lunes, 31 de octubre de 2011

Carne para todos

El Lobo lanza una bocanada de humo  y después me pregunta:

-       ¿Por que a alguien le dicen “filo de sartén”?

-       Supongo que porque sirve “para romper los huevos”.

Me mira con un gesto que significa algo así como “No esperaba menos de vos”, aunque tratándose de ese dicho no parece un gran elogio

-       En política una de las bases de construcción del poder es tener personas y consignas para, perdóname la licencia, “romper los huevos”.

 Abre los dedos de su mano como hace siempre cuando quiere “expandir” un pensamiento.

-       Nestor eligió tenerlo a Moreno, el Secretario de Comercio en esa función y Cristina hasta ahora lo ha mantenido en la misma posición. El rol de Moreno es cumplir consignas duras y lidiar contra los intentos de corromperlo. Pero si miramos un poco bajo el agua, la política asignada a Moreno es de corto alcance.

Ya habíamos estado hablando sobre este tema e incluso había sido motivo de discusión con unos amigos de la unidad básica que está en Triunvirato, cerca del Parque Sarmiento.

Fue después de la llegada del camión del plan del gobierno llamado “Carne Para Todos”.

La discusión comenzó cuando alguien comento que los sectores medios del barrio, acostumbrados a comprar en la carnicería del barrio, cortes razonablemente buenos, criticaban el contenido de esas bolsas de 10 kilos con su contenido de carne con hueso y cortes de baja calidad.

-       ¿Te acordás la discusión en con los compañeros de Triunvirato?

-       Estaba pensando en eso.- le respondo

-       Bueno, ¿qué discutíamos allí?  Ninguno criticaba el plan como tal, ni se dejaba de lado que una enorme cantidad de argentinos no tiene su cuota de alimentos, entre ella la carne, en calidad y cantidad suficiente. En ese sentido, un plan  que se acerque donde hay necesidad es absolutamente necesario y cualquier crítica sobre electoralismo o asistencialismo es de mala leche o de una ceguera que merece el infierno.

Estamos en Palermo, frente a la plaza “Unidad Latinoamericana”, que está en Medrano entre El Salvador y Costa Rica. Un buen vacio y  una amable entraña, acompañan la charla y aparecen como una contraposición a la carne para todos.

Está con nosotros Julián, un joven militante de La Cámpora, compañero de mi hijo Gonzalo.

Volviendo a la discusión que mencionaba, más allá de los gustos de la clase media, la discusión sobre el plan, estaba centrada en que el comentarios de un tipo de clase media sobre la calidad de la carne, no necesariamente indicaban que era un culo roto.

Esos comentarios también indicaban que la carne a la que está acostumbrado y que debe comprar en Coto, Wal-Mart o Carrefour está a una distancia considerable en calidad… y sideral en precio!

Las preguntas eran entonces:

 ¿Por qué no hay un plan de SUPERMERCADOS PARA TODOS?

¿ Por qué se respeta y se subvenciona, cadenas de distribución y formadores de precio que ya tienen harta ganancia en su operación cotidiana?

¿Que impide que se plantee no ya la existencia del Mercado central  sino de Supermercados estatales y cooperativos en las zonas estratégicas donde operan Coto y las grandes cadenas internacionales?

El Lobo continúa:

-       El escenario es este: se aumentan los sueldos y la capacidad de compra de bienes de la mayoría de la población y a su vez las grandes empresas en su mayoría extranjeras, deciden con cuanto quedarse del dinero que está en el bolsillo del pueblo. Entonces naturalmente hay tensión. Cuando el gobierno ve que sus políticas de inclusión son aprovechadas por las cadenas de distribución y los formadores de precio y entonces actúa en función de gestión: Lo manda a Moreno a controlar, a apretar…

-       A romper los huevos- acoto

Me sirvo otro vaso de Malbec. Ya cobramos unos buenos pesos de los trabajos para el gobierno de Uribarri y para el Vasco Eliceche y estamos dándonos unos de nuestros gustos: comer buena carne y tomar buen vino.

Esos gustos de laburante, que le hacen sentir que hay algunas cosas en las que decide.

La posibilidad de una cena sin mirar el precio del plato o del vino es algo parecido a una decisión.
Pero hay otras que son más profundas:

-       La decisión de fortalecer el poder de compra de los que trabajamos y por ende recortar las ganancias de los que forman los precios es una de las tareas que marcaran la famosa “profundización” del modelo. Nosotros confiamos en el compromiso de Cristina-dice el Lobo dirigiéndose a Julián.

  EL muchacho ha sido recientemente elegido como comunero por la comuna de mi barrio, la 12.Es un joven confiado, convencido en sus ideas, pero quizás demasiado verticalista. Demasiado predispuesto a obedecer y ese es un punto de choque cuando charlamos con él o cuando mi hijo Gonzalo discute con él.

También cuando éramos jóvenes existían en nuestras organizaciones jóvenes tan convencidos de la verdad de los mayores-esto es los dirigentes- que ni siquiera se planteaban la menor pregunta frente a sus afirmaciones.

Julián representa para el Lobo y para mí un desafío, Tiene la madera de los organizadores, no la duda de los activistas. Un activista es una persona perceptiva, capaz de reaccionar en el contexto. Un organizador es una mente estructurada que reacciona sobre pautas que considera seguras, analizadas.

Hemos ayudado a varias generaciones de militantes a que se consideren como tales.

No importa si hoy tienen un comercio, trabajan en una fábrica, son funcionarios de gobierno o dirigentes sindicales.

Cada uno necesito de un soporte, de un canal para sus dudas y también de afecto.

Afecto de compañeros que sabemos que hay tareas pendientes y la urgencia es demandante

No queremos desmoralizar al muchacho ni hacerlo dudar de su camino, de su elección en La Cámpora, de su reciente elección de comunero.
Solo buscamos que sea un militante más solido, entendiendo que la actitud crítica es la verdadera actitud militante.

Ahora Magnetto, Mitre, Biolcatti no son el peligro principal.

Están allí y harán tantas maldades como les indique no ya su instinto de empresario, sino su soberbio y amarrete corazón gorila.

El peligro, ahora, está en todo lo que NO HAGAMOS cuando la lógica de los hechos marcan que debemos hacerlo.

Por ponerlo en una imagen futbolera, ahora no jugamos de atrás, estamos en el ataque. Estamos al mando.


-       Contame que pensás que podes hacer por la comuna, por el barrio- le pregunto para que se sienta menos presionado

Termina de masticar la entraña, toma tranquilamente su vaso con poco vino y mucho hielo y me dice:

-Sabe Nacho, aunque parezca una prospera barriada, y en algún modo lo es, hemos relevado que hay ocho escuelas que tiene comedor bancado por la cooperadora y el Gobierno de la Ciudad, tres centros de salud que no funcionan como deberían, cerca de cien personas en situación de calle que paran y viven como pueden en esta zona…- se toma un respiro baja su cabeza mirando sus manos como queriendo decir que hay mucho para hacer, mucho para construir.

Lo miro con detenimiento y me hace acordar a mi amigo Esteban Loureiro… hace treinta y cinco años!!

Anteojos cuadrados, barba rala y desprolija, cara redonda y un arito en su oreja izquierda. Solo que Esteban no tenía un arito. Tenía el lóbulo de la oreja cortado como resultado de una pelea con hijos de calabreses, que según parece cuando se trenzan en un cuerpo a cuerpo, buscan morder el lóbulo y arrancarlo.

Estilos de pelea que le dicen.

-       En el programa de Gustavo Sylvestre te referiste esencialmente al recupero del Teatro 25 de Mayo, esto que planteas ahora suena  más coherente- le dice el Lobo tratando de animarlo

-       Estamos hablando  también con cooperativas de productores de la Provincia de Buenos Aires para armar cuatro ferias municipales una en cada barrio de la comuna


Julián se entusiasma y sigue contándonos sus ideas. Aquellas que entiende que tienen soporte -digamos-institucional del peronismo y La Campora y aquellas que son más complejas. Más arriesgadas.

-       Me gusto eso de las cooperativas en ferias municipales- dice el Lobo

-       Quizás dentro de unos años hablemos de Supermercados Julián- digo bromeando

Se queda mirándome y luego me dice:

-       Quizás si los que militamos en la Juventud nos abrimos a discutir política y los que discuten política se animan a embarrarse más, podamos hablar no de Supermercados Julián, sino de Supermercados Para Todos

-       Touche Julián. Buena respuesta –le digo

Nos servimos lo que queda en la botella de Malbec antes de pedir la próxima.

Afuera unos jóvenes con skate hacen piruetas en la plaza.

Ojala estos jóvenes, como Julián no deban hacer piruetas para poder pensar y sentir como creen y quieren.

Ebais

miércoles, 19 de octubre de 2011

ACERCA DE LUDWIG FEUERBACH, EL FIN DE LA FILOSOFIA CLASICA ALEMANA, LA MUERTE DEL TORDILLO Y LA PIZZA DE GUERRIN.


Me despedí del Nacho Loyola en el “Nuevo Paris”, no me dejó pagar la cuenta. Miré el cielo nocturno y camine una cuadra para tomar el bondi frente al correo, en Almirante Brown y Pérez Galdós.

En la parada, mientras redescubría el viejo edificio, donde cuentan que funcionó un mítico fumadero de opio, imaginé un tiempo brumoso en que los hombres de puerto buscaban alivio a los padecimientos de la distancia en esos sitios. Me descubrí sintiendo, casi físicamente, como en mi mente taladraba sin cesar el relato de esa muerte reciente, que me fuera referida por Loyola.

La historia de “El Tordillo”, casas más, casas menos, no es diferente a historias que llevo indeleblemente marcadas en el trazo de mi memoria personal. En lo que a los seres queridos respecta ya van como tres generaciones de las que tengo memoria y testimonio de lucha descarnada contra la contingencia. Bisabuelos, abuelos y mi padre se fueron casi todos vencidos y encajonados en el molde jodido de la intrascendencia.

Las aguas espesas de la injusticia terminan muchas veces por vencer el brazo del remero más porfiado, cuando no, por romper el remo. Este paradigma se potencia cuando al cuadro se le suma la condición de lucha y rebeldía de los que desafían el determinismo de la derrota implícita en todo orden injusto.

-Hasta Corrientes y Libertad

Le digo al colectivero, que esta de mal humor.

Por suerte el bondi está casi vacío y me puedo sentar del lado de una ventanilla. Pienso en la naturaleza de la categoría “orden social” y me pregunto si su misma definición acaso no contiene el germen de la injusticia.

Recuerdo una vieja lectura de la obra de Engels “Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana”

Allí Engels abordaba el análisis de una tesis de Hegel que en criollo es algo más o menos así:

«Todo lo real es racional, y todo lo racional es real»

Este razonamiento bien podría ser interpretado, y de hecho lo fue, por cualquier poder gobernante, como la bendición del orden imperante cualquiera sea este, por el solo hecho de ser.

Pero la cosa tiene otro costado: La república romana era real, y el imperio romano que la desplazó lo era también. El imperio del Norte por cierto es real pero la inmensa irracionalidad e injusticia que representa para millones lo cuestiona.

“Todo lo que es real, dentro de los dominios de la historia humana, se convierte con el tiempo en irracional y todo lo que es racional en la cabeza del hombre se halla destinado a ser un día real, por mucho que hoy choque todavía con la aparente realidad existente.”

La tesis de que todo lo real es racional se resuelve, , en esta otra: “todo lo que existe merece perecer.”


Que antiguo me suena esto, y a la vez que vigente, en estos agitados días de cambio que nos tocan vivir. Mucho agua ha corrido bajo los puentes desde que la Revolución Francesa de 1789 marcara el inicio de la época Contemporánea, bajo la triple consigna de Libertad, Igualdad, Fraternidad.

Esta revolución enterró la monarquía, el absolutismo y los privilegios de la nobleza, pero ni lejanamente instauró las tres consignas enunciadas. Solo preparo el terreno para entronizar el poder de la burguesía y las bases de un nuevo sistema, “EL Capitalismo”.

¡Carajo! , casi me paso. Toco el timbre y me apuro a bajar en Corrientes y Libertad, recibiendo por el espejo, la mirada fiera del colectivero mala onda.

-se podía haber acordado antes ¿no?

-andá a cagar, conseguite un laburo de gerente si no te gusta manejar un bondi ¡gil!

Ya en la esquina, prendo un faso y tomo la decisión solida de comerme unas porciones de pizza con moscato, en el viejo Guerrin.

Son como las nueve de la noche de un jueves y la calle está animada, mucha gente en las pizzerías y hay colas en los cines y teatros.

Hay guita en la calle, poder adquisitivo en la clase media y en parte del pueblo trabajador, aquí se palpa la vigencia del “Modelo”, ese que según las aspiraciones de muchos sectores vivos de la sociedad, se debe profundizar.

Pienso en la frase “Profundizar el modelo”, y estoy seguro que no todos los que la pronuncian y agitan, tienen en mente la misma cosa. No todos están signados a morir en una cama de hospital como “El Tordillo”, no todos reman en las mismas aguas y tras las mismas metas, por eso hay que tomar con mucho cuidado y respeto el manejo de palabras como “Igualdad” “Libertad”, “Fraternidad”, “Inclusión”, son solo palabras y parafraseando al poeta Rafael Alberti “siento en estos tiempos heridas de muerte las palabras”.

La pizzería está repleta, me abro paso a codazos, logro sacar un vale y juntarme con las anheladas porciones de pizza y el moscato ritual. Me acomodo en un lugar del mostrador y mientras veo a través de la ventana, vuelvo al hilo de los pensamientos.

Hay en el mundo una crisis sistémica del Capitalismo, hay al mismo tiempo una verdad amenazante, siempre puede suceder algo peor. El camino no se tiende despejado hacia adelante, el hecho de que el sistema se pudra, no implica que lo va a sustituir algo mejor, siempre acecharán los fantasmas de la barbarie, la involución y la muerte.

No me cierra la idea de que en Argentina estamos reinventando la pólvora y que este invento sea como el dulce de leche, el neo-desarrollismo tiene límites y seguramente pronto los alcanzará, la profundización del modelo, también. Los límites están en la concepción filosófica del hombre, en la Constitución Nacional y en las leyes, como en las fuerzas políticas y corporativas del viejo país.

Queda mucho por hacer, por nuestros muertos como “El Tordillo” y mucho más por nuestros vivos y por las generaciones venideras.

Esto no se hará por el camino de las certezas dogmáticas, solo podrá ser alcanzado por el camino de conocer lo que se ignora, indagar estudiar, polemizar y poder verle el culo a los santos sin sonrojarse.

Pero algo si es bien cierto, la pizza de Guerrin estuvo muy buena, me parece que me juego a una porción más, esta vez con fainá y otro moscato para brindar por “El Tordillo”, por todos nuestros muertos y también por los imprescindibles.

Jorge Tejera Soengas

sábado, 15 de octubre de 2011

Flores de invierno

Aníbal Vázquez tiene todavía el pelo blanco como la última vez que lo había visto a finales del 2001 cuando, ya jubilado, militaba en los movimientos de desocupados.

Sus ojos parecen perdidos y a sus ochenta años seguramente convivirá con fantasmas que le hablan al oído.

El "Tordillo" le decíamos en los 70 cuando era delegado del gremio petrolero y caminaba en esa orilla confusa y dificil que existía entre la marea revolucionaria y los vientos de cambio por un lado y la vida del sindicato y las reivindicaciones por el otro.

Cuando yo trate con el por primera vez sentí un rechazo, que después descubrí como mutuo. Para mí el representaba la burocracia sindical, casi un lumpen sin conciencia que acompañaba la lista de la burocracia entreguista.

Para Aníbal, yo era la imagen de un joven de clase media metido a sindicalista. Un zurdito, de esos que abundaban a inicios o mediados de los '70.

Así empezamos, pero terminamos respetándonos como dos compañeros que luchan por defender derechos.

Propios y de otros.

EL "Tordillo" era uno de los dirigentes en la Shell cuando yo era un joven militante, que creía indefectiblemente que con conciencia, la clase obrera acabaría con la locura del capitalismo.

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Cuando me ve abre esos ojitos de hombre cansado y me dice:

-Loyolita !!

Lo abrazo y me pongo a llorar como un forro.

-¿Cómo andas hermanito? - le pregunto, mientras recuerdo, ese día de Marzo de 1976, que vino a decirme que vaya al vestuario y le diese a Funes lo que tuviese dentro de mi armario y que pudiera complicarme.

Funes era el encargado de cuidar en el vestuario de los obreros y tenía un par de sitios secretos donde guardar cosas.

Ese día los milicos de la dictadura asesina, el brazo de la contra revolución sangrienta, entraron a la Shell y nos hicieron abrir los armarios. Al menos a algunos de nosotros.

Lo que tenía en mi armario sin duda me hubiera puesto, cuando menos, en problemas, y el Tordillo se tomo ese trabajo de ayudarme pese a que yo militaba en la agrupación opuesta en el Sindicato.

Pero el tenía en su alma y en su esencia algo que la vida le había dado: pertenencia, solidaridad frente a un necesitado y un increíble espíritu de clase

Supe que lo que hizo por mí, fue porque admiraba lo que yo decía en las asambleas y le parecía extraño que ese pendejo de ojos celestes y pelo claro tuviese ese espíritu y ese compromiso.

Yo aprendí a respetarlo a él y a varios de los que militaban en su lista, y sacarme de encima ese prejuicio pequeño burgués e izquierdista del "burócrata sindical".

- Me aviso tu hermana que estabas internado. Sabés cuantas veces pensé en ir a visitarte a tu casa, y ahora vengo porque estas en el hospital. Soy un impresentable!!

Se sonríe. Y mueve esa cabeza llena de pequeños rulos blancos que contrastan contra esa piel mate. El color de la piel de los hijos del país, decía Don Huerta uno de los delegados de mi lista que era del Partido Comunista.

Primero le pregunto por su enfermedad y luego comenzamos a charlar más animadamente a recordar situaciones, personas que ambos conocimos.

Y al verlo algo mejor de ánimo, me siento feliz. Útil.

- Ese laburo me chupó la sangre Loyolita.- me dice, mientras bebe tranquilamente un té que le alcanzo la enfermera, supongo que, calmante.

Recuerdo la frase de Marx, que me dijo el Lobo los otros días: “El capital es trabajo muerto, que para vivir, necesita vampirizar el trabajo vivo”

Será-le digo mientras lo palmeo afectuosamente y lo ayudo a recordar momentos de acción en su vida, como delegado en la Shell.

Sonríe

-¿Que me decís de Cristinita?

- Viste que éramos buena gente!- le contesto al vuelo

Seguimos recordando y hablando animadamente hasta que la enfermera me avisa que debo retirarme

Entonces me mira a los ojos y no me dice nada pero me recuerda la imagen final de mi abuelo Carlos en el hospital.

Sus ojos me avisan que se va a morir

Salgo del Argerich y voy caminando por Brown hacia el café “Nuevo Paris”.

Allí quedé en encontrarme con el Lobo y terminar de repasar el informe para el Vasco Eliceche.

Cuando llego lo veo en una mesa cerca de una mesa de billar. Está leyendo y tomando notas.

- ¿Cómo anda tu amigo?


- Para atrás

- ¿Qué tiene?

- Menos plata, de todo

Me observa mientras cierra su carpeta de apuntes pero deja marcada y abierta la página del libro en la que estaba trabajando. Yo le pido un café al mozo y acomodo algunas sensaciones antes de hablar

- ¿Sabes?, Cuando estaba con el “Tordillo” me acorde de esa frase de Marx que me dijiste la otra vez, “El capital es...”- y giro mis dedos sin seguir la frase

Asiente

- Fue por algo que me dijo el. Pero creo que en mi cabeza relacioné al “Tordillo”, a ese hombre luchador que conocí y el que veía ahora débil, muy cercano a la muerte


El Lobo me escucha y no dice nada. Continúo

-Es como si un vampiro le hubiese sacado lo mejor de sí, se hubiese chupado no su sangre sino su espíritu

-Y ese vampiro te apareció con la cara de, digamos, Rattazzi...

-Seguramente

Quedo mirando ese paisaje que existe en el vacío cuando nuestros ojos miran sin ver.

- Quizás se pueda aprender algo de esto que sentiste. Quizás podamos entender que hay personas que están siempre. Aún cuando no las veamos porque están lejos o porque hayan dejado este mundo.
Personas que, como las flores de invierno se quedan, cuando las otras, las más bellas, las de mejor perfume nos han dejado porque llego el mal tiempo.


Tomo el libro que estaba leyendo el Lobo. Es una recopilación de poesías que tiene de algunas de Paco Urondo, José Martí y en la página que él tenía abierta había una poesía del Che Guevara llamada vieja María.

“…
Muere en paz, vieja luchadora.
Vas a morir, vieja María;
Treinta proyectos de mortaja
Dirán adiós con la mirada,
El día de estos que te vayas.
Vas a morir, vieja María,
Quedarán mudas las paredes de la sala
Cuando la muerte se conjugue con el asma
Y copulen su amor en tu garganta.
…”

Quizás sea así, Como mi querido amigo el Lobo dice, y tengamos la suerte de llevar en el alma el recuerdo de los necesarios. De los que, como las flores de invierno se quedan con nosotros cuando los demás desaparecen.

Y nos muestran, como flores que son, la hermosura de la vid.

Ebais

jueves, 6 de octubre de 2011

Fieras y pactos.

El viaje de vuelta desde Tigre, por la Panamericana, estuvo matizado por un saludable silencio. Fue un almuerzo agradable con “El Portugués”, hablamos, comimos, bebimos, todo en exceso, como la sabiduría epicúrea manda. El silencio en esta instancia, venía a ser algo así como el vehículo de la digestión en el más amplio sentido.

La autopista es un océano de automóviles nuevos, excepción hecha del nuestro, muchos vehículos caros, se nota en esto la bonanza de los tiempos que corren, así como el paisaje explica el porqué de la actitud de muchos empresarios como Cristiano Rattazzi que ante la inminencia de la malaria global, se han vuelto repentina y curiosamente, admiradores del modelo. 

Pensando en estos temas y otros afluentes que por cierto ocuparon gratamente la sobremesa en la estación de Tigre, desembocamos en la Avenida Sarmiento rumbo a Plaza Italia.

-Nacho dejame en la Plaza, así vos después tomas Córdoba y no te desviás

Paramos en vereda del Zoológico y al bajar del automóvil le digo a Loyola:

-Te dejo un regalo para pensar en el viaje, respecto del asunto de los empresarios amigos del modelo…

-¿Que me vas a dejar? Una foto de Rattazzi…

-No, un pensamiento de Marx:  
“El capital es trabajo muerto, que para vivir, necesita vampirizar el trabajo vivo”
más chupa, más crece, más vive… interesante ¿no?

Le guiño un ojo…

-Pensálo, mañana hablamos…

El Nacho Loyola sonríe en un fotograma, mientras pone primera para perderse calle arriba. 

Es el atardecer, una hora prodigiosa en que todos los animales, incluso el hombre sienten una sensación atávica que los lleva a reconcentrarse.

Camino sin apuro aspirando el humo del cigarrillo recién encendido. A través de la verja del jardín zoológico se puede atisbar el interior, lo percibo desafortunadamente cambiado, tanto, que me cuesta asociarlo al imaginario de la niñez.

En mi memoria el Zoologico vive como un lugar mágico de Buenos Aires, donde la antigua arquitectura victoriana de los pabellones destinados a exhibir los animales tomaban las formas exóticas de los lugares de origen de las bestias y disparaban la imaginación. La impresión más fuerte que recuerdo de la niñez relacionada a este lugar, es la que me produjo entrar por primera vez al pabellón de las fieras.

En esos años de mi niñez, ese edificio que aún existe, pero donde solo se puede ver a las fieras por fuera, se podía acceder también desde dentro por un pasillo central que siempre estaba húmedo y oscuro, solo iluminado por la luz del exterior que penetraba por el frente de las jaulas. Allí dentro los sonidos se amplificaban y los rugidos de los tigres y los sonidos de otras especies cautivas, se percibían de otro modo.

La sensación atávica y ancestral del temor primitivo me asalto en ese escenario por primera vez. Recuerdo haber leído alguna vez en mi juventud un cuento de Elías Castelnuovo tal vez, o recuerde mal, pero lo cierto es que estaba en una antología de escritores de Boedo,  que aludía a esos mismos atavismos vividos por alguien que se refugia en la galería una tarde en el momento que se desata una tormenta.

Saliendo de esas ensoñaciones veo en la esquina un mateo pintado de blanco y pienso en la extraña maraña de asociaciones que desembarcan en mi mente, “De Mendiguren, Capital, trabajo muerto, pacto social, fieras, ratas, Rattazzi” y me embarga la misma sensación primal que la del pasillo de las bestias.

Cruzo la Avenida Santa Fe, y retumban en mi mente retazos de frases de un discurso de Ernesto Guevara:

-“…Bestias fueron las hordas hitlerianas, como bestias son los norteamericanos hoy, como bestias son los paracaidistas belgas, como bestias fueron los imperialistas franceses en Argelia. Porque es la naturaleza del imperialismo la que bestializa a los hombres, la que los convierte en fieras sedientas de sangre que están dispuestas a degollar, asesinar, a destruir hasta la última imagen de un revolucionario…”
Carajo, es  excesivo, “demodé”, pasado de rosca, quedado en los ’70. Atravesamos un tiempo de cambios profundos, de eso no hay duda y vamos tras un plan de industrialización para blindarnos frente a la crisis, el modelo necesita de un pacto entre el capital y el trabajo, entre sindicatos y empresarios, en qué cabeza cabe esgrimir objeciones pueriles y puristas, eso es para Altamira y aquellos que no comprenden la cuestión nacional… me digo.

Antes de llegar a vereda, casi me pisa un taxi.

-¡Viejo boludo!

Me grita el tachero...

-¡Andá a la recalcada concha de tu madre!

Le replico.

No sé, a quien le importan estas reflexiones, aparte de a mí o a Loyola, vivimos un tiempo histórico donde reina el pragmatismo y tal vez más propicio a caminos nuevos. La épica de la voluntad ha quedado atrás, hemos perdido.

Guevara quedo en el monte boliviano y nuestros muertos, en el mejor de los casos, como dijera el poeta, estarán creciendo en el trigo o trasmutados en parte del ecosistema del Plata. 

Nada nos da chapa para ponernos en censores de rumbos que no parimos.

De golpe me puse triste, comencé a caminar sin poder despegar los ojos del suelo. Por dentro aún me retumbaban los ruidos de la galería de las fieras de mi infancia y repicaban en mi mente el ajeno mantra:

-“De Mendiguren, Capital, trabajo muerto, pacto social, fieras, ratas, Rattazzi”

Y dijo el escorpión, después de hundirle su aguijón de muerte a quien había jurado una y mil veces abstenerse de picar:

-Perdóname no lo pude evitar, está en mi naturaleza.

Loboalpha

miércoles, 5 de octubre de 2011

El sentido de la pelea

Son las dos de la mañana y estoy trabajando, haciendo números, gráficos y revisando las planillas en el Excel.

Es un trabajo para el gobierno de Entre Ríos. Uribarri, tiene gente que nos conoce de los ’70.

Al final decidimos no hacer el trabajo para el gobierno de Tucumán.

El Lobo tenía reparos, en general no comparto ese tipo de reparos que parecen salidos de su percepción y no de los hechos.

Pero somos socios…y amigos.

Para el trabajo que estamos haciendo para Entre Ríos, solicitamos un anticipo.

No me gusta empezar informes o investigaciones sin que nos paguen un anticipo. Es lo normal si el trabajo lo hacen con las consultoras de Melconian o Broda.

Pero para las consultoras como la nuestra, parece que las reglas son otras.

Es más, no nos consideran una consultora. Quizás hasta tengan razón ya que el Lobo y yo no decimos que somos consultores.

De todos modos la asunción de algunos compañeros, de que podemos comenzar el trabajo, como quien dice “de palabra”, es un tema que me molesta no solo por mi economía, sino porque es un destrato hacia quienes tomamos el trabajo como parte de nuestra militancia y no como un mero negocio.

Pero el Lobo y yo no estamos carentes de autoestima de modo que “Sin TRIKI TRIKI no hay BANG BANG”.

Es interesante poder discutir sobre dinero, cuando representa algo más que un mágico billete. Cuando ese pago, es en realidad parte del sentido de la pelea

El día de ayer habíamos ido a almorzar al Tigre. Los pagos de “Massita”, ese símbolo de la ambición política y la despolitización que tan bien represento Manzano en otra época y, que por lo visto, es un personaje atemporal.

Asquerosamente humano y presente en el Ágora como diría Mario “de pronto, digo, me parece” Wainfeld. Tigre es un símbolo de esta época. Como lo es Mar del Plata. Un lugar donde conviven personas de clases medias altas, haciendo actividades de personas de clases medias altas… y el maravilloso pueblo.

Si, el pueblo. Es decir, NO la gente.

Hombres que en su auto de más de diez años llevan a su familia a comer a una parrilla. El gusto de usar el dinero no solo para comprar comida o pagar el alquiler o alguna cuota. Ese señor canoso que es capataz de la construcción llevando a su dama a comer pizza o hamburguesas, y pensando que el lunes comentará esto con el arquitecto… O no. Mejor con Maidana el mejor oficial que ha conocido para hacer encofrados.

Aquel muchacho, si el morocho, que esta con su novia sacando entradas para el Parque de la costa y pensando que levantar bolsas de basura para el servicio de limpieza en la ciudad no es tan malo después de todo.

Sobre todo porque aparte de dinero para el Parque de la costa, le quedan en el bolsillo billetes como para ir a un hotel y sentir el doble sabor del sexo y la libertad de ir al sitio que él desea. Sobre todo porque cuando debía tener sexo en su cuarto de La Cava, la villa de San Isidro, sabía que en las piezas contiguas, o quizás la casa vecina, alguien lo estaría escuchando.

Fuimos a almorzar a “La vieja Estación” una parrilla que, como tal, presenta como mayor merito la arboleda que la cubre.

Pero el lugar como icono es maravilloso. Es el Tigre de la estación, del Puerto de Frutos, con sus escalinatas como tribunas, de las balsas areneras y los artesanos de la madera.

Llegamos luego de una fantástica excursión de “rowing” como todavía lo sigue llamando Eusebio Dos Reis, “el Portugués” para los amigos.

Eusebio es un poco más joven que nosotros, pero infinitamente más atlético. Hizo remo entrenado por Alberto Demidi el legendario olímpico de los ’60 y después con Ibarra. El quiso invitarnos a almorzar a “La vieja Estación”.

- Estoy viejo- dice sonriendo -

-Es lo que pienso -

Le contesto mientras miro al Lobo sacar una bolsita de tabaco y papel para armar cigarrillos. Se como terminará esto ya que su paciencia, la del Lobo, dista de ser infinita.

Es nuestro síndrome, somos hombres de acción, la percepción y el instinto es parte de nuestro ADN. La paciencia y la calma, no siempre.

- Estuve releyendo el libro de los Cinco Anillos- dice el Lobo

- ¿Quien lo escribió Mushashi o Tsun Zu? – le pregunto.

- Mushashi, que era japonés. Tsun Zu era chino. Es notable ese hombre, no se definía como samurái, sino como duelista. ¡A los trece años

Dice, mientras extrema los gestos de su cara para dar énfasis

- había tenido su primer duelo!

- Y por lo que la historia relata fue ganador.-comento

- Significa que su entrenamiento comenzó en la edad en la que nuestros niños van a la escuela primaria- dice Dos Reis, que es maestro de profesión.

- Para nosotros un duelista, es esa figura de las películas de Hollywood que conocemos a través de historias que hablan de D’Artagnan y los mosqueteros.

Dice el Lobo mientras separa el papel sobre la mesa y saca de una cartuchera bajo su sobaco una bolsita de tabaco.

- Pero Mushashi fue más. No solo escribió sobre artes marciales para la guerra, sino que sus razonamientos y enseñanzas se transmiten en las escuelas de guerra y las de negocio.

Dos Reis lo observa como intenta armar un cigarrillo.

El Lobo se siente observado, entonces juega entres sus manos con la caja de cigarrillos. A veces actuamos como chicos, pienso.

- Este hombre fue notable. Mas allá de su propia definición fue, de todos modos, un Samurái que parece tener la traducción de “servir como ayudante” por lo que- colijo- significaría algo así como MERCENARIO o GUARDAESPALDAS.

Continúa:

-Un término pequeño y poco descriptivo para estos notables hombres que dedicaron su vida a meditar y entrenar su cuerpo en el combate cuerpo a cuerpo, en el que la propia vida salvada era menor premio que derrotar a un adversario digno.

- Siempre me sorprendió ese concepto del honor- dice Dos Reis, - ese visión del mundo donde el hombre es la medida de lo importante

El Lobo hace algunas torpezas con sus manos y veo en el rostro de Dos Reis que piensa que el Lobo está armando un porro.

- En efecto- contesta el Lobo- y como el hombre es la medida de lo importante, para un guerrero, un samurái o un duelista, la vida, no solo la propia, sino la del contrincante es el verdadero tema.

- Sobre todo cuando la vida del adversario puede representar la perdida de la propia….-acota el Portugués

- No me refiero exactamente a eso, que desde ya es muy cierto…- dice mientras su rostro se contrae y vemos como el papel para armar el cigarro y el tabaco caen al piso. No se inmuta porque sabe que perderá el hilo de su pensamiento, y automáticamente saca un cigarrillo de uno de sus bolsillos y lo prende, generando esa sensación de atención e impaciencia…

- La vida del contrincante no es necesariamente objeto de muerte, sino en la medida que la muerte sea la solución única. En una batalla campal, seguramente lo sería, pero en una pelea mano a mano, aun cuando la muerte es parte del desenlace posible, Mushashi sostiene que hay otras alternativas. Por ejemplo sacar a un adversario de una pelea con espadas o lanzas no significa avanzar asestando mandobles. Si se le corta una mano, se le inutiliza una pierna o el brazo activo de un sablazo, la pelea está terminada.Y ese era el sentido de la pelea. Saber que debía terminar con un vencedor, no necesariamente con un muerto.

Dos Reis me mira y asoma su sonrisa entre la barba blanca que cubre su cara.

- ¡Me cago Lobo, tu cabeza es un recurso nacional y hay que cuidarla!

EL Lobo, continúa como si no hubiese escuchado el elogio, aunque se dirige con más énfasis a Dos Reis y sacude el humo del cigarrillo para que no moleste a su audiencia.

- La moraleja de esto, no solo debemos aplicarla cuando entablamos una pelea política. Debemos ver que nuestros adversarios, aun aquellos que están por la “profundización” del modelo, saben aplicarla y con talento. Me refiero por ejemplo a De Mendiguren que ha devenido en “Cristinista” reciente y su defensa de los logros parece la de un ministro de gobierno. En su instinto alcanza a entender que poco importa la crispación o la amistad con Chávez si a él y a su sector les permite hacer notables negocios y quizás cambiar en parte el centro de poder. Entiende entonces que el “sablazo en el brazo” de Mushashi es suficiente para el sentido de la pelea. No tiene la ceguera de Clarín y Magnetto…

-¡Pero no son lo mismo!

Decimos casi a dúo, Dos Reis y yo

El Lobo pega una pitada:

- No crean que me he tomado una sobredosis de Altamira. Desde ya no son lo mismo. Pero mi punto es que del mismo modo que se muestra fanático del “modelo”, mañana será crítico si la lógica de los hechos y nuestra acción llevan al modelo a profundizarse en sentido de la justicia para el pueblo. Pero la inteligencia de este hombre está en que no coloca como central lo que es secundario. Y en ese sentido es un discípulo de Mushashi al entender el sentido de la pelea y como obtener el resultado buscado con el menor esfuerzo.

Ya querría yo obtener el resultado buscado con menor esfuerzo…pero este vacío que nos sirvieron tiene cuero, grasa y nervio por donde se lo mire.

De todos modos no diré nada en honor a la invitación de Dos Reis y de esta imagen de la vieja estación de Tigre y los recuerdos de otra época.

El vino está bueno y eso no es poco.

Quizás quieran saber cómo es que al dueño del local logramos sacarle un Cabernet Sauvignon de su bodega especial.

Pero eso, seguramente, será en otra charla con el Lobo Alpha.

Ebais