jueves, 10 de junio de 2021

MASAS Y BALAS

Fragmento de la obra "Masas y Balas" de Lobodón Garra (Liborio Justo)

Masas sufrientes, en movimiento, en lucha contra las patronales y el Estado. Balas lanzadas contra ellas por uniformados o por servidores privados de los patrones. Allí está la clave transparente del título de este libro, publicado en el año  1974, cuatro décadas después de los diferentes sucesos históricos que en él se narran. En la "Advertencia" de Justo que precede al libro se lee: "Todos los sucesos que se relatan eneste libro son históricos y ocurrieron –salvo algunas narraciones retrospectivas– entre los años 1931 y 1935, durante los días más dramáticos de la gran crisis económica mundial".Para la militancia revolucionaria de la época, la gran crisis marcaba el cumplimiento de la profecía del ocaso definitivo del capitalismo.

Masas y Balas

(...)

–¡Cada pasajero con su pasaporte! ¡Presentarse con ellos al comedor!

Todo el día habían navegado dentro del mismo paisaje de aguas barrosas: boyas sacudidas por el oleaje y señaladas idénticamente: M.O.P., algún barco de carga con extraña bandera que cruzaba junto a ellos en dirección opuesta y, en el horizonte, la lejana línea de la costa sobre la que se alcanzaba a percibir el perfil oscuro de algunos montes. En medio de las aguas, que extendían el reflejo de su superficie opaca, la proa del barco iba levantando un murmullo constante y adormecedor que venía agregarse a la cansadora monotonía del viaje.

En el transcurso de aquellas horas, que parecían interminables,los grupos sobre la cubierta de proa se hacían cada vez más numerosos e inquietos. Moviéndose entre la entrada de las bodegas, las máquinas de los guinches, las cadenas del ancla y las bocas de los ventiladores, esa masa humana trasladaba su ansiedad de borda a borda, de grupo a grupo, pronunciando palabras que nada decían, cerrado su eco por la barrera infranqueable de veinte idiomas.

Desde la mañana todos estaban listos, vistiendo sus mejores ropas, arrugadas y, a veces, extravagantes por su antigüedad, sacadas del fondo del baúl sólo en las grandes ocasiones.

Muchos hombres de botas, saco con cuello de pieles y gorra, mostraban su evidente origen campesino. Otros llevaban amplios pantalones, boina y faja ancha. Más allá los había de largas barbas, rubios, morenos, jóvenes y viejos.

Las mujeres de pañuelo en la cabeza, pintorescas batas y amplias polleras de colores, delataban sus distintas procedencias. Los niños eran los únicos bulliciosos, inconscientes del hecho que vivían y tanto habría de variar el escenario de sus vidas.

Algunos oficiales, vestidos de impecables trajes blancos, cruzaban entre los grupos, desapareciendo rápidamente luego detrás de puertas que ostentaban un letrero en varios idiomas: "Prohibido pasar a los pasajeros de 3 a clase". Al mismo tiempo, arriba, por el corredor de la cubierta de 1 a clase desfilaban personas elegantes que, al pasar, apenas se dignaban echar una mirada sobre la multitud de proa.

Mientras tanto, en el comedor, una larga fila de hombres y mujeres hacían cola en espera de su turno, frente a las mesas detrás de las cuales los empleados de la oficina de inmigración iban examinando los pasaportes. Por doquier, los salvavidas, indispensable decoración marítima, mostraban su círculo blanco sobre el que, con letras negras, estaba escrito: "Alcántara-Southampton".

Un mundo de ambiciones, dolores, angustias y esperanzas se compendiaba allí, en el reducido espacio de esa cubierta dẹ proa. En él tenían cabida todas las luchas que iban señalando la marcha del mundo, la lacra de sus injusticias y la expresión de sus opresiones. Lituanos y finlandeses que dejaban el frío del Norte europeo para trasladarse a las colonias tropicales del Alto Paraná; judíos ingleses que huían de Londres después de haber luchado por largos años con la miseria del East Side; polacos llevando aún en sus pupilas la imagen terrorífica de las persecuciones en Varsovia, bajo Pilsudski; checoslovacos, búlgaros y yugoslavos que dejaban el hambre y la opresión recibida como herencia de largas generaciones; italianos que en Roma, Genova y Nápoles habían formado entre las multitudes que aclamaron a Mussolini, pero que, alejados del radio de su influencia, ya no encontraban palabras para vituperarlo; franceses y suizos, artesanos arruinados, que trasladaban al Nuevo Mundo una tronchada ansia de enriquecimento que, seguramente, jamás colmarían; húngaros integrantes de la efímera república comunista de Bela Kuhn; mujeres solas traídas incautamente como fresca provisión para los mercados de esclavas blancas; rumanos, turcos y judíos de Odessa que habían alcanzado a ver flameando la bandera roja; griegos, armenios y sirios del Líbano, trayendo profundas huellas de las luchas en el Cercano Oriente; españoles y portugueses que aún llevaban en sus zapatos restos de la tierra a la que habían estado encadenados como bestias. Como ellos, centenares de miles habían desfilado, precediéndolos por esa ruta tantas veces surcada, siguiendo el camino imperativo de sus necesidades económicas. Y ese día, 7 de enero de 1931, llegaba para ellos el turno de sucederlos, conectando, una vez más, dos continentes con el largo guión de una esperanza.

A lo lejos, la silueta inmóvil e imponente de la ciudad, cada vez aparecía más cercana. ¡Cómo la escrutaban esos centenares de ojos, ansiando desentrañar en ella su propio destino!

Allí estaba la puerta prometida, tanto tiempo y tan intensamente ambicionada. Detrás de las torres de la urbe, que los impresionaba como gigantesca, se extendía todo el cú- mulo de sus ilusiones: ciudades ricas y populosas, infinitos territorios deshabitados, impenetrables selvas inexploradas, inmensos ríos apenas navegados, campos de cereales que rebalsaban los horizontes, ganado que se contaba por decenas de millones, altísimas cordilleras con minas inagotables.

Aquél era el continente de las riquezas que tanto habían oído hablar y con las que, también, tanto habían soñado. Allí estaba el límite final de todas sus miserias y el umbral luminoso de todas las felicidades.

A lo lejos, la ciudad se destacaba nítida, con la mole inmóvil de sus grandes edificios, con el penacho de humo de sus chimeneas y el perfil de sus tanques, grúas y elevadores de granos. Pronto, siguiendo la paralela de los rieles, la cinta de los caminos o la estela de los buques, se dispersarían en busca de su parte hacia todos los rumbos de aquella tierra virgen, de inmensos espacios deshabitados, de grandes selvas casi exploradas, de enormes ríos apenas navegados, de altísimas cordilleras, de campos de trigo sin fin, y de ganado sin cuenta.

Agolpados los grupos sobre la borda, contemplaban silenciosos la visión, absorbidos por sus pensamientos.

–¡Buenos Aires! –aclamó alguno.

Y la frase se clavó en el fondo de sus almas expectantes como una daga de angustia que los paralizaba.

–¡Buenos Aires! –repitieron todos en su mente, mientras la ciudad seguía el ritmo de su vida, ajena e indiferente a la llegada de aquel puñado de seres arribado de lejanas latitudes y horizontes.

–¡Buenos Aires!

–¡¡Buenos Aires!!

"En un incendio producido en un cinematógrafo

de Paisley, Gran Bretaña, perecieron 72 niños."

"Hubo un baile en la Casa Blanca."

"El Japón pide proporción de 7-10 para los cruceros."

"Stalin anunció la próxima campaña contra los kulaks."

"Graves desórdenes en Bombay. El Congreso de

Lahore aprobó la moción de Gandhi sobre la indepen-

dencia de la India."

"El pánico en la Bolsa influyó en el balance econó-

mico de los Estados Unidos."

"La comisión que estudiará el plan de la Unión

Europea de Briand se reunió en Ginebra."

"En viaje desde Southampton, de donde zarpó el 18

de diciembre último, llegó ayer la motonave Alcántara,

de la Mala Real inglesa. Dicho buque, que conducía 715

pasajeros de las tres categorías, correspondencia y merca-

derías generales, arribó alrededor de las 16 horas al des-

embarcadero de la Dársena Norte."

Tres hombres y dos mujeres avanzaban torpemente extendiendo por doquier el pantallazo de su mirada curiosa.

Algunos que se cruzaban con ellos volvían la cabeza para observar su vestimenta extraña, que delataba a los inmigrantes.

Marchaban por el bajo, desde el Retiro, bajo las arcadas de la Avenida Alem y la hilera de letreros en todos los idiomas, les iba descubriendo el nuevo mundo al que habían arribado.

Casa de comida y hospedaje "La Antigua Marina"

Restaurant y Hotel "Hamburgerhof". Bierhalle.

On parle francais. English spoken

Restaurant "Re dei Vini"

Bar "Tarbush"

Café "Piamontese"

Restaurant "Russia". Comodidad para familias.

Comidas a todas horas

Hotel y restaurant "Staria Balcánico"

Restaurant Búlgaro

Cervecería alemana "Ratskeller"

Hotel "Bayona". Piezas desde 1 peso

Gran Ropería "El Tigre"

Mercadito "La Paz", de Juan Catopidís

Restaurant "Lietuva". Camas desde 0,50

Bar "Welcome"

Armería "El Cazador"

Bar "La Flor de Hungría", de Flora Peri

Restaurant "20 de Septiembre"

Peluquería "AIem". Barba 0,20 Pelo 0,40

Hospedaje "Hotel Porteño". Guerra a la crisis.

Camas desde 0,60. Piezas desde $ 1

Café y Bar "Guadarrama"

Restaurant "Zagreb"

A lo largo de toda la calle, bajo la bóveda de la recova, gran cantidad de gente circulaba en ambas direcciones: libre-

ros, mujeres, marineros, vagabundos. Al frente de los restaurantes y bares, las vidrieras exhibían toda clase de fiambres

y viandas, tratando de atraer a los pasantes a sus tugurios oscuros. Armerías, librerías, peluquerías.

Las tiendas extendían sus mercaderías ampliamente, a todo lo ancho del frente y los arcos de la recova: trajes, camisas, overalls, botas, zapatos, ponchos, frazadas, bolsas de cuero para juntar maíz, mientras, desde el centro de la vereda,

alguien invitaba al público a entrar.

Tienda "El Mundo Obrero". Artículos de calidad.

Precios casi regalados

Tienda "La Vercellesa". Ropa para obreros

Tienda "Casa Lores". La que proteje al obrero. Al

que gaste 50 pesos se le regala un sombrero. ¡Ocasión!

Trajes desde $ 15

Y luego seguían los letreros:

Hotel "Zur Post"

Bar "Toyo", de Kiyo Kurokawa

Bar Automático. Parrilla y pizzería. Comida econó-

mica. Alojamiento "Los Ángeles". Especial para caballe-

ros. Higiene, seriedad, buen trato.

Casa de Cambio. Pasajes, giros. Bureau de Change

Geldwechsel. Money Exchange.

Salón Novedades. Entrada libre. "La bella

Sultana". La mujer más gorda del mundo. Se exhibe

aquí. Tiro al blanco. Primicias mundiales. Rarezas uni-

versales. Niño con dos cabezas y un solo cuerpo. AvisoMasas y Balas | 43

al público: con el mismo boleto de entrada a la vista

podrá ver los fenómenos.

Casa de Remates. Se rematan $ 10.000 en mercade-

rías. Sin base y a quemar por lo que den. Comisión 10%.

Dancing "Edén". Dos pistas de baile y 140 profesoras.

Las bailarinas más bonitas de Buenos Aires. Orquesta José

Gómez y sus siete muchachos "Los reyes del tango porteño".

Dancing "Moulin Rouge". Exhibición de tangos y

milongas. Variety show atractions at reduced prices. Open

every night from 9 y 30 p.m. till 4,30 in the morning.

Joyería "El Diamante". Casa especial en joyas finas

y anillos de compromiso.

Fotografía "Los dos hermanos". Descuentos espe-

ciales a militares, marineros y recién casados.

Cigarrería y lotería. Se juega mañana. Aquí se vendió el

18.513 con 10.000 pesos en la jugada del 15 de Octubre.

Armería "La Porteña". Mates y bombillas. Relojes.

Artículos de caza. Escopetas. Última novedad: cinturo-

nes trenzados. Carteras de cuero de víbora. Tabaqueras

de cuero de vaca.

Desde atrás de unas puertas con cortinas rosadas espiaban algunas mujeres que hacían señas, invitando a entrar con una sonrisa, y de las casas de remates llegaba el ruido de los golpes del martillero subido sobre el mostrador, frente a

un grupo de "croupies". También se percibía el olor penetrante de las parrillas y bares automáticos con sus frituras en

grasa, al lado de los despachos de bebidas, poco iluminados, donde apenas destacaban sus rasgos muchos rostros curti-

dos y casi silenciosos. En la esquina, los puestos de venta de periódicos, extendidos sobre las paredes, dejaban ver sus títulos en todos los idiomas:

Nasa Sloga - Órgano de la colectividad yugoeslava,  de la América del Sur

Kurjer Polski W Argentinie. Primer diario polaco

para toda Sud América

Hobartazeta (Nueva Gaceta)

Momentas. Semanario popular lituano

Slos Polski

The Standard. Doyen of Argentino Press

Giornale d’Italia

El Diario Español

L’Italia dei Popolo

El Mattino d’Italia

Assalam. Periódico árabe

El Diario Siriolibanés

Skandinavien, órgano de la colectividad escandina-

va en la Argentina

Buenos Aires Herald

Argentinisches Tageblat

Le Courriére de la Plata

Lihoamerican. Primer periódico checoeslovaco en

Sud América

Di Presse

Diario Israelita

El Correo de Asturias

Argentín Djijo. Periódico japonés

O Jornal Portugués

Se detuvieron un rato para examinar las vidrieras de al-

gunas cigarrerías que exhibían toda clase de objetos de fanta-

sía fabricados con cuernos vacunos, en los que estaba escrito:

"Recuerdo de Buenos Aires". También las librerías mostra-

ban numerosas publicaciones:

La magia blanca

El arte de echar las cartas

Cómo curar la sífilis

El arte de curar por el magnetismo

Obstáculos de la voluptuosidad

Historia de la ciencia secreta

La Venus mágica - Filtros de amor

La cocina vegetariana racional

Los grandes maestros del ocultismo

El hipnotismo al alcance de todos

Vicios y costumbres sexuales

Los secretos del matrimonio

Medios de evitar el embarazo

El horóscopo

La piedra filosofal

El arte de hablar con los espíritus

Quiromancia y quirognomía

50 anni di Socialismo en Italia

La papesa Giovanna

Musolino, célebre brigante calabrese

Remedios del virtuoso Fray Anselmo publicado en 1629

El libro de los circuitos modernos

Breviario laico

Cría y aprovechamiento del cerdo - Salchichería

Máximo Gorki - La madre

Vida de Malatesta

El onanismo en el hombre y en la mujer

¿Quiere conocer la virginidad de una mujer?

Cómo curar la blenorragia

El secretario de los amantes. Modelos de cartas de

amor y pensamientos para postales

Asimismo:

"Aquí se venden las 40 cartas del Ermitaño con su

librito de instrucciones para consultar el porvenir y obte-

ner los números de la lotería, ruleta y carreras"

"Piedra imán legítima. En venta aquí"

"Compre la antigua Vela Negra Mágica"

A un costado, en otras vidrieras, aparecían tar-

jetas postales con retratos de:

Leandro N. Alem

Hipólito Yrigoyen

Benito Mussolini

Allan Kardec

Luis A. Firpo

León Tolstoi

Madre María

También fotografías de los principales edificios de Buenos Aires o paisajes del interior de la República, así como

otras con mujeres desnudas, gauchos, o indias del Chaco, éstas con el busto descubierto y en las poses más diferentes,

con la leyenda:

"Bellezas indias", "Indias lenguas en cinta", "Indias

tobas", "Chamacocos’’, "Indias paraguayas"

Más adelante cruzaron bajo nuevos letreros:

Agencia de Pasajes

Pasajes de llamada de Italia y España

Pasajes a todos los sitios de Europa, Siria y PalestinaMasas y Balas 

Vapor "Alsina"

Marsella, Génova, Nápoles, Palermo, Messina,

Trieste, Europa Central y Levante

Comodidades para 3° clase

Saldrá el 15 de Enero

"Chargeurs Reunis"

Vapor "Formosa"

Brasil, Casablanca, Lisboa, El Havre

Sobre las paredes se sucedían grandes cartelones:

Gran mitin ferroviario el Viernes 14 a las 21

En defensa de la unidad de la clase obrera

Por el mejoramiento económico de las condicio-

nes de trabajo

¡Compañero! No falte

Liga Argentina de Profilaxis Social

Conferencia

"La sífilis y su tratamiento"

Día del Kilo

Salvemos a los niños

Contribuid a la colecta de Escuelas y Patronatos

Box

Gran pelea Mocoroa-Justo Suárez

El Sábado. Entrada general $ 1,50

Al llegar a Rivadavia, el grupo dobló hacia la Plaza de Mayo y se perdió entre el tumulto de la urbe.

Dos hombres cruzaron el puente y se agregaron al tráfago de las grandes avenidas de Avellaneda, las que allí confluían entre el ir y venir de los ómnibus, camiones y tranvías. Atrás, el Riachuelo dejaba ver sus aguas pantanosas por las que pasaban lentamente, de tanto en tanto, chatas cargadas hasta el tope. Más allá el inmenso edificio del Mercado Central de

Frutos levantaba su mole roja, mientras que, por el otro lado, aparecían las instalaciones del Frigorífico "La Negra".

Diversos letreros por doquier atraían la atención:

Molino Central Avellaneda

Harinas Alianza y Central Sud

Guindado y quemada "Electra"

"La Condal". Lotería. Pavón 30

Banco de Londres y América del Sur

Los ómnibus y tranvías pasaban continuamente abarro-

tados de pasajeros:

N° 7 Puente de Barracas a Puente Brown

Ómnibus "La Nueva". Hospital Fiorito, Sarandí,

Villa Domínico

Tranvías del Puerto. Barracas, Piñeyro, Lanús Oeste.

Ómnibus "La Colorada". Villa Castellino, Cementerio,

Puente de Barracas, Avenida General Mitre,

Molinedo, Puente Alsina. Villa Pobladora a la costa

Ómnibus "El Triunfo". Gerli, Wilde, Bernal Oeste.

Villa Modelo

Villa Corina, Villa Aurora, Villa Pueyrredón, Dock

Sud, Boca

Crucecita Este, Pavón, Rivadavia, Piñeyro, Mercado

Central de Frutos

Plaza Constitución, La Plata

Puente de Barracas, Lanús, Monte Grande, Ezeiza,

Tristán Suárez, Marcos Paz, Casares, Cañuelas.


Carros cargados con grandes fardos de lana pasaban pesadamente tirados por tres o cuatro caballos. También grandes camiones blancos de los frigoríficos, llevando bien visible su nombre: "La Negra", "La Blanca" o "Wilson". Otros venían cargados con vigas de madera, con carbón, con cueros, con bolsas de harina, con cajones o con pilotes de hierro.

Asimismo circulaban camiones tanque en los que los derrames de aceite apenas permitían adivinar: Fuel Oil; o con nafta llevando claramente escrito: Y.P.F. En la esquina, la gente se amontonaba a la espera de los ómnibus y tranvías. Una larga hilera de muchachos lustrabotas se extendía en demanda de clientela, mientras entre el público los vendedores ambulantes ofrecían golosinas, cordones de zapatos o billetes de lotería.

A corta distancia se anunciaban bares automáticos y cinematógrafos.

Auto bar "Ideal"

Cine "General Roca". Hoy El prisionero de Zenda

Cine Teatro "Colonial"

Sobre las paredes, los carteles usuales:

¡Trabajadores de la Industria del Calzado!

Gran asamblea por mejores condiciones de trabajo.

Presentación del pliego de condiciones.

Federación Obrera Marítima. Por las condiciones

y sueldos del convenio de 1929. Por la indemnización

despido. Por el aporte patronal y gubernamental a la

Caja de Jubilaciones.


Más allá, dos guardias a caballo vigilaban la escena, en tanto que otros, a pie, circulaban por la esquina como una permanente exhibición de autoridad, los hombres tomaron por la Avenida Mitre donde, colocados sobre la pared o parados en medio de la vereda, apoyándose mutuamente sobre sus bordes superiores, grandes pizarrones negros atraían la atención del público. Frente a ellos, grupos de gorra y modesta vestimenta se detenían para enterarse de lo que allí estaba escrito con tiza blanca. Rostros curtidos, tajados por el sol y la lucha a brazo partido con la vida.

"La Fraternal". Agencia general de Trabajo de am-

bos sexos y todas las naciones.

"Agencia suiza de colocaciones" Bolsa de Trabajo

"La Comercial"

Largas listas llenaban los pizarrones:

Peones para quinta. No se trabaja los domingos.

F.C.O. $ 50 a 60

Peones para trabajo de vía. 3,20 por día. Cerca

Peón cocina restaurant

Cortador de ladrillos. $ 4 el mil

Mucamo para hotel. $ 45

Lavacopas para café. $ 40

Peón para juntar fruta. F.C.S. $ 50. Viaje gratis

Cocinero para almacén. Casa y comida. $ 70

Muchacho para limpieza. $ 40. Casa y comida.

Matrimonio para estancia. Las Flores. $ 100

Peones para quinta.


Los hombres entraron a uno de los locales donde largos bancos, sobre toda la extensión de la pared, se veían totalmente

ocupados por una nutrida concurrencia. Al fondo aparecía un mostrador detrás del cual varios empleados en mangas de camisa

escribían con toda atención sobre algunos pupitres. En medio de la sala muchos concurrentes circulaban sin objeto, reuniéndose a veces en un costado para conversar. Otros, recostados sobre el mostrador, hablaban con los empleados pidiendo informes. Sobre las paredes se veían dos mapas antiguos, varios avisos de la Asistencia Pública, y un retrato del general José F. Uriburu. También varios carteles con anotaciones, algunas tachadas con lápiz rojo, bajo un título que decía: 

"Pedidos de hoy’’.

Peones para levante y tapado de vía, $ 3,20 por día

Hay campamento. Comida $ 1,20. Estación G. F.

Hudson. Salen Hoy. Viaje gratis. F.C.S.

Tamberos para ir al Río Negro. A tratar

Peón isla, sin comida. $ 80

Ordeñador para tambo. Por mes $ 50. Casa y comida.

Cerca de la capital

Peón italiano para quinta, que sepa arar, $ 60. F.C.S.

De tanto en tanto sonaba el teléfono, que era atendido por alguno de los empleados en mangas de camisa, quien, a medida que hablaba, iba anotando con un lápiz sobre un cuaderno. Luego se cercaba al mostrador, dirigiéndose en voz alta a

determinados clientes, que esperaban:

–¡Peón para parrilla! En Quimes. ¡Paga bien! 45 pesos, dor-

mir en el local. ¿Quién quiere ir? ¡A ver, usted, maestro! ¡Usted,

entonces! ¡Un lindo trabajito, liviano, cerca, buen trato!

Del banco se levantaba alguno, lentamente. Hablaba un momento con el empleado. El sueldo era poco, pero, ¿qué iba a hacer?

Dejaba 3 ó 4 pesos de comisión, recibía los informes necesarios, y se iba.

Mientras tanto, los dos hombres, parados en un rincón, miraban el ir y venir de la gente y pasaban revista a todos los adornos del local, a los mapas antiguos, al papel de la pared roto, al retrato del general Uriburu, ¡qué pose militar imponente!, ¡qué bigotes!, ¡cuántas condecoraciones! Más lejos, un anuncio decía:

Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires.

Prevéngase contra el cáncer evitando y curando las en-

fermedades que facilitan su desarrollo. El cáncer se cura

si se trata en su comienzo.

Y luego aparecían más pedidos:

Peón para mercado, que sepa manejar auto (Registro

de provincia) $ 40, casa y comida

Peón para movimiento de tierra para hacer zanjas.

8 horas $ 4

Peón para islas. Hachar leña y aserrar, $ 55 por mes.


A un costado otros dos, que también esperaban, discutían y podía oírse una que otra palabra suelta:

–¡Puerco Mussolini! ... La crisis avanza... Los sueldos son menores...

Otro estaba leyendo un diario donde se destacaban los títulos:

"MacDonald mediará en el paro decretado por

150.000 mineros en Gales del Sur"

"Se confirma que la huelga en la zona carbonífera

del Ruhr ha sido fomentada por los comunistas"

"Cincuenta mil personas han desfilado por la capi-

lla ardiente del mariscal Joffre"

"Sigue la lucha entre birmanos y chinos en Rangoon"

"Las elecciones se desarrollaron con orden en Bolivia"

"El tenor Tito Schipa participará en la próxima  temporada del Colón"

Los hombres retornaron a pasar la vista por el local, indiferentes al continuo entrar y salir de nuevas caras curtidas y manos callosas. El calor y las moscas se hacían insoportables. Aquel mapa de la República Argentina llevaba una fecha: 1906; el papel de la pared, que estaba roto, se estaba despegando; el retrato del general Uriburu, ¡qué imponencia militar!, ¡qué bigotes!, ¡cuántas condecoraciones!, otra vez los miraba.

Las anotaciones en el pizarrón mostraban más pedidos:

Peones para trabajos de vía. $ 3,50 por día. Estación 25

de Mayo. F.C.S. Salen mañana con viaje gratis. Faltan cinco

Carrero para carbonería, $ 50

Braceros para el Chaco. Viaje gratis

Esquiladores para la Patagonia. A tratar

De tanto en tanto el teléfono volvía a sonar con insistencia. Y nuevamente el empleado se acercaba al mostrador.

–¡Un lindo trabajito, liviano, buen trato, paga bien! ¡A ver, maestro! ¿Quién quiere ir?

Alguno se levantaba, iniciando nuevas conversaciones para ampliar detalles. Y, apenas se ponía de pie, otro se apresuraba a ocupar su sitio.

(...)



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