b"><span class="x193iq5w xeuugli x13faqbe x1vvkbs x10flsy6 x1lliihq x1s928wv xhkezso x1gmr53x x1cpjm7i x1fgarty x1943h6x x4zkp8e x41vudc x6prxxf xvq8zen xo1l8bm xzsf02u x1yc453h" dir="auto"><div class="x11i5rnm xat24cr x1mh8g0r x1vvkbs xdj266r x126k92a"><div dir="auto" style="text-align: start;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmYBtjXkiMQeMl6E86cDypqz2pKuRAoI_a5k8zcXWD8-gkO2hACsJlA95nocbfH6P9PexmK1Bt5efvPKW0wZpx5zUjaCZzsYgkoDn-JMj6Vhxa8TOJA0pAEpzwNFs3yrcFMG8qrax3I7bV3bQzHiw5ETl9745SyIPCdsBgeDukcFcJrteQ-7WhJKo7CQ/s400/97620_PS87321_MG170815997.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="400" data-original-width="347" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmYBtjXkiMQeMl6E86cDypqz2pKuRAoI_a5k8zcXWD8-gkO2hACsJlA95nocbfH6P9PexmK1Bt5efvPKW0wZpx5zUjaCZzsYgkoDn-JMj6Vhxa8TOJA0pAEpzwNFs3yrcFMG8qrax3I7bV3bQzHiw5ETl9745SyIPCdsBgeDukcFcJrteQ-7WhJKo7CQ/w556-h640/97620_PS87321_MG170815997.jpg" width="556" /></a></div>En 1953 llegó a Bolivia una hermosa adolescente alemana de solo dieciséis años que se llamaba Monika Ertl. Iba a reunirse con su padre, el cineasta bávaro y propagandista de las SS (Schutz Staffel: Escuadras de Protección de Hitler), Hans Ertl (Múnich 1908- Bolivia 2000), que había escapado de Alemania cinco años antes, junto con numerosos asesinos nazis involucrados en crímenes contra la humanidad, entre ellos, Klaus Barbie, <span></span>el conocido «carnicero de Lyon», al cual Monika llamaba «tío». Los trayectos de escape terminaban en paraísos seguros como Argentina, Brasil, Chile, Paraguay, Uruguay y Bolivia. Esta milagrosa fuga se denominó ratlines o «ruta de las ratas», fenómeno que contó con el decidido apoyo de la Iglesia Católica y los servicios secretos de Estados Unidos.</div></div><div class="x11i5rnm xat24cr x1mh8g0r x1vvkbs xtlvy1s x126k92a"><div dir="auto" style="text-align: start;">Hans Ertl el padre de Monika llegó en un barco de la ratline y desembarcó en el archipiélago chileno de Juan Fernández, lugar donde realizó el documental Robinson en 1950. Luego viajó a Bolivia; se fascinó con la exuberancia de la selva, por lo que finalmente decidió establecerse en Chiquitania, un pequeño poblado a cien kilómetros de la ciudad de Santa Cruz en Bolivia. En 1951, compró una propiedad de 3,000 hectáreas en plena selva, entre la espesa vegetación brasileño-boliviana que llamó, nadie sabe por qué, «La Dolorida». En la sala principal, colgaba un retrato del papa Pio XII y afiches de películas que había realizado como camarógrafo junto a la conocida cineasta nazi, Leni Riefenstahl. Su vecino y amigo era nada menos que el futuro dictador boliviano, Hugo Banzer Suárez (1926-2002). Dos años más tarde, Hans recibía a su familia en una casa construida con material autóctono que fue el hogar hasta su muerte en el año 2000. Naturalmente, la enorme hacienda asombró a la joven Monika que esperaba encontrar a su padre en la clandestinidad como prófugo de la justicia europea y no como gran latifundista. «Es gracias al trabajo y esfuerzo», respondía él. Pero la pregunta que siguió flotando en la cabeza de Monika y que caía de cajón es de dónde realmente sacaban dinero e influencias los jerarcas nazis para mantener tal estándar de vida y sobornar a las autoridades locales.</div></div><div class="x11i5rnm xat24cr x1mh8g0r x1vvkbs xtlvy1s x126k92a"><div dir="auto" style="text-align: start;">La infancia de Monika transcurrió en una Alemania que vivía en medio de la convulsión nazi, en un círculo cerrado y racista en el que brillaban siniestros personajes del holocausto judío, no obstante, para ella eran amigos de la familia. De la potente propaganda nazi, ella admitía solamente las imágenes que filmaba su propio padre, pero no el contenido antijudío, puesto que tenía muchas amigas que asistían a la sinagoga y no eran los monstruos que anunciaban los medios de comunicación, el cinematógrafo y los muros de la ciudad. Ella adoraba el cine y a su padre, por eso cuando llegó a Bolivia aprendió el arte de su progenitor como camarógrafa y lo acompañó desde muy joven en las filmaciones que hacía en la selva, donde sufrió un primer impacto al encontrarse, a cada paso, con gente hambrienta y niños desnutridos. Comenzó a comprender lo que era la miseria de campesinos sin futuro que se arrastraba por siglos. Estudió en colegios autoritarios y como una forma de independizarse, al cumplir 21 años, Monika se casó con Hans «Juan» Harchies, un boliviano de ascendencia alemana dedicado a la minería y se estableció, primeramente, en el norte de Chile, cerca de las minas de cobre, más tarde frecuentó los yacimientos de Sewell, en la zona central del país y en ambas partes conoció la sombría existencia de los mineros chilenos.</div></div><div class="x11i5rnm xat24cr x1mh8g0r x1vvkbs xtlvy1s x126k92a"><div dir="auto" style="text-align: start;">A pesar de que su matrimonio duró diez años, con el tiempo se fue entibiando hasta convertirse en dos extraños que compartían una vivienda. Pensaban radicalmente diferente y miraban la vida con ópticas opuestas. Decidió separarse. Sin embargo, este tiempo no fue en vano para Monika. Conoció personalmente la desesperanza de los trabajadores en Chile y Bolivia, considerándolo un dilema latinoamericano con raíces más profundas que la «holgazanería de los pobres», como opinaba su marido. También dispuso de tiempo para leer y comprender que su padre, a pesar de quererlo mucho, pertenecía a un grupo de alemanes que perpetraron uno de los peores genocidios de la historia y que su exilio era, en realidad, una fuga de miles de criminales con pasaportes falsos otorgados por el Vaticano, bajo el mandato del papa Pio XII, el «papa de Hitler». Asimismo, descifró, a través de un historiador amigo, de dónde provenían (en parte) los recursos financieros para mantener el nivel de vida de los nazis en América Latina: dos días después del suicidio de Hitler, el 30 de abril de 1945, un destacamento de las SS, vestidos de civil, se abrieron paso entre las fuerzas aliadas llevando varios cofres de plomo escondidos entre pertenencias personales que dejaron en un lugar seguro. Los oficiales de la Gestapo se reúnen en Roma con el secretario de Estado Vaticano, monseñor Giovanni Battista Montini, más tarde el papa Pablo VI y cierran los acuerdos confidenciales que suministran a los oficiales de la SS, el respaldo financiero e institucional. Por otra parte, se enteró por su amigo que, en Flensburgo, base central de los submarinos nazis, cargaron cien toneladas de oro y otros metales preciosos en varias embarcaciones y el 28 de marzo 1945, los sumergibles germanos llegaron a las costas de San Clemente del Tuyú en Argentina donde los esperaban varios camiones. No alcanzó a pasar un mes y se realizaron diversos depósitos, con enormes cantidades, en diferentes bancos, a nombre de María Eva Duarte, esposa del presidente Perón de Argentina y así sucedió con numerosos gobernantes latinoamericanos. Grandes sumas de dinero, agregó el historiador, también provenían de la comercialización de las 600,000 obras de arte que saquearon a sus propietarios (Cranach, Van Gogh, Goya, Rembrandt, Rubens, Tiziano, Velázquez y Klimt, entre otros). Sin duda, disponían de enormes recursos para negociar y financiar cómodamente su estadía y conseguir el respaldo de los gobiernos locales, la Iglesia y de la CIA. Además, descubrió que su afectuoso «tío», Klaus Barbie, era el responsable en Francia de la muerte de 840 personas, entre ellas de 41 niños judíos.</div></div><div class="x11i5rnm xat24cr x1mh8g0r x1vvkbs xtlvy1s x126k92a"><div dir="auto" style="text-align: start;">Al principio, la sensibilidad social de Monika se volcó hacia las causas nobles; entre otras cosas, ayudó a fundar un hogar para huérfanos en La Paz, ahora convertido en hospital, pero se dio cuenta de que las obras de caridad eran migajas que no remediaban la condición de miseria que genera el subdesarrollo. En ese lapso, hizo amistad con la izquierda boliviana y comunistas alemanes, que fueron de importancia para su postura política. Fue así como a los 23 años, a finales de los 60, todavía casada, ingresó al ELN (Ejército de Liberación Nacional) de Bolivia. Inicialmente tuvo un papel más bien pasivo en la lucha guerrillera, pero dos hechos posteriores cambiaron su perspectiva: el 31 de agosto de 1967 muere en combate la argentina Haydee Tamara Bunke Bíder, conocida como «Tania la guerrillera» y el otro hecho que la conmocionó fue el asesinato del Che Guevara a quien ella admiraba profundamente. Para entender a Monika y su proceso personal, se hace necesaria una recapitulación del entorno político.</div></div><div class="x11i5rnm xat24cr x1mh8g0r x1vvkbs xtlvy1s x126k92a"><div dir="auto" style="text-align: start;">Entre 1966 y 1967 se activa la Guerrilla Boliviana, también llamada Guerrilla de Ñancahuazú, dirigida por Ernesto Guevara, quien organiza la incipiente rebelión, duramente combatida por el Ejército de Bolivia con la ayuda de Estados Unidos. En ese lapso, el ELN emprendió 22 batallas durante once meses en situaciones adversas, como lluvia y frío en terrenos hostiles, falta de agua y alimentos que exigieron una abrumadora cuota de sacrificio. El 7 de noviembre, llegan extenuados hasta la Quebrada del Yuro y, al día siguiente, el Che fue herido y apresado en una emboscada. Lo trasladaron a la escuelita La Higuera donde, sin éxito, trataron de interrogarlo. La CIA lo quería vivo para mostrar al mundo su victoria sobre el terrorismo, pero los generales bolivianos René Barrientos y Alfredo Ovando decidieron asesinarlo. Ovando opinó que «con la popularidad mundial que tiene este hombre, capaz que salga libre». La orden llegó el 8 de noviembre y la mañana siguiente, el suboficial Marcelo Terán Salazar, con su ametralladora, le descargó nueve tiros en el pecho. Más tarde, por órdenes del coronel y agente de la CIA, Roberto «Toto» Quintanilla Pereira, le cortaron las manos como trofeo del militar boliviano bajo la excusa que era para verificar las huellas digitales.</div></div><div class="x11i5rnm xat24cr x1mh8g0r x1vvkbs xtlvy1s x126k92a"><div dir="auto" style="text-align: start;">Estos sanguinarios hechos modificaron la perspectiva de Monika y, con esa profanación, el coronel Quintanilla firmó su sentencia de muerte. Desde entonces, la apacible Monika se propuso una misión de alto riesgo: vengar al Che Guevara en el momento que fuera posible. Se dedicó inicialmente a la reconstrucción del movimiento, ayudando a los combatientes que habían sobrevivido, particularmente a los hermanos Inti y Chato Peredo, incondicionales del Che en la dirección del ELN y, gracias a su capacidad de organización, se convirtió —bajo el nombre de batalla de Imilla— en uno de los principales dirigentes de la organización, participando directamente en acciones rebeldes como en el atraco a un banco para recaudar fondos. En 1969, Monika recibe otro golpe: el coronel Quintanilla da muerte a Guido «Inti» Peredo, después de torturarlo brutalmente en un operativo urbano calificado como «baño de sangre», asesorados por Klaus Barbie, que trabajaba en operaciones de inteligencia del Ministerio de Interior.</div></div><div class="x11i5rnm xat24cr x1mh8g0r x1vvkbs xtlvy1s x126k92a"><div dir="auto" style="text-align: start;">Aparte de ocuparse de las operaciones del ELN, a Monika le daba vueltas en su cabeza la idea de castigar el ultraje a su comandante Guevara y la muerte de sus compañeros. Cabe destacar que con Inti Peredo mantuvo una relación amorosa durante ese periodo. El militar boliviano figuraba en primer lugar como «blanco» de los guerrilleros. Por esta razón, en 1970, temiendo por su vida, el gobierno lo envía a Hamburgo como cónsul general. Cuando Monika se enteró, la idea comenzó a tomar cuerpo y resolvió que para la venganza ningún camino es largo. Viajó 11,000 kilómetros a su país natal y se instaló en Hamburgo.</div></div><div class="x11i5rnm xat24cr x1mh8g0r x1vvkbs xtlvy1s x126k92a"><div dir="auto" style="text-align: start;">La madrugada del día 1° de abril de 1971, Monika ajustó la falda, terminó de maquillarse para colocarse la peluca y acomodarse los guantes. Al mirarse al espejo, parecía una actriz de cine. Subió al metro algo nerviosa y descendió en la parada anterior a su lugar de destino. Caminó rápido hacia el consulado boliviano donde había solicitado una cita con el diplomático, presentándose como turista australiana. La secretaria la hizo pasar a la oficina del señor Quintanilla para que lo esperara. Su mirada recorre una imagen del lago Titicaca que colgaba en el muro, junto a diplomas militares y fotografías de él en uniforme. Ella palpó apaciblemente el arma liviana que llevaba en la cartera.</div></div><div class="x11i5rnm xat24cr x1mh8g0r x1vvkbs xtlvy1s x126k92a"><div dir="auto" style="text-align: start;">Quintanilla, conocido mujeriego, se engalanaba siempre que tenía una reunión con el sexo opuesto. Ese día vistió un traje oscuro, corbata de lana azul que contrastaba con la impecable camisa blanca y el bigote afeitado al estilo militar. Llegó a las nueve treinta y al entrar en su despacho quedó perplejo con la belleza de la mujer que lo aguardaba. Se acicaló el bigote con sus dedos y le preguntó con una sonrisa seductora «¿en qué puedo servirla?» Ella se levantó calmadamente, sacó el Colt 38 y le descerrajó tres certeros balazos en el pecho. En los segundos que apuntó, antes de apretar el gatillo, él se quedó inmóvil, como petrificado. Sabía que lo buscaban los guerrilleros, pero nunca pensó que la venganza lo sorprendería encarnada en una mujer tan atractiva de profundos ojos color del cielo. La secretaria, al escuchar los balazos, se encerró en el baño y al salir encontró, tirados en el piso, la peluca, la cartera, el arma y un trozo de papel donde se leía: «Victoria o Muerte. ELN».</div></div><div class="x11i5rnm xat24cr x1mh8g0r x1vvkbs xtlvy1s x126k92a"><div dir="auto" style="text-align: start;">Lo único que se logró descifrar fue que la pistola utilizada por Monika pertenecía al editor, político y activista comunista italiano, Giangiacomo Feltrinelli, quien en ese período se encontraba en la clandestinidad política. Nunca se pudo probar la autoría de la guerrillera, sin embargo, comenzó una cacería que atravesó países y continentes, siendo la mujer más buscada del mundo por los servicios bolivianos y la CIA. Fue vista en Francia y en Cuba, utilizando un pasaporte argentino, aunque al final regresó a Bolivia. Esta persecución solo encontró su fin cuando Monika fue apresada el 12 de mayo de 1973, en una emboscada que le tendió su «tío» Klaus Barbie que, por una casualidad, días antes la había reconocido en una plaza en La Paz vestida de hippie junto a un compañero de cabello largo. La siguieron por algunos días hasta que se produjo la encerrona en la cual fue arrestada, torturada y luego asesinada. El cuerpo nunca fue entregado a sus familiares y yace en una fosa común en algún lugar desconocido del país boliviano, destacando una vez más el lado invisible de una mujer que lucha por ideales de su época. Para algunos, su nombre quedó estampado como guerrillera, asesina o terrorista, pero para otros, como una mujer valiente que cumplió con una misión.</div><div dir="auto" style="text-align: start;"> </div></div><div class="x11i5rnm xat24cr x1mh8g0r x1vvkbs xtlvy1s x126k92a"><div dir="auto" style="text-align: start;">Nota: </div><div dir="auto" style="text-align: start;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgAZSoveHoKEGyMLqddB0JSjo2nNMcdsiyoTxjCztIB7C8GCpUYfSEKQDfg-lyUC5vJds1cn2eOai9_O3Cz9Dpejy4hEHug9B24k3ueOI0tmxys4BzoFJn0APrjhLfJMbcGUFu36S_EoxG0vO2skCtVhKcwfQF5s-fsJUtjHRZurK_qqCId_8cBZvHVhw/s275/%C3%ADndice.jpeg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="275" data-original-width="183" height="226" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgAZSoveHoKEGyMLqddB0JSjo2nNMcdsiyoTxjCztIB7C8GCpUYfSEKQDfg-lyUC5vJds1cn2eOai9_O3Cz9Dpejy4hEHug9B24k3ueOI0tmxys4BzoFJn0APrjhLfJMbcGUFu36S_EoxG0vO2skCtVhKcwfQF5s-fsJUtjHRZurK_qqCId_8cBZvHVhw/w144-h226/%C3%ADndice.jpeg" width="144" /></a></div> El coronel del Ejercito boliviano y agente de la CIA, Roberto Quintanilla Pereira, egresado de la Escuela de las Américas de Panamá: un cuadro táctico entrenado por las fuerzas especiales de los Estados Unidos en la lucha contrainsurgente.jefe de inteligencia de las fuerzas armadas de Bolivia y cónsul en Alemania, fue quien comando la captura del Che y el autor de la afrenta final, cuando mandara a mutilar las manos del Comandante Guevara.</div><div dir="auto" style="text-align: start;"> </div><div dir="auto" style="text-align: start;"> <div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg038tXkWC_y3NlQPIQ7ThKrUxBa0rNiwbGSjjrD0C4aJeWWU0Uur2NzTydvBuy_LAU6Izstce1Rm6d9esqaDmo3qOld3bbm1rFuPJ4J9CbSi4JNpm3A4OHKT6rEBozdyu28qK5lxvgeBc0SK4LrOPAv3V02IvmI_ae_cdzKtKmPHIsLLspu1nnPSpgZw/s600/46792.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="510" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg038tXkWC_y3NlQPIQ7ThKrUxBa0rNiwbGSjjrD0C4aJeWWU0Uur2NzTydvBuy_LAU6Izstce1Rm6d9esqaDmo3qOld3bbm1rFuPJ4J9CbSi4JNpm3A4OHKT6rEBozdyu28qK5lxvgeBc0SK4LrOPAv3V02IvmI_ae_cdzKtKmPHIsLLspu1nnPSpgZw/w544-h640/46792.jpg" width="544" /></a></div><br /></div></div></span></div></div></div></div><p> </p>Jorge Tejerahttp://www.blogger.com/profile/11933339223230674920noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1142548583328234755.post-71896371575710965522023-02-17T19:24:00.001-03:002023-02-17T19:24:19.085-03:00ANGEL VILLOLDO ARROYO, PADRE DEL TANGO Y ABUSADOR DE LOS ALIAS.<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjXdpgot5PVzgaJk6d8q9_a99fH0gnJTsQDGTAMNADP9GIvkaa8u4fOuoV6-UbxLfs5zdYs6uMjzJP5nz0TCuWb-l0oaabOTsKxW1QbyOAXzLLREgGcybQGWkzxfxxUIEKLX0ziKz2bIKUL1K1jzJ5vbVR-JP7Pw463pgpdtcfWCxAc0oq2gAOjGdInyg/s517/villoldo.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="517" data-original-width="400" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjXdpgot5PVzgaJk6d8q9_a99fH0gnJTsQDGTAMNADP9GIvkaa8u4fOuoV6-UbxLfs5zdYs6uMjzJP5nz0TCuWb-l0oaabOTsKxW1QbyOAXzLLREgGcybQGWkzxfxxUIEKLX0ziKz2bIKUL1K1jzJ5vbVR-JP7Pw463pgpdtcfWCxAc0oq2gAOjGdInyg/w496-h640/villoldo.jpg" width="496" /></a></div>por <b>Teodoro Boot - </b>Corría 1861 cuando en el barrio de Barracas nacía el llamado “Padre del Tango”. Era un 16 de febrero y a sus progenitores no se les ocurrió mejor conjuro contra los maleficios y las tentaciones de la mala vida que bautizarlo “Ángel”.<br />No dio resultado: ya desde niño Ángel Gregorio Villoldo Arroyo, quien abusaría de los alias (A. Gregorio, Fray Pimiento, Gregorio Giménez, Ángel Arroyo, Mario Reguero, Lope de la Verga, Antonio Techotra y otras lindezas de similar tenor) fue canillita, resero, cuarteador, clown en un circo de San Cristóbal, tipógrafo en el diario La Nación, hasta adecentarse tras su paso por quilombos y lupanares, como recitador, cantor, letrista y compositor. Diestro para el piano, el violín, la guitarra y la armónica, instrumentos estos dos que ejecutaba a un tiempo mediante un artilugio de su invención mediante el que la armónica estaba sujeta por una varilla por encima de la guitarra (décadas después, el artilugio inspiró al cantautor estadounidense Robert Allen Zimmerman, más conocido como Bob Dylan, quien a su vez inspiraría al también cantautor León Gieco, alias del cordobés Raúl Alberto Gieco, lo que vendría a demostrar sobradamente y por si hiciera falta, que, al decir del filósofo Macedonio Fernández, las ideas son del primero que las roba).<br />Cuando desmontaba la armónica, el Padre del Tango desentonaba con voz bastante más atiplada que la de sus dos mencionados seguidores, lo que parece haber sido del gusto de la época ya que pronto le proporcionó fama en bodegones y casas de malvivir.<br />Gran amigo de otros frecuentadores de quilombos, como el actor y cajetilla Florencio Parravicini, el oriental Alfredo Eusebio Gobbi (con quien en 1903 y patrocinados por las grandes tiendas Gath y Chávez marcharía a Europa) y Rosendo Mendizábal (quien de no haber sido negro y malgastado su dinero en prostitutas, para luego vivir de ellas, o más precisamente de sus clientes, tocando el piano en los burdeles, tras componer su magnífico tema “El entrerriano”, podría con mucha mayor justicia ser considerado el auténtico Padre del Tango.<br />De pluma fácil y procaz ingenio, Ángel Gregorio escribió coplas para comparsas carnavalescas y numerosos poemas y prosas para famosas revistas de la época, como Caras y Caretas, Fray Mocho y P.B.T., así como piezas teatrales («Fosforito», «El Mayordomo» y «Los Nocheros»), representadas en el teatro Roma por sus amigos Pepita Avellaneda y el mencionado Parravicini.<br />Su chispa y fácil verba le sirvieron para entreverarse con payadores y brindar actuaciones poco académicas y por lo general de decidido mal gusto,pero descolló como compositor de temas como “El Porteñito”, “El esquinazo”, “La budinera”, “Soy tremendo”, “Cantar eterno”, “”Arrimate vida mía”, “Pasionarias”, Beso criollo, “Chiflale que va a venir”, “Cuerpo de alambre”, “De farra en el cabaret”, “El ñato Romero”,<br />“El pinchazo”, “La pipeta”, “Papita pa'l loro”, “Sacame una película gordito”, “Te la di chanta”, “Yunta brava”, “La morocha”, “La reja o “¡Cuidado con los cincuenta!" (en alusión al edicto policial que prohibía piropear a las damas surgido del caletre del inefable coronel Ramón Falcón) y muchos temas más, en un mundo en permanente transformación y decadencia, hoy considerados “clásicos”. No obstante es básicamente recordado por “El choclo”, gracias al menosprecio del que sería víctima el arte de Rosendo Mendizábal, tenido por auténtico himno nacional antes de que, para unánime y justificada indignación oriental, a una delegación olímpica argentina se le diera por desfilar al ritmo de “La comparsita”, festiva marchita salida del magín de un joven estudiante uruguayo.<br />En vista de los gustos y antecedentes de Ángel Gregorio, sería fácil deducir a qué aludiría el título de este tango-milonga, en auténtico 2x4, creado en el año 1905, cuando todavía en los locales decentes estaba prohibida la interpretación de la música prostibularia. No obstante, con su amigo José Luis Roncallo, director de una orquesta de música clásica en el Restaurante Americano, lo presentaban como Danza Criolla, lo que les permitió interpretarlo noche tras noche con la consiguiente buena acogida y entusiasmo del público.<br />Pero jamás podrá saberse si Ángel Gregorio había optado por tomar por la buena senda o si continuaba burlándose de las personas decentes. Para el polígrafo Carlos Manus, el título del emblemático tango proviene de las costumbres de una fonda de también equívoco nombre, a la que Ángel Gregorio concurría con asiduidad. En “El Pinchazo”, ubicada en el pasaje Carabelas, se cocinaban tan enormes como inocentes pucheros en humeante olla de hierro en la que, por diez centavos adicionales al precio del caldo, el interesado podía introducir un largo pincho y sacar un ingrediente, siendo el choclo no sólo la pieza más codiciada, sino la que inevitablemente embocaba Ángel Gregorio.<br />La letra de la primera versión parece desmentir al ilustre estudioso, ya que no alude a ninguna clase de puchero ni a nada lógico o medianamente comprensible:<br />De un grano nace la planta<br />que más tarde nos da el choclo<br />por eso de la garganta<br />dijo que estaba humilloso.<br />Y yo como no soy otro<br />más que un tanguero de fama<br />murmuro con alborozo<br />está muy de la banana...<br />Más tarde, será el propio autor del desatino quien, bajo el título de “Cariño puro”, le agregará nueva letra, sin que el extraño diálogo resultante consiga aclararnos el misterio:<br />Ay mi china que tengo mucho que hablarte,<br />de una cosa que a vos no te va a gustar<br />Largá el rollo que escucho y explicate<br />Lo que pases no es tontera,<br />pues te juro que te digo la verdad.<br />Dame un beso no me vengas con chanela<br />dejate de tonteras, no me hagas esperar.<br />Pero tampoco conseguirá otorgarle alguna lógica el cantor y compositor Juan Carlos Marambio Catán, quien en 1930 y a pedido de la hermana del ya fallecido Ángel Gregorio hizo una nueva letra que tuvo la virtud de aportar aun mayor confusión:<br />Fue aquella noche<br />que todavía me aterra<br />cuando ella que era mía<br />jugó con mi pasión.<br />Y en duelo a muerte<br />con quien robó mi vida<br />mi daga gaucha<br />partió su corazón<br />Sin embargo, advertido por la señora Irene Villoldo de que El Choclo al que aludía su hermano no era el fruto de una gramínea mi mucho menos lo que todos estaban malpensando, sino el apodo que a raíz del color de su pelambre había recibido un malevo con parada en la intersección de las calles Lavalle y Junín, luego de hacerlo amasijar a su rival, el poeta obliga al engañado guapo a declarar:<br />Y me llamaban<br />El Choclo, compañero;<br />tallé en los entreveros<br />seguro y fajador.<br />Cuando en 1947, el director de cine Luis Buñuel, precursor español del surrealismo, quiso incluirlo para su película “El gran casino” (también conocida como “En el viejo Tampico”) a ser protagonizada por Jorge Negrete y Libertad Lamarque, la diva y cancionista argentina, muy razonable y realísticamente adujo que no se trataba de un tema adecuado para ser cantado por una señora, tanto de la mala como de la buena vida, de resultas de lo cual el poeta Enrique Santos Discépolo elaboraría otra letra, firmando un convenio con Marambio Catán, “atenta la participación de ambos autores”, según el cual las regalías se repartirían por mitades.<br />La nueva letra, debe admitirse a casi cuarenta años del fallecimiento de Marambio Catán, elaborada enteramente por Discépolo, ha sido la más difundida y la que mejor se adapta al ritmo y la melodía originales, aunque ya extraviando en forma definitiva la razón del título y tal vez hasta la razón a secas, al agregar un nuevo y extravagante personaje: Carancanfunfa, quien tras hacerse al mar con una misteriosa bandera<br />en un pernód mezcló a París con Puente Alsina.<br />Fuiste compadre del gavión y de la mina,<br />y hasta comadre del bacán y la pebeta.<br />Ángel Gregorio Villoldo Arroyo, aun sin saber el derrotero que correría su milonga y convertido en un personaje de los detestables y depresivos tangos del futuro, tan diferentes de los festivos temas de su autoría, moriría pobre y entristecido a raíz de la demencia que sorpresivamente aquejó a la mujer que amaba. Afiliado en París a la Sociedad Francesa de Autores y fundador en nuestro país de la Sociedad del Pequeño Derecho, entidad precursora de SADAIC, este pionero de la lucha por los derechos autorales jamás cobraría un peso en concepto de regalías por ninguna de sus obras. El primer cheque le llegó, proveniente de Francia, cuando ya había sido asesinado por un tranvía, un infausto 14 de octubre de 1919.<br />por Teodoro Boot<br /><br />Corría 1861 cuando en el barrio de Barracas nacía el llamado “Padre del Tango”. Era un 16 de febrero y a sus progenitores no se les ocurrió mejor conjuro contra los maleficios y las tentaciones de la mala vida que bautizarlo “Ángel”.<br />No dio resultado: ya desde niño Ángel Gregorio Villoldo Arroyo, quien abusaría de los alias (A. Gregorio, Fray Pimiento, Gregorio Giménez, Ángel Arroyo, Mario Reguero, Lope de la Verga, Antonio Techotra y otras lindezas de similar tenor) fue canillita, resero, cuarteador, clown en un circo de San Cristóbal, tipógrafo en el diario La Nación, hasta adecentarse tras su paso por quilombos y lupanares, como recitador, cantor, letrista y compositor. Diestro para el piano, el violín, la guitarra y la armónica, instrumentos estos dos que ejecutaba a un tiempo mediante un artilugio de su invención mediante el que la armónica estaba sujeta por una varilla por encima de la guitarra (décadas después, el artilugio inspiró al cantautor estadounidense Robert Allen Zimmerman, más conocido como Bob Dylan, quien a su vez inspiraría al también cantautor León Gieco, alias del cordobés Raúl Alberto Gieco, lo que vendría a demostrar sobradamente y por si hiciera falta, que, al decir del filósofo Macedonio Fernández, las ideas son del primero que las roba).<br />Cuando desmontaba la armónica, el Padre del Tango desentonaba con voz bastante más atiplada que la de sus dos mencionados seguidores, lo que parece haber sido del gusto de la época ya que pronto le proporcionó fama en bodegones y casas de malvivir.<br />Gran amigo de otros frecuentadores de quilombos, como el actor y cajetilla Florencio Parravicini, el oriental Alfredo Eusebio Gobbi (con quien en 1903 y patrocinados por las grandes tiendas Gath y Chávez marcharía a Europa) y Rosendo Mendizábal (quien de no haber sido negro y malgastado su dinero en prostitutas, para luego vivir de ellas, o más precisamente de sus clientes, tocando el piano en los burdeles, tras componer su magnífico tema “El entrerriano” – https://www.youtube.com/watch?v=LQWg-zeHKUg –, podría con mucha mayor justicia ser considerado el auténtico Padre del Tango).<br />De pluma fácil y procaz ingenio, Ángel Gregorio escribió coplas para comparsas carnavalescas y numerosos poemas y prosas para famosas revistas de la época, como Caras y Caretas, Fray Mocho y P.B.T., así como piezas teatrales («Fosforito», «El Mayordomo» y «Los Nocheros»), representadas en el teatro Roma por sus amigos Pepita Avellaneda y el mencionado Parravicini.<br />Su chispa y fácil verba le sirvieron para entreverarse con payadores y brindar actuaciones poco académicas y por lo general de decidido mal gusto,pero descolló como compositor de temas como “El Porteñito”, “El esquinazo”, “La budinera”, “Soy tremendo”, “Cantar eterno”, “”Arrimate vida mía”, “Pasionarias”, Beso criollo, “Chiflale que va a venir”, “Cuerpo de alambre”, “De farra en el cabaret”, “El ñato Romero”,<br />“El pinchazo”, “La pipeta”, “Papita pa'l loro”, “Sacame una película gordito”, “Te la di chanta”, “Yunta brava”, “La morocha”, “La reja o “¡Cuidado con los cincuenta!" (en alusión al edicto policial que prohibía piropear a las damas surgido del caletre del inefable coronel Ramón Falcón) y muchos temas más, en un mundo en permanente transformación y decadencia, hoy considerados “clásicos”. No obstante es básicamente recordado por “El choclo”, gracias al menosprecio del que sería víctima el arte de Rosendo Mendizábal, tenido por auténtico himno nacional antes de que, para unánime y justificada indignación oriental, a una delegación olímpica argentina se le diera por desfilar al ritmo de “La comparsita”, festiva marchita salida del magín de un joven estudiante uruguayo.<br />En vista de los gustos y antecedentes de Ángel Gregorio, sería fácil deducir a qué aludiría el título de este tango-milonga, en auténtico 2x4, creado en el año 1905, cuando todavía en los locales decentes estaba prohibida la interpretación de la música prostibularia. No obstante, con su amigo José Luis Roncallo, director de una orquesta de música clásica en el Restaurante Americano, lo presentaban como Danza Criolla, lo que les permitió interpretarlo noche tras noche con la consiguiente buena acogida y entusiasmo del público.<br />Pero jamás podrá saberse si Ángel Gregorio había optado por tomar por la buena senda o si continuaba burlándose de las personas decentes. Para el polígrafo Carlos Manus, el título del emblemático tango proviene de las costumbres de una fonda de también equívoco nombre, a la que Ángel Gregorio concurría con asiduidad. En “El Pinchazo”, ubicada en el pasaje Carabelas, se cocinaban tan enormes como inocentes pucheros en humeante olla de hierro en la que, por diez centavos adicionales al precio del caldo, el interesado podía introducir un largo pincho y sacar un ingrediente, siendo el choclo no sólo la pieza más codiciada, sino la que inevitablemente embocaba Ángel Gregorio.<br />La letra de la primera versión parece desmentir al ilustre estudioso, ya que no alude a ninguna clase de puchero ni a nada lógico o medianamente comprensible:<br />De un grano nace la planta<br />que más tarde nos da el choclo<br />por eso de la garganta<br />dijo que estaba humilloso.<br />Y yo como no soy otro<br />más que un tanguero de fama<br />murmuro con alborozo<br />está muy de la banana...<br />Más tarde, será el propio autor del desatino quien, bajo el título de “Cariño puro”, le agregará nueva letra, sin que el extraño diálogo resultante consiga aclararnos el misterio:<br />Ay mi china que tengo mucho que hablarte,<br />de una cosa que a vos no te va a gustar<br />Largá el rollo que escucho y explicate<br />Lo que pases no es tontera,<br />pues te juro que te digo la verdad.<br />Dame un beso no me vengas con chanela<br />dejate de tonteras, no me hagas esperar.<br />Pero tampoco conseguirá otorgarle alguna lógica el cantor y compositor Juan Carlos Marambio Catán, quien en 1930 y a pedido de la hermana del ya fallecido Ángel Gregorio hizo una nueva letra que tuvo la virtud de aportar aun mayor confusión:<br />Fue aquella noche<br />que todavía me aterra<br />cuando ella que era mía<br />jugó con mi pasión.<br />Y en duelo a muerte<br />con quien robó mi vida<br />mi daga gaucha<br />partió su corazón<br />Sin embargo, advertido por la señora Irene Villoldo de que El Choclo al que aludía su hermano no era el fruto de una gramínea mi mucho menos lo que todos estaban malpensando, sino el apodo que a raíz del color de su pelambre había recibido un malevo con parada en la intersección de las calles Lavalle y Junín, luego de hacerlo amasijar a su rival, el poeta obliga al engañado guapo a declarar:<br />Y me llamaban<br />El Choclo, compañero;<br />tallé en los entreveros<br />seguro y fajador.<br />Cuando en 1947, el director de cine Luis Buñuel, precursor español del surrealismo, quiso incluirlo para su película “El gran casino” (también conocida como “En el viejo Tampico”) a ser protagonizada por Jorge Negrete y Libertad Lamarque, la diva y cancionista argentina, muy razonable y realísticamente adujo que no se trataba de un tema adecuado para ser cantado por una señora, tanto de la mala como de la buena vida, de resultas de lo cual el poeta Enrique Santos Discépolo elaboraría otra letra, firmando un convenio con Marambio Catán, “atenta la participación de ambos autores”, según el cual las regalías se repartirían por mitades.<br />La nueva letra, debe admitirse a casi cuarenta años del fallecimiento de Marambio Catán, elaborada enteramente por Discépolo, ha sido la más difundida y la que mejor se adapta al ritmo y la melodía originales, aunque ya extraviando en forma definitiva la razón del título y tal vez hasta la razón a secas, al agregar un nuevo y extravagante personaje: Carancanfunfa, quien tras hacerse al mar con una misteriosa bandera<br />en un pernód mezcló a París con Puente Alsina.<br />Fuiste compadre del gavión y de la mina,<br />y hasta comadre del bacán y la pebeta.<br />Ángel Gregorio Villoldo Arroyo, aun sin saber el derrotero que correría su milonga y convertido en un personaje de los detestables y depresivos tangos del futuro, tan diferentes de los festivos temas de su autoría, moriría pobre y entristecido a raíz de la demencia que sorpresivamente aquejó a la mujer que amaba. Afiliado en París a la Sociedad Francesa de Autores y fundador en nuestro país de la Sociedad del Pequeño Derecho, entidad precursora de SADAIC, este pionero de la lucha por los derechos autorales jamás cobraría un peso en concepto de regalías por ninguna de sus obras. El primer cheque le llegó, proveniente de Francia, cuando ya había sido asesinado por un tranvía, un infausto 14 de octubre de 1919.<p></p>Jorge Tejerahttp://www.blogger.com/profile/11933339223230674920noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1142548583328234755.post-87846063105446744022023-02-11T11:16:00.000-03:002023-02-11T11:18:53.874-03:00CRÓNICA DEL FUGAZ PASO POR LA LITERATURA, DE CLARA BETER, LA VOZ ANGUSTIOSA DE LOS LUPANARES.<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj_HL5AnP_a-4gN5yHHdnO0Z8BqZVIhadmWgQtOWx4v9BbC-dGeI9JcNfLw99oxAfcuyXONNr8xV6mS33M24E5UaqmQcUItgGdzw6NX1X5pAasHwXmeQSVe8nd4omUWfbRILQF1ypQY4fuZzQLSJht21KsP0kdC3t0UzBpPcfS-Jz3Fpi27pzVMh36uhA/s1024/5f6270887468f.jpeg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="626" data-original-width="1024" height="245" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj_HL5AnP_a-4gN5yHHdnO0Z8BqZVIhadmWgQtOWx4v9BbC-dGeI9JcNfLw99oxAfcuyXONNr8xV6mS33M24E5UaqmQcUItgGdzw6NX1X5pAasHwXmeQSVe8nd4omUWfbRILQF1ypQY4fuZzQLSJht21KsP0kdC3t0UzBpPcfS-Jz3Fpi27pzVMh36uhA/w400-h245/5f6270887468f.jpeg" width="400" /></a></div>por <b>Teodoro Boot</b> - Hacia fines del siglo XIX y principios del XX la trata de blancas era un próspero negocio en Buenos Aires, Rosario, Montevideo, Río de Janeiro y otras grandes ciudades sudamericanas. <p></p><p>Las mismas razones que en Europa llevaban a tantos hombres solos a dejar atrás su tierra, sus parientes y, en algunos casos, hasta sus esposas e hijos a fin de labrarse un porvenir en América, eran las que hacían tan rentable la provisión de compañía femenina reclutada, preferentemente en las pequeñas aldeas judías del este de Europa, perseguidas por los pogromos y los tradicionales brotes de antisemitismo fomentados desde antiguo por las clases dirigentes.<br /><br />Como una suerte de Jewish Colonization Association (creada por el barón Hirsch para facilitar la emigración masiva de judíos rusos y polacos a Canadá. Brasil y Argentina), en 1889 se conformaba en Buenos Aires el auto denominado “Club de los 40”, una asociación de proxenetas judíos para hacer, al fin y al cabo, lo que cualquier grupo de inmigrantes: prestarse ayuda mutua, intercambiar información y compartir estrategias de supervivencia.<br /><br />Desde luego, la trata de blancas no era privativa de los judíos rusos y polacos, ya que existían organizaciones de distintas nacionalidades, pero sólo la temible mafia marsellesa podía hacerle sombra al Club de los 40 que, en 1906, bajo la protección del caudillo conservador Alberto Barceló, propietario de varios prostíbulos, conformará la "Sociedad Israelita de Socorros Mutuos Varsovia de Barracas al Sud y Buenos Aires”.<br /><br /> Con el tiempo y ante las protestas del gobierno polaco, la asociación mutual aceptó cambiarse el nombre y se denominó Zwi Migdal, que en sus momentos de apogeo llegó a agrupar a más de 400 rufianes y, con sede en Buenos Aires, tenía filiales en Brasil, Varsovia, Nueva York, India, China y Sudáfrica. Su especialidad: las jóvenes judías, que en gran número de casos eran traídas con engaños y promesas de trabajo y hasta matrimonio.<br /><br />Independientemente de si muchas de esas chicas hubieran ejercido antes la prostitución o si eran inocentes jovencitas engañadas, su condición de esclavas sexuales era indiscutible y no sólo eran violadas y metidas en jaulas no bien subían al barco, sino rematadas al mejor postor en el café Parisienne de avenida Alvear 3184 y luego obligadas a atender un promedio de 70 clientes diarios.<br /><br />Fue entonces que, a mediados de los años 20, desde la ciudad de Rosario, una de estas jóvenes, víctimas inocentes del engaño y la explotación sexual llamada Clara Beter, se las ingenia para hacer llegar un poema al conventillo de la calle Boedo 837/41, donde funcionaban la librería, cigarrería y editorial de Francisco Munner, el taller del impresor gallego Manuel Lorenzo Rañó y la Cooperativa Editorial Claridad de Antonio Zamora, y se había ido formando una tertulia de jóvenes escritores, gente de teatro y artistas plásticos unidos por el amor a las artes y un común anhelo de redención y justicia social.<br /><br />Luego del entusiasmo que despierta “Versos a Tatiana Pavlova” (“Mas, pasaron los años y nos llevó la vida/por distintos senderos: tú eres grande ¿y feliz?/ y yo... Tatiana, buena Tatiana, si te digo/que soy una cualquiera, ¿no te reirás de mí?”), un animoso Elías Castelnuovo, líder intelectual de la tertulia, propone contactar a la autora.<br /><br />“Rezuman demasiada verdad los versos para atribuirlos a una imaginación desgobernada. Clara Beter existe”, sentenció Castelnuovo.<br /><br />Y así llegan “Quicio” (“Me entrego a todos, mas no soy de nadie/ para ganarme el pan vendo mi cuerpo/¿qué he de vender para guardar intactos/ mi corazón, mis penas y mis sueños?”) y gradualmente otros 42 poemas, precedidos por el aleccionador epígrafe: “Entonces Jesús dijo: ‘Aquél de vosotros que se halle exento de pecado, que arroje la primera piedra’”.<br /><br />En 1926, como octavo volumen de la serie “Los Nuevos”, la editorial Claridad publica “Versos de una…”, de la novel autora, con un enjundiosos prólogo en el que, tras apostrofar “a los nuevos poetas fanáticos de la imagen por la imagen”, Elías Castelnuovo afirma que “Clara Beter es la voz angustiosa de los lupanares. Ella, reivindica con sus versos la infamia de todas las mujeres infames. Todos estos escritores traen un elemento nuevo a nuestra literatura: la piedad. Ella cayó y se levantó y ahora nos nuestra la historia de sus caídas. Cada composición señala una etapa recorrida en el infierno social de su vida pasada. Esta mujer se distingue completamente de las otras mujeres que hacen versos por su espantosa sinceridad”.<br /><br />A los pocos días de publicado el volumen –que llegará a vender nada menos que cien mil ejemplares– el respetadísimo crítico uruguayo Alberto Zum Felde consagra a Clara Beter su glosa del diario “El Día” de Montevideo, comentando la desgarradora tragedia del alma sensible e intelectiva que percibía en la desconocida escritora, y llega a alucinar una biografía en la que, no obstante Clara Beter hace referencia explícita a “la Ukrania natal”, le atribuye origen polaco.<br /><br />Castelnuovo, empeñado en convencer a la prostituta de escribir una novela y a la vez intrigado por el hecho de que dos de los poemas estuvieran mecanografiados, encomienda a dos amigos –el escultor Herminio Blotta y el escritor Angel Rodríguez– dirigirse la pensión de la calle Estanislao Zeballos de la ciudad de Rosario, que Clara Beter consignaba en el remitente de cada una de sus cartas.<br /><br />No habiendo podido dar con ella, deambulan por las barriadas prostibularias hasta que sorprenden a una prostituta francesa escribiendo un epitafio rimado para la tumba de un hijo que acababa de perder.<br /><br />–¡Vos sos Clara Beter! –exclama Abel Rodríguez tomándola por los hombros. E intenta besarla mientras exclama–: ¡Hermana! ¡Hermana! ¡Venimos a salvarte!<br /><br />Sólo la intervención de un agente de policía y la nacionalidad francesa de la meretriz pudieron calmar al exaltado escritor quien, al no poder encontrar información alguna sobre la poetisa, atribuyó su enigmática desaparición a motivos de recato, por tratarse de una ex-mantenida o, tal vez, hasta de una mujer casada deseosa de ocultar su turbio pasado.<br /><br />El halo de romanticismo que rodeaba a la misteriosa poetisa no hace más que aumentar y, junto a los ejemplares de “Versos de una….” que Zamora distribuía en todas las capitales latinoamericanas, su fama va mucho más allá y su obra es comentada en Santiago de Chile, Lima, Costa Rica… hasta que Israel Zeitlin, un joven repartidor de soda que aun no había cumplido los 18 años y que participaba de las tertulias bajo el alias de César Tiempo tratando de hacerse de un lugar entre los literatos, confiesa: Clara Beter soy yo.<br /><br />Sugestionado por la recomendación que Platón le atribuye a Sócrates de que “Un poeta, para ser un verdadero poeta no debe componer discursos en verso, sino inventar ficciones” y, sobre todo, dirá tiempo después en tercera persona, “…ganoso de dar candonga a los camaradas mayores que se resistían a creer en los talentos del mequetrefe, el tal escribe una poesía dedicada a Tatiana Pavlova, la gran actriz ítalo-rusa que por aquel entonces arrebataba al público de Buenos Aires desde el escenario de un teatro porteño.”<br /><br />En el poema, la supuesta autora se dirige a Tatiana, preguntándole si no se acuerda de su amiga de la infancia Kátinka (“esa rubia pecosa, nieta del molinero,/ la del número 8 de Poltávaia Úlitcha/ con quien ibas al Dnieper a correr sobre el hielo?”) nombre de la protagonista de “Resurrección”, novela de Tolstoi de gran popularidad en esos años. Y, como si las pistas no hubieran sido suficientes, el joven botarate usa el “gorkiano apellido ‘Beter’, amargo”.<br /><br />Pero cuando hay ganas de creer, hasta los ateos creen.<br /><br />Una tarde aciaga, el joven había deslizado los versos de su poema entre los originales de la revista “Claridad”, donde Castelnuovo y los otros colaboradores –entre ellos el propio autor de la cachada– los “descubren”.<br /><br />Y puesto que una cosa lleva a la otra, ante el interés manifiesto de Castelnuovo, el joven atribuye a la prostituta poeta el domicilio de la pensión de la calle Estanislao Zeballos donde vivía su amigo Manuel Kirshbaum “dueño de una caligrafía pasmosamente parecida a la de Alfonsina Storni”, confesará el malhechor.<br /><br />Si bien César Tiempo será expulsado del grupo de Boedo, a partir de ese momento merecerá el respeto por la calidad de su poesía que su corta edad le habían impedido obtener, recibiendo a cambio el negro odio de muchos de sus viejos amigos.<br /><br /> “No era una prostituta –declaró resentido Elías Castelnuovo– sino un prostituto”</p>Jorge Tejerahttp://www.blogger.com/profile/11933339223230674920noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1142548583328234755.post-56093691173074170142022-12-09T14:51:00.001-03:002022-12-09T19:02:40.558-03:00La verdad verdadera del gaucho Juan Moreira.<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj9i283fmLmDYjUuGQzhMVK7U6Jh7P_T0wNKSyNogzD_8WCFZi3M6ju5-eyk12dFsonsG3HdWPHurpvdHHhtt_avcYDsyH75MnFEOYRQJNSUJnMby_Y8nQwfqcrr4Rdfwn3ZcqRGz45A7vlziJo8wilxZQJqzLrBwCdOaE7pGM7IIvv60Kv8-YjWgULww/s275/beban.jpeg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="183" data-original-width="275" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj9i283fmLmDYjUuGQzhMVK7U6Jh7P_T0wNKSyNogzD_8WCFZi3M6ju5-eyk12dFsonsG3HdWPHurpvdHHhtt_avcYDsyH75MnFEOYRQJNSUJnMby_Y8nQwfqcrr4Rdfwn3ZcqRGz45A7vlziJo8wilxZQJqzLrBwCdOaE7pGM7IIvv60Kv8-YjWgULww/w400-h266/beban.jpeg" width="400" /></a></div>por <b>Teodoro Boot. (*)</b>- Con una biografía de culebrón pampeano inspirada en el Martín Fierro y más tarde plagiada por célebres salteadores como Juan Bautista Bairoletto o Segundo David Peralta, Juan Moreira, hijo del gallego (o, portugués, o “judío español de origen sefardí”, según el tradicionalista Diego Novillo Quiroga) José Custodio Moreira, o acaso Juan Gregorio Blanco, hijo del también gallego Mateo Blanco, nació en los bañados del Partido de Flores, al parecer en 1835 o 1838.<br /><br />Fuera Moreira o Blanco, portugués o judío, en tiempos de Rosas el español había integrado el Cuerpo de Serenos y revistaba en la Mazorca, policía y fuerza de choque de la Sociedad Popular Restauradora dirigida por Ciriaco Cuitiño, hasta que, debido a algunos excesos, el Restaurador de las Leyes habría ordenado su ejecución. Como para seguir el culebrón, según algunos y como inspirado en la mitología griega don Juan Manuel habría enviado al mazorquero a Santos Lugares con una carta dirigida al comandante Antonino Reyes en la que le ordenaba fusilar al mensajero. En el caso de Blanco o Moreira, a diferencia de lo ocurrido a Belerofonte, la orden fue cumplida.<br /><br />Criado por su madre María Ventura Núñez en las vecindades de Lobos y ya definitivamente apellidado Moreira, una vez mozo, fue peón en la estancia de los Correa Morales. Trabajador, jinete, habilidoso con la guitarra pero alejado de vicios como el alcohol, el juego y las riñas de las pulperías, en cuyas trastiendas reinaba la algarabía prostibularia, Moreira era fornido, de alta estatura, pelo castaño y tez blanca –“colorada” establece el prontuario policial– picada por la viruela. Como si hiciera falta más, respetuoso y de buenos modales, tenía que enamorar a la joven y presumiblemente bella Vicenta Santillán, quien contando con el consentimiento paterno, decidió compartir su vida, su rancho y su humilde catre, previo enlace, porque así de modoso y comedido era Moreira. Hasta ese fatídico día.<br /><br />Quiso el destino que también pretendiera a la Vicenta un ruin sujeto conocido como don Francisco, Teniente Alcalde de Lobos, quien despechado y herido en su amor propio, comenzó a acusar a su rival de diversas irregularidades e infracciones, comenzando por multarlo con 500 pesos por haber celebrado una fiesta de bodas sin contar con su previa autorización.<br /><br />Dueño de una tropilla, una majada y algunas cabezas de ganado, Moreira hubiera podido pagar la multa de no ser porque había prestado 10 mil pesos al almacenero Sardetti. Como corresponde, Sardetti negó la deuda y el rencoroso Teniente Alcalde, esperanzado en conseguir mediante malos ardides lo que no había podido obtener leal y decentemente, condenó a Moreira al cepo, por gaucho malo, matón y mentiroso.<br /><br />Fue así que, sin jamás poder apartarse del destino de Fierro de gaucho engañado por el gringo ladino, y perseguido injustamente por una autoridad atrabiliaria, al ser liberado, mató en duelo criollo al bolichero, a don Francisco, a dos de los cuatro soldados que habían intentado aprehenderlo y se lanzó –o fue lanzado– a una vida de excesos y pendencias.<br /><br />Tras algunos duelos criollos en los que despachó a más de uno, con la esperanza de “limpiar su nombre” entró al servicio de Adolfo Alsina, candidato a gobernador de la provincia. Su tarea: enseñar a los votantes a ejercer el derecho de sufragio en la dirección correcta. Al parecer, su eficiencia fue mucha y el caudillo porteño lo premió con un magnífico flete, con el que corrió en cuadreras, y una daga de más de 63 centímetros, cuyo gavilán en S el propio Moreira reemplazó por uno en forma de U, para detener mejor los hachazos de sus rivales.<br /><br />Lejos de limpiarse, su prontuario se abultó: la fama lo expondría a permanentes desafíos de rivales que ansiaban ganarla a sus expensas, lo cual a su vez le valió más y mayores enemigos, como Juan Córdoba, teniente alcalde de Navarro, a quien despenó de 29 puñaladas en la pulpería de don Antonio Crovetto.<br /><br />De ahí en más, montado en un bayo malacara al que –habladurías de puebleros ignorantes– jamás sacaba el recado para poder huir, y con la sola compañía de un cuzco llamado Cacique, su daga y dos trabucos, recorrerá la campaña bonaerense de Lobos a Bragado, llegando a buscar refugio en las inmediaciones de Junín donde se alzaban las tolderías de Simón Coliqueo.<br /><br />Hacia 1872 retornará a la política, esta vez en el bando de Eduardo Costa, enfrentado a Adolfo Alsina en una nueva disputa por la gobernación. Convertido en “hombre fuerte” de Partido Nacionalista de Mitre, uno a uno va dando cuenta de los cuchilleros alsinistas José Leguizamón, Melquíades Ramallo y Juan Garroch.<br /><br />Sumaba quince muertos cuando en abril de 1874, más de veinte policías de la Provincia conducidos por el comandante Bosch lo sorprenden holgando en la trastienda de la pulpería "La Estrella", en la esquina de Chacabuco y Cardoner, donde en la actualidad se encuentra el Sanatorio Lobos. Herido de muerte por la bayoneta del sargento Chirino, a quien, tras cercenarle cuatro dedos de un hachazo, hirió en el rostro con un disparo, antes de expirar con dos vómitos de sangre, todavía tuvo fuerzas para herir de gravedad a Eulogio Varela.<br /><br />Ahí moría el cuchillero y comenzaba la leyenda. Su cuerpo permaneció expuesto varios días a la curiosidad pública y tres años más tarde, su cráneo fue sometido a los correspondientes estudios frenopáticos por el doctor Eulogio de Mármol, quien no encontrando malformaciones que explicaran su inclinación al crimen y no sabiendo qué hacer con él, lo obsequió a su amigo, el doctor Tomás Liberato Perón, quien tampoco consiguió llegar a conclusión alguna.<br /><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZtpb32nhziKVkdjNVZXciwMEyDwPZlSc6iJNCZ23KDPPrIxeveB5Mrp0P7gAAuR4kJpscf3s9D1_6a5gtggTgh7b91IXF8k0v_ccVa6T7_4kXwDrNp2b7ouwBHJpNFJszJNUi6v6FbhiL1e1FqDNG52PSIp6sRfRZxfGzRiIHRpWHXe8Xlh1PeUFUYA/s2349/ZMBX4L3OTFAHDFCKFKNDY2RB54.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2349" data-original-width="1920" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZtpb32nhziKVkdjNVZXciwMEyDwPZlSc6iJNCZ23KDPPrIxeveB5Mrp0P7gAAuR4kJpscf3s9D1_6a5gtggTgh7b91IXF8k0v_ccVa6T7_4kXwDrNp2b7ouwBHJpNFJszJNUi6v6FbhiL1e1FqDNG52PSIp6sRfRZxfGzRiIHRpWHXe8Xlh1PeUFUYA/s320/ZMBX4L3OTFAHDFCKFKNDY2RB54.jpg" width="262" /></a></div>A la muerte de Tomás Liberato, el cráneo fue a parar al escritorio de su hijo, el oficial de Justicia Mario Tomás Perón, donde hizo las veces de pisapapeles hasta que el pequeño Juan Domingo pretendió usarlo para asustar a una niña de la vecindad, circunstancia en que lo que quedaba de Moreira cayó al suelo, perdiendo algunos dientes a manos del futuro Tirano Prófugo. En ese estado, junto con la daga, es exhibido en el museo de la localidad de Lobos.<br /><br />Todo habría quedado ahí, como una de las tantas historias de gauchos alzados contra el sistema precapitalista de no ser porque Eduardo Gutiérrez tuvo la malhadada idea de convertir su vida en un folletín, que fue publicándose entre noviembre de 1879 y enero de 1880, en el diario La Patria Argentina.<br /><br />Convertido en novela, el folletín inspiró al gran actor oriental José Podestá para presentar en junio de 1884 la pantomima “Juan Moreira”, momento inicial del teatro criollo y origen de una enorme cantidad de incidentes, entreveros y malos entendidos. No serían pocos los paisanos que, facón en mano, saltaran a la arena del circo en defensa del gaucho acorralado por la partida policial, poniendo en grave riesgo la integridad de actores y comparsas. Y Moreira seguiría haciendo de las suyas, mucho más allá de su muerte, que, según algunas actuaciones judiciales, tal vez hasta haya sido ficticia.<br /><br />Cuenta Enrique Oliva en el prólogo al libro de Enrique Manson “El historiador del pueblo”, que en una oportunidad, cuando se desempeñaba como juez en Santa Fe, el joven José María Rosa hubo de juzgar a un mozo alborotador que se había visto envuelto en varias peleas. Recordaba el historiador que la madre del joven, una mujer criolla muy humilde, lo visitó para pedir clemencia por su hijo, único sostén de la familia. La mujer reconocía que, si bien su hijo era muy bueno, no era manso ni admitía ofensa alguna y jamás esquivaba el bulto al momento de meterse en entreveros en defensa propia o de sus amigos.<br /><br />–Le han hecho fama de pendenciero –justificó la buena mujer–, pero él no tiene la culpa. Es que lo lleva en la sangre.<br /><br />Relata Oliva que al escuchar este argumento, el juez le pide que le aclare eso de la herencia. Le mujer explica:<br /><br />–Es hijo mío y de Juan Moreira.<br /><br />Es fácil imaginar la sorpresa del magistrado, pero al no coincidirle las fechas y lugares, volvió a preguntar:<br /><br />–¿Dónde conoció a Moreira?<br /><br />–En mi pueblo –repuso la mujer–, cerca de acá… Vino con un circo.<br /><p></p><p><b>(*) <i>Teodoro Boot fue, además de un amigo, un prolífico escritor. Peronista, humorista, historiador, escribe sobre la comedia humana expresada por la lucha del pueblo argentino por su liberación desde la mirada inocente y cómplice a su vez de una «Clase un cuarto» dirían Victor y Hugo Muleiro, que se halla en los barrios. Es tan rica la selva y los jardines del peronismo que no pueden ser otra cosa que fascinantes. </i></b></p><p>En el decir de su amigo Leonardo Killian en esta semblanza escrita en ocasión de su reciente partida: </p><h3 style="text-align: left;"><b>“Teo”- </b></h3><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZkNlLo9theI3iwzzLBTbvo6uIjaagGnzWy0xBRiNiniHEkA7wJx9Qq0G_gbihWLfElo_A4IT0j7tTyu2ch-Jn6DaFVqFJbg4umqYTonaHrKeEdW3zJ3ZGexl0iOu3Iuo33Ksy3jrnC7oLvS4nV4BWhg4LMJc3NkukqTZZXuOJFRpfwEEl9IYJwo-tig/s556/rusoboot.png" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="556" data-original-width="500" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZkNlLo9theI3iwzzLBTbvo6uIjaagGnzWy0xBRiNiniHEkA7wJx9Qq0G_gbihWLfElo_A4IT0j7tTyu2ch-Jn6DaFVqFJbg4umqYTonaHrKeEdW3zJ3ZGexl0iOu3Iuo33Ksy3jrnC7oLvS4nV4BWhg4LMJc3NkukqTZZXuOJFRpfwEEl9IYJwo-tig/w180-h200/rusoboot.png" width="180" /></a></div>Con ese aspecto de un escritor ruso de fines del S.XIX, de un bukowski porteño, o de un gaucho matrero (esa te gustaba más) Teodoro Boot (el nombre de guerra de Raúl Blanco) es (me cuesta decir fue), entre un montón de oficios terrestres, un escritor polifacético. Me corrijo, un gran escritor y un excelente analista de nuestra historia, de la economía y, sobre todo, de la cultura popular de los argentinos.<br />Escritor de manuales de mitología y de desopilantes novelas, es (me niego a decir fue) el que mejor retrató al peronismo de los barrios, especialmente de su querida Paternal; ese de los primeros años de la Resistencia. Creador de una saga donde la historia real y la ficción se tejen con personajes entrañables, héroes anónimos y de los otros, los que están en la memoria colectiva como lo que fueron, los asesinos del pueblo. El que mejor recogiò el legado de los viejos radicales irigoyenistas. Soñaba con juntarlos a todos.<br />Jamás tuve una charla con él que no fuera en un bar o en uno de esos lugares de su culto personal (me niego a llamarlos restaurantes) donde se Juntaba a comer con sus compañeros y amigos. Jamás. <br />En un increíble, por lo casual, viaje en tren a Mar del Plata donde compartimos el mismo vagón junto a Mirta y a Susy, la larguísima charla (que duró lo que el viaje) sucedió, como no podía ser de otra manera, en el salón comedor.<br />Para alguien que ha llevado una vida mediocre y conservadora, escuchar a Teo era sumergirse en la aventura de un tipo que parecía haberlo vivido todo (ya estoy escribiendo en pasado).<br />Sus viajes por casi toda América (otra que Kerouac), por España, su vida de paisano trabajador de un campo en Entre Ríos, sus mil y un andanzas en la complicada política peronista. La cárcel o la vida de los pájaros, la literatura o la mejor manera de cocinar un pescado o las variantes de la música litoraleña. Que placer escucharte amigo.<br />Querido Raúl, tan generoso como para ofrecerme prologar dos de sus libros. Libros que me hicieron reír, llorar, y añorar lo que apenas viví muy de lejos o que apenas intuí.<br />La muerte de los otros, de los queridos amigos, me produce un sentimiento egoísta. Ahora que el corazón está tan lleno de ausencias, puteo y puteo ¿por qué me dejaron?<br /> Porque ahora estoy más solo. Como lo sentí con Rodolfo, con Jorge, con Carlos, con Beto y todos los queridos compañeros de la vida que se fueron y que extraño tanto, tanto.<br />Me dicen que un rayo te fulminó esa bella y noble cabeza. Que todavía respiras pero que ya nunca vas a volver a abrir los ojos, ni a hablar ni a sentir ni a andar con tu paso rengo por esta vida que embelleciste con tu literatura. Qué paradoja desear que te lleve la muerte, amigo del alma.<br />Te voy a extrañar hasta el último día de mi vida.<b></b><p></p><p><b>Anexo:</b></p><h3 style="text-align: left;">CONVERSACIÓN ENTRE PERONISTAS CON EL ESCRITOR TEODORO BOOT </h3><p>Reportaje de Martín García para «Fuera de Agenda» su programa de la MUGICA TV 26/09/2019</p>
<iframe allow="accelerometer; autoplay; clipboard-write; encrypted-media; gyroscope; picture-in-picture" allowfullscreen="" frameborder="0" height="387" src="https://www.youtube.com/embed/olg_TsH_3lM" title="Fuera de Agenda Teodoro Boot" width="688"></iframe>Jorge Tejerahttp://www.blogger.com/profile/11933339223230674920noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1142548583328234755.post-40148518083629120492021-12-21T15:59:00.003-03:002021-12-21T16:02:14.544-03:00LA BOTELLA DE GRAPA<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhf-hpKyuvpzd3jqO3ePebCFd7ihPuDh6d79IS8s3GY4H4pZdMgjEE5zaP16xKVux8GYstUflvbfGZrfFH-bStJPAd5fuH7nTJONW_Ob2Rgn1n213Vd_R51sWmfcJ4fNJfQCwYAgmqgal1bwvZpf7yTLoSsK_CuG296SNVZBa99rDqtq_V8Mkxx32PJzw=s542" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="542" data-original-width="275" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhf-hpKyuvpzd3jqO3ePebCFd7ihPuDh6d79IS8s3GY4H4pZdMgjEE5zaP16xKVux8GYstUflvbfGZrfFH-bStJPAd5fuH7nTJONW_Ob2Rgn1n213Vd_R51sWmfcJ4fNJfQCwYAgmqgal1bwvZpf7yTLoSsK_CuG296SNVZBa99rDqtq_V8Mkxx32PJzw=s320" width="162" /></a></div>Hace ya unos años, mas de 30, llego a mi de mano de mi padre, una vieja botella vacía de grapa Chisotti, cuya etiqueta estaba cubierta de firmas y dedicatorias. Parece ser según el relato, que esa botella había sido descorchada en la casa de mi bisabuelo, Don Egidio Ricco, la noche en que le fuera ofrecido por mi abuelo Melchor y por mi padre, el gran honor de convertirse, en mi padrino de bautismo, las firmas en la blanca etiqueta, vendrían a conmemorar la cosa. Por un largo tiempo, cada vez que tenía esa botella en mis manos, la imaginación se empeñaba en tratar de reconstruir toda la escena, de aquella noche lejana.<p></p><p>Don Egidio, zapatero remendón, tenía su taller y vivienda, en la calle El Salvador, casi esquina Salguero. El olor a cuero y a madera vieja, lo dominaba todo en aquella casa. </p><p>Siempre imaginaba a todos reunidos en torno a la mesa del comedor y al viejo descendiendo al ominoso y oscuro sótano en busca de la legendaria botella, ya que allí, era donde él guardaba sus brebajes. </p><p>Imaginaba el brindis de aquellos viejos inmigrantes emocionados, el gallego por su primer nieto y el bis-nono calabrés por estrenarse como bisabuelo. </p><p>Pagaría por conocer las fantasías y sueños de esos hombres, la aventura de llegar a otras tierras, formar una familia, tener hijos, un negocio, un oficio, una profesión y ahora, este posgrado, que suponía, la proyección de sus sueños en ese niño recién llegado y en todo lo que podría llegar a ser. </p><p>Pensar esto me hacía sentir importante, tanta gente alrededor de la botella pensando en el futuro y cinchando por mi… sin embargo, esa sensación se fue desdibujando con el correr de los años, y aunque hace ya mucho tiempo que no he vuelto a saber de la vieja botella, seguramente perdida en algún paraje a causa de los trajines de tanto edificar y derrumbar presentes. </p><p>Esa sensación, ese optimismo, han devenido en tristeza, melancolía y profunda decepción, al corroborar que al fin de cuentas, los sueños de aquella gente han quedado esparcidos en un mar de sargazos, junto a los restos de un naufragio terminal. Ya soy viejo, el futuro ya pasó y las nobles expectativas de aquellos hombres se han visto traicionadas por los años. Todo el panorama, aunque, sin los “Pergaminos del gitano Melquiades”, se asemeja en demasía, al triste y definitivo final de todas las estirpes condenadas, a “Cien años de Soledad”.</p><p>Jorge Tejera.</p>Jorge Tejerahttp://www.blogger.com/profile/11933339223230674920noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1142548583328234755.post-30843074999182967842021-10-13T15:13:00.000-03:002021-10-13T15:14:56.111-03:00 LA VIUDA DE GARDEL.<p><span style="background-color: white; color: #050505; font-family: inherit; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgP-fiKacTnrJuNkBKMFUaPHdD8TT_9AQ6eEUwQkAKHfpjcXEKWjCyy-M4vS5wekmf-wpZq8w-1EmYHqQ4QCWQ4qDtobw1IgPSQYAx73Efc9e5HyLqR3OTPNyGMaQg92ByLMsdgo7XCJWIW/s320/cafe879ab7c49622e57a6022481fae80.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="320" data-original-width="230" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgP-fiKacTnrJuNkBKMFUaPHdD8TT_9AQ6eEUwQkAKHfpjcXEKWjCyy-M4vS5wekmf-wpZq8w-1EmYHqQ4QCWQ4qDtobw1IgPSQYAx73Efc9e5HyLqR3OTPNyGMaQg92ByLMsdgo7XCJWIW/w288-h400/cafe879ab7c49622e57a6022481fae80.jpg" width="288" /></a></div><h4 style="text-align: left;"><span style="background-color: white; color: #050505; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">Nació en Buenos Aires el 27 de abril de 1913. Se llamaba Isaac Rosofsky. Y aunque cambió su hebraico nombre por el británico seudónimo de Julio Jorge Nelson, el cachador ambiente del tango lo conoció por La Viuda. </span></span></h4><p></p><div class="o9v6fnle cxmmr5t8 oygrvhab hcukyx3x c1et5uql ii04i59q" style="animation-name: none !important; background-color: white; color: #050505; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; margin: 0.5em 0px 0px; overflow-wrap: break-word; transition-property: none !important; white-space: pre-wrap;"><div dir="auto" style="animation-name: none !important; font-family: inherit; transition-property: none !important;">Nelson convirtió en culto el recuerdo de Gardel. Él lo llamó El bronce que sonríe. Él aseguró que «cada día canta mejor», única frase hecha absolutamente veraz. Mientras algunos sospechaban que El Rusito quería vivir de la memoria de El Zorzal, otros sostenían que Gardel le debía en buena parte su perduración. De hecho, desde la muerte de Nelson, la voz de El Morocho del Abasto fue desapareciendo de las radios argentinas, salvo algún ocasional rebrote de aniversario. La mayoría del pueblo ni siquiera lo reconocería hoy si lo oyera, sobre todo al mejor Gardel, al de su etapa culminante entre 1926 y 1928. Así como no hubo otro Gardel, tampoco hubo otro Julio Jorge Nelson. Parodiado por todos los imitadores, fue un clásico de la radiofonía argentina.</div></div><div class="o9v6fnle cxmmr5t8 oygrvhab hcukyx3x c1et5uql ii04i59q" style="animation-name: none !important; background-color: white; color: #050505; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; margin: 0.5em 0px 0px; overflow-wrap: break-word; transition-property: none !important; white-space: pre-wrap;"><div dir="auto" style="animation-name: none !important; font-family: inherit; transition-property: none !important;">Isaac, hijo de un zapatero, se crió en Villa Crespo. Su casa estaba en Triunvirato 225, dirección luego convertida en Corrientes 4943, frente al teatro Florencio Sánchez. Entreverado desde niño en el ambiente teatral y en el incipiente mundo de la radio, a los catorce años resolvió no estudiar más, decisión que le valió ser echado a la calle por el padre. Venido para el Centro, trabajó en la compañía de Angelina Pagano junto a Rosa Rosen, Marcos Zucker e Irma Córdoba. En los cafés vio que las orquestas no tenían quién le anunciase al público los temas. A falta de animador o glosista, alguno de los músicos anotaba con tiza el título en una pizarra. Esto le hizo imaginar que podría haber un lugar para su verba.</div></div><div class="o9v6fnle cxmmr5t8 oygrvhab hcukyx3x c1et5uql ii04i59q" style="animation-name: none !important; background-color: white; color: #050505; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; margin: 0.5em 0px 0px; overflow-wrap: break-word; transition-property: none !important; white-space: pre-wrap;"><div dir="auto" style="animation-name: none !important; font-family: inherit; transition-property: none !important;">La vinculación de su destino con el de Gardel comenzó en 1933 cuando, por única vez, presentó como speaker una actuación del artista en el Teatro Nacional. En 1934 Nelson empezó a emitir por radio Buenos Aires el programa Escuche esta noche a Gardel, que intentaba mantener vivo el interés del público por un cantor ausente del país desde el año anterior. El 24 de junio de 1935, la noticia del accidente de Medellín sorprende a Nelson en el café Los 36 Billares, traída por Francisco Canaro y José Razzano. Poco después, por Radio Callao, inaugurada en enero de ese año, el locutor Carlos Enrique Cecchetti comenzó a difundir una audición totalmente consagrada al Morocho, que Julio Jorge pasó a conducir en 1936, bautizándola El bronce que sonríe. Ese programa se mudó en 1944 a Radio Mitre. Cada emisión diaria se iniciaba con esta portada: «A través del tiempo y la distancia perdura su nombre como el más auténtico símbolo de nuestro arte menor. Carlos Gardel, el bronce que sonríe». Nelson no olvidó el toque necrofílico, pertinente en la creación de cualquier mito, y tras la repatriación de los restos del Mudo, llegados desde Colombia el 5 de febrero de 1936, transmitió un programa desde la sepultura en Chacarita.</div></div><div class="o9v6fnle cxmmr5t8 oygrvhab hcukyx3x c1et5uql ii04i59q" style="animation-name: none !important; background-color: white; color: #050505; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; margin: 0.5em 0px 0px; overflow-wrap: break-word; transition-property: none !important; white-space: pre-wrap;"><div dir="auto" style="animation-name: none !important; font-family: inherit; transition-property: none !important;">Otra audición diaria que le dio gran popularidad fue El éxito de cada orquesta, que creó en Radio Callao (emisora en la que además dirigió La Pandilla Corazón) para transferir luego a Mitre y finalmente a Rivadavia. Conociendo el valor de las fórmulas rituales, Nelson concluía cada programa con la misma despedida: «Hasta mañana, si Dios así lo permite». No era en absoluto religioso, pero aquello de prosternarse ante la voluntad del Supremo sonaba humilde y devocional. Uno y otro programa se mantuvieron empecinadamente en el aire, mucho después de que las emisoras empezasen a ralear sus espacios de tango.</div></div><div class="o9v6fnle cxmmr5t8 oygrvhab hcukyx3x c1et5uql ii04i59q" style="animation-name: none !important; background-color: white; color: #050505; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; margin: 0.5em 0px 0px; overflow-wrap: break-word; transition-property: none !important; white-space: pre-wrap;"><div dir="auto" style="animation-name: none !important; font-family: inherit; transition-property: none !important;">En 1936, unió su vida a la de Margarita Ibarrola Isaurralde, cuando ella tenía 17 años, pero se separaron en 1945, dejando a su hijo de 7 años, Julio Carlos, (Cachito), con los abuelos paternos. El niño se colgó de su abuelo y ya no quiso soltarlo. Margarita emigró a Brasil, donde se casó con un alemán y tuvo con él dos hijos: Susana Carolina y Guillermo Federico Müller, pero volvió a separarse. Con el tiempo se perdió todo contacto con ella. Julio se casó en 1951 con Susana Carballo una cantante de tangos conocida como Susana Ocampo. Ese matrimonio no duró más que un año y medio. Se separaron entonces, pero sin formalizar el divorcio. Tras la muerte de Julio, Susana se presentó como heredera.</div></div><div class="o9v6fnle cxmmr5t8 oygrvhab hcukyx3x c1et5uql ii04i59q" style="animation-name: none !important; background-color: white; color: #050505; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; margin: 0.5em 0px 0px; overflow-wrap: break-word; transition-property: none !important; white-space: pre-wrap;"><div dir="auto" style="animation-name: none !important; font-family: inherit; transition-property: none !important;">Julio iba todos los días a ver a sus padres, con los que vivía su hijo. Este fue al mismo colegio que él: el Francisco de Victoria, en Julián Álvarez 240. Cuando Cacho creció iba a verlo a Radio Mitre, en Arenales 1925, y hasta vivió un tiempo con él. Pero un día, a la edad de 14 años, se escapó de la casa de los abuelos, dejando una carta en la que les explicaba que se iba al sur. La verdad era que se marchaba hacia Guayaquil con dos amigos ecuatorianos. En Bolivia los detuvieron, pero consiguieron seguir viaje con un pasaporte colectivo. Llegados a destino, Cacho encontró empleo en el Club Barcelona. Tiempo después, oyó que llegaba de visita el Racing de Avellaneda, del que Julio era fanático. Empezó a merodear el Hotel Plaza, donde se hospedaban los racinguistas, hasta que logró entrar en el hall. En ese momento, el delantero Tucho Méndez, amigo de Julio y enterado de la desaparición del hijo, lo reconoció con enorme sorpresa. De inmediato telefoneó a Buenos Aires, y poco después, a través de un enlace con una radio de Guayaquil, Julio —que nunca le había demostrado afecto a su hijo— le pidió que volviera. Y Cacho volvió.</div></div><div class="o9v6fnle cxmmr5t8 oygrvhab hcukyx3x c1et5uql ii04i59q" style="animation-name: none !important; background-color: white; color: #050505; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; margin: 0.5em 0px 0px; overflow-wrap: break-word; transition-property: none !important; white-space: pre-wrap;"><div dir="auto" style="animation-name: none !important; font-family: inherit; transition-property: none !important;">En 1972, cuatro años antes de morir, Julio fue a vivir con él, ya casado y con dos hijos, luego de haber sufrido dos infartos. Una mañana sonó el timbre de calle. Cuando Cacho abrió la puerta encontró ante sí una muchacha morena, de ojos negros, que simplemente le dijo: «Soy Susana. Soy tu hermana». Julio murió el 6 de marzo de 1976. Pocas semanas antes había abandonado la casa de su hijo en Martínez para instalarse en el Hotel Wilton, cerca de donde entonces estaba la radio. Pero el 2 de marzo le sobrevino un nuevo infarto, del que ya no pudo recobrarse. Estaba internado en el Anchorena. Su última aventura fue escabullirse de su cuarto hasta el de Julián Centeya cuando supo que también lo habían internado.</div></div><div class="o9v6fnle cxmmr5t8 oygrvhab hcukyx3x c1et5uql ii04i59q" style="animation-name: none !important; background-color: white; color: #050505; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; margin: 0.5em 0px 0px; overflow-wrap: break-word; transition-property: none !important; white-space: pre-wrap;"><div dir="auto" style="animation-name: none !important; font-family: inherit; transition-property: none !important;">Aunque como letrista firmó varios tangos de cierta difusión, su éxito absoluto fue “Margarita Gauthier”, con música del talentoso Joaquín Mora. La pieza, que evoca al personaje de La Dama de las Camelias, atrae por su mórbido romanticismo, aunque lo mejor que puede decirse de esos versos es que no estorban el disfrute de la refinada melodía. Este tango fue grabado por Alberto Gómez en 1935, pero realmente se impuso a partir de la versión de Miguel Caló con Raúl Berón, en 1942, a la que siguió la de Aníbal Troilo con Fiorentino, en 1943. Entre las diversas interpretaciones posteriores pueden destacarse la de Osmar Maderna con Pedro Dátila, en 1947, y, tras la muerte de Maderna, la puramente instrumental de la Orquesta Símbolo, dirigida por Aquiles Roggero, y las de Astor Piazzolla: con Roberto Yanés, en 1964 y en solo de bandoneón en 1971.</div></div><div class="o9v6fnle cxmmr5t8 oygrvhab hcukyx3x c1et5uql ii04i59q" style="animation-name: none !important; background-color: white; color: #050505; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; margin: 0.5em 0px 0px; overflow-wrap: break-word; transition-property: none !important; white-space: pre-wrap;"><div dir="auto" style="animation-name: none !important; font-family: inherit; transition-property: none !important;">Nelson —protagonista demoníaco en Megafón, o la Guerra, la novela póstuma de Leopoldo Marechal— fue autor también de los tangos “Carriego”, “Óyeme, mamá”, “Qué será de ti”, “No debemos retornar”, “Nocturno de tango”, “La casa vacía”, “Escuchando tu voz”, “Al volverte a ver”, “Junto al piano”, “Cuento azul” y “Derrotao”, entre otros. No formó un binomio creador con ningún compositor en particular, firmando sus tangos con músicos tan diversos como el ya mencionado Mora, Armando Baliotti, Roberto Nievas Blanco, José García, Miguel Nijensohn y Marcos Larrosa, entre otros. Tuvo además dos incursiones en el cine, en las películas Historia de un Ídolo y Soy del Tiempo de Gardel, ese tiempo que él contribuyó como nadie a prolongar.</div></div><div class="o9v6fnle cxmmr5t8 oygrvhab hcukyx3x c1et5uql ii04i59q" style="animation-name: none !important; background-color: white; color: #050505; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 15px; margin: 0.5em 0px 0px; overflow-wrap: break-word; transition-property: none !important; white-space: pre-wrap;"><div dir="auto" style="animation-name: none !important; font-family: inherit; transition-property: none !important;">Extraído del libro Tango Judío. Del ghetto a la milonga, De Julio Nudler, Editorial Sudamericana.</div></div>Jorge Tejerahttp://www.blogger.com/profile/11933339223230674920noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1142548583328234755.post-23308858551068812512021-08-30T00:10:00.008-03:002021-08-30T00:26:32.227-03:00SOBRE MI CABEZA, EL SOMBRERO...<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgbws5eLdWoL2CeZWRqFv-tCco0uxVO1z281ZAqY6pE4pc9Kzl6WatNTf1eM_cRCeu9hr1C4sDFWNSmeON4T8fjoaJa5angcs0G0xxreax-UhWsWqsOcVGd2HyeZQD90xoao1AWYAUpBPk9/s960/FB_IMG_1630292262044.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="960" data-original-width="696" height="265" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgbws5eLdWoL2CeZWRqFv-tCco0uxVO1z281ZAqY6pE4pc9Kzl6WatNTf1eM_cRCeu9hr1C4sDFWNSmeON4T8fjoaJa5angcs0G0xxreax-UhWsWqsOcVGd2HyeZQD90xoao1AWYAUpBPk9/w316-h265/FB_IMG_1630292262044.jpg" width="316" /></a></div>"Sobre mi cabeza, el sombrero, bajo mis pies, el mundo entero", rezaba un viejo dicho anarquista, todo un manifiesto y alarde de voluntarismo en el que se reafirmaba la condición de ateo, al mismo tiempo que la actitud de vida de mantener erguida la frente y jamás dejarse ensillar.<p></p><p>Pero el siglo no cumplió sus promesas, las guerras por la libertad dejaron paso a las contiendas de la codicia. Las nobles causas perdieron brillo y la cancha se embarró. La vida se fue apagando, mutaron los oficios, ya no hubo donde volver, tampoco donde ir, restaba solo esperar, darle de comer al canario, atrapar algún miserable rayo de sol en una mañana cualquiera y con la mirada fija en algún punto remoto de las cavernas del adentro, seguir maldiciendo a ese Dios. que de tanto negarlo una vida entera, ahora una vez ido, ahora que ya nadie lo nombra, comenzamos a extrañarlo dolorosamente, como a un camarada muerto.</p><p>Tanto se ha escrito y oído de una edad de oro,de un mítico granero de vaya saber que mundo, que nadie ha echado en falta crónica alguna, acerca de fantasmales y vencidos quijotes, vagando sin descanso, los amargos eriales del olvido.</p>Jorge Tejerahttp://www.blogger.com/profile/11933339223230674920noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1142548583328234755.post-10614833480888683072021-06-15T01:38:00.005-03:002021-10-13T15:16:22.121-03:00TRELEW, NICOLA & BART.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKu_sWtgsRjE2sHK7wUZqk2-Z7SuMF7q1KmLXqSl3WY04PtRt0SC14gthqLrUihhVY1xMYEXlkldAG4TecrGfJRjzoVZ6gvoipLni1N8yUVTNW91mq5yOvSDSAUzLAELM79DH3CWKUiH4N/s800/200908A14.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="533" data-original-width="800" height="439" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKu_sWtgsRjE2sHK7wUZqk2-Z7SuMF7q1KmLXqSl3WY04PtRt0SC14gthqLrUihhVY1xMYEXlkldAG4TecrGfJRjzoVZ6gvoipLni1N8yUVTNW91mq5yOvSDSAUzLAELM79DH3CWKUiH4N/w762-h439/200908A14.jpg" width="762" /></a></div><br />Estamos caminando por Avenida Patricios. El límite de la Boca y Barracas. Al menos el límite que nosotros conocemos mas allá del catastro municipal.<p></p>El Lobo está mirando las construcciones. Hace unos minutos estuvimos en el viejo edifico de California y Avenida Patricios, donde funcionaba la fabrica Noel.<br /><br />Habíamos ido a recorrerla acompañados por la inmobiliaria que desde hace años trata de vender ese predio, sin demasiada suerte. Entonces la alquilan para producciones de publicidad o para tomas cinematográficas.<br /><br />Eso es lo que el Lobo había ido a averiguar ya que está interesado en producir una película y había ido a ver a Suar y Campanella.<br /><br />- Son dos turros egoístas. Y el peor ese pasota de Campanella que solo por haber ganado el Oscar piensa que no debe comprometerse, además de creerse con derecho a producir todo el contenido del canal Encuentro.<br /><br />- ¿ “Solo por ganar el Oscar”? Me parece que te fuiste a la mierda. Ganar el Oscar no es “solo”, es “todo”- Le respondo cortante<br /><br />Hace como que no me escucha. Y se vuelve para mirar la fábrica Noel mientras, con los pulgares y los índices de cada mano, hace un cuadro y simula un enfoque.<br /><br />- Carlos Noel, el fundador de la fabrica era vasco. Y su nieto, Carlos también fue presidente del Unión Industrial y Alvear lo llamo para que fuera Intendente de la Ciudad<br /><br />- Uy…Intendente , Como Macri… –digo, para empujarlo un poco a que saque un tema<br />-<br />- Perdon- me corrige- Mauricio es Jefe de Gobierno- como sus alcahuetes y los alcahuetes de los medios que le dan soporte lo recuerdan…-<br /><br />- Ahá -<br /><br />¿ Qué día es hoy ? – pregunta, aunque se de antemano que sabe perfectamente que es 23 de Agosto, las vísperas de un aniversario más de lo que llamamos la masacre de Trelew.<br /><br />- El día siguiente al aniversario de la masacre de Trelew- comento<br /><br />- Estimado amigo me alegra que conserves memoria histórica. La masacre de Trelew represento para nuestra generación un símbolo de unidad en la lucha.<br /><br />- Si recuerdo cuando se hizo el velorio en la sede del Partido Justicialista. Esa fue una decisión de Cámpora antes de las elecciones del 73.-<br /><br />- Ese día estuvimos en la sede de Avenida La Plata y como era habitual, cobramos. La policía que la comandaba Villar, pego hasta cansarse.<br /><br />En esa época al lobo le gustaba tocar la guitarra y a veces particpaba de alguna banda de rock. Yo en cambio militaba a tiempo completo, mientras estudiaba en la Universidad.<br /><br />En mi tiempo libre hacía algo que siempre me gusto hacer: levantarme minas…<br /><br />- Si. Fue un día de mucho bardo. De adrenalina…<br /><br />Saca un cigarrillo y ceremoniosamente lo lleva a su boca, con una rara maniobra de sus dedos. No sé por qué hace esas cosas ya que a veces el cigarrillo termina en el suelo. Pero al Lobo no le gustan las cosas fáciles…<br />-<br />- Acá cerca está el viejo local de la F.O.R.A. la federación obrera anarquista. La Boca tiene esto – y señala en su derredor- más profundo, más rico que Caminito y la pizza de Banchero. De acá salió el apoyo básico a Palacios el primer diputado obrero de América Latina, cuando era un dirigente de la lucha social y no el monigote del sistema en el que después devino.<br /><br />Es cierto lo que dice. Se respira en esas calles con casas de chapas, chicos jugando en la vereda y basura en las esquinas, que allí no solo hay vida sino una inmensa historia, que aun no se conto.<br /><br />En la vereda de enfrente dos muchachos, fuman un porro en la galería de una casa vieja. Quizas sea una casa tomada…<br /><br />- Los anarquistas eran luchadores honestos. Comprometidos.-<br /><br />De pronto se detiene y me dice:<br /><br />- Ahora entiendo por qué te pregunté qué fecha era hoy. 23 de Agosto, es un aniversario del asesinato de Sacco y Vanzetti. Todo este entorno, la riqueza inmanente de este barrio lo trajo a mi inconsciente.<br /><br />Trelew…Sacco y Vanzetti. Parece que el espíritu de los luchadores está presente hoy. Por lo menos para nosotros dos amigo…<br /><br />Hace una pausa:<br /><br />- Quizás las nuevas generaciones no tengan demasiada información sobre esto que hablamos. Pero me gustaría que de tener información no fuera la de las meras efemérides. El recordatorio políticamente correcto. Sacco, Vanzetti o los nuestros Pujadas, Haidar, Bonet, eran personas comprometidas. Que amaban, que tenían ilusiones, algunos de ellos tuvieron hijos.<br /><br />Se lo que está pensando. Ahora, como tantas veces, su cabeza estará clavada en algún momento de su juventud. Pensando que dejo muchas cosas en la juventud, por comprometerse con sus, nuestras, ideas. Y a veces a esta altura se que siente bronca…<br />No por la elección, sino por lo que el cree una falta de reconocimiento.<br /><br />A veces me parece algo débil de parte de él, creer que el reconocimiento es una moneda esperable en la vida.<br /><br />- Mira me dice. Todo está manejado desde el universo<br /><br />Lo miro por encima de los lentes: - ¿Te volviste místico chabon?<br /><br />- ¿Decime qué hora es?<br /><br />- La una<br /><br />- ¿Y que tenemos ahí enfrente?<br /><br />La esquina de Quinquela y Avenida Patricos. El restaurante Quinquela. Un bodegón adecuado a los tiempos, que permite que vayan turistas y cristianos de a pie. Como el Lobo y yo.<br /><br />- Canelones con bolognesa<br /><br />- Yo, ravioles con salsa a la crema<br /><br />- ¿Syrah?<br /><br />- ¿Y como no?<br /><br />Al entrar la vimos a Valeria. Una de mis compañeras de tango. Me gusta esa mujer. Pero es muy joven para mí. Y aun, cuando me cautiva su perfume cuando bailamos, mi corazón sigue perteneciendo a Mi Dama. Como el corazón noble de todo hombre que solo sabe amar una vez…<br /><br /><div style="text-align: right;"><span style="font-family: Georgia,"Times New Roman",serif;">Ebais</span></div>Jorge Tejerahttp://www.blogger.com/profile/11933339223230674920noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1142548583328234755.post-47277993399041211582021-06-14T21:30:00.006-03:002021-06-15T01:13:57.231-03:00EL TAMAÑO DE UNA ESPERANZA<p><b><i></i></b></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><i><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjfCt36MlmmMCEXvon8-4P7LoVDnss-W71MexoPNMAXUnVsnIYT3K3LpS9OgYhwf6yltezMNq4paZlKap9Er7PGGYXvDGAfYL00OU7H_XYu82Mg_cw1oqSywu2OzEH82FqAZgX-ULRDDyH7/s722/borges+joven.jpeg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="722" data-original-width="500" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjfCt36MlmmMCEXvon8-4P7LoVDnss-W71MexoPNMAXUnVsnIYT3K3LpS9OgYhwf6yltezMNq4paZlKap9Er7PGGYXvDGAfYL00OU7H_XYu82Mg_cw1oqSywu2OzEH82FqAZgX-ULRDDyH7/w426-h640/borges+joven.jpeg" width="426" /></a></i></b></div><b><i>14 de junio. A 35 años de la muerte de Jorge Luis Borges.</i></b><p></p><p>por: <b>Teodoro Boot</b></p><p>En enero de 1920, en Salto Oriental, Jorge Luis Borges ponía punto final a la presentación de un breve compendio de ensayos aparecidos en distintas revistas, así como en la sección literaria del diario La Prensa. Publicados en julio de ese año quinientos ejemplares, libro y prólogo llevaron un mismo título, El tamaño de mi esperanza. Que así comienzan:</p><p><i>A los criollos les quiero hablar: a los hombres que en esta tierra se sienten vivir y morir, no a los que creen que el sol y la luna están en Europa. Tierra de desterrados natos es ésta, de nostalgiosos de lo lejano y lo ajeno: ellos son los gringos deveras, autorícelo o no su sangre, y con ellos no habla mi pluma (…) Quiero conversar con los otros, con los muchachos querencieros y nuestros que no le achican la realidá a este país.</i></p><p>Título, libro y prólogo compartirán un mismo destino: la desaparición forzada.</p><p>Anteriormente, Borges había publicado los poemarios Fervor de Buenos Aires y Luna de enfrente, así como la colección de ensayos Inquisiciones, pero será uno posterior, El idioma de los argentinos el que, junto a El tamaño de mi esperanza merecerá la inquina del autor, quien jamás permitió que ninguno de ambos fuera reeditado.</p><p>Hubo que esperar su muerte –¡véase cómo al fin de cuentas estábamos predestinados a celebrarla!– para que en 1993, llevada por su amor a la literatura, al dinero o al autor –en todo caso, será siempre amor–, su viuda María Kodama decidiera sacarlas de la oscuridad y el olvido.</p><p>Cualquiera tiene derecho y hasta el deber de detestar lo que alguna vez ha escrito, pero ¿cómo no preguntarse, en este caso, de dónde la tirria del autor a esos fragmentos de su obra que de ningún modo desentonan con los que más tarde él mismo celebraría?</p><p>¿Había otro Borges ahí, el proyecto de un hombre que no fue, detestado por el que acabó siendo hasta decretar su inexistencia, opacado por el que iba envejeciendo entre halagos, agasajos y esa forma prematura de las honras fúnebres que es la celebridad?</p><p>A su regreso de la larga estancia europea en que transcurrió su adolescencia, Borges descubrirá ese Buenos Aires que años antes apenas había entrevisto más allá de los visillos de la casa familiar. Y ocurrió que en ese sorprendente mundo en el que acababa de desembarcar, el recienvenido encontraría un nuevo motivo de fascinación: el radicalismo o, con mayor propiedad, Hipólito Yrigoyen, “el único en nuestro país que, privilegiado por la leyenda, va en ella como en un coche cerrado”.</p><p>Hacia fines de 1927, Borges se ha vuelto exaltado líder del Comité Yrigoyenista de Intelectuales Jóvenes, con sede en la casa paterna de la avenida Quintana 222 y, ya dos semanas antes de los comicios de 1928, proclamaba vencedor al líder radical. Dos años después, como tantos correligionarios, se llama a silencio ante el derrocamiento y la prisión de Yrigoyen.</p><p>También hará silencio en 1933 ante su fallecimiento, que conmovió los cimientos de la sociedad argentina de entonces. Extrañamente, este joven que apenas si estaba entrando en la treintena, se había lamentado un año antes: "Vida y muerte le han faltado a mi vida".</p><p>Habrá sido en busca de esa experiencia que vuelve a viajar a la República Oriental, donde tenía estancia su primo Enrique Amorim, con quien recorrerá las comarcas fronterizas de Artigas, Cuareim, Bella Unión, Rivera, Santana do Livramento. Ahí, mismo, el exiliado José Hernández había empezado a borronear los primeros versos de Martín Fierro. Y ahí mismo Borges vio matar a un hombre y conoció esos gauchos que había creído legendarios, los mismos que veinte años después marcharían en masa hacia Montevideo “por la tierra y con Sendic”.</p><p>De alguna manera los conocía. Ya había hablado de ellos en su descubrimiento y reivindicación del entrerriano Evaristo Carriego:</p><p><i>La entonación entrerriana del criollismo, afín a la oriental, reúne lo decorativo y lo despiadado, igual que los tigres. Es batalladora, su símbolo es la lanza montonera de las patriadas. Es dulce: una dulzura bochornosa y mortal, una dulzura sin pudor, tipifica las más belicosas páginas de Leguizamón, de Elías Regules y de Silva Valdés.</i></p><p>Será también en Salto Oriental donde en noviembre de 1934 fechará un prólogo que, curiosamente y a diferencia de todos los prólogos, no será solicitado por el prologado sino por el prologuista. Borges lo pedirá por medio de Homero Manzi, común amigo de ambos. Y será el espaldarazo de un ya prestigioso Jorge Luis Borges lo que llevará a “Julián Barrientos” –paisano que cuenta la patriada simplemente “porque anduvo en ella”–, a salir del anonimato y a firmar con su nombre El Paso de los Libres, poema gauchesco escrito en prisión, que daba cuenta de la última de las revoluciones radicales. La había encabezado el coronel Roberto Bosch en diciembre de 1933.</p><p>Lo habrán impactado los versos, o tal vez que la irrupción de la columna de 150 hombres de Bosch en Paso de los Libres, su derrota en el encuentro de San Joaquín –tras el que, a la vieja usanza, muchos de los rendidos fueron degollados–, la dispersión y el regreso del coronel a su exilio en Brasil, evocaron en Borges la retirada de Ricardo López Jordán tras la batalla de Ñaembé.</p><p>Escribe en ese prólogo:</p><p><i>En la patriada actual, cabe decir que está descontado el fracaso: un fracaso amargado por la irrisión. Sus hombres corren el albur de la muerte, de una muerte que será decretada insignificante. La muerte, siéndolo todo, es nada: también los amenazan el destierro, la escasez, la caricatura y el régimen carcelario.</i></p><p><i>Afrontarlos, demanda un coraje particular. El fracaso previsto y verosímil borra los contactos de la patriada con las operaciones militares de orden común, sólo atentas a la victoria, y la aproxima al duelo, que excluye enteramente las ideas de ganar o perder –sin que ello importe tolerar la menor negligencia, o escatimar coraje–. Ya lo dice Jauretche en una de sus estrofas más firmes: ‘En cambio murió Ramón/ jugando a risa la herida:/ siendo grande la ocasión / lo de menos es la vida’</i></p><p>Se inflama a continuación el prologuista:</p><p><i>Recordemos que ese Ramón Hernández murió de veras y que el poeta que labró más tarde la estrofa compartió con el hombre que murió, esa madrugada y esa batalla.</i></p><p>Y concluye:</p><p><i>La tradición, que para muchos es una traba, ha sido un instrumento venturoso para Jauretche. Le ha permitido realizar obra viva, obra que el tiempo cuidará de no preterir, obra que merecerá –yo lo creo– la amistad de las guitarras y de los hombres.</i></p><p>Será el prólogo a El Paso de los Libres y no Evaristo Carriego la despedida del Borges criollista, porteño y radical, capaz de emoción ante la lucha en pos de una derrota prevista de antemano, para empezar a ser ese ingenioso escéptico que con distante humor inglés ironizaba sobre los oprimidos, los perseguidos y los sufrientes.</p><p>Se dirá –Borges lo dirá– que se habla de aquello de lo que se carece, y para demostrarlo le bastará con asegurar que en todas las páginas del Corán, dictadas en el desierto, el camello no aparece mencionado ni una sola vez.</p><p>No podemos dar fe de que esto sea cierto –que con la Palabra eterna e increada no se jode– pero resulta llamativo que de las cientos de estrofas de ese largo poema de “Julián Barrientos”, Borges haya elegido justamente esa, la que con modestia y sencillez nos dice que “siendo grande la ocasión/lo de menos es la vida”.</p><p>La ocasión, las ocasiones, irán alejando a Borges de la vida de los hombres de su pueblo para acercarlo, cada vez más, a una cazurra existencia cortesana que, por inteligencia y sensibilidad, seguramente padecía, pero de la que por molicie, comodidad y esa desganada vanidad que tan graciosamente sabía lucir, cada día podría apartarse menos.</p><p>Se mentarán sus impedimentos físicos, la ceguera que se ensañó con él con tanta alevosía, las tentaciones del fasto y la fama, las desventajas de compartir los agravios de los vencidos... se dirá que al tiempo que se reducía su estatura humana crecía la del artista capaz de escribir las páginas de Ficciones o El Aleph, se dirán tantas cosas... Lo cierto es que vino a cumplir muy brutalmente en su vida lo que parece ser destino de todos los hombres: hacerse viejo sin volverse mejor.</p><p>A veces, más que rememorar su muerte o lamentar su parábola vital, es preferible evocar la esperanza de un joven argentino orgulloso de serlo. Y lo haremos con sus propias palabras: “Nuestra famosa incredulidá no me desanima. El descreimiento, si es intensivo, también es fe y puede ser manantial de obras. Díganlo Luciano Swift y Lorenzo Sterne y Jorge Bernardo Shaw. Una incredulidá grandiosa, vehemente, puede ser nuestra hazaña”.</p><p>(Fte: La verdad verdadera – Editorial Ciccus)</p><p><br /></p>Jorge Tejerahttp://www.blogger.com/profile/11933339223230674920noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1142548583328234755.post-75119324329087504182021-06-13T16:12:00.001-03:002021-10-13T15:19:23.311-03:00PORQUE ASESINARON A MANUEL DORREGO. <p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgoqtMr7CVjq3wnjHr6h1WezLOlUbMcsjZCxpsZ8ZFmTjFg9EOihgdGxsR_lUTWwnzXTEDhMe1p3iYArE2GqNVgFZyklJKFdd33-ds8Lsd4EebRFYSmEaGEjH4BKovAKUKhulvg-Xk0-WhY/s280/galasso.jpeg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="180" data-original-width="280" height="260" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgoqtMr7CVjq3wnjHr6h1WezLOlUbMcsjZCxpsZ8ZFmTjFg9EOihgdGxsR_lUTWwnzXTEDhMe1p3iYArE2GqNVgFZyklJKFdd33-ds8Lsd4EebRFYSmEaGEjH4BKovAKUKhulvg-Xk0-WhY/w399-h260/galasso.jpeg" width="399" /></a></div>Por <b>Norberto Galasso.</b> (Historiador)*<p></p><p>Los unitarios no podían dejar con vida a Dorrego sin correr grave peligro de que este los pusiera al desnudo ante la opinión pública de la época y ante la Historia. Necesitaban acallarlo para siempre.</p><p>En estos días, se han publicado varios artículos referidos al fusilamiento de Dorrego. En general, se ofrecen algunas explicaciones, en este momento tan importante en que estamos revisando nuestra historia: que Lavalle y otros militares lo consideraban traidor por haber pactado con el Brasil el reconocimiento de la Banda Oriental como país independiente (no tuvo otra solución pues el Banco Nacional, con mayoría de accionistas ingleses, cumplió con el mandato del cónsul inglés, Lord Ponsomby, de negarle fondos para proseguir la guerra), o que sostenía una concepción latinoamericana y de ahí su entrevista con Bolívar, o que se apoyaba en el suburbio de Buenos Aires (siendo, en esto, antecesor de otros caudillos populares como Alsina, Yrigoyen y Perón), o sus tratativas con Bustos para sancionar una constitución federal con el apoyo del resto de los caudillos. Hay verdad en estas aseveraciones, pero no en todas, y creo que se omite la más importante.</p><p>Creo que la causa fundamental obedece a otra razón: los unitarios no podían dejar con vida a Dorrego sin correr grave peligro de que este los pusiera al desnudo ante la opinión pública de la época y ante la Historia. Aquí reside el motivo principal de que Salvador María del Carril y Juan Cruz Varela presionaran a Lavalle para el asesinato: ellos no podían permitir que Dorrego hablase. No podían ponerlo preso y hacerle luego un juicio, ni siquiera solamente desterrarlo como ya lo había hecho Pueyrredón en 1819. Necesitaban acallarlo para siempre.</p><p>Veamos la sucesión de aconteceres. En diciembre de 1824 se constituye la Minning Association en Londres para explotar minas en la Argentina, según autorización otorgada por el gobernador Martín Rodríguez y su ministro Rivadavia. En esa sociedad, su principal accionista es la banca inglesa Hullet y el presidente del directorio es Don Bernardino. En 1825, la empresa envía al capitán Head al Río de la Plata con un equipo de técnicos para iniciar la explotación, pero este se encuentra con que en las provincias -salvo San Juan- le aducen que la riqueza minera es propiedad provincial ya que no existe, desde 1820 –al caer el directorio– un gobierno nacional. La banca Hullet le protesta a Rivadavia y este contesta: “El negocio que más me ha ocupado, que me ha afectado y sobre el cual la prudencia no ha permitido llegar a una solución es el de la sociedad de minas. Con respecto a las de La Rioja (el Famatina), cuya importancia es superior a las de las otras provincias, en el corto plazo, con el establecimiento de un gobierno nacional, todo cuanto debe desearse se obtendrá... Me veo obligado a emplear la mayor circunspección para no comprometer inútilmente mi influencia y no debo decir más por el momento (enero 1826)”. Curiosamente, un mes después, Rivadavia es elegido presidente de las Provincias Unidas del Río de la Plata. El 15 de febrero sanciona la ley que declara propiedades nacionales a las minas de todas las provincias. El 14 de marzo, Rivadavia le escribe a Hullet: “Las minas son ya por ley de propiedad nacional y están exclusivamente bajo la administración del presidente de la República”. Sin embargo, en La Rioja, Facundo Quiroga se niega a que la Minning explote el Famatina. La compañía quiebra. Entonces, Head publica en Londres un folleto donde incorpora las cartas transcriptas, titulado: “Informe sobre la quiebra de la Río de la Plata Association constituida bajo la autorización otorgada por su excelencia don Bernardino Rivadavia”. Y aquí entra a jugar Dorrego. Porque desde su periódico El Tribuno, Dorrego publica ese informe, con las comprometedoras cartas de Rivadavia a la Banca Hullet y le agrega estos versos definitorios: “Dicen que el móvil más grande / de establecer la Unidad/ es que repare su quiebra / de Minas, la Sociedad” (23/6/1827, El Tribuno). Tres días después, Rivadavia renuncia a su cargo de presidente. Se quiebra nuevamente la unidad nacional y pocos meses después, asume Dorrego como gobernador de la Provincia de Buenos Aires.</p><p>El 14 de septiembre de 1827, Dorrego envía a la legislatura la demanda de la Minning por 52.520 libras por los gastos ocasionados, con este comentario: “El gobierno se encuentra con un recurso de la expresada compañía (Minning), donde se reclama a la provincia los gastos de aquella empresa. El engaño de aquellos extranjeros y la conducta escandalosa de un hombre público del país (Rivadavia) que prepara la especulación, se enrola en ella y es tildado de dividir su precio, nos causa un amargo pesar, más pérdidas que reparar nuestro crédito.”</p><p>Los unitarios intentan justificar a don Bernardino sosteniendo que si bien actuaba al mismo tiempo como presidente de las Provincias Unidas y como presidente del directorio de la Minning Association que negociaba con ese gobierno, y que aunque figura con un sueldo de 1200 libras como presidente de la empresa inglesa, “nunca tuvo intenciones de cobrarlo”. Manuel Moreno y Manuel Dorrego contestan con “Impugnación a la respuesta” donde afirman que no sólo quedan en pie las acusaciones (preparar la especulación, dividir el precio) sino que nada se contesta acerca de “30 mil libras, precio de esa especulación”, “por los buenos oficios a favor de la especulación que según afirmaba el señor Rivadavia en su autorización, estaba fundada en una concesión especial”.</p><p>De aquí resulta que aprovechando el regreso de las tropas de la Banda Oriental, se produce el golpe del 1ro de diciembre de 1828, por el cual Dorrego es desplazado del gobierno. El general San Martín lo caracteriza así, en carta a O’Higgins: “...Los autores del movimiento del día primero son Rivadavia y sus satélites y a usted le consta los inmensos males que estos hombres han hecho, no sólo a este país, sino al resto de América con su infernal conducta; si mi alma fuera tan despreciable como las suyas, yo aprovecharía esta ocasión para vengarme de las persecuciones que mi honor ha sufrido de estos hombres, pero es necesario enseñarles la diferencia que hay de un hombre de bien a un malvado” (carta del 13/4/1829).</p><p>Derrotado y detenido Dorrego, los unitarios cavilan: ¿qué hacer entonces con ese hombre que ha revelado el escandaloso negociado? Imposible llevarlo a juicio, pues volverá sobre el tema manchando la honra de quien luego sería denominado “el más grande hombre civil de los argentinos.” ¿Dejarlo preso, para que algún día vuelva al escenario político con esa documentación infamante? ¿Desterrarlo acaso para que tiempo después regrese a la patria y ponga esos documentos sobre la mesa? Probablemente, Lavalle no conoce estos entretelones de la negociación pues es solamente “una espada sin cabeza”, pero los rivadavianos se encargan de persuadirlo. Dorrego debe ser acallado lo más rápido que se pueda y con su fusilamiento quedarían silenciadas las denuncias y salvada la honra unitaria.</p><p>Y así se hace el 13 de diciembre de 1828.</p><p>Años después, el historiador Ricardo Piccirilli, un admirador de Rivadavia pero honesto investigador, admite que de la testamentaría de don Bernardino surge que “Rivadavia giró en noviembre de 1825 una letra contra Hullet por 3000 libras solicitando se imputara a la cuenta de las 1200 libras por gastos de mi singular comisión... y el remanente lo agregarán ustedes a mi cuenta corriente.”</p><p>Resumiendo: para acallar la verdad, en relación a un negociado de un “prócer” del liberalismo conservador con sus amigos los ingleses, se procede a fusilar a un caudillo popular y se inicia un período de tremenda violencia en nuestro país.</p><p>La tradición popular recoge ese hecho terrible de este modo: “Cielito y cielo nublado / por la muerte de Dorrego / Enlútense las provincias / Lloren cantando este cielo”. En cambio, entre la burguesía comercial del puerto circularán estos versos: “La gente baja / ya no domina / y a la cocina / se volverá.”</p><p><b>*Norberto Galasso</b> nacido en Buenos Aires, 28 de julio de 1936, es un ensayista e historiador revisionista argentino. Estudió en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, de donde egresó como contador, en 1961.</p><div><br /></div>Jorge Tejerahttp://www.blogger.com/profile/11933339223230674920noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1142548583328234755.post-34424867340923920792021-06-12T16:13:00.002-03:002021-10-13T15:22:24.160-03:00LOS FABULOSOS PERELMAN<h4 style="text-align: left;">por: Teodoro Boot</h4><p style="text-align: left;"><b>Nacido en Odesa, el inmigrante judío Iahn Perelman, hombre de acción y tenaz militante comunista que casi no hablaba castellano, se desempeñaba como obrero en la gigantesca Tamet, la metalúrgica más importante de Sudamérica. Le habían tocado en suerte dos hijos muy rebeldes, el activo y encarador Ángel y el serio y reflexivo Adolfo, el intelectual de la familia, a quien en algún momento había echado de su casa debido a sus ideas.</b></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjuKdewoFBFnnNKIMI-gKZsxYq1vXNQf23ZCq6cTVeCmlQ_MQAhGQ9SlgCAXk5Aj2Bpf1FjQkI1le4_haQr-AGsOxeUTsg8MHloHv2rbdpEsgENnkgIojjXRlQ0qRzeFiNX7UroEaDaPj8r/s324/descarga.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="156" data-original-width="324" height="297" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjuKdewoFBFnnNKIMI-gKZsxYq1vXNQf23ZCq6cTVeCmlQ_MQAhGQ9SlgCAXk5Aj2Bpf1FjQkI1le4_haQr-AGsOxeUTsg8MHloHv2rbdpEsgENnkgIojjXRlQ0qRzeFiNX7UroEaDaPj8r/w837-h297/descarga.jpeg" width="837" /></a></div><br /><div><br /></div><h3 style="text-align: left;">Descarriados</h3><p>Metalúrgico uno, textil el otro, ambos hermanos habían sido influidos por Liborio Justo, hijo del presidente Agustín P. Justo, que no estaba muy bien de la cabeza y con el alias de Quebracho apostrofaba al imperialismo norteamericano en las recepciones oficiales a Franklin Delano Roosevelt y se oponía públicamente al estalinismo, sumándose a las huestes del derrotado León Trotsky. Mientras, con el pseudónimo de Lobodón Garra,</p><p>daba forma a textos costumbristas y conservacionistas, los hermanos Perelman también renegaban del Partido Comunista y colaboraban con el periódico Frente Obrero.</p><p>Frente Obrero, cuyo director era el casi adolescente Jorge Abelardo Ramos, hijo y nieto de anarquistas, meloneado en las ideas trotskistas por Adolfo Perelman, fungía de órgano del Partido Obrero Revolucionario Socialista (PORS), pequeño grupo de jóvenes activistas aglutinado en torno a Aurelio Narvaja.</p><p>Con el tiempo, atraído por la revolución boliviana, Adolfo viajará a La Paz, donde tendrá enorme influencia en el surgimiento de una izquierda nacional, hasta el punto de que el malogrado Sergio Almaraz, el Scalabrini Ortiz de Bolivia, le dedicará su libro El poder y la caída, y será el inspirador de la creación de la primera fundición de estaño de Bolivia y redactor de la ley de nacionalización de la Gulf Oil Company en 1969. Dos de los discípulos de Adolfo serán Marcelo Quiroga Santa Cruz, asesinado en 1980 por un</p><p>grupo de militares argentinos durante el sangriento golpe de los narcotraficantes Luis García Meza y Luis Arce, y Andrés Solís Rada, ministro de Hidrocarburos de Evo Morales.</p><h3 style="text-align: left;">Una agachada sindical</h3><p>Pero estamos en 1942, en el transcurso de una huelga metalúrgica declarada por una asamblea el 26 de junio que a inicios de julio la dirección del SOIM (Sindicato de Obreros de la Industria Metalúrgica) en manos de militantes comunistas, decide levantar con el argumento de los obreros le estarían “haciendo el juego a los nazis”. Ese es el momento en que el joven Ángel Perelman adquiere notoriedad, al volcar a favor de continuar la medida de fuerza a la asamblea de trabajadores de CATITA, una enorme</p><p>metalúrgica de más de 3000 obreros. Para los trabajadores metalúrgicos –argumentará Perelman, de ahí en más delegado general de la planta– los nazis contra los que debían pelear no estaban en Berlín, sino en la Unión Industrial.</p><p>Ya desde el año anterior Perelman venía denunciando en Frente Obrero la complicidad de los dirigentes de su sindicato con Torcuato Di Tella y el gobierno conservador a fin de reducir la conflictividad laboral y oponerse a los aumentos salariales reclamados por los trabajadores.</p><p>No se había equivocado. El 13 de julio de 1942, el SOIM consigue levantar la medida de fuerza, en medio de serios incidentes entre los trabajadores y los dirigentes del sindicato, el aparato del Partido y las fuerzas policiales. La defección del SOIM y la complicidad del Partido Comunista con la patronal quedan en evidencia.</p><p>Pocos meses después un grupo de mecánicos de la fábrica Fontanares va a ver a Perelman, quien en su libro Cómo hicimos el 17 de octubre recordará: “Eran como yo, en esa época afiliados al Partido Socialista, disconformes con la orientación del partido y con la dirección comunista de nuestro gremio. Me propusieron la formación de un nuevo sindicato metalúrgico que organizase realmente a los trabajadores de nuestra industria rompiendo así, definitivamente, con los comunistas”.</p><h3 style="text-align: left;">Los delegados fundan la UOM</h3><p>Fue en base a esos trabajadores de Fontanares, delegados de Tamet como Fernando Carpio –quien en el futuro sería el primer secretario general del Partido Socialista de la Izquierda Nacional–, Ángel Perelman y Víctor Gosis (del PORS) y Nicolás Giuliani y el grupo de delegados socialistas, tras sucesivas reuniones en la pieza de un conventillo de la calle México, el 20 de abril de 1943, en la sede de la Unión Ferroviaria de Independencia 2880, unos sesenta delegados de varias fábricas deciden fundar la Unión Obrera Metalúrgica.</p><p>Por unanimidad, Ángel fue elegido secretario general, Carlos Etkin y Hugo Sylvester, asesores jurídicos, Adolfo Perelman, administrativo, Víctor Gossis y Nicolás Giuliani parte de la comisión directiva de quince trabajadores de diversas corrientes ideológicas, mayoritariamente socialistas. Iahn Perelman, comunista convencido, no perdonó la defección del SOIM y se sumó como asesor al nuevo sindicato, con el secreto propósito de controlar a sus dos descarriados hijos.</p><p>El nuevo sindicato comenzará a funcionar en una pequeña oficinita de la sede de la Unión Ferroviaria, dirigida por José Domenech (líder de una de las dos facciones en que se había dividido la CGT) y cuya eminencia gris era el abogado socialista Atilio Bramuglia, quedando así de hecho incorporada a la CGT </p><h3 style="text-align: left;">Un coronel muy raro</h3><p>Un mes y medio después, el 4 de junio de 1943, se producía un golpe de estado y el nuevo gobierno, en sus inicios “orientado en sentido reaccionario”, recordará Perelman, interviene a varios sindicatos.</p><p>Cuando poco después el general Farell es designado ministro de Guerra, un insólito coronel Perón lo acompaña como secretario de la cartera, secundado por el teniente coronel Mercante. El coronel tenía una idea muy precisa de la importancia que adquirirían los trabajadores y así lo sostuvo en una conferencia dictada en la Escuela de Guerra, en la que debe haber infartado a más de cuatro al afirmar que si la Revolución Francesa había terminado con el gobierno de las aristocracias, la Revolución Rusa</p><p>terminaría con el gobierno de las burguesías. “Empieza –aseguró– el gobierno de la las masas populares”.</p><p>Pero no le resultaría sencillo establecer alguna clase de vínculo con los dirigentes sindicales que, con buenas razones, desconfiaban de los militares, sus intenciones y su ideología.</p><p>El hielo se empieza a derretir por medio del teniente coronel Mercante, hijo de un muy respetado dirigente de La Fraternidad, que insiste en la necesidad de que ambos gremios ferroviarios se entrevisten con los dos jóvenes oficiales. Será Hugo Mercante, hermano del teniente coronel y obrero ferroviario, quien lleve a Bramuglia y a Domenech a la Secretaría de Guerra.</p><p>Fue el primer paso. En los próximos meses, con la Secretaría convertida en un Departamento del Trabajo paralelo, Perón sostendrá infinidad de reuniones con los dirigentes ferroviarios y delegados y militantes de base de diversos gremios.</p><p><br /></p><p>La renuncia de “Angelito”</p><p><br /></p><p>La comisión directiva de la UOM rechaza la propuesta de Perelman de reunirse con Perón y “Angelito” se siente obligado a renunciar. El 20 de septiembre otra asamblea general elige una nueva Comisión Directiva, designando secretario general a Nicolás Giuliani, apoyado por los socialistas. Perelman queda en minoría, aunque continúa integrando la Comisión Directiva. Lo recordará así: “Mi posición encontró gran resistencia entre los otros miembros de la Comisión. De los 15 asistentes, votaron en contra 13 y sólo dos a favor”.</p><p>No obstante, la Comisión autorizará a Perelman y a Ernesto Cleve –más tarde diputado nacional por el Partido Laborista– a reunirse con Perón, como metalúrgicos, pero a título personal. En esos momentos Perón y Mercante ocupaban el edificio del Consejo Deliberante porteño y Perón asumía la presidencia del Departamento Nacional del Trabajo, inmediatamente convertido en Secretaría. La única representación sindical presente en el acto fue la de la Unión Ferroviaria.</p><p>Perelman y Cleve concurren a entrevistarse con el secretario de Trabajo y salen muy entusiasmados de la reunión: el coronel se había comprometido a apoyar todas las demandas del gremio metalúrgico.</p><p>Paralelamente, Bramuglia es designado director general de Asistencia Social de la Secretaría y Mercante desplaza al capitán de fragata Raúl Puyol de la intervención a la Unión Ferroviaria y La Fraternidad, asumiendo la administración del gremio rodeado de sus dirigentes.</p><p>De inmediato unifica todas las entidades mutuales ferroviarias, organiza el sistema integral de asistencia y previsión, al que suma el Hospital Ferroviario y las colonias de vacaciones e imponiendo un 12% de aporte provisional a las empresas, sanea el sistema jubilatorio y reglamenta el alcance de las pensiones e indemnizaciones por deceso.</p><h3 style="text-align: left;">El momento decisivo</h3><p>Ángel Perelman, cuya oficina de la UOM en la Unión Ferroviaria es contigua a la de Domingo Mercante, observa cómo, en apenas dos meses, los ferroviarios concretaban viejos reclamos que ni en sueños habían pensado en satisfacer. Vuelve a la carga y finalmente consigue persuadir a la Comisión Directiva de entrevistarse con Perón.</p><p>Para asombro de la mayoría, en esa reunión se formaliza el acuerdo con las</p><p>reivindicaciones del gremio metalúrgico y se resuelve organizar un acto público con el propio Perón, el miércoles 6 de septiembre de 1944 en el salón del edificio de Perú y Diagonal Sur para hacer públicos el convenio y los acuerdos.</p><p>“Fijada la fecha –dice Perelman– calculamos que podríamos llenar con mil metalúrgicos el Salón de Sesiones del Consejo Deliberante”. Sorprendidos, los dirigentes observarán que tras colmar el salón de actos, en la Diagonal Roca se había concentrado una enorme multitud de cerca de 20.000 metalúrgicos.</p><p>A partir de ese momento, la UOM no cesará de crecer. Perelman y un pequeño grupo de trabajadores trotskistas que pronto formarán la izquierda nacional, habían creado la que sería la organización más poderosa del movimiento obrero y auténtico emblema del sindicalismo peronista.</p><p>Luego de su activo papel en las jornadas del 17 de octubre, como especialista en convenios colectivos Ángel Perelman conservará enorme influencia en la UOM, tanto durante el periodo peronista como luego de su retorno del exilio en Israel tras la amnistía dictada por Frondizi. En la asamblea que consigue normalizar el sindicato, cuando el viejo dirigente Paulino Niembro, que había sido uno de los sesenta delegados iniciales, rechaza el cargo de secretario general para el que había sido proclamado,</p><p>proponiendo en su lugar al joven Augusto T. Vandor, Ángel Perelman estaba a su lado. En 1968, en el documental “La Hora de los Hornos”, junto a un grupo de delegados obreros Perelman sostendrá que “El sindicalismo argentino no lucha únicamente por un salario más, sino que, verdaderamente, nosotros soñamos y creemos en la posibilidad de</p><p>una gran revolución social y nacional para reivindicaciones ya no únicamente de la clase trabajadora sino para todo el país”.</p><p>Tal como sostuvieron Solanas y Getino, a lo largo de la larga noche que cayó sobre Argentina en 1955, Ángel Perelman será un auténtico ejemplo de que “los delegados, comisiones internas y dirigentes sindicales fueron la única vanguardia intelectual y efectiva que se autoproporcionó el movimiento nacional”.</p><p>A los 25 años de edad, ese obrero trotskista, prototipo de una nueva camada de activistas sindicales, había sido el fundador y primer secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica y nada menos que el gestor de un acercamiento al coronel Perón que resultará clave y providencial.</p><p>Ángel Perelman morirá en 1973, a los 56 años de edad. Aquí, las versiones difieren. Para algunos fue enterrado en La Chacarita y para otros está sepultado en el cementerio judío de La Tablada, que si dispone de un sector especial para putas y cafishios, seguramente dispondrá de otro para nipo-nazi-falanjo-peronistas.</p><p><br /></p>Jorge Tejerahttp://www.blogger.com/profile/11933339223230674920noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1142548583328234755.post-59135631549416348432021-06-11T13:30:00.007-03:002021-06-11T16:22:01.612-03:00SAMMER MAKARIUS, EL FOTOGRAFO EGIPCIO QUE SE PRENDÓ DE NUESTRO PAISAJE.<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjZxDDfhs8LsIW4_a0eTGlEwJumSp8F_w_rTs3TqlxWK5BPAQ-HMXmqyqh0me4djMHwc6Owsvv15EL_95tTgbC4Tu4haBvr9o5W5_5y82oPCLFxtJ71Ixa3mLaKRuZ1lXkmnRN50cbWTUUq/s1920/slider2.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="903" data-original-width="1920" height="358" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjZxDDfhs8LsIW4_a0eTGlEwJumSp8F_w_rTs3TqlxWK5BPAQ-HMXmqyqh0me4djMHwc6Owsvv15EL_95tTgbC4Tu4haBvr9o5W5_5y82oPCLFxtJ71Ixa3mLaKRuZ1lXkmnRN50cbWTUUq/w842-h358/slider2.jpg" width="842" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi1dDQuPluayMmII4LDnN0JzkvOtaAuT2YNsAQtZMUycbUaXvBR6uilniLfIfyNhbwbXkd7wuwziPsudOGug0Jha0ZKYGSvx7SzmdH_J2uFtl37sHfXmkld4_JAq9BjKvGf_QYvc_E1-Kh4/s522/makarius+carnet.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="522" data-original-width="387" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi1dDQuPluayMmII4LDnN0JzkvOtaAuT2YNsAQtZMUycbUaXvBR6uilniLfIfyNhbwbXkd7wuwziPsudOGug0Jha0ZKYGSvx7SzmdH_J2uFtl37sHfXmkld4_JAq9BjKvGf_QYvc_E1-Kh4/w148-h200/makarius+carnet.jpg" width="148" /></a></div>Sameer Fouad Makarius nacio en El Cairo, Egipto; 29 de abril de 1924. Hijo de madre judeo-alemana y padre libanés, su juventud transcurrió entre Alemania, Egipto y Hungría, donde se vio forzado a permanecer durante la guerra. Allí realizó sus estudios secundarios y se inició en la pintura y la escultura. En años posteriores, vivió en Suiza y en París , hasta que por fin en 1953 se radicó en la Argentina, pais del que definitivamente se enamoró y en el que hechó raicers<p>En Argentina, formó un grupo de fotógrafos (Forum) dedicado a promover la fotografía como arte. Colaboró con diarios y revistas. Fue un pionero de la fotografía y su estudio en la Argentina, conformando el Grupo ANFA y Forum, en el cual participaron fotógrafos de la talla de Max Jacoby, Humberto Rivas, Julio Maubecin, José Costa, Lisl Steiner, Rodolfo Ostermann, Pinélides Aristóbulo Fusco, entre otros. Escribió el primer ensayo publicado en el país sobre fotografía argentina desde 1840 hasta 1981. Publicó dos libros de fotografías y textos: Buenos Aires y su gente (1960) y, en 1963, Buenos Aires, Mi Ciudad.</p><p>Fue miembro fundador de los grupos Artistas No Figurativos Argentinos (ANFA) y Forum (1956). A partir de 1957, realizó una extensa serie de retratos de artistas plásticos; un libro que reúne estos trabajos –Retratos y textos de artistas– se publicó tardíamente (2008). Otro de sus grandes temas fue la ciudad de Buenos Aires, y sus imágenes fueron compiladas en los volúmenes Buenos Aires y su gente (1960) y Buenos Aires, mi ciudad (1963). Makarius fue también coleccionista de imágenes antiguas, curó exposiciones y publicó ensayos sobre fotografía.</p><p>En agosto de 1961 formó parte de la primera exposición del grupo Otra Figuración en la galería Peuser, un evento fundacional para el arte argentino de esa década, junto a Ernesto Deira, Carolina Muchnik, Rómulo Macció, Luis Felipe Noé y Jorge de la Vega. El catálogo se iniciaba con una declaración conjunta de los participantes: “No constituimos un movimiento, ni un grupo ni una escuela. Simplemente somos un conjunto de pintores que en nuestra libertad expresiva sentimos la necesidad de incorporar la libertad de la figura”.</p><p>Makarius presentó Textos bíblicos, una serie de impresiones fotográficas a partir de negativos pintados y dibujados por él que representan escenas de la Biblia y en las que se ven figuras “destrozadas, anhelantes, calcinadas, muy de nuestro tiempo”, según las palabras de Hugo Parpagnoli en una crítica publicada en aquel año en La Prensa. Las imágenes están construidas según el típico lenguaje expresionista basado en una idea creativa del caos que sería la marca distintiva de ese nuevo tipo de figuración, pero Makarius se aleja del amplio espectro de colores con el que trabajan sus colegas y utiliza un estricto blanco y negro. Solo los títulos de las obras –Sansón, La cabeza de Jonás, Bethsabé– dan una referencia del tema tratado, ya que las figuras retratadas son mayormente abstractas y ciertamente difíciles de identificar.</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjrG_9Gxo_9jWpul5Nql03ar3XJBcP6Z18UBMAppXfz4fqI6H_F30cBishcGkfrBiTaz_AszVIvmfVCe4WRQKGVTjo1XYb1Ocx4kvyQraYtOinmBV3NPQ__Jo4H485XO2zvbSCvT6ByXefH/s2253/Makarius-Sameerlong.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1100" data-original-width="2253" height="312" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjrG_9Gxo_9jWpul5Nql03ar3XJBcP6Z18UBMAppXfz4fqI6H_F30cBishcGkfrBiTaz_AszVIvmfVCe4WRQKGVTjo1XYb1Ocx4kvyQraYtOinmBV3NPQ__Jo4H485XO2zvbSCvT6ByXefH/w640-h312/Makarius-Sameerlong.jpg" width="640" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><div style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; outline-width: 0px; text-align: center; user-select: auto;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiRoqK494rsaokiqLZAVvwTs8ZpLPtblRc8P_KotgnWyZrHnTjSzHPZrLLW3VnW1pisIHju4RpBTYChAwmyUaG3TKhzuEFaP5Cngvq9-V_Ali6vxRH5OV3m_DXCd77Jy_esVTynAbC6BPLU/s1095/Makarius-Sameer_Bethsabe_1961.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><br /><br /></a></div></div><div class="powr-photo-gallery" id="2f572176_1623425944"></div><script src="https://www.powr.io/powr.js?platform=blogger"></script>
<div class="align:center"><blockquote class="imgur-embed-pub"="center" data-id="a/OorjxCX" lang="en" style="text-align: center;"><a href="//imgur.com/a/OorjxCX">View post on imgur.com</a></blockquote><script async="" charset="utf-8" src="//s.imgur.com/min/embed.js"></script></div>Jorge Tejerahttp://www.blogger.com/profile/11933339223230674920noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1142548583328234755.post-13935037092703065082021-06-10T13:31:00.005-03:002021-06-10T22:43:56.407-03:00MASAS Y BALAS<h3 style="text-align: left;">Fragmento de la obra "Masas y Balas" de Lobodón Garra (Liborio Justo)</h3><h4 style="text-align: left;"><p style="text-align: left;"><span><span style="background-color: white; font-size: medium; font-weight: normal;"><span style="font-family: courier;">Masas sufrientes, en movimiento, en lucha contra las patronales y el Estado. Balas lanzadas contra ellas por uniformados o por servidores privados de los patrones. Allí está la clave transparente del título de este libro, publicado en el año 1974, cuatro décadas después de los diferentes sucesos históricos que en él se narran. En la "Advertencia" de Justo que precede al libro se lee: "Todos los sucesos que se relatan eneste libro son históricos y ocurrieron –salvo algunas narraciones retrospectivas– entre los años 1931 y 1935, durante los días más dramáticos de la gran crisis económica mundial".</span><span style="font-family: courier;">Para la militancia revolucionaria de la época, la gran crisis marcaba el cumplimiento de la profecía del ocaso definitivo del capitalismo.</span></span></span></p></h4><h3 style="text-align: left;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiFmDH2KjE4l79FlxrMcwY4yGakGQuxfVbIacaN81PEFy3jxOzHFbOupOYn-sAOLRgAuYmqxT5kjtYK5uGQrfk9vEpOoyzdNfAnuWb7yfldmcoT0q82p8KB5CKkOZR6PDeXhoeKh2ZJ20Tn/s960/madero1928.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="960" data-original-width="617" height="572" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiFmDH2KjE4l79FlxrMcwY4yGakGQuxfVbIacaN81PEFy3jxOzHFbOupOYn-sAOLRgAuYmqxT5kjtYK5uGQrfk9vEpOoyzdNfAnuWb7yfldmcoT0q82p8KB5CKkOZR6PDeXhoeKh2ZJ20Tn/w369-h572/madero1928.jpg" width="369" /></a></div>Masas y Balas</h3><p>(...)</p><p>–¡Cada pasajero con su pasaporte! ¡Presentarse con ellos al comedor!</p><p>Todo el día habían navegado dentro del mismo paisaje de aguas barrosas: boyas sacudidas por el oleaje y señaladas idénticamente: M.O.P., algún barco de carga con extraña bandera que cruzaba junto a ellos en dirección opuesta y, en el horizonte, la lejana línea de la costa sobre la que se alcanzaba a percibir el perfil oscuro de algunos montes. En medio de las aguas, que extendían el reflejo de su superficie opaca, la proa del barco iba levantando un murmullo constante y adormecedor que venía agregarse a la cansadora monotonía del viaje.</p><p>En el transcurso de aquellas horas, que parecían interminables,los grupos sobre la cubierta de proa se hacían cada vez más numerosos e inquietos. Moviéndose entre la entrada de las bodegas, las máquinas de los guinches, las cadenas del ancla y las bocas de los ventiladores, esa masa humana trasladaba su ansiedad de borda a borda, de grupo a grupo, pronunciando palabras que nada decían, cerrado su eco por la barrera infranqueable de veinte idiomas.</p><p>Desde la mañana todos estaban listos, vistiendo sus mejores ropas, arrugadas y, a veces, extravagantes por su antigüedad, sacadas del fondo del baúl sólo en las grandes ocasiones.</p><p>Muchos hombres de botas, saco con cuello de pieles y gorra, mostraban su evidente origen campesino. Otros llevaban amplios pantalones, boina y faja ancha. Más allá los había de largas barbas, rubios, morenos, jóvenes y viejos.</p><p>Las mujeres de pañuelo en la cabeza, pintorescas batas y amplias polleras de colores, delataban sus distintas procedencias. Los niños eran los únicos bulliciosos, inconscientes del hecho que vivían y tanto habría de variar el escenario de sus vidas.</p><p>Algunos oficiales, vestidos de impecables trajes blancos, cruzaban entre los grupos, desapareciendo rápidamente luego detrás de puertas que ostentaban un letrero en varios idiomas: "Prohibido pasar a los pasajeros de 3 a clase". Al mismo tiempo, arriba, por el corredor de la cubierta de 1 a clase desfilaban personas elegantes que, al pasar, apenas se dignaban echar una mirada sobre la multitud de proa.</p><p>Mientras tanto, en el comedor, una larga fila de hombres y mujeres hacían cola en espera de su turno, frente a las mesas detrás de las cuales los empleados de la oficina de inmigración iban examinando los pasaportes. Por doquier, los salvavidas, indispensable decoración marítima, mostraban su círculo blanco sobre el que, con letras negras, estaba escrito: "Alcántara-Southampton".</p><p>Un mundo de ambiciones, dolores, angustias y esperanzas se compendiaba allí, en el reducido espacio de esa cubierta dẹ proa. En él tenían cabida todas las luchas que iban señalando la marcha del mundo, la lacra de sus injusticias y la expresión de sus opresiones. Lituanos y finlandeses que dejaban el frío del Norte europeo para trasladarse a las colonias tropicales del Alto Paraná; judíos ingleses que huían de Londres después de haber luchado por largos años con la miseria del East Side; polacos llevando aún en sus pupilas la imagen terrorífica de las persecuciones en Varsovia, bajo Pilsudski; checoslovacos, búlgaros y yugoslavos que dejaban el hambre y la opresión recibida como herencia de largas generaciones; italianos que en Roma, Genova y Nápoles habían formado entre las multitudes que aclamaron a Mussolini, pero que, alejados del radio de su influencia, ya no encontraban palabras para vituperarlo; franceses y suizos, artesanos arruinados, que trasladaban al Nuevo Mundo una tronchada ansia de enriquecimento que, seguramente, jamás colmarían; húngaros integrantes de la efímera república comunista de Bela Kuhn; mujeres solas traídas incautamente como fresca provisión para los mercados de esclavas blancas; rumanos, turcos y judíos de Odessa que habían alcanzado a ver flameando la bandera roja; griegos, armenios y sirios del Líbano, trayendo profundas huellas de las luchas en el Cercano Oriente; españoles y portugueses que aún llevaban en sus zapatos restos de la tierra a la que habían estado encadenados como bestias. Como ellos, centenares de miles habían desfilado, precediéndolos por esa ruta tantas veces surcada, siguiendo el camino imperativo de sus necesidades económicas. Y ese día, 7 de enero de 1931, llegaba para ellos el turno de sucederlos, conectando, una vez más, dos continentes con el largo guión de una esperanza.</p><p>A lo lejos, la silueta inmóvil e imponente de la ciudad, cada vez aparecía más cercana. ¡Cómo la escrutaban esos centenares de ojos, ansiando desentrañar en ella su propio destino!</p><p>Allí estaba la puerta prometida, tanto tiempo y tan intensamente ambicionada. Detrás de las torres de la urbe, que los impresionaba como gigantesca, se extendía todo el cú- mulo de sus ilusiones: ciudades ricas y populosas, infinitos territorios deshabitados, impenetrables selvas inexploradas, inmensos ríos apenas navegados, campos de cereales que rebalsaban los horizontes, ganado que se contaba por decenas de millones, altísimas cordilleras con minas inagotables.</p><p>Aquél era el continente de las riquezas que tanto habían oído hablar y con las que, también, tanto habían soñado. Allí estaba el límite final de todas sus miserias y el umbral luminoso de todas las felicidades.</p><p>A lo lejos, la ciudad se destacaba nítida, con la mole inmóvil de sus grandes edificios, con el penacho de humo de sus chimeneas y el perfil de sus tanques, grúas y elevadores de granos. Pronto, siguiendo la paralela de los rieles, la cinta de los caminos o la estela de los buques, se dispersarían en busca de su parte hacia todos los rumbos de aquella tierra virgen, de inmensos espacios deshabitados, de grandes selvas casi exploradas, de enormes ríos apenas navegados, de altísimas cordilleras, de campos de trigo sin fin, y de ganado sin cuenta.</p><p>Agolpados los grupos sobre la borda, contemplaban silenciosos la visión, absorbidos por sus pensamientos.</p><p>–¡Buenos Aires! –aclamó alguno.</p><p>Y la frase se clavó en el fondo de sus almas expectantes como una daga de angustia que los paralizaba.</p><p>–¡Buenos Aires! –repitieron todos en su mente, mientras la ciudad seguía el ritmo de su vida, ajena e indiferente a la llegada de aquel puñado de seres arribado de lejanas latitudes y horizontes.</p><p>–¡Buenos Aires!</p><p>–¡¡Buenos Aires!!</p><p>"En un incendio producido en un cinematógrafo</p><p>de Paisley, Gran Bretaña, perecieron 72 niños."</p><p>"Hubo un baile en la Casa Blanca."</p><p>"El Japón pide proporción de 7-10 para los cruceros."</p><p>"Stalin anunció la próxima campaña contra los kulaks."</p><p>"Graves desórdenes en Bombay. El Congreso de</p><p>Lahore aprobó la moción de Gandhi sobre la indepen-</p><p>dencia de la India."</p><p>"El pánico en la Bolsa influyó en el balance econó-</p><p>mico de los Estados Unidos."</p><p>"La comisión que estudiará el plan de la Unión</p><p>Europea de Briand se reunió en Ginebra."</p><p>"En viaje desde Southampton, de donde zarpó el 18</p><p>de diciembre último, llegó ayer la motonave Alcántara,</p><p>de la Mala Real inglesa. Dicho buque, que conducía 715</p><p>pasajeros de las tres categorías, correspondencia y merca-</p><p>derías generales, arribó alrededor de las 16 horas al des-</p><p>embarcadero de la Dársena Norte."</p><p>Tres hombres y dos mujeres avanzaban torpemente extendiendo por doquier el pantallazo de su mirada curiosa.</p><p>Algunos que se cruzaban con ellos volvían la cabeza para observar su vestimenta extraña, que delataba a los inmigrantes.</p><p>Marchaban por el bajo, desde el Retiro, bajo las arcadas de la Avenida Alem y la hilera de letreros en todos los idiomas, les iba descubriendo el nuevo mundo al que habían arribado.</p><p>Casa de comida y hospedaje "La Antigua Marina"</p><p>Restaurant y Hotel "Hamburgerhof". Bierhalle.</p><p>On parle francais. English spoken</p><p>Restaurant "Re dei Vini"</p><p>Bar "Tarbush"</p><p>Café "Piamontese"</p><p>Restaurant "Russia". Comodidad para familias.</p><p>Comidas a todas horas</p><p>Hotel y restaurant "Staria Balcánico"</p><p>Restaurant Búlgaro</p><p>Cervecería alemana "Ratskeller"</p><p>Hotel "Bayona". Piezas desde 1 peso</p><p>Gran Ropería "El Tigre"</p><p>Mercadito "La Paz", de Juan Catopidís</p><p>Restaurant "Lietuva". Camas desde 0,50</p><p>Bar "Welcome"</p><p>Armería "El Cazador"</p><p>Bar "La Flor de Hungría", de Flora Peri</p><p>Restaurant "20 de Septiembre"</p><p>Peluquería "AIem". Barba 0,20 Pelo 0,40</p><p>Hospedaje "Hotel Porteño". Guerra a la crisis.</p><p>Camas desde 0,60. Piezas desde $ 1</p><p>Café y Bar "Guadarrama"</p><p>Restaurant "Zagreb"</p><p>A lo largo de toda la calle, bajo la bóveda de la recova, gran cantidad de gente circulaba en ambas direcciones: libre-</p><p>ros, mujeres, marineros, vagabundos. Al frente de los restaurantes y bares, las vidrieras exhibían toda clase de fiambres</p><p>y viandas, tratando de atraer a los pasantes a sus tugurios oscuros. Armerías, librerías, peluquerías.</p><p>Las tiendas extendían sus mercaderías ampliamente, a todo lo ancho del frente y los arcos de la recova: trajes, camisas, overalls, botas, zapatos, ponchos, frazadas, bolsas de cuero para juntar maíz, mientras, desde el centro de la vereda,</p><p>alguien invitaba al público a entrar.</p><p>Tienda "El Mundo Obrero". Artículos de calidad.</p><p>Precios casi regalados</p><p>Tienda "La Vercellesa". Ropa para obreros</p><p>Tienda "Casa Lores". La que proteje al obrero. Al</p><p>que gaste 50 pesos se le regala un sombrero. ¡Ocasión!</p><p>Trajes desde $ 15</p><p>Y luego seguían los letreros:</p><p>Hotel "Zur Post"</p><p>Bar "Toyo", de Kiyo Kurokawa</p><p>Bar Automático. Parrilla y pizzería. Comida econó-</p><p>mica. Alojamiento "Los Ángeles". Especial para caballe-</p><p>ros. Higiene, seriedad, buen trato.</p><p>Casa de Cambio. Pasajes, giros. Bureau de Change</p><p>Geldwechsel. Money Exchange.</p><p>Salón Novedades. Entrada libre. "La bella</p><p>Sultana". La mujer más gorda del mundo. Se exhibe</p><p>aquí. Tiro al blanco. Primicias mundiales. Rarezas uni-</p><p>versales. Niño con dos cabezas y un solo cuerpo. AvisoMasas y Balas | 43</p><p>al público: con el mismo boleto de entrada a la vista</p><p>podrá ver los fenómenos.</p><p>Casa de Remates. Se rematan $ 10.000 en mercade-</p><p>rías. Sin base y a quemar por lo que den. Comisión 10%.</p><p>Dancing "Edén". Dos pistas de baile y 140 profesoras.</p><p>Las bailarinas más bonitas de Buenos Aires. Orquesta José</p><p>Gómez y sus siete muchachos "Los reyes del tango porteño".</p><p>Dancing "Moulin Rouge". Exhibición de tangos y</p><p>milongas. Variety show atractions at reduced prices. Open</p><p>every night from 9 y 30 p.m. till 4,30 in the morning.</p><p>Joyería "El Diamante". Casa especial en joyas finas</p><p>y anillos de compromiso.</p><p>Fotografía "Los dos hermanos". Descuentos espe-</p><p>ciales a militares, marineros y recién casados.</p><p>Cigarrería y lotería. Se juega mañana. Aquí se vendió el</p><p>18.513 con 10.000 pesos en la jugada del 15 de Octubre.</p><p>Armería "La Porteña". Mates y bombillas. Relojes.</p><p>Artículos de caza. Escopetas. Última novedad: cinturo-</p><p>nes trenzados. Carteras de cuero de víbora. Tabaqueras</p><p>de cuero de vaca.</p><p>Desde atrás de unas puertas con cortinas rosadas espiaban algunas mujeres que hacían señas, invitando a entrar con una sonrisa, y de las casas de remates llegaba el ruido de los golpes del martillero subido sobre el mostrador, frente a</p><p>un grupo de "croupies". También se percibía el olor penetrante de las parrillas y bares automáticos con sus frituras en</p><p>grasa, al lado de los despachos de bebidas, poco iluminados, donde apenas destacaban sus rasgos muchos rostros curti-</p><p>dos y casi silenciosos. En la esquina, los puestos de venta de periódicos, extendidos sobre las paredes, dejaban ver sus títulos en todos los idiomas:</p><p>Nasa Sloga - Órgano de la colectividad yugoeslava, de la América del Sur</p><p>Kurjer Polski W Argentinie. Primer diario polaco</p><p>para toda Sud América</p><p>Hobartazeta (Nueva Gaceta)</p><p>Momentas. Semanario popular lituano</p><p>Slos Polski</p><p>The Standard. Doyen of Argentino Press</p><p>Giornale d’Italia</p><p>El Diario Español</p><p>L’Italia dei Popolo</p><p>El Mattino d’Italia</p><p>Assalam. Periódico árabe</p><p>El Diario Siriolibanés</p><p>Skandinavien, órgano de la colectividad escandina-</p><p>va en la Argentina</p><p>Buenos Aires Herald</p><p>Argentinisches Tageblat</p><p>Le Courriére de la Plata</p><p>Lihoamerican. Primer periódico checoeslovaco en</p><p>Sud América</p><p>Di Presse</p><p>Diario Israelita</p><p>El Correo de Asturias</p><p>Argentín Djijo. Periódico japonés</p><p>O Jornal Portugués</p><p>Se detuvieron un rato para examinar las vidrieras de al-</p><p>gunas cigarrerías que exhibían toda clase de objetos de fanta-</p><p>sía fabricados con cuernos vacunos, en los que estaba escrito:</p><p>"Recuerdo de Buenos Aires". También las librerías mostra-</p><p>ban numerosas publicaciones:</p><p>La magia blanca</p><p>El arte de echar las cartas</p><p>Cómo curar la sífilis</p><p>El arte de curar por el magnetismo</p><p>Obstáculos de la voluptuosidad</p><p>Historia de la ciencia secreta</p><p>La Venus mágica - Filtros de amor</p><p>La cocina vegetariana racional</p><p>Los grandes maestros del ocultismo</p><p>El hipnotismo al alcance de todos</p><p>Vicios y costumbres sexuales</p><p>Los secretos del matrimonio</p><p>Medios de evitar el embarazo</p><p>El horóscopo</p><p>La piedra filosofal</p><p>El arte de hablar con los espíritus</p><p>Quiromancia y quirognomía</p><p>50 anni di Socialismo en Italia</p><p>La papesa Giovanna</p><p>Musolino, célebre brigante calabrese</p><p>Remedios del virtuoso Fray Anselmo publicado en 1629</p><p>El libro de los circuitos modernos</p><p>Breviario laico</p><p>Cría y aprovechamiento del cerdo - Salchichería</p><p>Máximo Gorki - La madre</p><p>Vida de Malatesta</p><p>El onanismo en el hombre y en la mujer</p><p>¿Quiere conocer la virginidad de una mujer?</p><p>Cómo curar la blenorragia</p><p>El secretario de los amantes. Modelos de cartas de</p><p>amor y pensamientos para postales</p><p>Asimismo:</p><p>"Aquí se venden las 40 cartas del Ermitaño con su</p><p>librito de instrucciones para consultar el porvenir y obte-</p><p>ner los números de la lotería, ruleta y carreras"</p><p>"Piedra imán legítima. En venta aquí"</p><p>"Compre la antigua Vela Negra Mágica"</p><p>A un costado, en otras vidrieras, aparecían tar-</p><p>jetas postales con retratos de:</p><p>Leandro N. Alem</p><p>Hipólito Yrigoyen</p><p>Benito Mussolini</p><p>Allan Kardec</p><p>Luis A. Firpo</p><p>León Tolstoi</p><p>Madre María</p><p>También fotografías de los principales edificios de Buenos Aires o paisajes del interior de la República, así como</p><p>otras con mujeres desnudas, gauchos, o indias del Chaco, éstas con el busto descubierto y en las poses más diferentes,</p><p>con la leyenda:</p><p>"Bellezas indias", "Indias lenguas en cinta", "Indias</p><p>tobas", "Chamacocos’’, "Indias paraguayas"</p><p>Más adelante cruzaron bajo nuevos letreros:</p><p>Agencia de Pasajes</p><p>Pasajes de llamada de Italia y España</p><p>Pasajes a todos los sitios de Europa, Siria y PalestinaMasas y Balas </p><p>Vapor "Alsina"</p><p>Marsella, Génova, Nápoles, Palermo, Messina,</p><p>Trieste, Europa Central y Levante</p><p>Comodidades para 3° clase</p><p>Saldrá el 15 de Enero</p><p>"Chargeurs Reunis"</p><p>Vapor "Formosa"</p><p>Brasil, Casablanca, Lisboa, El Havre</p><p>Sobre las paredes se sucedían grandes cartelones:</p><p>Gran mitin ferroviario el Viernes 14 a las 21</p><p>En defensa de la unidad de la clase obrera</p><p>Por el mejoramiento económico de las condicio-</p><p>nes de trabajo</p><p>¡Compañero! No falte</p><p>Liga Argentina de Profilaxis Social</p><p>Conferencia</p><p>"La sífilis y su tratamiento"</p><p>Día del Kilo</p><p>Salvemos a los niños</p><p>Contribuid a la colecta de Escuelas y Patronatos</p><p>Box</p><p>Gran pelea Mocoroa-Justo Suárez</p><p>El Sábado. Entrada general $ 1,50</p><p>Al llegar a Rivadavia, el grupo dobló hacia la Plaza de Mayo y se perdió entre el tumulto de la urbe.</p><p>Dos hombres cruzaron el puente y se agregaron al tráfago de las grandes avenidas de Avellaneda, las que allí confluían entre el ir y venir de los ómnibus, camiones y tranvías. Atrás, el Riachuelo dejaba ver sus aguas pantanosas por las que pasaban lentamente, de tanto en tanto, chatas cargadas hasta el tope. Más allá el inmenso edificio del Mercado Central de</p><p>Frutos levantaba su mole roja, mientras que, por el otro lado, aparecían las instalaciones del Frigorífico "La Negra".</p><p>Diversos letreros por doquier atraían la atención:</p><p>Molino Central Avellaneda</p><p>Harinas Alianza y Central Sud</p><p>Guindado y quemada "Electra"</p><p>"La Condal". Lotería. Pavón 30</p><p>Banco de Londres y América del Sur</p><p>Los ómnibus y tranvías pasaban continuamente abarro-</p><p>tados de pasajeros:</p><p>N° 7 Puente de Barracas a Puente Brown</p><p>Ómnibus "La Nueva". Hospital Fiorito, Sarandí,</p><p>Villa Domínico</p><p>Tranvías del Puerto. Barracas, Piñeyro, Lanús Oeste.</p><p>Ómnibus "La Colorada". Villa Castellino, Cementerio,</p><p>Puente de Barracas, Avenida General Mitre,</p><p>Molinedo, Puente Alsina. Villa Pobladora a la costa</p><p>Ómnibus "El Triunfo". Gerli, Wilde, Bernal Oeste.</p><p>Villa Modelo</p><p>Villa Corina, Villa Aurora, Villa Pueyrredón, Dock</p><p>Sud, Boca</p><p>Crucecita Este, Pavón, Rivadavia, Piñeyro, Mercado</p><p>Central de Frutos</p><p>Plaza Constitución, La Plata</p><p>Puente de Barracas, Lanús, Monte Grande, Ezeiza,</p><p>Tristán Suárez, Marcos Paz, Casares, Cañuelas.</p><p><br /></p><p>Carros cargados con grandes fardos de lana pasaban pesadamente tirados por tres o cuatro caballos. También grandes camiones blancos de los frigoríficos, llevando bien visible su nombre: "La Negra", "La Blanca" o "Wilson". Otros venían cargados con vigas de madera, con carbón, con cueros, con bolsas de harina, con cajones o con pilotes de hierro.</p><p>Asimismo circulaban camiones tanque en los que los derrames de aceite apenas permitían adivinar: Fuel Oil; o con nafta llevando claramente escrito: Y.P.F. En la esquina, la gente se amontonaba a la espera de los ómnibus y tranvías. Una larga hilera de muchachos lustrabotas se extendía en demanda de clientela, mientras entre el público los vendedores ambulantes ofrecían golosinas, cordones de zapatos o billetes de lotería.</p><p>A corta distancia se anunciaban bares automáticos y cinematógrafos.</p><p>Auto bar "Ideal"</p><p>Cine "General Roca". Hoy El prisionero de Zenda</p><p>Cine Teatro "Colonial"</p><p>Sobre las paredes, los carteles usuales:</p><p>¡Trabajadores de la Industria del Calzado!</p><p>Gran asamblea por mejores condiciones de trabajo.</p><p>Presentación del pliego de condiciones.</p><p>Federación Obrera Marítima. Por las condiciones</p><p>y sueldos del convenio de 1929. Por la indemnización</p><p>despido. Por el aporte patronal y gubernamental a la</p><p>Caja de Jubilaciones.</p><p><br /></p><p>Más allá, dos guardias a caballo vigilaban la escena, en tanto que otros, a pie, circulaban por la esquina como una permanente exhibición de autoridad, los hombres tomaron por la Avenida Mitre donde, colocados sobre la pared o parados en medio de la vereda, apoyándose mutuamente sobre sus bordes superiores, grandes pizarrones negros atraían la atención del público. Frente a ellos, grupos de gorra y modesta vestimenta se detenían para enterarse de lo que allí estaba escrito con tiza blanca. Rostros curtidos, tajados por el sol y la lucha a brazo partido con la vida.</p><p>"La Fraternal". Agencia general de Trabajo de am-</p><p>bos sexos y todas las naciones.</p><p>"Agencia suiza de colocaciones" Bolsa de Trabajo</p><p>"La Comercial"</p><p>Largas listas llenaban los pizarrones:</p><p>Peones para quinta. No se trabaja los domingos.</p><p>F.C.O. $ 50 a 60</p><p>Peones para trabajo de vía. 3,20 por día. Cerca</p><p>Peón cocina restaurant</p><p>Cortador de ladrillos. $ 4 el mil</p><p>Mucamo para hotel. $ 45</p><p>Lavacopas para café. $ 40</p><p>Peón para juntar fruta. F.C.S. $ 50. Viaje gratis</p><p>Cocinero para almacén. Casa y comida. $ 70</p><p>Muchacho para limpieza. $ 40. Casa y comida.</p><p>Matrimonio para estancia. Las Flores. $ 100</p><p>Peones para quinta.</p><p><br /></p><p>Los hombres entraron a uno de los locales donde largos bancos, sobre toda la extensión de la pared, se veían totalmente</p><p>ocupados por una nutrida concurrencia. Al fondo aparecía un mostrador detrás del cual varios empleados en mangas de camisa</p><p>escribían con toda atención sobre algunos pupitres. En medio de la sala muchos concurrentes circulaban sin objeto, reuniéndose a veces en un costado para conversar. Otros, recostados sobre el mostrador, hablaban con los empleados pidiendo informes. Sobre las paredes se veían dos mapas antiguos, varios avisos de la Asistencia Pública, y un retrato del general José F. Uriburu. También varios carteles con anotaciones, algunas tachadas con lápiz rojo, bajo un título que decía: </p><p>"Pedidos de hoy’’.</p><p>Peones para levante y tapado de vía, $ 3,20 por día</p><p>Hay campamento. Comida $ 1,20. Estación G. F.</p><p>Hudson. Salen Hoy. Viaje gratis. F.C.S.</p><p>Tamberos para ir al Río Negro. A tratar</p><p>Peón isla, sin comida. $ 80</p><p>Ordeñador para tambo. Por mes $ 50. Casa y comida.</p><p>Cerca de la capital</p><p>Peón italiano para quinta, que sepa arar, $ 60. F.C.S.</p><p>De tanto en tanto sonaba el teléfono, que era atendido por alguno de los empleados en mangas de camisa, quien, a medida que hablaba, iba anotando con un lápiz sobre un cuaderno. Luego se cercaba al mostrador, dirigiéndose en voz alta a</p><p>determinados clientes, que esperaban:</p><p>–¡Peón para parrilla! En Quimes. ¡Paga bien! 45 pesos, dor-</p><p>mir en el local. ¿Quién quiere ir? ¡A ver, usted, maestro! ¡Usted,</p><p>entonces! ¡Un lindo trabajito, liviano, cerca, buen trato!</p><p>Del banco se levantaba alguno, lentamente. Hablaba un momento con el empleado. El sueldo era poco, pero, ¿qué iba a hacer?</p><p>Dejaba 3 ó 4 pesos de comisión, recibía los informes necesarios, y se iba.</p><p>Mientras tanto, los dos hombres, parados en un rincón, miraban el ir y venir de la gente y pasaban revista a todos los adornos del local, a los mapas antiguos, al papel de la pared roto, al retrato del general Uriburu, ¡qué pose militar imponente!, ¡qué bigotes!, ¡cuántas condecoraciones! Más lejos, un anuncio decía:</p><p>Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires.</p><p>Prevéngase contra el cáncer evitando y curando las en-</p><p>fermedades que facilitan su desarrollo. El cáncer se cura</p><p>si se trata en su comienzo.</p><p>Y luego aparecían más pedidos:</p><p>Peón para mercado, que sepa manejar auto (Registro</p><p>de provincia) $ 40, casa y comida</p><p>Peón para movimiento de tierra para hacer zanjas.</p><p>8 horas $ 4</p><p>Peón para islas. Hachar leña y aserrar, $ 55 por mes.</p><p><br /></p><p>A un costado otros dos, que también esperaban, discutían y podía oírse una que otra palabra suelta:</p><p>–¡Puerco Mussolini! ... La crisis avanza... Los sueldos son menores...</p><p>Otro estaba leyendo un diario donde se destacaban los títulos:</p><p>"MacDonald mediará en el paro decretado por</p><p>150.000 mineros en Gales del Sur"</p><p>"Se confirma que la huelga en la zona carbonífera</p><p>del Ruhr ha sido fomentada por los comunistas"</p><p>"Cincuenta mil personas han desfilado por la capi-</p><p>lla ardiente del mariscal Joffre"</p><p>"Sigue la lucha entre birmanos y chinos en Rangoon"</p><p>"Las elecciones se desarrollaron con orden en Bolivia"</p><p>"El tenor Tito Schipa participará en la próxima temporada del Colón"</p><p>Los hombres retornaron a pasar la vista por el local, indiferentes al continuo entrar y salir de nuevas caras curtidas y manos callosas. El calor y las moscas se hacían insoportables. Aquel mapa de la República Argentina llevaba una fecha: 1906; el papel de la pared, que estaba roto, se estaba despegando; el retrato del general Uriburu, ¡qué imponencia militar!, ¡qué bigotes!, ¡cuántas condecoraciones!, otra vez los miraba.</p><p>Las anotaciones en el pizarrón mostraban más pedidos:</p><p>Peones para trabajos de vía. $ 3,50 por día. Estación 25</p><p>de Mayo. F.C.S. Salen mañana con viaje gratis. Faltan cinco</p><p>Carrero para carbonería, $ 50</p><p>Braceros para el Chaco. Viaje gratis</p><p>Esquiladores para la Patagonia. A tratar</p><p>De tanto en tanto el teléfono volvía a sonar con insistencia. Y nuevamente el empleado se acercaba al mostrador.</p><p>–¡Un lindo trabajito, liviano, buen trato, paga bien! ¡A ver, maestro! ¿Quién quiere ir?</p><p>Alguno se levantaba, iniciando nuevas conversaciones para ampliar detalles. Y, apenas se ponía de pie, otro se apresuraba a ocupar su sitio.</p><p>(...)</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi1m34Dpk9OGKEhCSAVPUvio1gPyHhPPS3V7Vw_53ihyphenhyphenwmh6j28Yl_bFRwd2VOcRwWC02Bb07TElFP0PHxEf9Oam_v7mcnw0ybQhC58I-hoQN_YzMyx8pap6_GOMfmkdgCKBLEtEKP7wJUH/s720/FB_IMG_1623275449981.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="404" data-original-width="720" height="374" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi1m34Dpk9OGKEhCSAVPUvio1gPyHhPPS3V7Vw_53ihyphenhyphenwmh6j28Yl_bFRwd2VOcRwWC02Bb07TElFP0PHxEf9Oam_v7mcnw0ybQhC58I-hoQN_YzMyx8pap6_GOMfmkdgCKBLEtEKP7wJUH/w664-h374/FB_IMG_1623275449981.jpg" width="664" /></a></div><br /><p><br /></p>Jorge Tejerahttp://www.blogger.com/profile/11933339223230674920noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1142548583328234755.post-62208050119823655402021-06-09T17:07:00.003-03:002021-06-09T23:35:16.378-03:00LIBORIO JUSTO, PERFIL DE UN INDOMABLE.<p><b style="font-size: large;">Del prólogo de Daniel Campione a Masas y balas de Lobodón Garra (seudonimo de Loborio Justo)Buenos Aires : Biblioteca Nacional, 2007.</b></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMWx3Nn8graqvZoaFIuycalklLKQXPQZPcWYYaDmfDi-pWMviPFTioKVBn7C8kwJeveWEVBmgcXn-0PCORnQ3XAb3g9F8W8WLlxJvASGE2q5s9TBsR2cKfaextohyRe0RBI_JG8zSYA16d/s482/retrato17.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="482" data-original-width="354" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMWx3Nn8graqvZoaFIuycalklLKQXPQZPcWYYaDmfDi-pWMviPFTioKVBn7C8kwJeveWEVBmgcXn-0PCORnQ3XAb3g9F8W8WLlxJvASGE2q5s9TBsR2cKfaextohyRe0RBI_JG8zSYA16d/w294-h400/retrato17.jpg" width="294" /></a></div>Dirigente de agrupaciones encuadradas en la izquierda radical por los últimos años treinta y los primeros cuarenta, narrador de relatos realistas, historiador con varias obras sobre Argentina y América Latina, fotógrafo tan amateur como eximio, viajero inveterado por latitudes disímiles y a vecesinsólitas, estudioso de la geografía y la fauna de regiones alejadas, habitante solitario por largos años de unas islas entrerrianas. Esos rasgos parecerían englobar varias biografías, sin embargo todos convergen en una sola persona: Liborio Justo.<p>Liborio vivió entre los años 1902 y 2003, dueño así de una vida centenaria que abarcó todo el siglo pasado y le permitió asistir al comienzo del actual. Fue un personaje múltiple, proteico. Ello incluyó el uso de seudónimos, ya que solía firmar sus producciones narrativas como Lobodón Garra, mientras que la mayoría de sus intervenciones políticas aparecían con el apelativo Quebracho, que en ocasiones utilizaba también para firmar su producción de temática histórica. </p><p>Su temprana autobiografía, escrita antes de los 40 años, y titulada Prontuario lo muestra con una personalidad celosa de su independencia, un intelectual autodidacta (pasó sólo brevemente y sin graduarse por la universidad) con intereses muy vastos, que en lo ideológico se acerca primero al ideario democrático de la Reforma Universitaria, para definirse luego hacia la izquierda radical. </p><p>Mientras reside en Nueva York, en los primeros años treinta, milita vendiendo el Daily Worker, periódico del Partido Comunista, y culminará un giro de 180 grados respecto al tipo de ideas y acciones que podrían esperarse de su pertenencia de clase original, ligada a apellidos patricios y a vastas fortunas. A la hora de dar una explicación a ese giro,menciona tres factores que signan su itinerario: </p><p>"<br />a) la opresión social provocada por el orden existente que me impedía lograrla plenitud del desarrollo de mi personalidad, </p><p>b) la opresión circunstancial derivada del encumbramiento político de un familiar </p><p>c) la opresión nacional que resulta de la acción del imperialismo sobre la sociedad a que pertenezco.</p><p>"<br />Con respecto al segundo factor mencionado, haber pasado a ser el hijo del presidente argentino, Liborio ofreció una respuesta, en su provocativo estilo. Nos referimos al famoso grito ¡Abajo el imperialismo norteamericano! que profirió en 1936, en presencia del mandatario norteamericano, Franklin D. Roosevelt, y de su padre, el presidente argentino Agustín P. Justo, ambos reunidos en el recinto del Congreso Nacional. </p><p>Sus cuentos sobre la Patagonia, publicados exitosamente bajo el título La tierra maldita –cuya primera edición fue de 1933, y que podrían ubicarse en un realismo social característico de la izquierda– le habían dado cierta notoriedad literaria, y preanunciaban su definición ideológica. Al tiempo de regresar de EE.UU. se vinculó con el Partido Comunista de Argentina, para producir poco después una ruptura pública con esa organización, que volcó en una carta abierta publicada en la revista Claridad. Básicamente, condenaba en ella el viraje comunista a la política de frentes populares y se declaraba trotskista. </p><p>A su ruptura con el PC hace referencia en Prontuario, fundándola allí en el rol jugado por el comunismo en torno a la revolución española: "Fue allí donde el papel nefasto del llamado partido ‘comunista’ aplastando la revolución popular junto con el socialismo’ amarillo y apuntalando con todo su aparato policial el carcomido régimen burgués de la República, se hizo tan evidente, que juzgué imposible, en ninguna forma, seguir como cómplice de actitud de tal naturaleza"; y luegocontinúa: "... ese partido, para mayor escarnio nuestro, está dirigido por un individuo lleno de grasa en el cuerpo y en el cerebro, y sin otra condición destacable que la flexibilidad de su columna vertebral frente a la burocracia del Kremlin: el súbdito italiano Vittorio Codovilla... Si todavía hay algún tonto que lo siga, la altura del maestro está indicando a las claras la altura de los discípulos". El último pasaje constituye un buen ejemplo del furibundo estilo polémico que Liborio Justo conservó toda la vida, sin detenerse ante consideraciones personales o burlas de trazo grueso.</p><h3 style="text-align: left;">Militancia política y trotskismo</h3><p>Al tiempo, Justo hará efectiva su incorporación a las corrientes trotskistas, que si bien desde hacía unos años habían iniciado su trayectoria en el país, todavía estaban reducidas a pequeños grupos, sin influencia real en el movimiento obreroni cohesión entre ellas. Él intenta jugar como un elemento dinamizador, apoyado en que era alguen con recursos intelectuales e incluso sociales y materiales aptos para cumplir un cierto rol de liderazgo, o al menos para instaurar una discusión más rica y más ligada a la acción que la existente hasta entonces. </p><p>Al tiempo de comenzar su actividad, y vivir los choques entre personalidades y pequeños grupos, lanzó una fuerte crítica al accionar trotskista de toda la década anterior, en un folleto titulado "Cómo salir del pantano". </p><p>Su énfasis teórico particular estaba puesto en el carácter semicolonial de Argentina:</p><p>"... ha sido, durante largos años, una especie de</p><p>apéndice económico de Inglaterra (...) Esta situa-</p><p>ción deformó por completo el desarrollo armónico</p><p>de las fuerzas productivas del país, paralizando su</p><p>evolución industrial y la consiguiente creación de</p><p>un mercado interno, al mismo tiempo que permi-</p><p>tiendo a la oligarquía ganadera argentina (en con-</p><p>nivencia con la burguesía comercial porteña) (...)</p><p>eternizarse en el poder hasta llegar a constituir el</p><p>principal freno al progreso de la República...". </p><p>Eso lo llevó a debatir con los trotskistas que postulaban que Argentina poseía un mayor grado de desarrollo y era, por tanto, susceptible de que allí se desarrollara un proceso revolucionario de carácter inicial y definidamente socialista, sin atender al problema de la liberación nacional que planteaba Justo. </p><p>Se entabló así un debate destinado a tener una duración muy prolongada, y que dio lugar a una profusa producción teórica e histórica dentro del trotskismo en particular y en el campo de la izquierda en general.</p><p>La organización creada por Liborio, el Grupo Obrero Revolucionario (GOR), se dispersó al poco tiempo de su creación, quedando reducido a pequeños grupos, con Liborio haciendo su balance en Centrismo, ooportunismo y bolchevismo, un trabajo que publicó en 1940. Luego logró reconstruir un núcleo que pasó a denominarse LOR (Liga ObreraRevolucionaria) polemizando con otra corriente, llamada LOS (Liga Obrera Socialista). </p><p>El grupo de Justo sostenía la necesidad de un proceso de liberación nacional, con tareas democráticas, antiimperialistas y de transformación agraria.También reivindicaba la composición social de la LOR, con predominio obrero, frente al grupo "pequeño burgués" que lo enfrentaba. Se afirma en las historias del trotskismo que el aporte fundamental de Liborio a esa corriente fue haberle dado importancia a la cuestión nacional. </p><p>Cuando los otros grupos trotskistas se unifican en el Partido Obrero de la Revolución Socialista (PORS), en 1941,</p><p>Liborio respondió acusando al representante de la Cuarta Internacional, que había sido mentor de esa unificación, de "agente imperialista" y, poco después, en 1942, planteó directamente la ruptura con la Cuarta Internacional. </p><p>En esas} circunstancias la LOR se dispersa y Liborio se queda prácticamente solo. </p><p>Escribió tiempo después el libro Trotski y Wall Street, en el que tildaba al propio Trotski de haber capitulado frente al gobierno burgués mexicano de Cárdenas, e incluso acusándolo de haberse puesto al servicio del imperialismo.</p><p>Seguirá sustentando esa peculiar posición sobre el revolucionario ruso hasta el final de sus días, como lo atestigua una</p><p>declaración de 1994:</p><p>"León Trotski, detrás del palabrerío revolucio-</p><p>nario que lo acompañó siempre, se alió al gobierno</p><p>burgués de Lázaro Cárdenas, atado al imperialismo</p><p>yanqui, hizo expulsar a sus partidarios revoluciona-</p><p>rios declarándose demócrata, buscando salvar su vida</p><p>o luchar mejor con su rival Stalin, y hasta se transfor-</p><p>mó en informante del gobierno de EE.UU. </p><p>Mas allá de su opinión sobre Trotski, la obra del revolucionario ruso siguió siendo una de sus fuentes de inspiración.</p><p>En su libro Estrategia revolucionaria, de 1957, hará un balance de estos momentos fundacionales del trotskismo argentino, criticándole "un criterio erróneo y metafísico que trató de trasplantar al medio semicolonial de América Latina las consignas aplicables a los países europeos... Ignoraron la unidad de América Latina así como negaron la necesidad de su liberación nacional...". </p><p>Fiel a su estilo polémico lapida a sus contendientes de la época, llamándolos, entre otros epítetos, "microcéfalos".</p><p>A partir de la disolución de la LOR en 1943, Justo ya no será un militante enuadrado en ninguna agrupación de izquierda, pero mantendrá inalterables sus ideas fundamentales, expresadas a través de su nada desdeñable producción escrita, volcada en buena parte a la temática histórica y política, con algunas incursiones cercanas a la ficción, y otras en la crítica literaria, sin descartar acercamientos a estudios geográficos y de ciencias naturales. </p><p>Mas allá de su alejamiento del trotskismo, seguirá definiéndose marxista-leninista, asignándole centralidad a la problemática de la "liberación nacional" y adoptando posiciones de izquierda radical. El "latinoamericanismo" fue una característica permanente de Justo, asociado a un potente antiimperialismo que supo ver en su momento el giro desde la preeminencia del capital británico al período signado por el predominio no sólo económico sino político-militar de Estados Unidos. </p><p>Dedicó parte de su obraa predicar la integración latinoamericana, y en particular un libro completo a la integración argentino-brasileña. </p><p>En 1956, Milcíades Peña lo invitó a formar parte de la revista Estrategia, un intento unificador de la intelectualidad de izquierda. Tras una aceptación inicial, Justo rechaza el ofrecimiento, diciendo textualmente "prefiero quedarme solo", y eso pasa a ser una decisión cuasi definitiva. Liborio seguirá siendo un atento observador y estudioso de la realidad nacional, continental y mundial, pero sin formar parte de ninguna organización política, y ni dar lugar a discípulos o escuelas inspiradas por él. El trabajo en soledad se convierte en una característica suya inalterable.</p><p>En otro orden está su obra narrativa, en la que refleja sus propias experiencias de vida, de viajero y explorador. La tierra maldita, original de 1933, es producto de sus viajes por la Patagonia austral. </p><p>Su experiencia de poblador de las islas del Ibicuy durante varios años dio como resultado Río Abajo, también una serie de relatos.Su estancia en el Ibicuy tal vez haya tenido que ver con el abandono de la militancia política activa, contrapesando el tiempo pasado en el febril mundillo de las agrupaciones trotskistas con la vida en parajes poco poblados y aislados. El Quebracho de las fuertes polémicas y los folletos críticos del orden de cosas existente y de las otras corrientes revolucionarias, parece haber dejado paso a un período signado por la soledad y la reflexión, quizá no casualmente contemporáneo a la entronización del peronismo, situación política difícil para quienes no cultivaban el peronismo pero tampoco el antiperonismo clásico, como era el caso de Justo.</p><p>Al volcar esa experiencia en la escritura, se reafirmó su tendencia realista, hasta despiadada, a la hora de pintar al ser humano en conflicto con la naturaleza y sumido en la soledad.</p><p>El abandono de la militancia organizada no implicó que Justo dejara de intervenir políticamente a través de sus escritos, sobre todo en la década de los 50 y los 60, desde su ya citada Estrategia revolucionaria, hasta su enfoque crítico sobre las guerrillas en Bolivia, pasando por escritos sobre experiencias como la Unidad Popular chilena o la llamada Revolución Peruana.</p><p>Una obra destacable es su libro dedicado a la revolución boliviana de 1952. 16 Esa obra aparece entroncada en un internacionalismo ligado a la visión de "revolución continental", y a un entusiasmo reflexivo pero muy intenso frente a la gran movilización de masas trabajadoras e indígenas, y frente al extraordinario hecho del ejército derrotado en lucha abierta por los mineros y otros sectores obreros. En su capítulo final no se ocupa tanto de la "traición" de los dirigentes "burgueses" como de las falencias de los revolucionarios a la hora de comprender la situación y tomar el proceso revolucionario efectivamente en sus manos. </p><p>Su publicación en 1967, por la misma época de la guerrilla del Che, puede tener que vercon el propósito de presentar a una revolución proletaria, con una situación en su momento de "doble poder" que la dirigencia revolucionaria habría malogrado, como contracara del llamado "foquismo" de las guerrillas.</p><p>De la misma época es su folleto sobre la guerrilla boliviana, en el que defiende la tesis de la "excepcionalidad" del proceso revolucionario cubano, triunfante a raíz de haber sido la primera experiencia de ese tipo y por tanto irrepetible en otros países de América Latina. Además señala como un error específico el intento en Bolivia, donde existía un campesinado que ya había vivido un proceso de reforma agraria tras la revolución de 1952, y un movimiento obrero minero que no había recibido apoyo en sus luchas de los años inme- diatos anteriores. Su posicionamiento es, por tanto, contrario a la estrategia guerrillera, y apuesta a los levantamientos de masas, con amplio protagonismo obrero. </p><p>En torno a los años sesenta comenzó a cultivar la escritura sobre la historia argentina, a la que percibía como estrechamente entrelazada con su historia familiar. Realizó un intento de historia argentina integral, en cinco tomos y un apéndice, Nuestra Patria Vasalla, cuya publicación abarcó cerca de un cuarto de siglo. Desde el tatarabuelo que luchó en las invasiones inglesas, hasta la india pampa que participó de su crianza, Justo parece considerarse a sí mismo un paradigma de identificación prolongada con estas tierras. </p><p>Antes de comenzar Nuestra Patria Vasalla, Justo escribe: </p><p>"En los años 1806 y 1807, Pedro Padroza, español, tatarabuelo del autor de este libro luchó contra los invasores ingleses... Cuatro años más tarde, James Harris, inglés, también tatarabuelo del autor, integró la tripulación de la escuadra deBuenos Aires que, al mando de Guillermo Brown, emprendió la lucha contra los españoles de Montevideo....". </p><p>Liborio Bernal,su abuelo, luchó contra las montoneras de Chacho Peñaloza intervino en la guerra del Paraguay, fue comandante del fuerte de Carmen de Patagones, gobernador militar de Río Negro, y en 1893 fue nombrado interventor federal en la provincia de Santa Fe, donde participó en la represión a la insurrección de inspiración radical de ese mismo año. Sus antepasados de apellido Justo también tuvieron destacada actuación pública: uno fue gobernador de Corrientes, y su padre, general, primero llegó a ministro de Guerra y después a presidente de la Nación. Liborio escribe: </p><p>"La historia de la República Argentina es, pues, en cierto</p><p>modo, para el autor de este libro (...) la historia de su familia y,</p><p>en ese sentido, considera tener derecho de hablar sobre ella y de-</p><p>cir al respecto todo lo que tiene que decir". </p><p>Mas allá de cierto tono aristocratizante en la postura Liborio apunta allí a exponer la historia argentina desde su punto de vista antiimperialista y de necesidad de liberación nacional, algo que explicita desde el título y subtítulo de la obra: Nuestra Patria Vasalla. Historia del coloniaje argentino. </p><p>El conjunto de la obra está presidido por la idea de que Argentina nunca ha alcanzado a ser una nación, que el sentimiento nacional quedó diluido detrás de un cosmopolitismo hijo del sometimiento a las metrópolis del gran capital.</p><p>La actuación pública y la escritura de Liborio Justo reconocen una coherencia indudable. Siempre se orientó al combate contra las fuerzas del establishment en sus variadas expresiones, oponiéndoles de modo invariable sus posiciones revolucionarias, articuladas en un antiimperialismo latinoamericanista, en clave de liberación nacional. </p><p>El mismo espíritu impregna todas sus páginas, y a su servicio desarrolló su vitriólica vena polémica, que no perdonó ninguna expresión del poder, desde los gobernantes hasta los representantes de la cultura oficial, pasando por las grandes empresas, en particular las extranjeras. Su soledad fue sin duda expresiva de características personales, pero también de las deficiencias de articulación de una izquierda argentina aquejada de debilidad y dispersión.</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZAKDSzaQd_VKWkD_P8fLHH77QVhfGAcnRzlNOR8Uto_NipK8J1szC8fm1V9CnIStsYAsGO-_jRS-BTtyz9bBfyct9Am2xbUuI3XlkzcLd4OK3SpVs3Mic54akpGBtjT19hwSbkCmJKQEV/s300/justo.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="168" data-original-width="300" height="358" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZAKDSzaQd_VKWkD_P8fLHH77QVhfGAcnRzlNOR8Uto_NipK8J1szC8fm1V9CnIStsYAsGO-_jRS-BTtyz9bBfyct9Am2xbUuI3XlkzcLd4OK3SpVs3Mic54akpGBtjT19hwSbkCmJKQEV/w640-h358/justo.jpeg" width="640" /></a></div><br /><p><br /></p><p><br /></p><p><br /></p>Jorge Tejerahttp://www.blogger.com/profile/11933339223230674920noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1142548583328234755.post-10406519870502677522021-06-08T20:06:00.003-03:002021-06-08T23:57:50.798-03:00LA TROPILLA DE LA ZURDA.<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #222222; font-family: Roboto; line-height: 34px; margin-bottom: 26px; margin-left: 16px; margin-top: 17px; text-align: left;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: #222222; text-align: left;"><div style="text-align: left;"><span style="font-size: 19px;">por Teodoro Boot. <b>Cátulo Castillo era un gigante de cuento de hadas, tan bonachón como imprudente. Cuando al grito de “La cultura es popular o no es cultura”, otro imprudente lo invistió presidente de la Comisión Nacional de Cultura, las personas decentes pusieron el grito en el cielo.</b></span></div><div style="text-align: left;"><span style="font-size: 19px;"><b>En Barro de arrabal, el memorioso Juan Carlos Jara evoca con una sonrisa taimada la iracunda reacción del ex-diputado radical Ernesto Sanmartino:</b></span></div><div style="text-align: left;"><span style="font-size: 19px;"><br /></span></div></span><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8ZrxaNSvmV0EzCubog_rTtQHL4z1dZ-OD192wRSBTK002aEcFGfMVrGdkr6qfW5TFRLxcUps1FPod_eok2GZVYYlG3ALUh9-1RTXRZI3bbmIvsvuABU670CN_kUac-0S4flvgVmYDGYaM/s800/catulo_troilo-800x570.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="570" data-original-width="800" height="456" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8ZrxaNSvmV0EzCubog_rTtQHL4z1dZ-OD192wRSBTK002aEcFGfMVrGdkr6qfW5TFRLxcUps1FPod_eok2GZVYYlG3ALUh9-1RTXRZI3bbmIvsvuABU670CN_kUac-0S4flvgVmYDGYaM/w640-h456/catulo_troilo-800x570.jpg" width="640" /></a></div><div style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: left;"></div></div></div><div style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #222222; font-family: Roboto; line-height: 34px; margin-bottom: 26px; margin-left: 16px; margin-top: 17px; text-align: left;"><h1><span style="font-size: medium; font-weight: normal;">El país que produjo a Sarmiento, Guido Spano, Lugones, Almafuerte, Hernández, Rojas y tantos otros escritores y poetas famosos, sufre hoy el ludibrio de tener como máximo representante de su cultura al autor del sainete El patio de la morocha. Allí, el presidente de la Comisión Nacional de Cultura hace la apología del tango en octosílabos:</span></h1><span style="font-size: medium;">Y concilió los rezongos<br />de la pollera escarlata<br />de alguna paica mulata<br />por el barrio del mondongo…<br />Cien versos más de ese tenor orillero y de esa musa repulsiva podríamos reproducir. ¡Son engendros del presidente de la Comisión Nacional de Cultura de la Republica Argentina! ¡Oh manes de la Patria! ¡Oh dioses del Olimpo! ¿Cuándo tendremos nuevas Termópilas?<br /> <br />Lo que el exdiputado todavía ignoraba, por haberse rajado a Montevideo después de calificar a sus colegas peronistas de rezagos del “aluvión zoológico del 24 de febrero”, era que, para no quedarse atrás, Cátulo no había tenido mejor idea que llevar al Teatro Colón a la orquesta de Aníbal Troilo para la representación del popular sainete El conventillo de la Paloma, de Alberto Vaccarezza. O crear en el Conservatorio Manuel de Falla la cátedra de bandoneón, a cargo de su viejo amigo Pedro Maffia, probablemente el mayor virtuoso de ese instrumento que haya jamás existido, pero no sólo con apellido sino también con facha de pistolero siciliano. No satisfecho, auspició el Festival de la Lunfardía organizado por José Gobello en el que recitaron sus poemas impresentables como Julián Centeya, Iván Diez y otros “acreditados cultores del género”.<br />Ya no era el ex diputado radical sino el propio ministro de Educación Armando Méndez San Martín (que había mandado al rincón nada menos que a Leopoldo Marechal por vivir en concubinato), quien sufriría un soponcio.<br />Antes de que la sangre llegara al río o los funcionarios pasaran a las manos, demostrando ser menos irresponsable o audaz que el poeta, en diciembre del 54 el Excelentísimo Señor Presidente disolvió la comisión.<br />A Méndez San Martín de mucho no le sirvió, ya que el General le dio el olivo unos meses después. A Cátulo, menos: lo primero que hizo en septiembre el gobierno libertador y democrático fue intervenir SADAIC, que Cátulo presidía por segunda vez, lo expulsó de su cargo de director del Conservatorio que desde 1930 había venido ganando por concurso, escalón tras escalón, y prohibió la difusión de sus temas en la radio por contumaz secuaz del flamante Tirano Prófugo.<br />No sólo Sanmartino había finalmente conseguido sus Termópilas, recordará Jara, sino que Cátulo Castillo pasaría a integrar la lista de “poetas depuestos” que con justicia encabezaba Marechal, para peor, sin cobrar jubilación ni derechos de autor debido a la intervención de la sociedad de artistas y compositores.<br />Refugiado en una casa de las inmediaciones de Ciudad Evita (ya adecentada como Ciudad General Belgrano) mientras iniciaba un largo ostracismo, el gigante bonachón descubrió su amor por los animales (llegó a albergar casi cien perros callejeros, gallinas y hasta un par de corderos –Juan y Domingo– y aunque ni Jara menciona la existencia de algún loro procaz y desacatado cultor de “la marchita”, nadie se habría extrañado) y su gusto por la pintura de caballete y las cartas astrales, mientras le metía a sus dos pasiones: el espiritismo y la poesía.<br />Como todos los depuestos, este poeta no tenía más remedio que ser clandestino, pero en su caso esto terminaba por volverse imposible: en el verano de 1956, muy poco después de iniciada “la retirada”, le arrima a su amigo Pichuco una letrita en la que expresa la profundidad del dolor, la desesperanza y la derrota que parecían haberse abatido para siempre sobre su corazón y el de la mayor parte de sus paisanos.<br />El cantor Edmundo Rivero lo contaría así:<br />El Gordo (Aníbal Troilo) vivía por aquellos años a pocos pasos de Corrientes, en un segundo piso que hubiera podido alumbrarse con el letrero luminoso de enfrente, el del cabaret Chantecler. Una noche de verano, enfriada sólo por el hielo del whisky, estábamos en ese departamento seis personas: los dueños de casa, Miguel Ángel Bavio Esquiú con su mujer, y yo acompañado por Julieta. El entusiasmo era uno sólo y por una letra que andaba por hacerse tango: de Cátulo Castillo, “La última curda”. Hubo ya un momento en que el tarareo no alcanzó y Bavio impuso:<br />–Gordo, chapá la jaula.<br />Troilo no se hizo rogar y comenzó a desgranar los acordes del tango, y yo, por supuesto, a entonarlo, a hacerme de sus palabras. Al rato estábamos tan absorbidos que la cosa se había convertido en un ensayo en toda regla. Al casi par de horas de retoques y de comentarios (también de tragos), el tango iba quedando “redondo”.<br />Las puertas del balcón estaban hacía tiempo abiertas de par en par, pero si hubiera aterrizado en el depto un plato volador no lo hubiéramos visto. Por eso tampoco advertimos que enfrente, en la vereda, se habían ido juntando muchas personas.<br />Y ya cerca del amanecer, cuando se produjo la salida de la gente del cabaret, pareció que el mundo se venía abajo de aplausos y ovaciones. Fue cuando salimos a ver qué pasaba y nos dimos cuenta de que ya se estaba interrumpiendo el tránsito. Igualmente tuvimos que acceder al pedido de hacer el tango entero desde el balcón, a puro fueye y cantor. Era una noche tan hermosa que cantar “La vida es una herida absurda”… casi sonaba a macana.</span></div><div style="background-color: white; box-sizing: border-box; clear: both; color: #222222; font-family: Roboto; font-size: small; height: auto; text-align: center; width: 696px;"><ins style="background: transparent; box-sizing: border-box; display: block; height: 0px; margin: auto; text-decoration-line: none;"><ins id="m_7943029140974735078gmail-aswift_1_expand" style="background: transparent; border: none; box-sizing: border-box; display: inline-table; height: 0px; margin: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; width: 696px;" title="Advertisement"><ins id="m_7943029140974735078gmail-aswift_1_anchor" style="background: transparent; border: none; box-sizing: border-box; display: block; height: 0px; margin: 0px; opacity: 0; overflow: hidden; padding: 0px; text-decoration-line: none; width: 696px;"></ins></ins></ins></div><div style="background-color: white; box-sizing: border-box; clear: both; color: #222222; font-family: Roboto; font-size: 19px; height: auto; text-align: center; width: 696px;"><ins style="background: transparent; box-sizing: border-box; display: block; height: 0px; margin: auto; text-decoration-line: none;"><ins id="m_7943029140974735078gmail-aswift_2_expand" style="background: transparent; border: none; box-sizing: border-box; display: inline-table; height: 0px; margin: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; width: 696px;" title="Advertisement"><ins id="m_7943029140974735078gmail-aswift_2_anchor" style="background: transparent; border: none; box-sizing: border-box; display: block; height: 0px; margin: 0px; opacity: 0; overflow: hidden; padding: 0px; text-decoration-line: none; width: 696px;"></ins></ins></ins></div>Jorge Tejerahttp://www.blogger.com/profile/11933339223230674920noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1142548583328234755.post-29680482909616871702021-06-04T19:57:00.000-03:002021-06-04T19:57:13.378-03:00HOMERO MANZI: UNA MITOLOGÍA DEL SUBURBIO.<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj74JPU0-R-5QVvf-sikiQDIOszUl1HmhI1tI0Onua1LcqdqNZE0Oa5OBT1_HJho2CJ9eSkZ5M3PlrR5YoqGlo-xuLS_bKGdup5lSS8sxfqFz07-ckxCN7v-OhvKNxe21-MNB52adtJeRek/s960/FB_IMG_1622845255955.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="960" data-original-width="720" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj74JPU0-R-5QVvf-sikiQDIOszUl1HmhI1tI0Onua1LcqdqNZE0Oa5OBT1_HJho2CJ9eSkZ5M3PlrR5YoqGlo-xuLS_bKGdup5lSS8sxfqFz07-ckxCN7v-OhvKNxe21-MNB52adtJeRek/w300-h400/FB_IMG_1622845255955.jpg" width="300" /></a></div>Por: <b>Nicolas Sosa Baccarelli</b><p></p><p>Imagino que nació en un patio con parras generosas y perfumes de madreselva. En un baldío con un charco donde rebota la luna para duplicarse en el cielo del suburbio. Me gusta creer que partió a reclinar su cansancio a otro lado, que salió por un rato a recostar su barba buena al arrullo del traqueteo de un carro somnoliento y lejano. Que se fue, que no está, dijeron los diarios. Que “Barbeta” había partido.</p><p>Había nacido el 1 de noviembre de 1907, en Añatuya, un pequeño pueblo de Santiago del Estero. Desde allí trajo su niñez atravesando una pampa que entonces era infinita para instalarse en el barrio de Boedo, en la esquina que da al terraplén y respira de zanjones olorosos.</p><p>Siendo un niño presenció, como Borges, como Carriego, “la luna en el cuadrado del patio, un hombre viejo con un gallo de riña, algo, cualquier cosa. Algo que no podremos recuperar…” Tal vez fue la jaula oxidada de un canario o la observación justa de González Castillo sobre una esquina cualquiera de Boedo lo que le exhibió el universo en una plenitud insólita: el barrio.</p><p>Ya Almafuerte y Carriego habían dado con ese misterio. Ya habían detenido su mirada en el suburbio como tema de la poesía, una revelación del milagro de lo sencillo y de la anécdota simple.</p><p>Recibió como ninguno la potencia de lo que está allí a la vista y por eso mismo pasa inadvertido; y construyó con “ojos cerrados de sueño” y “un ramito de ruda detrás de la oreja” (“Mano blanca”) hombres que no eran jinetes de corceles briosos, excepcionalmente “literarios”, sino carreros de caballos flacos que trotaban por los callejones volviendo al corralón.</p><p>Muchos ven en Manzi “el primero en convertir las palabras de los tangos en poesía” abriendo así el arduo camino que el género debió transitar para obtener licencia de reconocimiento en ciertas esferas cerradas de eso un poco místico, otro poco empalagoso, que llaman “las letras cultas”. De este modo fue Manzi, un indiscutido emblema de la renovación poética que el tango experimentó hacia la década del 40.</p><p>Lejos de la poesía de la métrica obsesiva y la academia, prefirió contarnos versos que vislumbraba entre las celosías.</p><p>Cuando Marechal juzgó el tango como “una posibilidad infinita”, probablemente venía de leer un manojo de versos de Homero.</p><p>En 1921 escribió el vals “¿Por qué no me besas?”, una obra que no obtuvo mayor notoriedad. Cinco años más tarde se conoció su tango “Viejo ciego” considerado como el hito inicial del nuevo horizonte que el poeta abre al tango:</p><p>“Con un lazarillo llegás por las noches trayendo las quejas del viejo violín, y en medio del humo parece un fantoche tu rara silueta de flaco rocín”.</p><p>Ciego era el personaje de Homero, como el otro Homero, el griego. Solamente que en Boedo los cíclopes andaban trajeados de negro, con un cuchillo en la faja; y las sirenas tuberculosas de Pompeya susurraban tangos y valses. El “Viejo ciego” era un presagio de la poética que se avecinaba, un anuncio de la elegía porteña.</p><p>Ninguna alusión al amor atormentado, ni al paisaje nocturno de la angustia y de la decadencia. Ninguna referencia a la “percanta” que “amura” ni a prostíbulos sórdidos donde la noche se hace más breve y el alba más dolorosa.</p><p>Precoz lector de Rubén Darío, se empapó acaso del mejor modernismo y reflejó algunos recursos lorquianos con eficacia y originalidad. Lució un lenguaje simple, desprovisto en general de lunfardismos. Con él supo construir imágenes que nos llegan hasta herirnos y nos hacen añorar un pasado ajeno, un recuerdo apócrifo de cosas perdidas que nunca tuvimos pero lloramos como propias.</p><p>Sintió la presencia del baldío atardecido con yuyos e inundaciones, de un interior remoto que conocía y que se adivinaba en las quintas cercanas; de los almacenes que se deshacen con el tiempo, sin testigos; de lo que se iría para siempre. Supo abrir una temática diferenciada de las entonces existentes, sobre la nostalgia de lo cotidiano.</p><p>En Aníbal Troilo encontró su mitad; en Sebastián Piana, la música oculta que su verso milonguero originalmente arrastra. Con él escribió “Milonga sentimental”, “Milonga del 900” -ambas grabadas por Gardel- y “Milonga triste”, entre otras.</p><p>El tiempo, con gran justicia, ha popularizado algunas de sus piezas mejores: “Malena”, con música de Demare, es una reunión de comparaciones insuperables:</p><p>“Tus ojos son oscuros como el olvido, tus labios apretados como el rencor, tus manos dos palomas que sienten frío, tus venas tienen sangre de bandoneón.”</p><p>“El último organito”, elegía y fábula arrabalera: “Las ruedas embarradas del último organito vendrán desde la tarde buscando el arrabal, con un caballo flaco, un rengo y un monito y un coro de muchachas vertidas de percal.”</p><p>“Eufemio Pizarro”, un culto respetuoso a esos hobres que son al mismo tiempo, realidad y leyenda.</p><p>“Decir Eufemio Pizarro es dibujar, sin querer, con el tizón de un cigarro la extraña gloria con barro y ayer de aquel señor de almacén.”</p><p>“Fuimos”, “De barro”, “Ninguna”, “El pescante” y “Barrio de tango” donde nos habla de “la luna chapaleando sobre el fango” y nos advierte del “misterio de adiós que siembra el tren”.</p><p>Periodista, docente, personaje clave en la historia del cine nacional, Manzi transitó con éxito diversos caminos en los escasos 44 años que vivió. Sus inquietudes políticas lo llevaron a las filas del yrigoyenismo. Más tarde fue expulsado del radicalismo por apoyar la candidatura de Juan Domingo Perón en 1945. Eran los tiempos de FORJA (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina). Junto con Dellepiane, Jauretche, Scalabrini Ortiz, Manzi viró hacia el peronismo. “Nosotros no somos ni oficialistas ni opositores: somos revolucionarios” sentenció por radio una vez.</p><p>Asfixiado por la angustia de la muerte próxima, de la noche que no perdona, del tiempo que no repara, se eternizó en el cielo más noble al que un hombre puede aspirar: la tradición de un pueblo que lo silba y que lo canta… para siempre.</p><p>“Sur, paredón y después. Sur, una luz de almacén(…) Las calles y las lunas suburbanas y mi amor y tu ventana todo ha muerto ya lo sé….”<br /><br /></p><iframe allow="accelerometer; autoplay; clipboard-write; encrypted-media; gyroscope; picture-in-picture" allowfullscreen="" frameborder="0" height="415" src="https://www.youtube.com/embed/2tjRBLFp65Y" title="YouTube video player" width="660"></iframe>Jorge Tejerahttp://www.blogger.com/profile/11933339223230674920noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1142548583328234755.post-76922089826132360222021-06-03T13:31:00.003-03:002021-06-04T19:59:14.088-03:00HACER LETRA PARA LOS HOMBRES<p style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #4d464f; font-size: 20px; margin-bottom: 4.2rem; margin-top: 0px;"><span style="font-family: Merriweather; font-weight: 700;">Homero Manzione nació radical con Yrigoyen y se hizo peronista de Perón. A la hora de elegir, optó por poner su palabra al servicio de la transformación social.<br /></span><br /><span style="font-family: Merriweather; font-weight: 700;"><img border="0" data-original-height="478" data-original-width="716" height="429" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjx5MHFHWd1dJDjDu8-3zeDmeI37W4kxiPigwvzrWqFObTa3_PvjxuIKYhebNsXXfr8qJXGMJA1iAC8x_4Tuu6SppSawZQ6gyj0lHtmefrfLxrWOgvGR_MHIo7AC5WDRWBzg55plbWH72cw/w640-h429/15-Poli%25CC%2581tica.png" style="background-color: transparent; text-align: center;" width="640" /><br /></span><br /><span style="background-color: transparent; font-family: Merriweather; font-weight: 700;">por</span><span style="background-color: transparent; font-family: Merriweather; font-weight: 700;">:</span><span style="background-color: transparent; font-weight: 700;"><span style="font-family: Merriweather;"> Norberto Galasso. <br /></span></span><span style="font-family: Merriweather; font-weight: 700;"><br /></span><span style="font-family: Source Sans Pro;">Le tocó vivir un tiempo difícil de vasallaje y miseria popular, de artes exóticas y gobiernos reaccionarios, de banderas enfangadas y “próceres” traidores. Pero él supo encontrar las respuestas y erguirse junto a su pueblo para empujar “de prepo” a esa historia nuestra, a veces remisa y reculadora.<br /></span><span style="font-family: "Source Sans Pro";"><br />Vino de su Añatuya callada y desvalida y se metió con su espíritu poblado de versos en una Nueva Pompeya derramada en cafetines, lustrabotas y mendigos y en ese Boedo y Chiclana tantas veces amenazado por la inundación. Con su familia Manzione se acomodó en la calle Garay al 3200. Con sus siete hermanos incursionó en travesuras, picardías de purrete y “picados” futboleros, rebeldías inocentes de los nueve años, hasta que don Luis, su padre, decidió que él y un hermano ingresaran como pupilos al colegio de Abraham Luppi. Pero entre las travesuras se mezclaron sucesos dramáticos: la muerte de uno de sus hermanos y las visitas a la cárcel donde estaba recluido un tío suyo que se había “disgraciado” en una pelea de cuchillo. Él recordaría siempre esos pasillos sombríos, las rejas que impedían contactarse con su pariente y la congoja de su madre en esas visitas de los domingos.<br /></span><span style="font-family: "Source Sans Pro";"><br />Por entonces, el Peludo Hipólito Yrigoyen, liderando un frente de la clase media inmigratoria del litoral y los federales y autonomistas del interior, asumió la presidencia desplazando a la oligarquía: “El 12 de octubre de 1916, mis ojos de niño lo vieron de pie sobre su coche, emergiendo desde el fondo de la multitud”. Fue, desde entonces, “que pude besar el rostro de ese tío encarcelado (…) Se derrumbó el muro del locutorio y mi tío me dijo: ‘Esto lo ordenó Hipólito Yrigoyen porque es un hombre humano’”. Así nació su devoción por el radicalismo.<br /></span><span style="font-family: "Source Sans Pro";"><br />Entre Pompeya y Boedo se fue haciendo hombre y poeta, pues borroneó los primeros versos que ganarían las calles del barrio a través de los muchachos de la murga Los Presidiarios. Después ingresó a ese edificio de perfiles góticos que se llamaba Facultad de Derecho, donde compartió la rebeldía de “cien muchachos locos (…) que hacen la simbiosis pampeanamente rara de Yrigoyen y Marx”, una izquierda nacional “en orsai”, como la calificara su amigo Cátulo Castillo. Con este talentoso hijo del anarquista José González Castillo, que como Homero andaba buscando rumbo en la cultura y la política, con un atorrante magnífico como Amleto Enrico Vergiati (después Julián Centeya) y con el loco Papa, caminoteó atardeceres, alternó boliches y enarboló sueños. A ellos, se sumó luego Arturo Jauretche, que venía de la militancia conservadora para incorporarse a la caravana popular. “Manzi –diría luego Jauretche–fue quien me explicó la importancia del caudillo”. Y juntos se sumaron a la Reforma Universitaria del 18, agitando ideas y trompis contra los cajetillos de la agrupación El Círculo. Ya por entonces, 1926, Homero se destacaba con los versos de “Viejo ciego”, al que le puso música Cátulo Castillo.<br /></span><span style="font-family: "Source Sans Pro";"><br />Pero el 6 de septiembre de 1930 fue derrocado Yrigoyen, y el general José F. Uriburu implantó una siniestra dictadura. Manzi perdió sus cátedras de Literatura en el secundario y fue expulsado de la Facultad. Luego, lanzado a la resistencia, fue detenido en febrero de 1931, permaneciendo “a la sombra” durante dos meses. A la salida, acentuó su vocación política. A Jauretche le confió su decisión ante el dilema shakespeariano que vivía: “¿Ser hombre de letras o hacer letras para los hombres?”. Optó por lo último. Allá estaba la Academia y el galardón literario, el premio municipal y la cátedra momificada. Aquí, la fidelidad al barrio de las ranas, a las pibas de Alsina, a Pompeya con su “farol balanceando en la barrera” y “el codillo llenando el almacén”, al Boedo donde se mezclaban el caudillo radical Bidegain y aquel Eufemio Pizarro que “con vaivén de carro, cruzaba los ocasos del barrio pobretón”. Y Homero Nicolás Manzione optó por el mundo de las chatas entrando al corralón, chapaleando barro bajo el cielo de Pompeya, herido de lonjas rojas con sus gorriones y fabriqueras, con el eco de un bandoneón –“mariposa de alas negras”– brotándole el último organito de una ciudad entristecida. Aquel que miraba sus callecitas porteñas con calidez y hasta nostalgia se transformó en el orador esquinero que arengaba a la militancia. Aquel que calificaría la piel de una muchacha como “magnolia que mojó la luna” se convirtió en orador de combate: “Nos quieren hacer creer que hay una cosa intocable en la economía: el gran capital (…) Y que el ferrocarril apenas da ganancias (…) Hay que crear la mentalidad opuesta y nacional que, frente a esa lamentación, diga sencillamente ‘que se vayan a la puta que los parió esos accionistas’”. Aquel profesor que en sus clases exaltaba la poesía, venía a reclamar porque “somos una Argentina colonial y queremos ser una Argentina libre” y rescataba a su Añatuya natal porque era “Aña-mía”, sosteniendo que Santiago del Estero no era provincia pobre sino “una provincia empobrecida por el imperialismo”.<br /></span><span style="font-family: "Source Sans Pro";"><br /><b>DE RADICAL A PERONISTA<br /></b></span><span style="font-family: "Source Sans Pro";"><b><br /></b>Al mismo tiempo, en esos primeros años de los treinta produjo varias milongas que recibieron una buena acogida popular, entre otras, “Milonga sentimental”, “Milonga del 900” y “Milonga triste”. E integró “la resistencia” –esa que olvidan los dirigentes radicales de hoy– bregando por la elección directa de las autoridades y la consolidación de un programa antiimperialista. De allí salió la Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina (Forja), el 29 de junio de 1935. Homero fue uno de los primeros cinco integrantes de la nueva corriente, junto a Arturo Jauretche, Manuel Ortiz Pereira, Félix Ramírez García y Juan Fleitas. Se trataba de recuperar la posición popular y revolucionaria del recientemente fallecido Yrigoyen, impidiendo que Marcelo Alvear condujera al partido a integrarse en “el régimen”. Militó unos años en Forja, pero en 1938 renunció al radicalismo, perdida ya toda esperanza, dada la degradación provocada por el alvearismo.<br /></span><span style="font-family: "Source Sans Pro";"><br />Al principio de los 40 incursionó en las milongas candombe, estrechando el vínculo criollo con los compases negros, para recibir el elogio de poetas cubanos, con “Pena mulata”, “Negra María”, “Ropa blanca”, “Papá Baltasar” y otros. Y empezó a tentar suerte en el periodismo y especialmente en la cinematografía (</span><em style="box-sizing: border-box; font-family: "Source Sans Pro";">La guerra gaucha</em><span style="font-family: "Source Sans Pro";">,</span><span style="font-family: "Source Sans Pro";"> </span><em style="box-sizing: border-box; font-family: "Source Sans Pro";">El último payador</em><span style="font-family: "Source Sans Pro";">,</span><span style="font-family: "Source Sans Pro";"> </span><em style="box-sizing: border-box; font-family: "Source Sans Pro";">Pobre mi madre querida</em><span style="font-family: "Source Sans Pro";">,</span><span style="font-family: "Source Sans Pro";"> </span><em style="box-sizing: border-box; font-family: "Source Sans Pro";">El viejo Hucha </em><span style="font-family: "Source Sans Pro";">y otras), donde aportó un aliento nacional.<br /></span><span style="font-family: "Source Sans Pro";"><br />Pero cuando en Forja se produce la escisión (su amigo Luis Dellepiane rompe con la línea de Jauretche), Homero se desorienta y participa luego en la campaña electoral de 1946 de la Unión Democrática. Más tarde, rectifica su error. “Quienes nos tildan de opositores se equivocan. Quienes nos tildan de oficialistas también. No somos oficialistas ni opositores sino revolucionarios. Perón es el reconstructor de la obra inconclusa de Hipólito Yrigoyen”, dijo.<br /></span><span style="font-family: "Source Sans Pro";"><br />Ya enfermo, compone dos milongas elogiosas a Perón y a Evita. Poco después, varias intervenciones quirúrgicas no pueden impedir que la muerte le</span><span style="font-family: "Source Sans Pro";"> </span><em style="box-sizing: border-box; font-family: "Source Sans Pro";">punguee </em><span style="font-family: "Source Sans Pro";">el corazón. Y se despide, a los 43 años, “lleno de voces y de colores (…) que integran mi cortejo final de despedida”. Sin embargo, aun hoy, cuando en la radio de un tallercito del suburbio florecen otra vez sus versos “con un perfume de yuyos y de alfalfa que nos llena de nuevo el corazón”, parece como si el Homero indoblegable se pasease todavía con su cara redonda y su “frente triste de pensar la vida, tirando madrugadas por los ojos”.</span></p>Jorge Tejerahttp://www.blogger.com/profile/11933339223230674920noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1142548583328234755.post-91395296560412603112021-05-31T17:49:00.001-03:002021-06-04T20:02:56.598-03:00EL PROTAGONISTA DE UN TANGO QUE HIZO HISTORIA.<h3 style="text-align: left;"><b><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgf2JMExEBNf4T4DKqQQ4VpArcuQfWJoza_aa9Jm-co1lETxkpXCm6uySRLmcoQoEY6dwYPNbK3-j8pCPJ5-Ivu-0U3bwSEz_w5sh4HBwkW7ZNxHIpl0myzfyWSyzRagt3W4AjBXAIqpomC/s904/bachin.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="904" data-original-width="600" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgf2JMExEBNf4T4DKqQQ4VpArcuQfWJoza_aa9Jm-co1lETxkpXCm6uySRLmcoQoEY6dwYPNbK3-j8pCPJ5-Ivu-0U3bwSEz_w5sh4HBwkW7ZNxHIpl0myzfyWSyzRagt3W4AjBXAIqpomC/w424-h640/bachin.jpg" width="424" /></a></div>Pablo Alberto González es el chico que vendía flores en el boliche de Bachín, inmortalizado en el tango de Ferrer y Piazzolla.</b></h3><div><div>Ahora tiene 62 años y el cabello canoso. Está casado y de ese matrimonio nacieron tres hijos, que le dieron tres nietos. Alguna vez pensó que se iba a convertir en jugador de fútbol. Eran los tiempos en que jugaba de 9 ("y hacía muchos goles") en las inferiores de Boca y Estudiantes de La Plata, aunque después integrara los equipos de Sportivo Barracas. Pero no fue por el fútbol que su figura se hizo conocida en los ambientes del espectáculo y, en especial, el del tango. Pablo Alberto González es conocido porque una noche un poeta lo tomó como protagonista de una de sus obras. Después, un músico le agregó su talento a esos versos y la magia de dos cantantes hizo lo demás. La obra se titula "Chiquilín de Bachín" y habla de los tiempos en que Pablo Alberto González, "angelito con bluyín", vendía rosas en la noche de Buenos Aires.</div><div><br /></div><div>El texto lo escribió Horacio Ferrer y Astor Piazzolla le puso la música. En noviembre de 1969 Amelita Baltar lo grabó en un disco simple, como contracara de la "Balada para un loco". Al mes siguiente, esos dos temas los grabó Roberto Goyeneche y, de ahí en más, fue propiedad del mundo. En 1968, cuando conoció a Ferrer en "Bachín", un restaurante que estaba en Sarmiento y Montevideo, Pablo tenía 8 años. Había empezado como lustrabotas en la zona del bajo Leandro Alem y también abriendo las puertas de los taxis, a cambio de una monedas. Pero eso no alcanzaba para ayudar a María Elena, su mamá, y a Elisa y Luisito, sus hermanos más chicos. Entonces, armado con un pequeño canasto de mimbre, empezó con las flores por los restaurantes en la zona de los teatros. Sus mejores clientes, recuerda, eran Nélida y Eber Lobato.</div><div><br /></div><div>El grupo familiar vivía en la gran pieza de un hotel, en Alem y Marcelo T. de Alvear. A su papá Pablo no lo conoció, pero sí a la pareja de su mamá, un hombre que quedó inválido por un accidente en el trabajo y murió unos años después. Con ellos también estaba una tía y unos primos, todos juntos. Con su mamá, iban a comprar las flores al mercado de Corrientes y Acuña de Figueroa. Después, de 0 a 6 de la mañana, a caminar ofreciendo los ramitos de rosas, claveles o violetas. Y "cuando el sol pone a los pibes delantales de aprender", él dejaba la escuela en tercer grado para, con lo recaudado, ayudar a su mamá que trabajaba en la limpieza de los locales de comida. La escuela primaria Pablo recién la terminó a los 22 años. Y la secundaria, a los 34, cuando ya era padre de dos hijos.</div><div><br /></div><div>Cuando a los 14 dejó las flores, Horacio Ferrer le consiguió trabajo como ayudante de camarógrafo en el viejo Canal 7 que estaba en Viamonte y Bouchard. Tres años después pasó a Canal 13 y hasta hizo temporadas en Mar del Plata. Luego de cumplir con el Servicio Militar trabajó también en Canal 9. Ese contacto con el mundo artístico lo convirtió en "plomo" de figuras del tango y el folklore. En muchos festivales de Cosquín y de Jesús María lo vieron ayudando a personalidades como Carlos Carabajal, Atahualpa Yupanqui y Hugo Díaz. También, en el legendario Caño 14, una vez le alcanzó el bandoneón a Aníbal Troilo. La historia siguió en el mundo del rock, ayudando a León Gieco o a Pappo. Para entonces, ya se había enganchado con la industria del plástico, fabricando y vendiendo bolsas para la basura. Le fue tan bien que hasta armó una empresita y, "como le pasó a muchos argentinos", en 2001 se fundió.</div><div><br /></div><div>Fueron años muy difíciles, pero consiguió trabajo en el rubro gastronómico. Hoy está a cargo del Bodegón del Centro Cultural Padre Mugica, en Banfield. Además, organiza y colabora en las actividades artísticas de ese espacio liderado por el vicegobernador Gabriel Mariotto. Allí trabaja y milita. Y aunque reconoce que su infancia "no fue la ideal", dice que la vivió feliz, ayudando a su mamá y a sus hermanos. También reconoce que Horacio Ferrer fue como el padre que no tuvo. Claro que tampoco olvida aquel restaurante con mesas de madera que usaban papel de estraza como mantel. El boliche de Bachín fue demolido cuando en la década de 1980 cayó el Mercado del Centro. En el terreno se construyó el complejo del Paseo La Plaza. Pero esa es otra historia.</div></div><div><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEje9QZliAWmcPKoKB_2ndr4WT81JX4wrZJiAC31_PZktAORtDehvCYvlUFFloqoS75L3ze-tVCWuI8DvU1jLJ_Ab799xa8MLzra5IMg6HSAU-uloPXrqSGgCKZHt_oEkNzITBWNuzfr_pOX/s834/1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="509" data-original-width="834" height="390" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEje9QZliAWmcPKoKB_2ndr4WT81JX4wrZJiAC31_PZktAORtDehvCYvlUFFloqoS75L3ze-tVCWuI8DvU1jLJ_Ab799xa8MLzra5IMg6HSAU-uloPXrqSGgCKZHt_oEkNzITBWNuzfr_pOX/w657-h390/1.jpg" width="657" /></a></div><br /><div><br /></div>Jorge Tejerahttp://www.blogger.com/profile/11933339223230674920noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1142548583328234755.post-88821097345413488402019-08-10T13:24:00.000-03:002019-08-10T13:25:59.507-03:00AL BUENOS AIRES QUE SE FUE<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiSd118ioerrEigviuq_Jv5IswvQ_Ka4xvmHa8IIKdRsWdRghYr1F2N8Z6p_mrEqGMzI_pHje9sdCy0uEXNQP_TYwHI71uQDAoZi3us41G1zXwB7mNkrMLwUR7jQnSDJi433q-Bqs1uZKEA/s1600/43373651-Imagen-sabato.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="763" data-original-width="970" height="503" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiSd118ioerrEigviuq_Jv5IswvQ_Ka4xvmHa8IIKdRsWdRghYr1F2N8Z6p_mrEqGMzI_pHje9sdCy0uEXNQP_TYwHI71uQDAoZi3us41G1zXwB7mNkrMLwUR7jQnSDJi433q-Bqs1uZKEA/s640/43373651-Imagen-sabato.jpg" width="640" /></a></div>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Cuando la dureza y el furor de Buenos Aires</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">hacen sentir más la soledad</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">busco un suburbio en el crepúsculo, y entonces,</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">a través de un brumoso territorio de medio siglo</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">enriquecido y devastado por el amor y el desengaño,</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">miro hacia aquel niño que fui en otro tiempo.</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Melancólicamente me recuerdo</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">sintiendo las primeras gotas de una lluvia</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">en la tierra reseca de mis calles sobre los techos de zinc.</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">“Que llueva, que llueva, la vieja está en la cueva”,</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">hasta que los pájaros cantaban y corríamos descalzos,</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">a largar los barquitos de papel.</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Tiempos de las cintas de Tom Mix y de las figuritas de colores,</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">de Tesorieri, Mutis y Bidoglio,</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">tiempo de las calesitas a caballo,</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">de los manises calientes en las tardes invernales,</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">de la locomotora chiquita y su silbato.</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Mundo que apenas entrevemos cuando estamos muy solos,</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">en este caos del ruido y del cemento,</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">ya sin lugar para los patios con glicinas y claveles,</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">donde una chica casadera cantaba algo de un pañuelito blanco, mientras planchaba la ropa del hermano.</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Cuando la dureza y el furor de Buenos Aires,</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">hacen sentir más la soledad,</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">salgo a caminar por esos barrios que tímidamente, con vergüenza, conservan algún minúsculo tesoro de un pasado menos duro, una maceta con malvones, alguna reja rezagada.</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Pero ya Boedo no es el que cantó De Caro,</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">ni Chiclana la calle de Esthercita,</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">ni Puente Alsina en la vieja barriada</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">que vio nacer al poeta callejero.</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">En vano buscaremos las muchachas</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">en torno del gringo y su organito,</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">ansiosamente mirando la cotorra,</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">esperando de su pico la buenas suerte o el amor.</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Feliz de vos, Homero Manzi, que te fuiste a tiempo,</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">cuando aún era posible escribir esas canciones de trenzas y almacenes, cuando todavía los espíritus no estaban resecados, por la ferocidad y la violencia.</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Ya no hay novias detrás de las persianas,</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">esperando al gringo y su monito.</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Ya murió el último organito</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">y el alma del suburbio se quedó sin voz.</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Ernesto Sábato</span>Jorge Tejerahttp://www.blogger.com/profile/11933339223230674920noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1142548583328234755.post-63125533504460938432019-08-03T13:20:00.000-03:002019-08-03T13:20:43.006-03:00EL POEMA QUE HACÍA LLORAR A DOSTOYEVSKI<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg-JOCN74WwYfZmRxQQ2rr1H9DbXY8M5z2rh1BSc2xuWPQj0O1B3vi6xFrnJbjvO-6tGPnZIovahz5tWb4zYro4K6mjNsLblVDF150ECV_JSFHUHxcmJzi7bILwhL29ZXdCYaeTTKtJiOi8/s1600/dostoyevsky_promos_624x351_getty.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="371" data-original-width="660" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg-JOCN74WwYfZmRxQQ2rr1H9DbXY8M5z2rh1BSc2xuWPQj0O1B3vi6xFrnJbjvO-6tGPnZIovahz5tWb4zYro4K6mjNsLblVDF150ECV_JSFHUHxcmJzi7bILwhL29ZXdCYaeTTKtJiOi8/s1600/dostoyevsky_promos_624x351_getty.jpg" /></a></div>
<div style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; margin-bottom: 6px;">
<br /></div>
<h3 style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; margin-bottom: 6px;">
<b>Liubov Dostoyevski, a quien se conoce también con el sobrenombre de “Aimée”, la segunda hija que tuvo Fiódor Dostoyevski con su esposa Anna, escribió una biografía de su padre que en español se publicó con el título Vida de Dostoyevski por su hija, en la cual cuenta que el escritor acostumbraba leer poemas a sus hijas y que siempre que les leía este de Pushkin, inevitablemente lloraba.</b></h3>
<div>
<b><br /></b></div>
<div style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; margin-bottom: 6px; margin-top: 6px;">
<b>EL CABALLERO POBRE</b><span class="text_exposed_show" style="display: inline; font-family: inherit;"><br />Aleksandr Pushkin</span></div>
<div style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; margin-bottom: 6px; margin-top: 6px;">
<span style="font-family: inherit;">Era un pobre caballero</span></div>
<div class="text_exposed_show" style="background-color: white; color: #1c1e21; display: inline; font-size: 14px;">
<div style="font-family: inherit; margin-bottom: 6px;">
silencioso, sencillo,<br />de rostro severo y pálido,<br />de alma osada y franca.<br />Tuvo una visión,<br />una visión maravillosa<br />que grabó en su corazón<br />una impresión profunda.<br />Desde entonces le ardía el corazón;<br />apartaba sus ojos de las mujeres,<br />y ya hasta la tumba<br />no volvió a hablar a ninguna.<br />Púsose un rosario al cuello,<br />como una insignia,<br />y jamás levantó ante nadie<br />la visera de acero de su casco.<br />Lleno de un puro amor,<br />fiel a su dulce visión, escribió con su sangre<br />A.M.D. sobre su escudo.<br />Y en los desiertos de Palestina,<br />mientras que entre las rocas<br />los paladines corrían al combate<br />invocando el nombre de su dama,<br />él gritaba con exaltación feroz:<br />Lumen coeli, sancta Rosa!<br />Y como el rayo, su ímpetu<br />fulminaba a los musulmanes.<br />De regreso a su castillo lejano,<br />vivió severamente como un recluso,<br />siempre silencioso, siempre triste,<br />muriendo por fin demente.</div>
<div style="font-family: inherit; margin-bottom: 6px;">
<br /></div>
<div style="font-family: inherit; margin-bottom: 6px;">
Así lo relata <b>Liubov Dostoyevski : </b></div>
<div style="font-family: inherit; margin-bottom: 6px;">
<b><br /></b></div>
<div style="font-family: inherit; margin-bottom: 6px; margin-top: 6px;">
[…] Habiendo formado así un poco nuestro gusto literario, empezó a recitarnos las poesías de Pushkin y de Tolstói, dos poetas nacionales a los que tenía particular afección. Recitaba admirablemente sus poesías; había una que no podía leer sin lágrimas en los ojos, "El caballero pobre", de Pushkin, un verdadero poema medieval, la historia de un soñador, de un don Quijote, profundamente religioso, que pasa su vida por Europa y por Oriente combatiendo por las ideas del Evangelio. En el transcurso de sus viajes tiene una visión: en un momento de exaltación suprema, ve a la Virgen Santísima a los pies de la Cruz. Corre desde entonces una cortina de acero sobre su rostro y, fiel a la Madona, no vuelve a mirar a las mujeres. En El idiota refiere cómo recitaba esa poesía una de sus heroínas. 'Un espasmo gozoso recorre su rostro', dice describiendo esta escena. Eso es precisamente lo que le sucedía a él cuando recitaba; su rostro se transfiguraba, su voz temblaba, sus ojos se velaban de lágrimas. ¡Padre querido! ¡Era su propia biografía la que nos leía en aquel poema! También él era un caballero pobre, sin miedo y sin tacha, que combatió toda su vida por las grandes ideas. También él tuvo una visión celeste, pero no fue la Virgen la que se le apareció: fue Cristo el que le salió al encuentro en el presidio y le hizo seña de que le siguiera.</div>
<div style="margin-bottom: 6px; margin-top: 6px;">
<i><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Vida de Dostoyevski por su hija (El buey mudo, 201; páginas 224 y 225)</span></i></div>
</div>
Jorge Tejerahttp://www.blogger.com/profile/11933339223230674920noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1142548583328234755.post-41557710494628187662019-07-18T11:57:00.000-03:002019-07-18T11:59:48.799-03:00VOLAR<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhVX6k9xwffFj9wYF8MsaOmduEMblEkALFxQ_kqVFwLkLbJMufSVWD1SXMgQY23QJl5h_uAA25gzHBNKOibXLQtJuXOP6qdJCFje5YSirQa4gKgwFNY-b8qUbkzIxnsyP7-8MPFNj84vlQz/s1600/%25E2%2580%259Cclarice-lispector-se-ha-convertido-en-una-figura-pop-de-la-literatura%25E2%2580%259D.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="706" data-original-width="1200" height="376" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhVX6k9xwffFj9wYF8MsaOmduEMblEkALFxQ_kqVFwLkLbJMufSVWD1SXMgQY23QJl5h_uAA25gzHBNKOibXLQtJuXOP6qdJCFje5YSirQa4gKgwFNY-b8qUbkzIxnsyP7-8MPFNj84vlQz/s640/%25E2%2580%259Cclarice-lispector-se-ha-convertido-en-una-figura-pop-de-la-literatura%25E2%2580%259D.jpg" width="640" /></a></div>
<h2>
<span style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: "helvetica" , "arial" , sans-serif; font-size: large;"><b>Clarice Lispector (*)</b></span></h2>
<span style="font-size: large; font-weight: normal;">Ya escondí un amor con miedo de perderlo, ya perdí un amor por esconderlo.</span><br />
<span style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: "helvetica" , "arial" , sans-serif; font-size: large;">Ya estuve en manos de alguien por miedo, ya tuve tanto miedo al punto de ni sentir mis manos.</span><br />
<span style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: "helvetica" , "arial" , sans-serif; font-size: large;">Ya expulsé de mi vida a personas que amaba, ya me arrepentí por eso.</span><br />
<span style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: "helvetica" , "arial" , sans-serif; font-size: large;">Ya pasé noches llorando hasta caer de sueño, ya me fui a dormir tan feliz al punto de ni conseguir cerrar los ojos.</span><br />
<span style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: "helvetica" , "arial" , sans-serif; font-size: large;">Ya creí en amores perfectos, ya descubrí que n</span><span class="text_exposed_show" style="background-color: white; color: #1c1e21; display: inline; font-family: "helvetica" , "arial" , sans-serif;"><span style="font-size: large;">o existen.<br />Ya amé a personas que me decepcionaron, ya decepcioné a personas que me amaron.<br />Ya pasé horas frente al espejo intentando descubrir quien soy, ya tuve tanta certeza de mí al punto de querer desaparecer.<br />Ya mentí y me arrepentí después, ya dije la verdad y también me arrepentí.<br />Ya fingí no dar importancia a las personas que amaba, para mas tarde llorar silenciosa en mi canto.<br />Ya sonreí llorando lagrimas de tristeza, ya lloré de tanto reír<br />Ya creí en personas que no valían la pena, ya dejé de creer en las que realmente valían.<br />Ya tuve crisis de risa cuando no podía, ya quebré platos, copas y vasos de rabia.<br />Ya eché de menos a alguien pero nunca se lo dije.<br />Ya grité cuando debía callar, ya callé cuando debía gritar<br />Muchas veces dejé de decir lo que siento para agradar a unos, otras veces dije lo que no pensaba para lastimar a otros.<br /><br />Ya fingí ser lo que no soy para agradar a unos, ya fingí ser lo que no soy para desagradar a otros.<br />Ya conté chistes y más chistes sin gracia solo para ver a un amigo feliz.<br />Ya inventé historias con final feliz para dar esperanza a quien lo necesitaba.<br />Ya soñé demasiado, al punto de confundir con la realidad<br />Ya tuve miedo de la obscuridad, hoy en la obscuridad "me encuentro, me agacho, me quedo ahí"<br />Ya caí innumerables veces pensando que no me iba a levantar, ya me levanté innumerables veces pensando que no caería más.<br />Ya llamé a quien no quería solo para no llamar a quien realmente quería.<br />Ya corrí tras un carro, porque se llevaba a quien yo amaba.<br />Ya llamé a mi madre en el miedo de la noche huyendo de una pesadilla, mas ella no apareció y la pesadilla fué aún mayor.<br />Ya llamé "amigo" a personas cercanas y descubrí que no lo eran, algunas personas nunca necesité llamarles nada y siempre fueron y serán especiales para mí.<br />No me den formulas exactas, porque no espero acertar siempre.<br />No me muestren lo que esperan de mí, porque voy a seguir mi corazón.<br />No me hagan ser lo que no soy, no me inviten a ser igual, porque sinceramente soy diferente.<br />No sé amar a medias, no sé vivir de mentiras, no sé volar con los pies en la tierra.<br />Soy siempre yo misma, mas ciertamente no seré la misma para SIEMPRE!<br />Gusto de los venenos más lentos, de las bebidas más amargas,<br />de las drogas más poderosas, de las ideas más locas,<br />de los pensamientos más complejos, de los sentimientos más fuertes<br />Tengo un apetito voraz y los delirios más locos.<br />Me puedes hasta empujar de un acantilado que yo voy a decir:<br />- ¿Y qué? ¡AMO VOLAR!</span><br /><span style="font-size: 14px;">"Volar" Clarice Lispector</span></span><br />
<span class="text_exposed_show" style="background-color: white; color: #1c1e21; display: inline; font-family: "helvetica" , "arial" , sans-serif; font-size: 14px;"><br /></span>
<span class="text_exposed_show" style="background-color: white; color: #1c1e21; display: inline; font-family: "helvetica" , "arial" , sans-serif; font-size: 14px;">(*)</span><b style="background-color: white; color: #222222; font-family: sans-serif; font-size: 14px;">Clarice Lispector</b><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: sans-serif; font-size: 14px;"> (</span><span style="color: #0b0080; font-family: sans-serif;"><span style="background: none rgb(255, 255, 255); font-size: 14px;">Chechelnik</span></span><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: sans-serif; font-size: 14px;">; </span><span style="color: #0b0080; font-family: sans-serif;"><span style="background: none rgb(255, 255, 255); font-size: 14px;">10 de diciembre</span></span><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: sans-serif; font-size: 14px;"> de </span><span style="color: #0b0080; font-family: sans-serif;"><span style="background: none rgb(255, 255, 255); font-size: 14px;">1920</span></span><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: sans-serif; font-size: 14px;"> - </span><span style="color: #0b0080; font-family: sans-serif;"><span style="background: none rgb(255, 255, 255); font-size: 14px;">Río de Janeiro</span></span><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: sans-serif; font-size: 14px;">; </span><span style="color: #0b0080; font-family: sans-serif;"><span style="background: none rgb(255, 255, 255); font-size: 14px;">9 de diciembre</span></span><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: sans-serif; font-size: 14px;"> de </span><span style="color: #0b0080; font-family: sans-serif;"><span style="background: none rgb(255, 255, 255); font-size: 14px;">1977</span></span><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: sans-serif; font-size: 14px;">) fue una escritora </span><span style="color: #0b0080; font-family: sans-serif;"><span style="background: none rgb(255, 255, 255); font-size: 14px;">ucraniana</span></span><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: sans-serif; font-size: 14px;">-</span><span style="color: #0b0080; font-family: sans-serif;"><span style="background: none rgb(255, 255, 255); font-size: 14px;">brasileña</span></span><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: sans-serif; font-size: 14px;"> de origen judío. Es considerada una de las escritoras brasileñas más importantes del siglo XX. Pertenece a la tercera fase del </span><span style="color: #0b0080; font-family: sans-serif;"><span style="background: none rgb(255, 255, 255); font-size: 14px;">modernismo</span></span><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: sans-serif; font-size: 14px;">, el de la </span><span style="color: #a55858; font-family: sans-serif;"><span style="background: none rgb(255, 255, 255); font-size: 14px;">Generación del 45 brasileña</span></span><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: sans-serif; font-size: 14px;">. De difícil clasificación, ella misma definía su estilo como un «no estilo». Aunque su especialidad ha sido el </span><span style="color: #0b0080; font-family: sans-serif;"><span style="background: none rgb(255, 255, 255); font-size: 14px;">relato</span></span><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: sans-serif; font-size: 14px;">, dejó un legado importante en </span><span style="color: #0b0080; font-family: sans-serif;"><span style="background: none rgb(255, 255, 255); font-size: 14px;">novelas</span></span><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: sans-serif; font-size: 14px;">, entre las que se cuentan </span><i style="background-color: white; color: #222222; font-family: sans-serif; font-size: 14px;"><span style="color: #0b0080;"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: none; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">La pasión según G. H.</span></span></i><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: sans-serif; font-size: 14px;"> y </span><i style="background-color: white; color: #222222; font-family: sans-serif; font-size: 14px;"><span style="color: #0b0080;"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: none; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">La hora de la estrella</span></span></i><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: sans-serif; font-size: 14px;">, además de una producción menor en libros infantiles, poemas y pintura.</span>Jorge Tejerahttp://www.blogger.com/profile/11933339223230674920noreply@blogger.com0