El poeta Mario Trejo, una de las voces mayores de la literatura argentina que atravesó distintas épocas de la producción poética hispanoamericana, murió el domingo por la noche a los 86 años.
por Jorge Boccanera / Telam
Trejo, nacido en Buenos Aires en 1926, fue también un personaje irreverente, irónico, provocador, que hizo de la insolencia y la rebeldía un camino de vida fogoneado por un espíritu siempre joven y alerta, tan presto al diálogo como al debate.
En ese sentido, para nada resulta extraño que su último libro aparecido hace dos años, "Los pájaros perdidos", sea un conjunto de poemas amorosos que resuman erotismo -en una de sus imágenes, escribe: "Y entre los labios de la noche/ Espía el número del sexo"- por medio de un lenguaje que alterna el coloquio urbano, los paisajes oníricos y un aire de crónica.
El itinerario del Trejo trasgresor lo ubica en el cruce entre los poetas reunidos alrededor de la revista surrealista "Letra y Línea", los "invencionistas" nucleados en la revista "Poesía Buenos Aires", los artistas del Instituto Di Tella y los "concretistas" brasileños.
Iniciada en 1946 con el libro "Celdas de la Sangre" su obra se continúa con los títulos "El uso de la palabra", Premiado en 1964 con el Casa de las Américas de Cuba - un libro aumentado y reeditado en diversos países- y su "Antología Poética" editada en 2006 por el Fondo Nacional de las Artes.
El Trejo escritor y personaje de la bohemia, se desdobla además en el poeta de canciones, el dramaturgo, el actor y el periodista.
Los Campeones de la noche
por Mario Trejo
Ninguna ley tengo para ofrecer
ninguna profecía
salvo la muerte y las revoluciones victoriosas
Dejemos entonces al guerrero en paz
y a los hermanos rotos en medio del camino
Pasemos al sacrificio
La ceremonia está servida:
abrazos celebrados detrás de la ciudad
besos en andenes movedizos
mudas consignas en salas de espera
y a veces ni un guiño
nada para despistar
nada para sobreentender
sólo los ojos lacios como en mesa de póker
Ya no podremos ser los elegidos por el sol
os cachorros feroces que asombrarían al mundo
Apenas si hemos nacido sin querer
viejos desconocidos a quienes llamo mis amigos
perdidos en el trasbordo y sin saber qué tren tomar!
Pero mis compatriotas juegan a dormir y a
olvidarse de todo
Borrachos que invocan a Dios como a una deuda de juego
soldados que hacen patria en los umbrales
álidos maricas dispuestos a fingir hasta el alba
parejas para las que ha terminado sin gloria
esta noche en la que tanto creyeron
y también el húmedo insomne
que mueve sus ojos desde el hospital
acechando el ruido de los libres
aullando por la droga que le traerá el olvido
el negro paraíso que es dormir una noche
Y aquí
en el centro de la ciudad
las tiernas actrices leen su nombre en el diario
y los tenebrosos también quieren saber
qué pasa en el mundo
mientras los coches llevan solitarias parejas
y todos tanteamos una cama y un nuevo sueño
y la mañana viene trayendo la luz y la paz
pero no para todos
apenas para nosotros
los ganadores
los verdaderos campeones de la noche.
A paco y Juan, indudablemente. .
Los textos de Trejo
De sus textos llevados a la canción destacan las letras de "La tristeza y el mar"con música de Waldo de los Ríos y los temas "Escándalos privados" y "Los pájaros perdidos", musicalizados ambas por Astor Piazzolla.
"Los pájaros perdidos", sin duda el tema que alcanzó mayor popularidad, sería interpretado por cantantes de la talla de Susana Rinaldi, Julia Zenko y Amelita Baltar, con versiones además al griego y japonés.
Entre otros artistas que grabaron temas de Trejos figuran la cantante italiana Milva, la norteamericana Jeanne Lee y el trompetista italiano Enrico Rava.
Ubicado en las corrientes teatrales de los años `60, escribió las piezas "El ángel rojo", "Libertad y otras intoxicaciones" -estrenada en 1967 en el marco del Instituto Di Tell- y "No hay piedad para Hamlet", en coautoría con el escritor Alberto Vanasco y con música de Enrique Villegas, y galardonada con el Premio Municipal de Teatro y el Premio Florencio Sánchez.
El poeta también se prodigó en trabajos para cine y televisión. Para la pantalla grande fue autor de los guiones de los filmes "Desarraigo" y "El final"; además de escribir en 1965 junto al director italiano Bertoluci "Kill me Future", una obra "fanta-político posnuclear"que no llega a filmarse.
Intervino además en 1965 como actor protagónico en el tercer episodio del documental "La vía del petróleo", del mismo Bertolucci.
En televisión intervino en los ciclos "Desnuda Buenos Aires" e "Historias de jóvenes", ciclo en el que colaborarían además los escritores David Viñas, Francisco Urondo y Osvaldo Dragún, y que obtuviera el Premio Martín Fierro en 1959.
El Trejo viajero se junta con el Trejo periodista que escribe sus crónicas desde Egipto, El Líbano, Siria, Chile y otras partes del mundo, mientras va entrevistando a personalidades de la cultura y la política internacional como Jorge Luis Borges, Ernesto Guevara, Yasser Arafat, Salvador Allende y, entre otros muchos, Ben Gurión.
Se había iniciado en el diario La Prensa, para colaborar luego en diversos medios que sentaron las bases del periodismo moderno en Argentina como las revistas Confirmado -en la que tuvo a su cargo la sección literaria- y Primera Plana en cuyas páginas dirigió la sección de Artes y Espectáculos.
El narrador Guillermo Saccomano, no ha dudado en calificar a Trejo como "un monstruo", un "poeta de obra solitaria (que) estuvo en todas. Mejor dicho, picó en todas y se las picó antes de que lo embalsamaran".
Outsider es la acepción que le dedica al poeta otro poeta, Jorge Madrazo: "Es un outsider de cuanto huela a lugar común, al confort de las posturas obvias y acomodaticias. Por eso suele llevar la contraria".
Uno de sus amigos más cercanos, el poeta y periodista Reynaldo Sietecase, habla de Trejo como una leyenda, un tipo especial, "un peleador, una especie de Muhamad Alí de la literatura -como lo definió un periodista-, un aventurero, un exquisito, un dandy", y sobre todo un poeta cuya obra "interpela a la estupidez, a las convenciones, a los autoritarismos".
"Sentiremos la falta de su palabra luminosa y su pensamiento crítico", señala Sietecase, quien se lamenta de que "uno de los mejores poetas argentinos" fuera "casi invisible para los medios de comunicación", y que además su obra poética -"de alta calidad, profundidad y compromiso"- no lograra la atención debida de las grandes editoriales.
"Es posible que ahora lo hagan. Esto está entre las grandes paradojas de la Argentina más ingrata".
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