sábado, 10 de septiembre de 2011

El buen Ladron

El Lobo me cuenta como prepara el pechito de cerdo.

Lo escucho y le pregunto si después de ponerle azúcar, hierbas y limón, no ha probado agregarle caldo y Savora.

Se queda pensado y dice que lo intentara.

El pedazo de vacio esta durísimo y entonces hablamos de arte culinario para no enojarnos ni con la vaca ni con el mozo.

Mañana, por otra parte tenemos que ir La Falda y allí comeremos chivito de modo que podremos recomponernos y resarcirnos adecuadamente.

-¿Te acordás de ese dialogo que Demian tiene con Emil Sinclair a propósito de las cruces del Monte Calvario?

Lo miro con cara de asombro y le digo: -no entiendo.

-En el libro de Hesse, hay un diálogo donde Demian le explica a Sinclair su teoría sobre los dos reos que estaban con Jesús crucificados.

-Ah ¡. Si, me acuerdo vagamente. No se a que parte te referís.

-Pienso en esa reflexión de Demian, preguntando a cual de los dos reos le darías tu amistad y tu confianza. Si a aquel que se arrepiente frente a la muerte y llora como una plañidera, y es mostrado como ejemplo por la iglesia o al que se mantiene firme en lo que es y asume la muerte con la gallardia de aceptar como se ha vivido.

-Si me acuerdo, alguna vez publique una nota tomando esa idea, era sobre las teorías de los arrepentidos. Pero en todo caso arrepentirse de un error es un acto de valentía.

- Depende- me dice, mientras saca un cigarrillo que no encenderá porque se lo prohíbe la reciente ley de “Espacios Libres de Humo” que tanto agrada a los pequeño burgueses y a las compañías de seguro de vida.

-Si el arrepentimiento se produce, cuando nada podes hacer para cambiar lo hecho, para mí es pura cobardía. De nada sirve arrepentirse al borde de la muerte. Eso es parte de la filosofía judeo-cristiana que asume que así,arrepintiendose en el lecho de muerte, uno se ayuda a morir en paz.

Muerdo con fuerza el vacio para triturar esa porquería que nos han servido. Por suerte hemos pedio un Malbec que esta delicioso y hace amena la cena.

-Mira- le digo- mi punto sobre eso es que arrepentirse de los errores es un acto de valentía si , uno pasa por el dolor del error y por entender, mínimamente siquiera, a quien o a quienes se afecto con la actitud equivocada.

- Ok, señor Sinclair-me dice con sorna. -Ya me dio su opinion de buen hombre. Ahora déjeme darle la mía.

-¿De buen hombre, también?

Sonríe, con esa risa triste que no muestra los dientes.

-Ayudarse a morir en paz es una posición frente a la vida. Y yo no solo la respeto sino que la considero propia. Quisiera morir en paz. Pero eso requiere un trabajo profundo , quizás en los últimos años de la vida. Y como nadie sabe cuándo serán sus últimos años, a menos que tenga decidido suicidarse un día determinado, creo que prepararse para morir en paz es hacer ciertos cierres y ajustes de cuentas durante el fin de la madurez. Que es la etapa que nosotros atravesamos ahora.

-Bueno que dos hombres de casi sesenta años se sientan en “el fin de la madurez” parece mas bien un titulo de una propaganda de Viagra.

- Yo pienso que se debe trabajar el dolor y la pena sobre los errores cuando se esta a tiempo de cambiar. De mostrarse a sí mismo y a otros que ese cambio es vida pura.

Pienso en mis hijos y pienso en Mi Dama.

Mañana iremos a La Falda y le entregaremos el informe a Pastore. Un informe sobre políticas de promoción de Pymes en el Gran Buenos Aires.

Pastore quiere invertir en algún emprendimiento en Quilmes o Avellaneda y nuestro informe seguramente lo ayudara.

No es lo que había pensado para mi hace cuarenta años.-

Pero esa es otra historia con el Lobo Alpha.

Ebais

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