miércoles, 29 de febrero de 2012

Simón Radowitzky (1891-1956)

"Mil y mil veces maldita tierra aborrecida del crimen, del sufrimiento y del sicario. Bajo el azote helado de tus huracanes gime el hombre; la angustia roe las almas de las víctimas; los abnegados, los Radowitzky, agonizan, mártires de la chusma del máuser, y, sobre el hórrido concierto de sollozos, se oye, siniestra, la carcajada del verdugo."

por Osvaldo Bayer

Así comenzaba un volante del diario anarquista La Protesta, para el 1º de Mayo de 1918, el Día de los Trabajadores. Estoy en Ushuaia, en el edificio del antiguo penal, y hablo sobre Simón Radowitzky ante una concurrencia formada principalmente por gente joven. Nunca hubiera soñado antes que iba a tener esa posibilidad. En los años setenta publiqué un libro que se titulaba Simón Radowitzky, ¿mártir o asesino?, que fue a parar a la hoguera de la dictadura de los Videla y Massera. ¿Quién era ese Simón Radowitzky que había sido una figura legendaria del movimiento obrero en las tres primeras décadas de este siglo y que había pasado veintiún años de su vida en la cárcel, la mayoría de ellos en el penal de Ushuaia, una de las páginas más negras de la historia penal del género humano de la cual tendríamos que avergonzarnos los argentinos? Y que se mantuvo no sólo durante el gobierno de los conservadores liberales sino también durante los tres gobiernos primeros del radicalismo. Los que más cantaron a Simón Radowitzky, llamado el "mártir de Ushuaia", fueron los payadores criollos en los mitines y asambleas obreras.

"Traigo aquí para Simón
este manojo de flores,
del jardín de los dolores
del alma y del corazón:
traigo para aquel varón
valiente y decidido,
este manojo que ha sido
hecho con fibras del alma,
en un momento sin calma
de rebelde convencido."

Así cantaba el payador Manlio por la década del veinte.

Es que Simón había corporizado la violencia de abajo al matar de un preciso bombazo al jefe de policía coronel Ramón L. Falcón después que éste reprimiera brutalmente la manifestación obrera del 1º de Mayo de 1909. Ese día ocurrirá la más grande tragedia obrera hasta ese momento de nuestra historia social. La policía montada al mando del comisario Jolly Medrano, después de que sonara el clarinazo de ataque ordenado por el propio coronel Falcón, se lanza sobre las columnas obreras en la Plaza Lorea. Parece una estampa de la Rusia imperial cuando los cosacos atacaban concentraciones de famélicos proletarios en San Petersburgo o en Moscú. En la historia de las represiones obreras, la del coronel Falcón quedó como una de las más cobardes y alevosas. En un primer momento se cuentan treinta y seis charcos de sangre. Para explicar el drama, el militar traerá el argumento que todavía hoy se emplea en la Argentina: le echa la culpa a los "agitadores". Seguirán días de paro general proclamado por la FORA que tendrá un desarrollo muy violento. Esos días continuará la brutal represión y se seguirán sumando los muertos. Los obreros no se rinden porque:

"Los tiempos ya terminaron
en que hubo feudales bravos
que agarraban a los esclavos
y fiero los azotaron
¡Hoy no! Ya se rebelaron,
Y ese hombre hoy, febril y ardiente
cuando ve que un prepotente
burgués quiere maltratarlo:
cara a cara ha de mirarlo,
cuerpo a cuerpo y frente a frente!"

Así fue. Ese joven judío de apenas 18 años, obrero metalúrgico, esperará al coronel Falcón y pondrá fin a la vida del orgulloso militar que era todo un símbolo para los hombres de uniforme: Falcón había sido el cadete número uno recibido en el Colegio Militar creado por Sarmiento. Simón trata de suicidarse pero es capturado, condenado a muerte y luego, como es menor de edad, a prisión perpetua a cumplir en el penal de Ushuaia, con el agravante de que cada año, en oportunidad de cumplirse cada aniversario de su atentado contra Falcón "deberá ser llevado a reclusión solitaria a pan y agua durante veinte días", como dirá la sentencia.

En la prisión, sólo comparable con la de la Isla del Diablo, Radowitzky se convertirá en el "mártir de la anarquía". Será un místico de la resistencia y del altruismo con los demás presos. Protagonizará una huida legendaria a través de los canales fueguinos hasta que es capturado por un buque de guerra chileno y entregado a los carceleros argentinos. Todos los castigos inimaginables serán entonces para él. Aunque enfermo de tuberculosis, el clima del extremo sur y el aislamiento no lo amedrentan y sigue siendo el defensor de los demás presos para quienes Simón es una personalidad mística y al que admiran casi con respeto religioso.

Sus compañeros de ideas de todo el país no lo abandonaron en ningún momento. Miles de mitines y su nombre siempre en la primera página de sus publicaciones. Hasta que en 1930, Yrigoyen firmará el indulto. Pero el gobierno radical no se aguanta al carismático atentador en territorio argentino y lo expulsa al Uruguay. Allí será detenido y poco después soportará presidio en la isla de Flores. Hasta que en 1936, ya en libertad, marchará a la Guerra Civil española a luchar contra el fascismo de Franco. Morirá en México en 1956 mientras trabajaba de obrero en una fábrica de juguetes, el mejor oficio que puede tener un ser humano.

Me paseo por las celdas del presidio de Ushuaia, cuarenta años después de la muerte del "santo de la anarquía". Los muros del oprobio. Oprobio que años después se iba a trasladar a los dominios de otros carceleros con uniforme militar: los campos de concentración de los Bussi, los Menéndez, los Camps. Pienso en estos verdugos cuando atravieso el portón de salida del ex presidio austral. Y me consuela un pensamiento que me asalta en ese momento. Esos tres jamás tuvieron juglares criollos que les cantaran. De Radowitzky quedan los recuerdos de esas coplas del auténtico pueblo:

"Simón, la fe no desmaya
y el pueblo sí que resiste
te ha de sacar, Radowitzky,
de las mazmorras de Ushuaia."

Fuente: www.elhistoriador.com.ar

1 comentario:

  1. Esta serie de notas que publicamos fueron pacientemente seleccionadas por mi amigo
    Lobo Alpha.
    Estan armadas como seguramente un cazador de la Patagonia armaba sus flechas de caza.
    Pacientemente, artesanalmente...Pero preparadas para cambiar el curso de vidas.
    Cada una sola es una flecha y juntas son un haz.

    Apuntan a conmover, antes que a reflexionar
    A sentir, antes que discutir
    A reavivar el instinto basico de rebeldia y la duda, antes que a asentar la confortable
    sensacion de la certeza.

    El objetivo es rescatar -mas alla de las figuras de Radowitzky, Durruti y Di Giovanni-
    el sentido de la utopia sin sacarlo de nuestra naturaleza humana

    Humanos somos en nuestros miedos que han de alojarse en una capa del cerebro que compartimos
    con los saurios.

    Somos uma rama de hominidos que pueden ver en conductas de chimpances y gorilas
    espejos del comportamiento humano y no sentirnos avergonzados de lo que la naturaleza
    y el tiempo han permitido que seamos

    Y alli ,en las miserias que resulta dificil reconocer , esta tambien la grandeza
    injustamente relegada

    Sea queridos lectores y compañeros , que siguen estas paginas, que estos ramilletes puedan
    producir las sensaciones vitales en la politica que el teatro o la poesia producen
    en el alma artistica de cada uno de nosotros.

    Es el intenso, deseado y subyacente sentido que tiene armar este sitio.

    Un sitio donde dos hombres entrando a la recta final, han decidido no entregarse
    como dos serviles al paso dle tiempo y de los hechos, sino a reflexionarlos.
    Han decido que hasta el final vale la pena pelear con pasion
    y hunildad y -por supuestp- con la secreta y movilizadora esperanza de dejar
    una semilla en otros como el semen ardiente de un macho joven busca prolongar su sangre.

    eBais

    ResponderEliminar